FanFIC no. 58 "Fiebre.Rob"

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina

MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     * * * * NUEVO * * * * 

JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

Para leer anteriores Fics de IRINA (del 1 al 57) clic ---> AQUI

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * 

FanFIC no. 58

"FIEBRE.ROB"

por IRINA (Irene Mendoza)

El 13 de septiembre, pocos días después del desagradable incidente tras el concierto de Bobby, tuvimos que hacer un viaje relámpago a L. A. para los MTV Video Music Awards 2009 junto con Taylor. 

Allí se promocionó el tercer tráiler de Luna Nueva y que mejor reclamo que nosotros tres. 

No pudimos ni pasar la noche en la ciudad porque nuestro querido director y mi compatriota nos obligó a regresar para grabar la famosa escena de la tienda de campaña. 

Kristen se puso enferma al volver y el bruto de Slade le dijo que tenía que seguir trabajando, que retrasaba el rodaje. Y ella, que lo último que quería era hacerse la victima tuvo que grabar la escena dentro de la tienda de campaña con fiebre y vomitando. Taylor y yo solo podíamos intentar acercarle un cubo cuando le entraban las nauseas.

No hizo falta decirle nada a Godfrey, era un tipo comprensivo y se dio cuenta de que Slade se había pasado. Además, a Stephenie, que deambulaba por el set y también ponía la pasta, no le gustó su despotismo. A Slade le quedó claro enseguida que el solo era un asalariado más. 

---------- 

Kristen pudo por fin descansar. Ese fin de semana vino el médico a verla porque tenía fiebre alta y yo aproveché y me quedé con ella en el hotel, cuidándola. 

- ¿Sigues con fiebre? – dije poniendo mi mano sobre su frente. Ardía. 

- Eso me temo – dijo sin apenas abrir los ojos. 

- Maldita gripe – musité preocupado. 

- ¿Eso es lo que ha dicho el médico que tengo? 

- Sí, amor. Tómate la aspirina – dije tendiéndosela con un vaso de agua. 

- Tengo sed y calor. ¿Cuánto he dormido? Kristen apuró el vaso de un trago. Tenía la frente y el escote perlado de sudor. 

- Unas doce horas - tomé su mano y se la besé -. Espera, ahora vengo. 

Fui al baño y mojé una toalla de manos con aquella agua canadiense heladora que salía del grifo del lavabo, la escurrí y volví al lado de Kristen. 

- ¡Ah, qué frío! – dijo al sentir la toalla sobre su frente. 

- Es para bajarte la temperatura más rápido. Estás ardiendo, cariño. Esto te aliviará. Mi madre me lo hacía de pequeño cuando tenía mucha fiebre. 

- Gracias Rob. Eres un encanto ¿lo sabías? – dijo mirándome con sus hermosos ojazos brillantes y febriles. 

- Me lo han dicho alguna vez – sonreí acariciando su cara sofocada -. Estás preciosa hasta con fiebre. 

- Me encuentro mejor que ayer, a pesar de la fiebre. Ya no siento el estómago como una batidora – dijo sonriendo casi sin fuerzas -. Me ha sentado bien esa sopa que me has traído. 

- Me alegro, mi vida – dije dándole un suave beso en los labios. 

- Te voy a contagiar, Rob – susurró. 

- No me importa. Amo tus virus y tus bacterias – dije besando su frente, su nariz, sus mejillas – Además, llevo todo el fin de semana cuidándote y he dormido contigo así que… estoy más que contagiado. 

Me miró sonriendo y acarició mi pecho sobre la camiseta. Después de todo un fin de semana sin sexo, tres días para ser exacto, solo ese roce y sus ojos verdes clavados en los míos bastaron para declarar un verdadero incendio en mi cuerpo.

Dar clic en 'MAS INFORMACION' para seguir leyendo el fic 58

- Me… encanta como te quedan las camisetas blancas de cuello pico – dijo metiendo su mano bajo la camiseta.

- No hagas eso – suspiré sin poder evitarlo.

- ¿Por qué? – susurró enredando sus deditos en el vello de mi vientre. 

- Porque estás débil y… 

- ¿Y? – sonrió con las mejillas encendidas. 

- Y te vas a cansar y… y te va a subir la fiebre. 

- ¿Ah, sí? – dijo susurrando, sonriendo y mordiéndose el labio para provocarme -. Quiero cansarme. 

Metió su mano en mi bragueta y ansiosa, acaricio mi incipiente erección. 

- No, no mi vida, necesitas reposo – dije intentando resistirme. 

- Te necesito a ti. Cúrame – jadeo con su ojos brillando sensuales. 

Negué con la cabeza y sonreí cediendo, vencido, dejando que me soltara los pantalones. 

- ¿Dónde te duele, amor? 

- Aquí - dijo poniendo mi mano sobre su pecho. 

- A ver… - susurré besando su pecho. 

- Y aquí - susurró en mi oreja. 

