FanFIC no.46 "Nueva York II.Rob"

LOS FICS son publicados Lunes, Miércoles y Viernes en los siguientes horarios: México 12 pm, Argentina 2 am, España 7 am. Al Staff nos complace mucho que tengamos mas lectores asiduos de este gran relato escrito por nuestra talentosa Escritora Irina, de igual forma los invitamos a comentar y participar cuando lo deseen, ya que nos gusta platicar e interactuar con uds.

Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen. A partir del relato 23 aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones(Lemons). Deseo recalcar que esta historia ficticia Robsten es tal cual como la Autora considera que sucedieron los hechos y las situaciones de acuerdo a información documentada. A LAS PERSONAS IMPRESIONABLES FÁCILMENTE Y DE MENTE NO ABIERTA DEJAMOS A VUESTRA CONCIENCIA LA DECISIÓN DE LEERLO O NO. 

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FanFIC NO.46

"NUEVA YORK II.ROB"
por Irene Mendoza

NUEVA YORK II

Rob


Todo me sabe a poco tratándose de Kristen y cuando nuestros rodajes se pusieron a tope ni por las noches conseguíamos estar un rato en contacto. Así que por las noches pensaba en su cuerpo desnudo, veía su rostro en mi cabeza y me abandonaba a esas ensoñaciones tan excitantes que terminaban en el placer solitario que tan insatisfecho me dejaba. 

Me exasperaba aquella sensación de melancolía y soledad. Yo no soy bueno para estar solo, lo paso mal. Me gusta estar acompañado, rodeado de gente amiga a la que quiero, de mi familia. Con los compañeros de rodaje me llevaba bien, especialmente con Pierce Brosnam, que me trataba como a un hijo pero nada comparable a la amistad que tenía con la gente de la Saga. Quizás hubiese sido con Emilie de Ravin con la que mejor me hubiese podido llevar pero no estaba pasando por un buen momento personal, debido a su divorcio. Así que decididamente era la niña que hacía de mi hermanita pequeña la que más compañía me hacía.

A Kristen no le conté nada de mi herida durante el rodaje en las calles de N.Y. No estaba a lo que debía y me hice daño en la cara pero lo aprovecharon para no tener que maquillarme tanto. Estuve unos días sin poderme conectar con la webcam así que Kristen no se enteró y evité que se preocupara.

 

En resumen, todo era trabajo - hotel, hotel – trabajo. Kristen al menos estaba en su casa con su familia. Me quejé a ella amargamente una noche tras varios días sin poder vernos por el portátil. Con ella siempre era muy fácil sincerarse.

- No seas llorón Rob. Ya han pasado tres semanas. Además, me encantan tus mensajes.

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- Pues a mí se me está haciendo eterno – resoplé.

- No estés mal, por favor. Me pone triste que tú lo estés. Tú eres muy alegre.

- No es tristeza es… es nostalgia – suspiró -. Perdona, preciosa pero ya sabes que yo tengo que soltar las cosas. No quería preocuparte.

- Lo sé cariño. No te preocupes. El Comic – Con está a la vuelta de la esquina. Bueno, que, ¿estás conociendo N. Y. al menos?

- ¡Qué va, muy poco! He de reconocer que me encanta esta ciudad pero no puedo dar un paso sin que me asalte una horda de chicas. 

Me encierro en el hotel para no variar. Los primeros días de rodaje en la calle fueron de locos. Nadie se esperaba esto. Me los pasé pidiendo disculpas por la de veces que tuvimos que parar el rodaje porque los gritos no nos dejaban continuar. No tengo con quien salir y francamente, con Nick no voy a salir de bares, aunque sea un buen tipo. Sería como salir con mi madre. No bebas, cuida tu imagen, esto, lo otro…

- Siento haber estado tan ocupada estos días. Casi no paso por casa y las grabaciones con la música se han complicado – se disculpó con tristeza -. Echo de menos nuestras… “conversaciones” telefónicas.

- Yo también, preciosa. Muchísimo – susurré.

De repente, sin avisar, se quitó mi camiseta delante de la pantalla, mirándome con deseo. Me quedé con la boca abierta, admirando su cuerpo, sus preciosos senos, sus hombros, su cintura…

- Esto es para que no me eches tanto de menos – susurró con voz provocativa.

- ¡Oh, creo que va a ser mucho mejor que el teléfono, amor! – jadeé muerto de deseo.

También yo me quité la camiseta que llevaba y me solté los pantalones. Oí su risa desde el ordenador mientras me los quitaba.

Esa noche di gracias al cielo por vivir en el siglo XXI y poder “disfrutar” de la tecnología.

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Llegó mi primer día libre después de más de tres semanas pero a pesar de desearlo con toda mi alma no podía cruzarme el país de costa a costa para estar con Kristen. Se me pasó por la cabeza pero hasta yo mismo reconocí que era una verdadera locura.

