Fic 'La Fundación', Capitulo 26 por V-Team

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Fic La Fundación  Capitulo 26
por V Team

Imágenes: Elena

Esta vez no intentaré irme, será mi castigo para recordarme lo estúpida que he sido, además he pedido al investigador reanude la búsqueda de Mía y sin sueldo no podría pagar sus honorarios, me tragaré mi orgullo. No puedo creer el cinismo de Rob, vino de estar con Pía e intentó entrar a mi habitación. Es una suerte que no haya bajado a desayunar, de lo contrario hubiera tenido que decir que no tenía hambre. Algo muy dentro de mí dice que estoy acusándolo sin pruebas contundentes, que él no es así, pero me viene a la mente la confesión de Pía y el recuerdo de él y ella abrazándose, se me revuelve el estómago. No, no, no, eso no tiene otra explicación más que la real, ¡se acostaron! 

Se acerca la hora de la comida pero estoy muy triste, antes de subir a mi habitación me despido de Irina y le deseo buen viaje, ella se marchará en un par de horas para tomar su vuelo a España. España…, recuerdo que Carlos me había prometido una segunda luna de Miel en España y yo me había hecho ilusiones con ese viaje. Me tiro en la cama, ya son pocas lágrimas las que me quedan, así que ni siquiera lloro. Esta es la segunda vez que me lastiman, pero creo que esta es peor, porque Carlos fue un patán y Rob parecía diferente… no, no parecía; algo en mí se niega a aceptar que Rob me haya mentido y solo me haya usado. ¡Rob sí es diferente! ¡Rob es mi Ángel! Me levanto de la cama y salgo de mi habitación dispuesta a escucharlo, quiero hablar con él y que me expliqué lo que pasó, seguro que hay una buena explicación. 

Cuando llego a la estancia, encuentro a las chicas con cara de funeral, Lena tiene el teléfono pegado a la oreja pero no dice nada. No sé qué decir. El silencio es estremecedor. Camino y me siento junto a Carol, sin preguntarle nada ella me cuenta. 

-Rob no aparece. Llevó a Irina al aeropuerto y no ha regresado. 

Me preocupo, pero pienso que debe haber una explicación, Rob es gran amigo de Irina así que… 

-Tal vez se ha quedado platicando con ella en lo que esperaba la hora de su vuelo. 

-El avión de Irina despegó hace tres horas –¡Dios Mío! Ahora sí me alarmo de verdad. 

Miro el reloj de enormes manecillas sobre mármol que está en una pared, son más las diez de la noche. Algo malo le pasó a Rob. Y la angustia llega a mi cabeza como un zumbido que no me permite escuchar nada y no puedo evitar recordar la palabra Dolor. 

*** 

Intento salir del shock cuando escucho a lo lejos a Carol llamándome. 

-“V” ¿estás bien? ¡“V”! 

-Perdona, es que no pude evitar recordar la angustia que sentí el día que me dijeron que mi ex-esposo se había llevado a mi hija. 

-Sí, te entiendo. 

Rob sigue sin contestar el teléfono, Lena ha llamado al aeropuerto para verificar que la pasajera Irina Mendoza haya abordado el vuelo. Al menos estamos seguras que Irina regresó a España y está bien. Estamos muy preocupadas, no sabemos qué pensar, tantas cosas malas pudieron pasar, un secuestro, un accidente, un asalto. Las chicas presionan a Lena para que llame a la policía, pero Lena está dudosa. 

-No, no, aún la policía no, no deseo que se arme un escándalo, nadie sabe que Cancún es el paraíso personal de Rob y solo alarmaríamos a su familia. Además la policía no iniciaría una búsqueda sino hasta 48 horas después. 

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Lena intenta conservar la calma, de cierta forma la seguridad de Rob en México es su responsabilidad. 

-¿Qué haremos entonces? –pregunta Xim con el rostro desencajado. 

-Tenemos que esperar. 

***

Nos retiramos a nuestras habitaciones, aunque estoy segura que ninguna dormirá. Mientras me lavo la cara, recuerdos de los últimos días me vienen a la cabeza. Me miro al espejo y veo mi rostro mojado, tengo unas ligeras sombras bajo los ojos. 

No sé qué pensar, si Rob estaba bien no me importaría que fuera con Pía, pero si algo le había pasado… Como había dicho Lena no podíamos hacer otra cosas más que esperar, tal vez Rob quería estar solo o qué se yo, pero al menos hubiera avisado. Por un largo rato, recostada en la cama, me la paso haciendo conjeturas, afirmando y contradiciendo mis hipótesis. Estoy muy confundida, los sentimientos encontrados no me dejan pensar con claridad. 

Me he quedado dormida, miro el reloj, son las tres de la mañana. Me levanto aún sin haber despertado del todo y salgo de mi cuarto camino al de Rob, abro la puerta sin siquiera tocar con la firme esperanza de verlo descansando en su cama. 

-“V” –me dice a manera de saludo –seguimos igual. 

Es Lena quien está ahí sentada. 

