IRINA realmente Agradecemos nos compartas de tu talento para escribir,… en esta ocasión nos cuenta Kristen como comienza a sentirse atraída por él y a darse cuenta de lo que vale, su llegada al evento del Festival de Roma con Rob... DISFRUTEN el Fic esta muy Bueno.
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FAN FIC NO. 6 FESTIVAL DE ROMA I. KRISTEN
por Irene Mendoza
FESTIVAL DE ROMA
Kristen
Mike
se había empeñado en acompañarme a Roma y no supe decirle que no. El último mes
había tenido tanto trabajo con mi última película que lo había tenido muy
abandonado. Y ni siquiera habíamos ido juntos de vacaciones. El estaba rodando
y acabé yendo a las Bahamas con mis padres y mis hermanos. Además tenía que
reconocer, no sin remordimientos, que no le había echado de menos demasiado. Me
lo había pasado de maravilla con mi familia, como cuando era pequeña. Y luego
estaba su modo de comportarse desde el Comic Con. Para mi desgracia se le había
ocurrido verlo por televisión y desde entonces se había pegado a mí como una
lapa, cuando tenía algún evento… con Rob.
Rob,
ese era el problema. Supongo que me llevo bien con los chicos porque tengo tres
hermanos mayores, mejor que con las mujeres, pero Rob… Me lo pasaba genial con
él. Podíamos hablar de todo y me hacía reír sin parar. Era un encanto, como
decía Stephenie Meyer. Y a esas alturas mi amigo, se podía decir que sí, que ya
lo era. Tenía tantas ganas de verle… ¿Pero por qué cuando estaba con él
intentaba no bajar la guardia, mantener las distancias, si solo era mi amigo?
Yo estaba segura de querer a Mike pero tenía que reconocer que Rob me gustaba
¿y a quién no? La propia Catherine o Nikki decían que era irresistible.
<<Es tan dulce, elegante, educado… sexy>>.
Lo
que lo hacía verdaderamente encantador era lo que vi en él desde el principio:
no iba de tío bueno para nada, pecaba de humilde. Además era como un niño,
completamente transparente, podías adivinar lo que estaba pasando por su mente.
A mí me daba la sensación de que estaba pensando todo el tiempo, en mil cosas.
Su cabeza no dejaba de imaginar melodías, letras, poemas. Ah, y no sabía
mentir. Decía todo lo que pensaba en plan suicida. Y esa sinceridad, aparte de
peligrosa, era maravillosa en un mundo como el de Hollywood.
En
su contra tenía la afición por las juergas y sus borracheras. Pero todo eso lo
compensaba con su forma de cantar y tocar la guitarra, el piano, daba igual. Me
encantaba escuchar su voz y siempre tenía la sensación de que esas canciones
eran para mí. Eso y el modo en que me miraba me desarmaban totalmente. Nadie
podía mirarme como él. Y eso Mike lo había notado. Le conocía. Aunque no lo
hubiese mostrado todavía o me lo hubiese dicho directamente. Yo había trabajado
con algunos actores guapos, había tenido sesiones de fotos sexys con ellos,
pero él se daba cuenta de que lo que me atraía de Rob no era solo lo obvio, su
belleza.
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En este caso la belleza interior superaba a la exterior y eso era lo que le ponía verdaderamente celoso.
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En este caso la belleza interior superaba a la exterior y eso era lo que le ponía verdaderamente celoso.
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Llegué
al día de mi viaje agotada. Las dos noches anteriores había estado rodando
hasta la madrugada para poder adelantar trabajo y casi no había dormido. Y eso
hacía que estuviese en un frágil estado de ánimo, nerviosa y alterada. Mike no
hacía más que recordarme que debía descansar y eso me ponía más nerviosa aún.
Intentaba
conciliar el sueño en el avión sin remedio.
-
¿Qué hora es Mike?
-
Me lo acabas de preguntar hace
poco. Duerme.
-
¡Joder, no me vuelvas a decir que
duerma! ¡No puedo! – le dije histérica.
-
Vale, vale. Ya me callo.
Luego
me entró el remordimiento por haberle chillado y decidí aceptar su invitación
para cenar fuera del hotel. Toda la culpa la tenía el preestreno de Crepúsculo,
que aun no había visto terminada, las entrevistas que cada vez me ponían más nerviosa
y… Rob.
No
me había despedido de él después de aquella sesión de fotos y me sentía mal. No
era forma de comportarse cuando él siempre era tan amable conmigo. Había estado
tentada de llamarle un montón de veces pero no lo hice. Tenía miedo de que se
hubiese enfadado. Había salido con Nikki y ella me había dicho que no me había
mencionado en ningún momento. Me daba un poco de… rabia que saliese con Nikki
pero parecía que solo eran amigos. Además también había salido con otras chicas
del cast como Anna y Ashley, con una ex novia de Tom… La lista comenzaba a ser
interminable. <<Tiene pocas amistades masculinas en LA>>, me dije.
