FanFIC no.140 'Preparativos. Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

NOTA: ESTE FIC IRINA SE PUBLICA LUNES Y JUEVES

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

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FanFIC no.140

"PREPARATIVOS. ROB"
Imágenes: Elena

Ya habíamos tenido una boda en el set pero más bien había sido una especie de ceremonia gore sin la liturgia propia de ese rito. Habíamos recreado el sueño tan terrorífico que Bella tiene justo antes de casarse. Rodarlo no fue muy complicado, casi todo había sido añadido de forma digital y ninguno de los dos nos habíamos tomado muy en serio esa ´´boda´´.

Ahora íbamos a celebrar ´´la de verdad´´. Una boda con cura y todo, o al menos, eso me habían dicho.

El 30 y 31 de marzo llegaban los ´´humanos´´ a Vancouver. Apenas dos semanas más y todo habría acabado. Stephenie también regresó al set y todos los demás actores que formaban parte de las escenas de invitados a la ceremonia.

Del 5 al 7 de abril comenzaron los preparativos en los alrededores de Squamish. Nos alojamos en un nuevo apartamento en el Executive Suite. Las grabaciones se iban a realizar en exteriores, en algún lugar entre Furry Creek, Paradise Valley y Shannon Falls. No hacía más que llover y se estaba produciendo el deshielo que anunciaba la primavera. Todo era tan secreto que a día de hoy nadie sabe el punto exacto donde se filmó la ceremonia. Solo recuerdo que fue en el claro de un bosque y que cerca había un río.

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Yo estaba más preocupado por qué regalarle a Kristen en su 21 cumpleaños que en todo lo demás. Siempre habíamos celebrado esa fecha juntos, desde el 2008 y en dos ocasiones había sido durante el rodaje de la Saga. Esta iba a ser la tercera. 

Sam, mi amigo Sam Bradley, vino a Vancouver a hacernos una visita. Iba a dar una serie de conciertos en pequeñas salas del Oeste de Canadá y me alegré mucho de verle. Echaba de menos a mis amigos. Tom estaba en esa etapa de las relaciones en que te olvidas del resto de mundo y apenas habíamos hablado un par de veces desde fin de año y por teléfono. Parecía que lo suyo con Sienna iba viento en popa. Y de los demás poco más sabía. Esperaba poder verlos tras terminar de grabar Cosmopolis en Toronto, para el verano, aunque con este trabajo nunca se sabe. Además teníamos que inaugurar mi nueva casa de Los Feliz con una gran fiesta, antes de que Kristen se fuese a rodar a Inglaterra.

Sam y yo fuimos a cenar a Vancouver y Kristen se quedó en Squamish. Noche de chicos, dijo ella. Fue una noche en la que no paramos de charlar de música y fue genial. Echaba de menos la música, componer, tocar. Yo tenía también algunas letras y me ofrecía mostrárselas. 

Con mis amigos no hay problema. Sam y Marcus saben que estoy dispuesto a colaborar con ellos en cualquier cosa si se trata de música. Aunque ahora era mucho más difícil y eso me apena. Ellos saben que soy generoso con los míos. 

Entre cerveza y cerveza Sam me comentó que estaba preparando algunas nuevas canciones para el siguiente álbum y que necesitaba una voz femenina para los coros pero que no sabía cómo iba a resultar porque era la primera vez que componía algo así.

Pensé en ella inmediatamente, en Kristen. Ella es una de las personas más generosas que he conocido. Nunca pide nada a cambio. A veces pienso que es incluso demasiado desprendida con la gente, tanto si les conoce bien como si no, y que muchas personas que tiene alrededor se aprovechan. Yo se lo he dicho en alguna ocasión pero no le sienta bien, se enfada. Creo que en el fondo es algo ingenua y piensa que todo el mundo viene con buenas intenciones y sin interés alguno pero no es así. 

Yo de Sam, Marcus, de Tom y sus hermanos y de Bobby me fío. De Nettie y Michaela también y como no de Taylor Lautner, que aunque no es mi amigo íntimo sabe muchísimas cosas de nosotros dos pero es todo un señor y nunca dirá nada. No es que los demás compañeros no lo sean pero con Taylor tengo la intuición de que realmente nos quiere a Kristen y a mí, que le importamos. Kristen siempre ha confiado en él, desde el principio y yo también, pongo la mano en el fuego por Taylor. Es un tipo discreto donde los haya. Buena gente.

Pero nunca confundo el buen rollo con la verdadera amistad. Como no soy de amores superficiales tampoco lo soy de amistades superficiales. Prefiero tener 10 amigos leales que 500 conocidos que me vayan a vender en cuanto les ofrezcan un poco de dinero por una foto. Como prefiero estar con una chica 10 años que 10 minutos. 

Y eso, aquí en Hollywood ocurre mucho. Lo he visto con mis propios ojos. He visto como la gente vende a su madre por unos dólares. Puedo pasármelo bien, de copas y de fiesta con un montón de gente pero cuando tengo un problema sé a quién acudir.

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- ¿Y por qué no le pides a Kristen que cante algunos coros? Como un ensayo. Ella lo haría encantada y canta muy bien – le dije.

- ¿Tú crees? – preguntó Sam.

- Estoy seguro. Anda vamos a Squamish y se lo pedimos.

Así lo hicimos y como yo decía, enseguida respondió que sí y bromeó con que no iba a cobrar absolutamente nada. 

- Eres amigo de Rob y creo que mío también, Sam. Así te considero al menos. Lo haré encantada pero no me hagas salir al escenario – rió negando con la cabeza.