*** 

En ese estado semiinconsciente en el que me encuentro me es más fácil decir las cosas, sin analizar o medir consecuencias, es cuando le digo a Lena algo de lo que sé. 

-¿Y cómo fue que no se te ocurrió contarme antes? 

Me quedo callada, ahora no sé qué decirle sin además agregar que me sentía muy enojada y celosa, y que pensé que regresaría tarde pero lo haría, pero finalmente la preocupación por él ha sido más fuerte. 

-Bueno es que yo… yo creí que eso podría ser parte de la privacidad de Rob –digo justificándome –y no pensé que podría estar relacionado. 

-Sí tienes razón, en realidad no podemos decir que lo que viste afuera del Hotel de Pía esté relacionado, no imagino a Rob teniendo una aventura con ella y un abrazo no significa nada, sin embargo su actitud el día que ella se presentó fue extraña. “V” no sé qué pensar. 

-Por eso no sabía si contarte. 

-No quiero que las chicas piensen lo que no es, por favor no comentes esto con nadie, de por sí Pía no fue amable con ninguna. 

-Perdón pero lo escuché todo –dice Juno mirándonos desde la puerta. 

-Pasa Juno –dice Lena con cara de resignación y exhalando. 

-Lena, es que ahora que escuché a “V” es que hilo todo y tengo razones para sospechar de Pía. 

-¿Qué quieres decir? 

-El día que Pía vino por sus cosas, Rob y yo hablamos, ella le pidió un vaso con agua y cuando bajó por el agua, me encontró a mí en la cocina. Le supliqué que no la dejara regresar. “Claro que no nena”, me dijo y me abrazó, yo creí que sólo me estaba siguiendo la corriente, pero mientras servía el agua, se quedó muy pensativo y la derramó, yo le pregunte si estaba bien, y me confesó que no, que tenía un mal presentimiento y que la presencia de Pía lo inquietaba, esta vez fui yo quien trató de minimizar las cosas, diciéndole que Pía era odiosa pero inofensiva, él se rió y me dijo: “voy a sacarla de aquí”. 

Luego de la explicación de Juno me sentí muy mal, tuve que contener las lágrimas, haber sospechado de Rob fue tan estúpido, él solo quiso sacarla de la casa y yo ni siquiera deje que se explicara. Ahora podía ver todo más claro. Rob era inocente y solo Dios sabía dónde estaba. 

-Entonces si descartamos que Rob no estaría con ella por su voluntad, solo nos queda pensar que ella bien podría tenerlo por la fuerza. Aunque me parece precipitado acusarla a ella, pudo pasarle cualquier cosa. 

-No lo sé Lena, Pía en verdad parece una mala persona –digo recordando la forma que trató de lastimarme –Yo creo que no debemos perder más tiempo –le suelto muy angustiada por Rob. 

-Bien, aún no quiero involucrar a la policía así que empezaremos a buscar nosotras en el hotel de Pía y por favor no mencionemos a las demás sobre nuestras sospechas. 

Las tres sin poder dormir, decidimos bajar a tomar algo a la cocina, y desde ahí hacer la llamada al Riu. Lena llamó al hotel preguntando por la señorita Cervantes pero le dijeron que ella había dejado el hotel. 

-Bueno, pudo cambiar de hotel o registrarse con otro nombre –le digo. 

-Será como buscar una aguja en un pajar –nos quedamos calladas, sin saber bien a bien qué hacer y con la esperanza que Rob apareciera en la puerta. 

-¡Chicas! –aparece Carol –¿ustedes tampoco pueden dormir? –negamos con la cabeza –En realidad creo que nadie puede dormir, la luz está prendida en varias habitaciones. 

Había pasado ya un rato desde que amaneció, pero nadie reclamó el desayuno, seguíamos sin noticias y con las caras largas. Comimos algo cerca del medio día por insistencia de Dolores. El día transcurrió sin novedades. 

*** 

A la mañana siguiente Dolores se aparece diciendo a Lena que Vicente ha encontrado el Volvo cerca de Puerto Morelos. Todas corremos hasta el patio y vemos a Vicente bajar del coche. Histéricas lo bombardeamos con preguntas. 

-¡Basta! –dice Lena levantando las manos a cada lado de su cabeza. Dejen qué Vicente nos explique. 

-Señorita, me fui temprano como siempre a surtir la despensa al Mercado Central, y aproveche para llevarle unas cosas a mi mamá cerca de Puerto Morelos y fue cuando me encontré su coche abandonado a la orilla de la carretera, cerca de una pequeña zona habitacional, tenía una puerta abierta y las llaves pegadas, así que dejé allá la camioneta, en casa de mi familia y me traje el Volvo. 

Miro atrás y se han reunido ya las chicas que faltaban al oír el alboroto, todas escuchamos atentas. 

-Muy bien Vicente, hiciste lo correcto. 

-Pero hay algo más señorita, mire… –dice Vicente señalando al interior del auto, hay varias sábanas y todas tienen bordadas las letras del Riu. 

-¡Pía! –gritamos al mismo tiempo Juno y yo. 

