FanFIC no.150. 'Noche de los Oscar I.Rob'

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                                                                                                    FanFICno.150    

                                                       "NOCHE DE LOS ÓSCAR I. ROB"

Noche anterior a los Oscar 2018. Beverly Hills. Los Angeles.

La culpa la tuvo Tom. Las navidades del 2016 mi amigo tuvo la brillante idea de enviarme como regalo toda la colección de películas de ´´La Saga Crepúsculo´´ en una caja edición de lujo. Y como no fue suficiente añadió una nota de su puño y letra que dio en el clavo:

Una vez me dijiste que querías tener todas las películas para verlas con la mirada que da la distancia y recordar los viejos tiempos. Espero que estés preparado por fin y que se hayan convertido en buenos recuerdos teñidos de nostalgia.

Ojalá que te sirvan de algo.

Por cierto, vi a Kristen hace poco y me preguntó por ti. Preguntó si eras feliz.

Tom.

´´¡Joder!´´, maldecí. Tiré la nota pero no las películas. No quería verlas. No quería recordar. Aun dolía lo suficiente. Las guardé entre mis DVDs y me olvidé de ellas. Tom y yo habíamos hablado hacía unos días y él pensaba que me había estado engañando a mí mismo durante mucho tiempo. Sabía a lo que se refería. No quise reconocerlo delante de él pero estaba en lo cierto y eso me daba rabia. ¿Por qué siempre tenía que tener razón?

Esa noche de finales de febrero, más de un año después, me topé con la caja al ir a buscar una película. Estaba desvelado, quería relajarme, ver una película tumbado en el sofá mientras me tomaba una cerveza, eso suele ayudarme. Tenía que presentar un premio en la Ceremonia de los Oscar, ya había acudido a los ensayos del día anterior a la gala y me encontraba extrañamente nervioso, como si aún fuese un novato recién llegado a Hollywood, cuando en realidad habían pasado ya 10 años de aquello y yo casi tenía 32.

Mis dedos agarraron ´´Crepusculo´´ sin querer, a traición, por inercia. Solo quería ver la carátula o eso me dije. La abrí y puse la película en el reproductor, sin pensar, o era mi subconsciente que tomaba el mando.

´´Solo voy a ver unas cuantas escenas, nada más. Y estoy seguro de que ya no me causarán ningún efecto´´, me dije. Pero nada más empezar la película me topé con ella y me di de bruces con el pasado. Siniestro total del corazón. 

 

Ahí estaba Kristen, con 17 años, preciosa, inocente y feliz y algo muy dulce y doloroso a la vez me llenó el pecho de melancolía y ternura. Su voz, su blanca piel de terciopelo, sus preciosos ojos, ese labio superior que tantas veces había chupado de esa forma tan peculiar que tanto me gustaba. Al verla todo regresó de golpe, el anhelo, el dolor, la necesidad, e hizo que me sentía un completo estúpido, un iluso.

Recordé el rodaje, aquellos primeros días conociéndonos, la cercanía inicial, el vértigo que sentí al darme cuenta de lo ella representaba para mí, la impaciencia, la ilusión, lo felices que fuimos después.

Fueron cuatro años juntos y de pronto fui plenamente consciente de que los últimos cinco años habían sido en balde, un fraude, tiempo malgastado. La desolación dio paso a la amargura y por primera vez en años lágrimas de tristeza se me escaparon sin que pudiese hacer nada para impedirlo.

Fue como si hubiese abierto un cajón del corazón donde tenía guardados mil recuerdos hermosos que salieron a borbotones y me inundaron sin remedio.

Ella me lo dijo antes de que saliese a la luz toda aquella mierda, el mismo día que ocurrió, sin saber nada de las famosas fotos.

Si hay una cosa que valoro en este mundo es la sinceridad y la lealtad. Supongo que yo tengo una idea diferente de la lealtad que muchas personas y que para mí Kristen fue leal y sincera conmigo el día en que me contó todo. Confió en mí antes que en Ruth o en cualquiera, con lágrimas de vergüenza en los ojos. Y yo creí que podría con todo aquello, que sería suficiente con mi amor pero no fue así. Nadie nos permitió que lo olvidásemos.