Esa mañana desperté en mi habitación, casi a la tarde, desorientado, pensando que estaba en L. A. en la cama con Kristen. Estiré mi brazo creyendo que la encontraría a mi lado, que la tocaría e instantáneamente haríamos lo de siempre, rodar sobre el colchón al encuentro del otro para, casi dormidos aun, hacer el amor muy lento. Me encantaba ese momento con Kristen. Pero la cama estaba vacía y fría. Gruñí desperezándome, intentando recordar donde diablos estaba. <<Sí, estás en N. Y., solo y tienes el día libre pero no puedes hacer nada porque donde quiera que vayas serás acosado por cientos de mujeres>>. Desquiciado me levanté y salí a la terraza a fumar, no sin antes otear a mi alrededor por si acaso a algún jodido paparazzi se le había ocurrido colgarse de alguna azotea para sacarme una vergonzosa foto en calzoncillos. 

De pronto llamaron al teléfono. Era de recepción, tenía una visita, un amigo me esperaba. <<Pues que suba, gracias>>, dije bostezando. <<¿Un amigo? Ninguno de los míos me había llamado desde mi cumpleaños y la verdad, estaba un poco mosqueado con ellos por no dar señales de vida. También les echaba de menos. Luego mi paranoia particular hizo acto de presencia y me imaginé que podía ser algún fan enojado porque no le firmé en el culo y quería asesinarme con “El guardian entre el centeno” bajo el brazo, como a Lennon.

John Lennon, eso me hizo pensar en Kristen. <<Le encanta Lennon y estoy en N. Y. cerca de Central Park. ¡Puff, estás idiota, Rob. Necesitas café y… y a Kristen>>, pensé intentando despistar mi melancolía.

Llamaron a la puerta y ni me había vestido. Abrí, resignado a morir de un disparo allí mismo y ahí estaba Tom, el bueno de Tom Sturridge con una mochila en el hombro.

- ¡Tom, joder! ¿Pero qué cojones…? ¡Tío cómo me alegro de verte! – dije dándole un fuerte abrazo.

- Así que era verdad, estás desesperado – rió -. Kristen me llamó y me preguntó a ver si no estaba muy ocupado como para venir a hacerte una visita. Dice que estás un poco triste. 

- ¿Kristen? Esta chica me mata, te lo juro. Es genial, siempre – sonreí emocionado.

- ¡Ah, el amor! – rió Tom dándome una fuerte palmada en la espalda.

- Anda pasa, pasa – reí.

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Esa noche salí con Tom de copas, no sin antes llamar a Kristen para agradecerle la sorpresa y decirle que la amaba, muchísimo. 

- Bueno, ¿y cuándo me vas a presentar a esa rubita australiana con la que trabajas? – preguntó Tom. No había cambiado. 

- ¿A Emilie? No creo que tenga ganas de rollos Tom, se está divorciando. 

- Por eso mismo, yo le presto mi hombro para que pueda llorar en el.

- Tu siempre tan caballero – sonreí.

- Se la presenté pero era lo que yo decía, Emilie no estaba para tener nada con nadie. Eso sí, los tres nos pillamos una buena tajada.

La borrachera fue para ahogar las penas en el caso de Emilie y para no echar tanto de menos a Kristen en mi caso. En el de Tom no sé porque fue. Probablemente por no dejarnos beber solos.

Al día siguiente toda la prensa amarilla aireaba mi presunta relación con Emilie de Ravin. Ni corto ni perezoso llamé a Kristen y se lo conté yo antes de que lo leyese por ahí. Para mi alivio se lo tomó a broma.

- Sí, de mi dicen por aquí que estoy embarazada. Ahora añadirán que es tuyo y que me has dejado por Emilie – dijo sarcástica.

- ¿Embarazada? ¿Cómo? ¡Si llevo un mes sin poder tocarte! – reí -. ¿Por qué?

- Bueno, la verdad es que el pantalón no me ata como es debido. Estoy echando culo. Es por la dichosa píldora, me hincha como un globo.

Me eché a reír con sus ocurrencias.

- No me importa que eches culo, amor. Me encanta tu culo, ya lo sabes.

- Sí, don pervertido – rió -. ¿Y Tom?

- Tom quería rollo con Emilie pero todo se quedó en borrachera, ya sabes que le gustan las rubias. Se va dentro de unos días, tiene trabajo en Londres – suspiré -. Otra vez solito.

- ¡Pobrecito mío! – bromeó Kristen -. Yo también te echo mucho de menos pero el Comic Con es dentro de poco. Solo dos semanas más, Rob.

- Es una eternidad para mí – dije poniéndome dramático. Yo tenía tres días libres para el 4 de julio pero al parecer Kristen no y no quise hablar de ello.

- Para mí también – dijo con tristeza.

- Eh, no te pongas triste, preciosa. Nos queda el portátil y nuestro querido teléfono. 

- Sí, lo sé – susurró -. Llámame esta noche ¿vale? – dijo con voz sexy.

...Continuará...