FanFIC no.67 'Año Nuevo en la Isla de Wight III.Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Así quedan organizados así los FICs en este blog:

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MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no. 67

"Año Nuevo en Isla de Wight III. Rob"

por IRINA (Irene Mendoza)

Imagenes: Elena

Aun estaba oscuro pero sentí como Kristen se movía en la cama y me giré para pegarme a su cuerpo, sin tan siquiera abrir los ojos. Es acercarme a su cuerpo y ya. Piel con piel, su calor, como respira aun dormida, todo eso me enciende. 

Notó mi aproximación y se revolvió protestando. Me apreté contra su culo y ella se volvió. Abrí los ojos lentamente y lo primero que vi fue el verde de los suyos, muy abiertos, fijos en los míos. 

- Hola, amor – susurré. 

- Hola – sonrió -. Buenos días. 

- Buenísimos – dije acariciando su espalda  lenta y suavemente. 

Suspiró y cerró los ojos arqueándose un poco. Sé que eso le encanta, que le acaricie casi sin rozarla, sobre todo en la curva que termina en sus nalgas. Creo que Kristen siente una especie de cosquillo que la hace estremecerse y a mí me encanta hacerle sentir eso. 

Me metí entre el vértice de sus muslos resbalando y ella se acurrucó en mi pecho, aspirando mi aroma, acariciando el vello de mi vientre y más abajo, enredándolo entre sus dedos, jugueteando con él. Noté su respiración sobre mí y suspiré. 

- Qué caliente estás – susurró apretando con sus muslos mi ya más que firme erección. 

- No lo sabes tú bien – sonreí. 

- ¿Qué tal tu cabeza? 

- Bien, no tengo resaca –dije enredando mis manos en su pelo -. Aunque tengo mejor otras cosas. 

- Ya me estoy dando cuenta – rió. 

Bostezó lentamente, se revolvió sin dejar de apretar mi miembro entre sus piernas y la abracé con fuerza. Suspiró somnolienta. 

- ¿Estás cansada, preciosa? 

- Sí, aun tengo sueño – susurró besando mi pecho -. Y me duele un poco la cabeza. 

- Déjame a mí… – musité besando su frente. 

Uno de mis brazos estaba bajo su cuerpo y la sujetaba por la espalda, apretando sus senos contra mi pecho. El otro fue surcando su cuerpo, acariciándolo hasta alcanzar su sexo. Lo exploré con mis dedos haciéndola suspirar con fuerza. Kristen entreabrió la boca y yo la inundé con mi lengua, enredándome con la de ella hasta que nos quedamos casi sin aliento. 

Me aparté de entre sus piernas para deslizarme entre las sábanas, lamiendo sus pezones, besando su vientre, bajando hasta alcanzar su blando pubis. Lo acaricié con la punta de mi nariz, lo tomé entre mis manos con ternura, aspiré su aroma, ella abrió las piernas y me metí entre sus muslos. 

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Le soplé suavemente y la oí gruñir muy bajito. Sonreí posando mis labios en los suyos, en los más íntimos y tiernos y los abrí con mi lengua explorando, buscando su clítoris. Lo encontré y lo chupé tirando de él, apretándolo entre mis labios haciéndola jadear. Volví a chupar y ella jadeó más fuerte. 

Mi lengua lo acariciaba, giraba, apretaba, estimulándolo una y otra vez y ella era todo gemidos. Lo mordisqueé suavemente y emitió un fuerte jadeo agarrándose a mi pelo. Volvía una y otra vez y ella tiraba de mi pelo, enredaba sus dedos en él y acariciaba mi nuca con sus uñas, haciéndome temblar. Sabe que eso me encanta, que adoro que juguetee con mi cabello, sobre todo el de mi nuca. Gemí en su carne y noté como temblaba. Insistí, mi lengua no paraba y esta vez la acerqué a su entrada para lamérsela. Al hacerlo noté como se abría, como comenzaba a llegar. Gimió muy fuerte y tiró de mi pelo hacia arriba. 

- ¡Ah… cariño!. Sí, te quiero… dentro… ya! – jadeó agitada. 