Deseché
esos pensamientos incómodos. Al llegar a Roma me moría por enviarle un mensaje
de bienvenida pero Mike no se despegaba de mí ni un minuto y estaba segura de
que en cuanto me pusiese a teclear preguntaría que a quién escribía. Así que no
lo hice. Ya tendría tiempo de hablar con él durante esos casi tres días en
Roma.
La
habitación del hotel era preciosa y daba a una bulliciosa calle del más selecto
centro de Roma. Pero lo que realmente me impactó fue el inmenso ramo de rosas
blancas que me encontré sobre la mesa del salón nada más entrar. Y claro Mike
también se dio cuenta.
-
¡Vaya ramo de rosas!
-
Preciosas, ¿verdad? – dije acercándome
a olerlas. No había tarjeta.
-
Y son tus flores favoritas –
añadió -. ¿De algún admirador?
-
Pues sí… rosas blancas. Qué
casualidad.
No
pude mirar a Mike a la cara porque enseguida me di cuenta de quien eran y una
sonrisa me salió del alma al comprobar que Rob seguía siendo el de siempre.
Mike se quedó callado un buen rato y supe lo que estaba pensando. Salió a la
terraza a fumar y aproveché para darme un baño y relajarme un poco. <<Voy
a prepararme>>, le dije y me encerré en el baño. No me apetecía nada
salir a cenar con él pero se lo debía, se lo había prometido así que me puse lo
primero que pillé. Me lo encontré sentado en el salón, de punta en blanco. La
desilusión se pintó en su cara al verme.
-
¿Qué pasa? – pregunté confundida.
-
Pensé que… bueno, que te vestirías
para la ocasión.
-
Ya me he vestido. Que yo sepa no
estoy en pelotas – dije molesta.
-
He reservado en un restaurante muy
selecto, no en una hamburguesería, Kristen.
-
Mike, mira… la verdad es que estoy
agotada y no tenía ningunas ganas de prepararme – dije intentando mantener la
calma -. Mañana tengo que ponerme de punta en blanco y ya sabes que me cansan
los tacones y no me gusta maquillarme.
-
Sí, de punta en blanco pero no
conmigo.
Negué
con la cabeza. No quería continuar porque sabía cómo acabaría la conversación
así que salí de la habitación por delante de Mike, en silencio, deseando que
llegara el día siguiente.
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Mike
estuvo muy atento en la cena, demasiado. Y yo sabía porque, lo que quería
conseguir. Pero al volver aproveché que estaba en el baño para hacerme la
dormida. No tenía ninguna intención de hacer nada esa noche. Mike hizo un par
de acercamientos, algún arrumaco pero finalmente desistió, dándose la vuelta en
la cama, sin decir palabra. Pronto se durmió pero a mí me costó conciliar el
sueño y eso que estaba agotada. Creo que soñé toda la noche y lo que primero
parecía un extraño sueño se convirtió en una pesadilla en la que a ratos
Edward, a ratos Rob me besaban y acariciaban para desaparecer después. Yo les
buscaba en un bosque como el de Crepúsculo. Quería estar con ellos, con él,
pero al intentar alcanzar al vampiro este se desvanecía entre la niebla y
cuando creía haberlo encontrado al final de mi sueño, era Mike, que se había
convertido en vampiro. Mientras Rob, subido a un árbol, me sonreía burlón.
Me
despertó Ruth a eso de las 8 y me levanté como si no hubiese descansado casi nada, con
el recuerdo de Rob en mi cabeza y dejé a Mike durmiendo. Ruth ya estaba
desayunando en la cafetería cuando bajé. Teníamos pruebas del vestuario que
había preparado para esos dos días y de maquillaje. <<Así que no veré a
Rob>>, pensé decepcionada.
-
¿Y Rob? – pregunté.
-
El tiene una entrevista en la
radio.
-
Ah, vale.
-
¿Tienes los horarios para la
tarde?
-
Sí, si, lo tengo todo. Alfombra
roja, fotos, firmas…
La
mañana se me hizo eterna. Pensé que me encontraría con Rob a la hora de comer
pero él había salido con su agente. Al regresar a la habitación Mike no estaba,
me di una ducha y me eché a la cama con la intención de dormir un poco para
tener buena cara por la tarde pero Mike regresó y tenía en mente lo que quedó
sin hacer la noche anterior. Se tumbó a mi lado y comenzaron las carantoñas y
las caricias hasta que decidí paparle los pies.