Ya no teníamos duda Pía estaba metida en esto, Lena les explico a las chicas nuestras sospechas y todas nos dimos a la tarea de investigar buscando a Pía en otros hoteles, sin embargo fue inútil, en ningún hotel estaba Pía. La oscuridad nos sorprendió de nuevo cerca de las seis de la tarde. 

-Lena, tenemos que buscarlo nosotras –dice Vero –es la única forma para no involucrar a la policía 

-Sí, ya hemos esperado suficiente –dice Xim. 

-Estoy de acuerdo chicas pero ya es tarde y no sabemos a qué nos enfrentamos, no sabemos si Pía esté sola, prefiero salir mañana por la mañana. 

Actuamos tal cual el plan de Lena. Xim, Berta, Fina y Ángela se dedicaron a llamar a otros hoteles y agencias inmobiliarias esperando que Pía pudiera haber rentado una casa o departamento. Vero, Liz y Carol fueron al aeropuerto a investigar algo que nos pudiera dar pistas, mientras que Vicente, Maca y Ani en un auto y Lena, Juno y yo en otro fuimos a rondar la zona por donde apareció el Volvo, pero fue inútil, no había rastro. Nos comunicábamos por celular, para saber si alguien había encontrado algo, pero nada. En algunos lugares y agencias inmobiliarias ni siquiera querían darnos información, por ser de tipo confidencial pero finalmente Berta que se dedicaba a las relaciones públicas de la Fundación había hecho buenas amistades y por fin había conseguido algo. 

-¡Tengo una dirección! –decía Berta por el altavoz –está a nombre de María Cervantes. “Era una casa que necesitaba reparaciones para ser alquilada pero así la quiso la cliente”, según dijo el de la agencia. Estoy segura que es Pía –siguió diciendo Berta, mientras anotábamos los datos. 

Juno llamó a Maca para que nos encontrara en el lugar. Vicente llegó primero y Lena derrapó un poco el Volvo cuando vio la Suburban estacionada. Bajamos deprisa. 

-Esta es la calle –dijo Vicente –pero no hay numeración. 

-Debe ser esa –dijo Lena al observar una casa de fachada blanca, con un par de vidrios rotos y la pintura gastada. 

-¿Y qué vamos a hacer? Tocar el timbre y esperar a que Pía nos abra? –dijo sarcásticamente Juno. 

*** 

Vicente se acerca a la reja que cubre la entrada a la casa y descubre que no tiene candado solo una cadena sujetando las dos rejas. Lena y Vicente se miran, no necesitan palabras, todos sabemos lo que hay que hacer. 

Es una casa de un sola planta estamos en la estancia, apenas unos cuántos muebles deteriorados y tampoco hay nadie. Entramos poco a poco y guardando el mayor silencio posible. De repente escuchamos a Pía hablar muy fuerte casi gritando. 

-…en una mujer tan insignificante. 

Pongo atención esperando escuchar que Rob le conteste pero apenas se oye una murmuración. Sin embargo eso nos da la pauta para seguir, ahora que hemos identificado de dónde vienen las voces. Caminamos lento por un angosto pasillo hay tres puertas pero sólo una está cerrada. Vicente la abre de una patada y nos colocamos a sus costados, un dolor terrible me atraviesa el pecho al ver a Rob sentado en una silla atado y con la cara demacrada. Al verse descubierta Pía retrocede y toma un cuchillo de una pequeña mesa que tiene a sus espaldas. 

-No se acerquen o juro que él lo pagará. 

-Tranquila Pía, solo queremos hablar contigo –dice Maca. 

Pero Pía pone el cuchillo cerca de la garganta de Rob. El miedo me invade. Pienso por un momento, estoy casi segura que no lo haría, a pesar de todo Pía quiere a Rob, pero un pequeño error y él podría salir lastimado. Doy un paso hacia adelante y ella parece ponerse nerviosa. Solo quiero poner a Rob a salvo. 

-Pía, nadie tiene por que salir lastimado –le digo. 

-Cállate –me grita enloquecida y levanta el cuchillo en dirección hacia mí. 

Es la oportunidad que estaba esperando. Doy un paso más hacia ella y en su desesperación se abalanza sobre mí, con mi mano derecha desvió el cuchillo y segundos después le doy un golpe en el cuello con mi mano izquierda; el golpe la lleva a soltar el cuchillo y es la distracción que todas esperan para actuar. Pía cae de rodillas, Juno y Vicente me ayudan a someterla mientras que Maca, Ani y Lena intentan desatar a Rob. 

Observamos cómo Maca revisa el pulso a Rob. 

-¿Rob dime cómo te sientes? –pregunta Maca. 

-Estoy bien, pero casi no puedo moverme, me dio a comer una mezcla de hierbas. 

-Creo que estarás bien cariño, solo dime ¿te inyectó algo? 

-No que yo sepa. 

Maca suspira aliviada. 

Con uno de los lazos que mantenían atado a Rob, amarran a Pía, él aún se encuentra sentado y parece muy débil, me acerco y me pongo de rodillas junto a él, intento sonreírle y pongo una mano sobre su pierna. 

-Estoy a salvo –dice y me mira de una forma indescriptible. 

...CONTINUARA...