FanFIC No.65 'Año Nuevo en Isla de Wigh I. Kristen'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina

MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     * * * * NUEVO * * * * 

JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina
Para leer Fics Anteriores de IRINA clic ---> AQUI

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * 

FanFIC no. 65

"Año Nuevo en Isla de Wight I. Kristen"

por IRINA (Irene Mendoza)

Imágenes por Elena

Me había agachado para echar unas sales de baño en el agua caliente de la inmensa bañera de mármol cuando noté como la mano de Rob acariciaba mi espalda, deslizándose suavemente hasta alcanzar mi trasero. Lo acarició, masajeándolo con mano experta, haciéndome sentir como las ganas inundaban mi cuerpo de nuevo.

Cerré los ojos, mi corazón comenzó a latir fuerte, cada vez más, a medida que sus manos se adueñaban de mi deseo. Metí mi mano en el agua para comprobar su temperatura y suspiré al notar como apretaba su miembro contra mí. Me giré para tomar su mano e invitarle a entrar en la bañera conmigo. 

El agua estaba muy caliente pero nuestros cuerpos pronto se habituaron a ella. Nos sentamos uno enfrente del otro y nos miramos, allí, juntos, entre una niebla hecha de vapor que olía a rosas, a las tantas de la madrugada. Acaricié su rostro y enredé mis dedos en su barba. 

- ¿Quieres afeitarme? – susurró. 

- ¿Ahora? – dije sorprendida -. ¿Es una fantasía erótica tuya? 

- Con el vapor caliente la barba se reblandece y así es más fácil cortarla – rió. 

- Ah, vale – dije saliendo de la bañera para alcanzar la maquinilla, la brocha y la espuma de afeitar del neceser de Rob, que estaba encima del lavabo. 

Rob se quedó sorprendido, apoyado en la bañera sonriendo, admirando mi cuerpo desnudo, mojado y brillante. Me metí de nuevo en el agua y me acerqué a él para ponerle espuma.

No opuso resistencia, se dejó hacer y hasta parecía divertirle la situación porque no dejaba de sonreír y eso dificultaba mi manejo de la maquinilla. 

- No te rías, que te voy a cortar – susurré enfrascada en la complicada tarea de acabar con la espesa barba de Rob. 

- Estás tan sexy ahí desnuda… con la cuchilla en la mano… mordiéndote el labio. 

Me cogió por la cintura y me besó llenándome la cara de espuma. 

- ¡No te muevas! – refunfuñé – Así no puedo terminar. 

- Termina luego, amor – susurró Rob retirándome el jabón de la mejilla. 

- Me queda muy poco, cariño – protesté con ternura. 

No puedo enfadarme con Rob, sobre todo cuando me sonríe así, de esa forma tan adorable, tan dulce y sexy a la vez. Hace que sienta mariposas en el estómago y que no pueda pensar con claridad. Literalmente me derrito. 

Rob me hace sentir querida, amada, adorada y entre sus brazos me siento segura, sin miedo, protegida de todo lo malo que hay en el mundo. El lo borra, borra el mal, mis miedos, mis angustias y mis dudas con solo una de sus sonrisas y yo le amo cada vez más. 

--------- 

Me acerqué más a él, metiendo mis piernas entre las suyas, rodeando su cintura con mis muslos resbaladizos y le limpié los restos de jabón con las manos, acariciando su suave piel, pegando mi pecho contra el suyo, mientras él me miraba fascinado, con sus inmensos ojos dulces y amorosos. 

Me estrechó entre sus brazos y cerré los ojos aspirando el aroma de su cuerpo grande y cálido. Me besó en la cabeza y alcé la mía para besarle en la boca, enredando mi lengua con la suya. Rob me estrechó con más fuerza y me aupó para acariciar mis muslos desde la rodilla hasta mis glúteos. Sus manos calientes resbalaban por mi piel mojada, extraordinariamente sensible por culpa del agua tan caliente. Cada nueva caricia que me daba me hacía suspirar más fuerte y excitaba todos mis sentidos al máximo. 

Metí mi mano en el agua para alcanzar su miembro endurecido y acariciarlo, haciéndole gemir suavemente. Rob me tomó por el trasero alzándome para penetrarme con un fuerte impulso y un gruñido salvaje de puro placer se escapó de mi garganta al sentir como me llenaba. Comenzó a impulsarse contra mí y yo le seguí. Nos movíamos con urgencia, a la par, sin dejar de acariciarnos todo el cuerpo, de besarnos la boca, de lamernos la piel mojada, salpicándolo todo a nuestro alrededor.