-
Mike, no quiero ser borde pero
tengo que descansar para la tarde – dije en tono cariñoso -, he dormido mal.
-
Ya pero… puedes descansar luego –
dijo agarrándome por la cintura.
-
No tengo tiempo. Tengo que
vestirme y me tienen que maquillar y peinar – me miró con cara de disgusto -.
Mike, ya sabías a lo que venía. Estoy trabajando, no es un viaje de placer.
-
Lo sé pero pensé que reservarías
algún tiempo para nosotros – se acercó y me acarició de nuevo -. Te echo de
menos.
Me
levanté y me alejé unos pasos de la cama.
-
¿Sabes que eres muy egoísta? Esto
es importante para mí, estoy muy nerviosa y… y podrías apoyarme un poco, ¡no
estar pensando solo en echar un polvo, joder!
-
No pensaba en echar un polvo sino
en hacer el amor contigo. No nos hemos visto mucho este año y llevamos casi
tres meses sin estar juntos – dijo dolido.
-
¡No seas tan exagerado! No ha
pasado tanto tiempo.
-
La última vez fue en julio. Te
falla la memoria, Kristen – dijo enfadado -. Me voy a dar una vuelta.
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<<¿Cómo
puede ser que no recuerde el tiempo que llevamos sin acostarnos juntos?>>
Intente recordar la última vez que Mike y yo habíamos hecho el amor pero no
pude.
------------
Por
fin llegó la hora de salir para el festival y yo estaba histérica. Mike llamó
en el último momento, cuando ya creía que me dejaría sola.
-
¿Quieres que te acompañe, Kristen?
-
Sabes que sí – le dije apenada.
-
Entonces te espero abajo.
Vino
conmigo en el coche pero casi no nos hablamos. A medida que nos acercábamos al
lugar del evento me fui poniendo más y más nerviosa. Mike me tomó la mano y
agradecí su gesto con una tímida sonrisa. Entonces él me besó en los labios con
ternura.
Me
bajé del coche deprisa, sin despedirme de Mike y en cuanto vi a Catherine corrí
hacia ella. Se suponía que debía lucir mi bonito vestido color perla pero
estaba helada por los nervios y decidí no quitarme la chamarra de cuero negra.
Supuse que al bajar del coche Mike se escabulló de los fotógrafos para
mantenerse en un discreto segundo plano, como Ruth le había aconsejado. Toda la
atención debía estar puesta en Rob y en mí. Catherine me abrazó con su
efusividad habitual.
-
Kristen, ya estás aquí. ¡Qué
nervios! ¿No?
-
Sí, esto es… ¡Uf!
Respiré hondo, temblaba de frío, de miedo y no
podía ni hablar. Catherine me tomo de las manos.
-
¡Estás helada! ¿Estás bien?
-
Es por los nervios, me están
matando.
Sentía
un nudo en la garganta, que unido a la presión de mi corazón a mil por hora y
los nervios alojados en el estómago me estaban a punto de jugar una mala
pasada. Me temblaban las piernas y me escocían los ojos. <<No te irás a
poner a llorar como una cría, joder. Venga, aguanta, respira hondo y
pasará>>.
-
Tienes cara de susto. Venga,
tranquila – dijo Catherine frotándome la espalda -. Disfruta esto tesoro, solo
se vive una vez.
-
¿Y Rob? ¿No ha llegado? – pregunté
mirando alrededor.
-
Tiene que estar al caer. ¡Mira,
ahí está!
Un
coche llegaba y los gritos de cientos de chicas comenzaron a subir de
intensidad. Yo temblaba. El coche paró, se abrió la puerta y ahí estaba Rob,
tan… sexy, tan hermoso. Gritos y más gritos histéricos. Un escalofrío me
recorrió la espalda al verle. Con barba de un par de días, una camisa
desabrochada que dejaba ver su pecho y que le quedaba increíble. Parecía tan
maduro de repente… Tenía el pelo más largo, alborotado, como siempre y estaba
algo bronceado, lo que hacía resaltar aun más sus dientes blancos y sus ojazos
de gato. Vino hacia nosotras con una sonrisa preciosa en los labios, mirándome
fijamente. Quiso abrazarme pero nuestros respectivos agentes nos condujeron hasta
donde estaba la prensa acreditada que cargados con sus cámaras comenzaron a
fotografiarnos sin piedad. Los flashes nos cegaban y la multitud gritaba
extasiada. Rob me cogió por la cintura y me acercó a su cuerpo. Le miré y sentí
de nuevo el escalofrío. Estaba radiante, feliz y yo también de volverle a ver.
Se acercó a mi oído y me susurró con su voz suave y sexy: Hola preciosa, estaba deseando volver a verte.
....Continuará
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