Levante la cabeza de su precioso escote y vi como subía su camiseta y señalaba su ombligo. Fui bajando mis labios por su cintura hasta besar su vientre redondo y cálido. Suspiró lentamente y mi cuerpo tembló de deseo. Noté como mi erección crecía contra las sábanas. 

- Esto no está bien… estás enferma – dije aspirando el aroma de su suave piel. 

- Aun me duele – jadeó débilmente. 

- ¿Dónde, amor? Dime dónde – susurré. 

- Más… abajo. 

- ¿Aquí? – dije restregando mi nariz sobre su blando pubis. 

- Casi ahí… sí. 

Me quité la camiseta para ponerme sobre ella con sumo cuidado y me deslice entre sus muslos mientras ella me bajaba del todo los pantalones junto con mis bóxers. La fui desnudando con delicadeza, dándole pequeños besos por todo su cuerpo. Su pequeño cuerpo ardía pero el mío también, anticipando las dulces sensaciones, la blandura, la suavidad y el placer. 

- ¿Estás bien? – jadeé. 

- Sí, no te pares. Sigue – imploró. 

Acaricié la parte interna de sus muslos, casi rozándolos tan solo e instantáneamente su piel se erizó de placer. Deslicé mis manos por sus piernas, detrás de las rodillas, depositando un sinfín de besos en ellas, alcancé su sexo y lo toqué con mimo, apretando su clítoris entre mis dedos, con cuidado, excitándola sin prisa. Toqué sus pechos temblorosos y agitados por su respiración acelerada, urgente. Kristen se revolvió, ansiosa por que la penetrara. 

- Tengo tantas ganas… - jadeó. 

- Y yo de ti, amor. 

Seguí recorriendo todo su cuerpo sin despegar mis labios de su piel ardiente, haciéndola gemir y suavemente la penetré sin apenas esfuerzo. Cerró los ojos y arqueo el cuerpo acoplándose a mí. Comencé a moverme intentando no ser demasiado brusco pero Kristen me excitaba al máximo con sus movimientos provocativos, incitándome, agitándose con exigencia contra mi cuerpo. 

- Despacio, amor. No te muevas tanto, déjame a mi – susurré mirando sus ojos anhelantes. 

Paré un momento para admirar su excitante deseo. Su boca entreabierta, sus mejillas encendidas, su cuerpo sudoroso. Pegó su vientre al mío obligándome a seguir. 

Se lo hice despacio, muy suave y lento y ella respondió a mis caricias como siempre, con sus eróticos gemidos, algo roncos. No sé si fue debido a la fiebre o mis tres días de abstinencia, solo sé que tuve el orgasmo más potente de mi vida, que fue muy intenso, largo y dulce.

Cuando salí de ella aun temblaban sus labios en mi boca. Sonreí y Kristen me devolvió una sonrisa somnolienta y sensual. La abracé poniéndome a su espalda, acunándola con mi cuerpo, notando como la fiebre comenzaba a bajar y se sumía en un apacible sopor al que yo me uní enseguida. 

----------- 

Milagrosamente no cogí la gripe y comenzando octubre Kristen y yo nos reunimos con nuestros managers respectivos para ultimar la gira mundial de Luna Nueva en el restaurante Pinky´s Steackhouse en el barrio de Kitsilano, en Vancouver.

Para no variar teníamos paparazzis apostados en la puerta y esta vez, al darse cuenta de que no llevábamos guardaespaldas, decidieron seguirnos hasta el hotel. Incluso se metieron dentro para fotografiarnos entrando juntos al ascensor. Yo miraba a Kristen que resoplaba furiosa, intentando aguantar su impotencia. Cuando las puertas se cerraron se puso a maldecir y supe que aquellos desgraciados nos habían fastidiado la noche. Habían conseguido desquiciarnos por completo. 

Terminamos ese mes de octubre sin salir del hotel casi para nada porque Vancouver estaba infestado de paparazzis y no les íbamos a dar la posibilidad de ganar dinero a costa de nuestra paciencia. El 29 de octubre, a las 4:30 de la madrugada terminó de rodarse “Eclipse”. Kristen fue la última en participar en la grabación pero me quedé a esperarla y regresamos juntos a L. A. al día siguiente. 

Siguiendo con nuestro comportamiento habitual de jugar al despiste para rabieta de paparazzis, en el avión compartimos asientos, fuimos cogidos de la mano e intercambiándonos besos, pero nada más pisar la terminal de LAX retomamos el “modo Ninja” con el que el fandom había bautizado nuestro ir y venir por la vida. Gorra calada, gafas de sol, cara de poker y salida por separado. 

Yo me fui al Chateau Marmont y Kristen se suponía que a su casa, o lo que era lo mismo a la de sus padres, pero por la noche se reunió conmigo en el hotel. Tras habernos pasado todo el día durmiendo decidimos dedicar la noche a lo que más nos gustaba hacer juntos.

...CONTINUARA...