- No, en esta gira no te necesito – bromeó Sam -. Quiero saber cómo suenan estas nuevas melodías con un fondo de voz femenina. No sé si funcionaran. En realidad están sin pulir y son para el próximo disco.

- Bien, pues vamos allá. Pero Rob tiene que acompañarnos o no hay trato, que hace mucho que no canta nada. Y es un desperdicio.

- Es verdad, Kristen tiene razón. Tienes buena voz, tío.

- Ya, pero no puedo hacer eso más. Ya no. Sería un jodido caos. Habría avalanchas y suicidios, como con Justin Bieber – bromeé.

Quise quitarle seriedad al asunto pero era lo mismo que pretender ir a ver una película a una sala de cine. Imposible.

Asintieron los dos. Kristen me miró con ternura. Ella lo entendía perfectamente, más que nadie.

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Sam comenzó a tocar la guitarra, primero con la melodía y luego Kristen le acompañó con los coros que él le había dado. Yo les seguí con mi guitarra escuchando embelesado la bonita y dulce voz de mi chica, algo ronca, aterciopelada, sensual, de las que no son para opera pero que te ponen la carne de gallina.

Al terminar estaba claro que las letras funcionaban con la música y con esa excitante voz de Kristen como coro. Sam estaba muy agradecido.

- Pues muchas gracias, a los dos – dijo dándonos un abrazo -. Te debo una Kristen.

- ¡Anda, vete por ahí! – le dijo dándole un codazo de los suyos.

- Bueno, ¿y cuándo es ese famoso bodorrio de película?

- En una semana comenzamos a rodar – asintió Kristen.

- Están con los preparativos – dije yo.

- No me puedo quedar pero si va a haber despedida de soltero haría un esfuerzo – bromeó Sam.

- Los vampiros no hacen despedidas de soltero – dijo Kristen con rotundidad.

- ¿Ah, no? – pregunté en plan de broma.

- No lo creo – añadió muy segura de lo que decía.

- No, yo tampoco lo creo – dije pensándolo mejor.

- Sería una despedida muy rara ¿verdad? – dijo.

- Sí, sin tarta, con un oso como postre… 

- Tampoco creo que Bella hiciese una despedida de soltera. No le pega nada – pensó en voz alta.

- Sí, además Bella no tiene amigas – añadí.

- ¡Sí que las tiene! – refunfuñó Kristen.

- ¿Alice? Es más bien… un hada madrina o algo así.

- ¡Edward sí que no tiene amigos!

- Hay te doy la razón – asentí.

De pronto dejamos de hablar abandonando nuestra burbuja particular y miramos a Sam que nos observaba alucinado, sin poder dar crédito a aquella conversación tan surrealista. 

- Estáis metido en el papel, ¿eh? – sonrió dándole un trago a la cerveza.

Ambos asentimos algo avergonzados.

- ¡Ah! por cierto Marcus va a hacer un vídeo musical y no encuentra a su musa. Creo que deberías prestarle a Kristen – dijo Sam.

- ¿A Marcus? ¿A semejante tipo? ¡Ni hablar! – reí a carcajadas

- ¿Y mi opinión no cuenta, capullos? – se quejó Kristen.

- Claro que cuenta, nena – dije dándole un beso.

- Pues ya estáis llamando a Marcus.

Y nos echamos a reír.

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Recuerdo que a la mañana siguiente, al despertar, la luz que llegaba del exterior era extrañamente blanca. Me levanté y miré por la ventana. Había caído una nevada impresionante y todo estaba blanco. Horas más tarde, alguien en el set dijo que era la última nevada del invierno y que la primavera, tan esperada en Canadá, no tardaría en hacer acto de presencia.

Kristen me siguió y juntos, y aun somnolientos, nos asomamos a la ventana a contemplar los postreros colores del invierno. Nos miramos con una sonrisa cómplice y no tuvimos ninguna duda de lo que queríamos hacer.

Tras ponernos ropa de abrigo salimos al exterior a ver la límpida mañana, con su intenso cielo azul cian y el frío cortándonos la cara. Comenzamos a tirarnos bolas de nieve como dos críos, persiguiéndonos, corriendo, hasta que yo alcancé a Kristen, resbalamos y caímos hundiéndonos sobre la esponjosa nieve recién caída, yo encima de ella, riéndonos sin parar.

Nos besamos. Los labios nos ardían pero teníamos la cara helada. Pequeñas gotitas de hielo descansaban sobre sus pestañas y sus cejas. Estaba preciosa con un gorrito que se había quedado para ella, del rodaje de Eclipse, con las mejillas encendidas, respirando sofocada.

- Estás… - susurré.

- ¿Qué? – sonrió conmigo aun encima.

- Estás guapísima, ¿lo sabías? Eres preciosa – sonreí.

Ella negó con la cabeza y me besó con ternura, en un beso suave y lento, lleno de amor.

Sabía que ella no se veía así pero no me importaba, nunca me importó. Como si tenía que repetírselo un millón de veces o dos hasta que se lo creyese, daba igual.

- Anda, vamos a desayunar – dijo Kristen.

- Sí, tengo hambre – dije yo levantándome -. Pero primero me vas a dejar quitarte esa ropa mojada.

- De acuerdo – sonrió con picardía.

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Sam me dio la idea para el regalo de Kristen antes de marcharse. ´´Hazle una canción, solo para ella. Una que jamás compartirías con nadie más. Ni aunque estuvieses arruinado y fuese lo único que te quedase para poder vender en ´´eBay´´, me dijo.

Y eso hice, le compuse la canción más sincera que he escrito en mi vida. Solo para ella y jamás la verán ni escuchará nadie más que ella. Tengo su palabra.

...CONTINUARA...