Dar clic en 'MAS INFORMACION' para seguir leyendo fic

Los sonidos húmedos de nuestros labios, la piel rozando, el chapoteo del agua, los insistentes jadeos, todos los ecos a mi alrededor eran increíblemente eróticos, sobre todo los que emitía Rob. Escuchar el modo en el que el disfruta de mí hace que me encienda, que arda todo mi cuerpo de amor por él. 

Salía y entraba de mí, volvía a penétrame con su exquisita cadencia. Con cada nuevo movimiento le sentía más y más  dentro, más profundo y potente. Me sentía llena de él, reclamándome. Mis caderas iniciaron suaves movimientos circulares, apretando, acogiéndole por instinto. Oía el chapoteo del agua a mí alrededor. Mis entrañas comenzaron a tensarse, mi cuerpo a temblar sin control. Le besé bruscamente, jadeando en su boca y recogiendo sus gemidos cada vez más intensos. Rob estaba llegando y yo con él, lo sentí temblar en lo más profundo de mi ser y me estremecí de placer. Me agarré con fuerza a su cuerpo, me abrazó y me besó metiendo su lengua en mi boca, acelerando nuestras acometidas al límite. Se derramó jadeando en mi cuello, entre intensas sacudidas, mientras yo le acogía dentro de mí presionando desde mi vientre posesivo y tembloroso, casi dolorido, apretándole entre mis muslos, completamente abandonada al placer enloquecedor de nuestro poderoso orgasmo simultáneo. 

Notaba aun las últimas convulsiones de mi vientre contra su miembro y sentía su respiración entrecortada en mi piel. Rob me miró con sus ojos dulces llenos de amor y le sonreí. Suspiró con fuerza para besarme con ternura y acariciar mi mejilla, mi cuello y mis pechos con la punta de su nariz, apretando su cara contra mis senos, aspirando mi aroma. Gemí al sentir como salía de mí y me abracé con muchísima fuerza a él mientras me acariciaba con sus manos suaves y cálidas presionando mi cuerpo, agotados los dos. 

- Hemos dejado el baño inundado – sonrió tras un rato en silencio, mirando a nuestro alrededor. 

- Casi no queda agua en la bañera – reí echando un vistazo. 

El embaldosado de mármol alrededor de la bañera estaba completamente salpicado por charcos de agua, la maquinilla de afeitar descansaba en el suelo y una nube de vapor llenaba el cuarto de baño. 

Rob acarició mi cabeza y me pasó un mechón de pelo por detrás de la oreja. Le miré deseándole aun, admirando su belleza, tan masculina y carnal. Suspiró satisfecho y me besó. 

- Todavía tienes algo de… - dije señalando su mandíbula. 

Se estiró para alcanzar la maquinilla y me la tendió para que terminase de deshacerme de unos pocos pelos rubios que aun quedaban en su barbilla. Después mojé mis manos con el agua que quedaba en la bañera y le retiré los últimos restos de jabón de su rostro con dulzura. 

- ¿Ya está? – murmuró Rob. 

- Listo, guapísimo – dije besando su mejilla. 

- El agua se ha quedado fría, amor. 

- Sí, salgamos ya. 

Se levantó de la bañera y me tendió la mano para salir. Luego cogió una toalla caliente del toallero y me la puso encima, envolviéndome en ella con suma ternura. El se enroscó otra alrededor de la cintura y absolutamente relajados nos dirigimos de nuevo a la cama. 

- Al final no hemos cenado y me muero de hambre – resopló -. Juro que se pueden oír mis tripas. 

Apoyé mi cabeza encima de su estómago y escuché como rugía. 

- Seguro que ya casi es la hora del desayuno – reí acariciando su vientre. 

- Pues desayunaremos como reyes y volveremos a… - susurró con picardía. 

- A dormir – sonreí. 

Asintió, besó mi frente, me acurrucó contra su cuerpo y acto seguido cogió el teléfono de la habitación. 

-------- 

- Tengo tu regalo – dije tendiéndole un sobre atado con una lazada lacrada. 

- ¿Qué es? – preguntó Rob divertido. 

- Abrelo – sonreí. 

Lo hizo. Rompió el lacre y rasgó el fino sobre de color gris. 

- Es… es una foto. De una guitarra eléctrica. Tiene algo escrito… – dijo Rob extrañado poniendo una cara graciosísima -. “Para que compongas tus hermosas canciones con ella. Con todo mi amor”. 

