FanFIC no. 9 "Festival de Roma IV.Rob + Kristen" *****

Por razones de la PROPIEDAD INTELECTUAL DEL AUTOR: Irene Mendoza dicho Fic comenzara a publicarse en este Blog a partir del Numero 9. Todo el contenido que en el exista pertenece únicamente a su autor. Relato basado en una Historia de Dominio Público.

Chicas a mi parecer este es el mejor FIC que haya leído de Irina hasta el momento, se que les gustará, contado por Rob y por Kristen en otro momento... y me imagino que les pasara como a mi, las dejara flotando.. jeje

Si les gusto les pido que por favor nos lo comenten.

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A petición de algunas chicas del Blog he regresado el Fic a Texto, disfrútenlo.

FESTIVAL DE ROMA IV

Rob

El verla besándolo en los labios había sido demasiado. Una nube de rabia y desesperación nubló mi mente. No aguantaba ni un minuto más contemplando como aquel tipejo sobaba a Kristen y menos viendo como ella se dejaba gustosa. Así que me deshice de la italiana cediéndole mi taxi y salí de allí lo más rápido que pude.

Llegué al hotel y decidí hacer lo único que podía: emborracharme para no pensar en ella. En eso estaba cuando llamaron a la puerta. <<Igual es la italiana que me ha seguido. ¡Soy un perfecto imbécil! La verdad es que estaba muy buena. ¿Pero por qué me he vuelto tan gilipollas que soy incapaz de llevarme a una tía a la cama? Porque estás enamorado de ella y ella no te hace ni caso porque ya tiene novio. No espabilo, siempre me pasa igual, las que realmente me interesan no pueden ser para mí. ¡Joder! Pero esta es la última vez que…>>. Abrí la puerta y allí estaba ella, mi pequeña Kristen, hermosa y… triste.

-          Hola preciosa – dije sonriendo como un idiota.

-          ¿Estás solo? ¿Por qué no has contestado mi mensaje? – dijo enfadada.

Tuve la sensación de que parecía querer entrar o echar un vistazo a mi habitación. <<Esto es gracioso. ¡Cree que estoy con la italiana!>>. Tenía ganas de reírme. ¿Podía ser que Kristen estuviese celosa?

-          ¿Me has mandado un mensaje? Me he quedado sin batería - Parecía tan desvalida que no quise hacerme el gracioso aunque lo estaba deseando-. ¿Qué haces aquí? ¿has venido sola?

-          Estaba cansada, Mike se lo estaba pasando bien y no quería venir así que me marché.

-          Ese tío es idiota – reí.

-          No te pases Rob.

-          Yo no te hubiera dejado volver sola – dije con ternura.

No pude remediarlo y le acaricié la mejilla. Ella retiró su rostro causándome un dolor casi físico.

-          Estás borracho – dijo despectiva.

-          Aun no del todo. Lo intento desde hace un buen rato pero el minibar está bajo mínimos – reí.

Kristen no había pasado de la puerta. Me acerqué más a ella pero para mi sorpresa no se retiró. ¡Cómo la quería! La miré a los ojos y no pude esconder mi tristeza por más tiempo.

-          ¿Rob, estás bien? – preguntó.

Parecía apenada o preocupada por mí.

-          No, creo que no pero no te preocupes, lo estaré.

Me miró con tanta dulzura que me perdí en el verde de sus ojos. Me acerqué un poco más a ella y para mi sorpresa no solo no se apartó sino que continuó mirándome con ternura. De pronto acercó su rostro al mío y me dio un beso suave, deteniéndose en mi labio inferior.

Cogí su labio superior succionándolo lentamente, como hacía cuando rodábamos. Pero no estábamos delante de las cámaras, rodeados del equipo de grabación, conteniéndonos y las sensaciones que se despertaron en mi cuerpo fueron tan intensas que lo que comenzó siendo un dulce beso se convirtió en uno lleno de anhelo. Mi boca se abrió con la suya y todo el deseo que sentía por ella se derramó en aquel beso húmedo y dulce.

Tomé su rostro entre mis manos y probé su sabor con mi lengua. Una y otra vez enredó la suya con la mía, con ansia, saboreándonos con fuerza, sin parar. Nunca nos habíamos besado así, Kristen nunca se había entregado de aquella forma tan desesperada. Yo estaba a punto de perder la cordura de ganas por ella.

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Mi cuerpo comenzó a responder a su ansiosa boca, a su calor y a su respiración cada vez más agitada. Acarició mi cuello y enredó sus dedos en mi pelo haciéndome estremecer. La atraje hacia mí para que pudiera notar mi excitación y se apretó contra mi cuerpo haciéndome gemir. Al notar mi erección emitió un jadeo delicioso que me incitó aun más pero… Sí, había nacido un pero que despertó mi nublada conciencia. A esas alturas conocía bien a Kristen y sabía que después se iba a arrepentir. Esa no era su forma de actuar. Ella era reflexiva, no impulsiva y esto le haría daño y quizás me alejaría de ella en vez de acercarme. En una milésima de segundo sopesé las consecuencias y decidí.

-          Para Kristen, para… por favor – jadeé intentando separarme de su delicioso y caliente cuerpo.

Pero ella no parecía escucharme o no quería.

-          Rob… - susurró pegada a mí.

-          Sssshhh, estás enfadada con… y yo borracho, aunque no lo suficiente como para no… - apreté los dientes -. No sigas. No quiero… hacerlo mal contigo. Me importas mucho, Kristen y así no…

El rubor en sus mejillas, su temblor. <<¡Oh, dios. Me vuelve loco!>>.

-          Tu también me importas – dijo mirándome a los ojos, con sus labios húmedos entreabiertos, dispuesta.