Fue su forma de intentar arreglarlo, de enmendar un error, solo había sido una confusión. Era una despedida, me dijo. Ya no tenía dudas. Pero fue una ingenua y alguien llamó a aquel paparazzi, no fue casualidad, se lo dije. Las casualidades no existen en Hollywood, lo sé de sobra.

No me traicionó a mí, se traicionó a sí misma. Recuerdo su angustia, su desconsuelo, la ansiedad y el dolor con el que me imploró que no mirase aquellas fotos cuando las tuve delante.

´´No las mires, Rob. Por favor, mírame a mí, no las mires cariño´´. Todo volvía de nuevo a mi mente.

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Siempre me pregunté qué hubiese pasado entre nosotros si no hubiesen existido esas fotos. Si mi ego no hubiera sido aniquilado de un modo tan público.

Después me confundí, dude de todo. Quería que fuese libre, libre de amarme o de no hacerlo. Libre de decidir. Que estuviese conmigo porque realmente lo deseaba, sin dudas, sin miedo. Y dejé de escucharla cuando me decía que me amaba solo a mí.

´´Aquellos dos meses alejados… Ese rodaje en Australia me hizo pensar mucho, quizás demasiado´´.

 
Lo vi claro o eso creí. Tras regresar de rodar ´´The Rover´´ todo se convirtió en un maldito circo. Después de aquel día en Coachella, en el que huí de los paparazzis sin esperarla, creí que tenía que alejarme por mi salud mental, alejarme de aquel negocio que suponíamos los dos juntos. 

No podía más, estaba exhausto de estar huyendo todo el día. La vida en común se había vuelto una tortura con continuos enfados y apasionadas reconciliaciones. Nos hacíamos sufrir, ambos.

Pero lo que realmente me hizo daño fue su aparente renuncia sin lucha. Se conformó. Pensé que me detendría, que iría a buscarme y me traería de vuelta. Pero no lo hizo.

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´´¿Asi de fácil? ¿Así sin más? ¿Después de todo lo que habíamos vivido juntos?´´, pensé dolido.

Kristen es muy orgullosa y yo más. El tiempo pasó y ninguno de los dos dio marcha atrás. Nuestros amigos me seguían hablando de ella y durante un tiempo mantuvimos el contacto.

Al principio me sentí aliviado, como si me hubiese liberado de una pasada carga pero pronto me di cuenta de que sin ella el mundo se había convertido en algo más frío y menos amable. La dejé atrás y seguí respirando, comiendo y durmiendo pero mi vida no volvió a tener esa alegría de antaño.

Kristen no solo había sido mi amor, mi niña, también fue mi mejor amiga y mi apoyo en aquel mundo de locos y enseguida me di cuenta de que la echaba muchísimo de menos.

Fue como amputarme un brazo o una pierna, prescindir de una parte de mí mismo y un día me di cuenta de que iba por la vida sintiéndote incompleto, como si me faltase algo.

Pensé que se me pasaría, que esa sensación de vacío en el pecho desaparecería, que una mañana, al levantarme de la cama o justo antes de quedarme dormido, ya no pensaría en ella, me conformaría, ya no dolería, no tanto. Creí que al doblar una esquina ocurriría de nuevo, que un día sentiría que flotaba al mirar a alguien a los ojos, que perdería el suelo bajo mis pies. Pero nunca ocurrió, nunca más.

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Pasé también por esa etapa, esa en la del amor parece una porquería, un gran camelo y me olvidé de las mujeres. Y francamente, el sexo porque sí no me va, no soy de esos.

Lo creáis o no, no todos los hombres somos unos depredadores o promiscuos sexuales. Además, los seres humanos podemos vivir sin sexo, no nos morimos, no exageremos.

Aunque es bien cierto que la vida se vuelve mortalmente aburrida. ¡Que se lo digan a Edward! Siempre queda el recurso del sexo sin amor pero para mí es como no echar sal a la comida. Se puede comer pero nada más, no se disfruta igual. Y en mi caso el intimar con una mujer es francamente complicado, arriesgado más bien. No puedo fiarme de nadie que no conozca personalmente, que no conozca bien. Al día siguiente puede que comente hasta mi marca y talla de calzoncillos en TT. A eso hay que sumarle que yo soy tímido y que puestos a elegir prefiero unas cuantas conversaciones previas, así que era difícil, muy difícil.