- Sí. No te la podía traer hasta Londres así que te espera en Los Angeles, en casa de mis padres – dije sonriendo observando su reacción. 

Le faltó poco para empezar a saltar. <<Como un niño>>, pensé. Rob me abrazó con fuerza sin soltar la fotografía. 

- ¡Mi primera guitarra eléctrica! ¡Qué regalazo! Gracias, amor – dijo con su gloriosa sonrisa, tomando mi barbilla y besándome con ternura -. Me encanta. Yo también tengo algo para ti, preciosa. 

Se acercó hasta su bolsa de viaje y sacó del fondo un paquete grande, cuadrado y plano, con una tarjeta que decía: "Te quiero y espero que te guste. P. D. : En el lado B hay una canción que me hubiese gustado escribir para ti. "

Lo abrí a todo correr mirándole, sonriéndonos los dos y me quedé con la boca abierta. El paquete contenía un antiguo vinilo de Los Beatles… ¡firmado por ellos! 

- ¿Es… es lo que creo? ¿Son sus…firmas? – balbuceé. 

- Exacto, John, Paul, George y Ringo en un genuíno “Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band”, de 1967 – sonrió -. Y no creas, fue difícil dar con él y sobre todo conseguirlo. Estaba muy solicitado. 

Supe que tenía que haberle costado una pequeña fortuna pero el dinero era lo de menos, Rob sabía que me encantaba ese disco en concreto. Se me hizo un nudo en la garganta que no me dejaba decir con palabras lo que sentía. 

- ¡Oh, Rob, me encanta! –musité -. ¿A qué canción te refieres? 

- A "When I'm sixty four" –susurró. 

Me sé toda la discografía de los Beatles, presumo de ello y enseguida supe a cuál se refería. Recordé de qué iba la canción. La letra describe a un hombre joven que le canta a su amada sus planes de envejecer juntos. En ella él pregunta si lo va a seguir amando, si lo va a seguir necesitando a pesar de que el tiempo pase y envejezca.

- Y menciona la Isla de Wight – musité con los ojos muy abiertos fijos en Rob, fascinada por aquella declaración. 

Rob acababa de confesarse, de decirme que me quería en su vida para siempre. 

- Es la versión estadounidense del álbum – dijo intentando quitarle importancia -. En ella se omitió la pista de la broma sonora final de los Beatles en el disco. Esa pista no se editó en Estados Unidos hasta 1980. 

Asentí y miré a Rob emocionada, al borde de las lágrimas, e hice lo que no pude decir con mis siempre torpes palabras, le atraje hacia mis labios para besarle con todo mi amor, que era inmenso, que casi no me dejaba respirar y me hacía sentir la única mujer sobre la tierra. 

---------- 

Aprovechamos la habitación al máximo, sin hacer otra cosa que comer, dormir y… hacer el amor, aunque yo prefiero llamarlo hacer sexo o follar porque “hacer el amor” engloba muchas cosas para mí, no solo sexo. El amor se hace día a día, con cada detalle que tenemos con la persona amada, cada cuidado que le procuramos, con cada perdón que recibimos y que damos. 

Fue genial, los dos encerrados allí, recuperando los días que habíamos estado separados, amándonos sin parar. Pasamos allí la noche del 27 y todo el 28 y 29. El día 30 por la mañana dejamos el hotel para reunirnos con gran parte del “Brit Pack”. Tom, su hermano Johnny, Sam y su hermana Grace, Bobby, Marcus y su novia. Hacíamos un buen grupo entre todos. 

Viajamos hasta el sur y cruzamos las 5 millas que separaban Portsmouth de Ryde en un transbordador. Cruzando el estrecho de Solenten dirección a la isla, salimos a admirar el paisaje en cubierta. Estábamos solos, el aire y la bruma olían a mar y las olas traían diminutas gotitas saladas que mojaban el pelo y la ropa. Yo, a esas alturas, me moría por conocer los pormenores de nuestro viaje pero Rob estaba empeñado en no soltar prenda. Me acerqué a él, que miraba el mar apoyado en la barandilla de cubierta. 

- Bueno, ¿me vas a contar de una vez lo que has planeado para el Año Nuevo? –dije tirándole de la chamarra. 

- ¡Te mueres de curiosidad, lo sabía! - rió a carcajadas -. Tom me ha dicho que le has intentado sonsacar pero sin éxito. 

- Sí, lo reconozco. ¿Qué coño hay en esa isla? – pregunté impaciente.

...CONTINUARA...