-          Además no quiero tener que romperme la cara con tu mini guardaespaldas – dije sarcástico, sabiendo que se enfadaría -. No es mi estilo, en serio.

Se separó de mí rápidamente.

-          Tienes razón – dijo con la mirada baja y las mejillas encendidas.

¿Estaba dolida por mi rechazo, avergonzada? Me partía el alma verla así.

-          ¿Hablamos mañana? – le dije lo más dulce que pude.

-          Sí será lo mejor – dijo mirándome a los ojos de nuevo.

Pero ya no vi deseo en ellos, solo tristeza y eso me hizo sentir como si un dolor agudo me taladrara.

-          Que duermas bien, preciosa – le susurré con todo mi amor.

Asintió y se alejó sin decir una palabra y fue como si se abriese un agujero en mi pecho. Me quedé parado en el pasillo viéndola marchar hasta que oí la puerta de su habitación cerrarse. Me di la vuelta, entré, cerré la mía y me eché sobre la cama desesperado. El deseo me consumía y decidí aliviármelo yo mismo rememorando su frágil cuerpo, su boca divina, deleitándome en los detalles. Su delicioso labio superior temblando, su piel caliente estremecida, su lengua ávida de la mía.

No tardé nada y tras liberar a mi cuerpo de aquella insoportable tensión me dormí vestido, seguro de una cosa: Kristen me deseaba.

***

Kristen

Entré en la habitación desconcertada, enfadada y excitada a más no poder. <<¿Primero me seduce y luego me rechaza?¿Pero qué cojones…?>>. Pero de pronto me di cuenta de que había sido yo la que comenzó a besarlo.

Pasé la lengua por mis labios recordando su sabor, la intensidad con la que se apretó a mi cuerpo y mi desesperación por sentirle dentro de mí.

<<¿Y qué coño hago ahora? ¿Cómo sé que no es solo una fantasía que me he construido en mi cabeza, una confusión por culpa de mi personaje? ¿Y Mike?>>.

Me di un baño para relajarme pero sirvió de poco. Ya en la cama me di cuenta de que hubiese sido mejor una ducha bien fría. <<Esto no son nervios Kristen , esto es que estás… ¡Uf, cómo puede mirarme y besarme así, por dios>>.

Aun me ardían sus manos en mi cuerpo, su lengua en mi boca. El cuarto estaba a oscuras, estaba sola. A punto de comenzar a desquitarme llegó Mike. Entró al baño sigiloso pensando que yo dormía y después se acostó sin apenas levantar las sábanas. Mi cuerpo ardía, sentía tanto calor que tuve que destaparme. Mike se dio la vuelta y susurró un <<lo siento>>. No pude más. Me puse sobre él no sin antes desnudarme del todo. El intentó encender la luz pero mi mano se lo impidió.

-          No, déjala apagada – susurré.

Sus manos comenzaron a acariciar mi cintura y mi mente creyó que eran las de Rob. Surcando mi piel, haciéndome suspirar.

-          Kristen… - gimió Mike.

-          Calla, no hables, no digas nada – imploré.

No quería oírle. No quería saber que no era Rob. En vez de eso imaginé su boca, su cuerpo, sus hábiles manos y casi creí oír su voz suave y sexy susurrando, gimiendo sobre mi piel temblorosa.

***

Rob

Me levanté temprano, de buen humor y sin resaca. Me di una ducha y yo mismo puse la banda sonora. Aun con el albornoz puesto marqué su número dispuesto a invitarla a desayunar o a comer o a cenar, lo que fuese. Daba por hecho que el fulano estaría resacoso y como un tronco. Apagado o fuera de cobertura. Me vestí y volví a intentarlo. <<Nada. Kristen estará durmiendo todavía>>. Esperé mientras recogía mis cosas para el vuelo de la tarde y volví a llamar. Esta vez lo tenía encendido pero no contestó. Lo intenté hasta un total de diez veces. Fue en la onceava llamada cuando lo apagó.

Bajé a desayunar y me encontré con Catherine que ya dejaba el hotel.

-          Hola Robert. Esto de Roma ha sido increíble ¿verdad? ¡Cómo te gritaban las chicas! Vete preparándote para la super promoción que se avecina.

-          Sí, increíble – dije sin emoción – Por cierto, ¿has visto a Kristen?

-          Sí, ya ha dejado el hotel. Salió temprano con Mike. Querían ver un poco Roma antes de coger el avión a L.A.

-          Ya, entiendo – dije furioso.

De pronto me sentí un perfecto imbécil. Tanto preocuparme por no herirla, por sus sentimientos… <<¿Qué putos sentimientos? Si parece que no los tiene. ¿Y los míos?>>. Catherine me miró muy seria.

-          Rob, Kristen es muy joven y me temo que está algo confundida. Digamos que… la has deslumbrado.

-          No sé quien ha deslumbrado a quien – quise sonreír pero no pude.

-          Es una gran chica y Mike también es un buen chico, le conozco.

-          ¿Te ha pedido ella que me digas esto? – pregunté rabioso.

-          No, pero se avecina mucho trabajo y no quiero que nada vaya a pasaros factura. Aparca todo eso que sientes por un tiempo. Te aprecio y te lo digo por tu bien.

-          Gracias Catherine, gracias por el consejo.

<<Pero no pienso seguirlo>>. Nos despedimos con un abrazo. Pronto comenzaría la cuenta atrás para el estreno mundial de Crepúsculo y Kristen no iba a tener más remedio que hablar conmigo.

***

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Continará.. el Viernes

Agradeceremos sus comentarios. Irina,Queenmary y Elena