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Al conocer a Cécile no sentí nada especial, nada parecido a un flechazo. Llevaba un buen tiempo viviendo solo para el trabajo, como un monje de clausura, así que ni me di por aludido. Era guapa e inteligente y diseñadora de producción pero no reparé en ella hasta algo después, cuando volvimos a encontrarnos en otro rodaje, a principios de 2015.

Cécile era algo mayor que yo, franco canadiense, culta y divertida. Lo tenía todo pero… ¿Por qué me empeñaba en ver el ´´pero´´?

Nos llevábamos muy bien y era obvio que yo representaba para ella algo más que un compañero de trabajo o un amigo así que pensé que ya era hora de intentarlo de nuevo.

Cuando se la presenté a Tom y le dije que pensaba ir en serio con ella se rió y me dijo que Cécile parecía una gran chica y que se merecía todo y que tarde o temprano me lo pediría y yo no sería capaz de darle lo que ella demandaba porque no estaba preparado y nunca lo estaría. No hasta que volviese a encontrarme con Kristen cara a cara.

Y supe que mi leal y jodido amigo listillo, y al parecer experto en mujeres, tenía razón. Tom sabía lo que yo no quería reconocer aun: que Kristen me había marcado y que siempre sería la medida con la que evaluar todo lo demás. Y que no había pasado página como yo creía.

´´Ella la cagó, sí. Pero ahora la estás cagando tú´´, me dijo Tom.

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Lo di todo por sentado, creo que ese fue mi fallo, mi error. ¿Lo fue realmente? Puede que diese por sentado que me querría sin ningún trabajo por mi parte, sin tener que cambiar nada, ni esforzarme.

Me torturé dándole vueltas a todo. Una vez más las dudas me atormentaban de nuevo. ¿Cuál fue el error? Aquellos meses de ella en Inglaterra… Prometí estar con ella, visitarla y luego no lo hice, recuerdo que ella me decía que fuese y yo en vez de hacerle caso me enfrasqué en arreglar la casa. ¡Esa dichosa casa, si no la hubiese comprado…! La vendí porque solo me traía dolorosos recuerdos.

Durante mucho tiempo me eximí de la culpa pero ahora sabía que si hubiésemos estado bien no hubiese ocurrido. La realidad fue que me sentí seguro, me alejé, estaba demasiado ocupado con la casa, con mi carrera, con todo menos con ella. ´´Y lo único que me pidió es que no la dejase sola,  joder. La conocía. Kristen odiaba estar sola!´´.

La miraba pero no la veía en realidad, no vi sus miedos, no supe verlos, me confié. ´´Y ahora es demasiado tarde´´, concluí al fin con rabia contenida, después de dar una y mil vueltas en la cama.

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Esa noche la deseé de nuevo añorándola con todo mi cuerpo y mi alma. Me acosté pensando en Kristen, sin poder siquiera cerrar los ojos. Finalmente me proporcioné un consuelo breve que me dejó insatisfecho pero que me permitió conciliar el sueño.

Soñé con ella, con su cálido cuerpo, su boca, su piel, su olor, su sabor.

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Me desperté muy temprano. Amanecía, faltaban pocas horas para la ceremonia de los Oscar 2018 y ahí estaba yo, solo, rememorando el maldito pasado, lamiéndome las heridas como un idiota.

Miré a Bear y Bernie, que descansaban tumbados sobre el suelo de la cocina, aguardando su comida, mirándome con esos ojos tan sinceros que tienen los perros.

 

        - Los humanos somos seres muy idiotas, lo estropeamos todo ¿verdad chicos? – les dije como si pudieran contestarme.

Bear ladró como confirmando mi sesuda conclusión y Bernie le acompañó poco después. Yo sonreí asintiendo.

´´ Hoy va a ser un día muy largo´´, pensé mientras preparaba café bien cargado.