Salí de entre las sábanas rápidamente, me coloqué sobre ella y con un gruñido ronco la penetré en el momento justo en el que empezaba a temblar poseída por el orgasmo. Lo sentí dentro, profundo y potente. Kristen me recibió entre fuertes convulsiones, dilatándose y envolviéndome. Me acogió y me dejé ir, liberándome con un fuerte gemido, sintiendo como me derramaba mientras pronunciaba su nombre. 

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- Ya no me duele la cabeza – susurró en mi boca, besándome después. 

Me reí y la abracé con ternura besándola en la frente. 

- Hoy es Noche Vieja – dije. 

- ¿Y qué vamos a hacer? 

- Salir, tomar unas cervezas, … 

- Sí, hay que celebrarlo. Ha sido un gran año, mi amor. 

- Sí, preciosa – dije volviendo a besarla. 

- Pero aun quedan unas horas para el año próximo y… ¡hay que levantarse! – dijo tirando del edredón por sorpresa. 

- ¡Eh, hace frío! – protesté. 

Pero Kristen no se apiadó y tiró de mi brazo para sacarme de la cama a regañadientes. 

- ¡Venga, Rob! Hace un día precioso - dijo sonriente, señalando la ventana. 

Se quedó parada ante la ventana contemplando el mar, desnuda, con el pelo revuelto, bellísima. Yo me eché el edredón por encima y me acerqué hasta ella. La envolví con él y la besé en la cabeza. Nos quedamos allí un rato, juntos, mirando al horizonte. 

- Fíjate qué paisaje – susurré en su pelo. 

- Te encanta estar aquí, ¿verdad? 

- Sí, me encanta Ventnor, me recuerda tanto a mi infancia… 

- Fuiste un niño feliz – dijo dándose la vuelta para mirarme. 

- Pues… eso creo – reí suspirando después -. Tengo grandes recuerdos de este lugar y quiero… quiero que de alguna forma tu formes parte de ellos. Que seas parte de mis recuerdos felices y que sean también los tuyos. Quiero… 

- Compartirlos conmigo – asintió mirándome con ternura. 

- Eso es, amor – suspiré abrazándola más fuerte. 

- Estamos haciendo nuestros recuerdos juntos. 

- Los tuyos y los míos – dije en un susurro casi inaudible. 

- Los nuestros – musitó muy cerca de mis labios. 

Y regresamos a la cama. 

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- Estaba todo buenísimo – dijo Sam. 

- Sí, muy bueno – añadió Johnny masticando a dos carrillos y poniendo los ojos en blanco – Tom no cocina nada mal pero Kristen… ¡Guau! 

- Pues Rob no tiene ni idea pero a mí me encanta cocinar, me relaja – dijo Kristen. 

- Doy fe – dijo Tom -. Rob quema hasta las tostadas. Recuerdo una vez… 

Y como siempre tuvo que contar una anécdota jocosa acerca de mí. Yo aun no había levantado la cabeza del plato y disfrutaba de mi segunda ración de huevos revueltos, bacon y tomates asados con champiñones, pero asentí totalmente de acuerdo. Aprovechando que había terminado de masticar y que Kristen se acercaba a la mesa para posar un plato lleno de más tostadas, en un descuido, la enganché de la cintura con mi brazo. 

- Es mía, lo siento – dije sonriendo y guiñándole un ojo a Johnny. 

- ¡Rob! – río intentando zafarse de mí pero finalmente, tras forcejear un poco se rindió y acabó sentándose sobre mi regazo. 

- ¡Qué bonito es el amor! – se burló Tom. 

- ¡Y qué hambre da! – solté ganándome un manotazo de Kristen. 

- La culpa es de vuestra… efusividad – continuó Tom -. Bueno, más bien de la de Kristen. 

La miré y me eché a reír al ver como se sonrojaba totalmente avergonzada. Después le di un beso en los labios, me sonrió y dándome un codazo se levantó y se puso a llevar los platos al fregadero acompañada por Grace. Todos quisieron continuar con la chanza pero Grace se dio la vuelta empuñando una sartén. 

- ¡Eh, dejadlo ya! – se quejó Grace -. No seáis indiscretos. 

Me levanté para ayudar a recoger la mesa y los demás hicieron lo mismo. Después salimos a pasear por la Ensenada de Steephill, una bello paseo solamente accesible a pie, situado en la extremidad más al sur de la isla, muy cerca de Ventnor. 

- La vista desde la ensenada hacia el mar es impresionante – dijo Kristen admirada. 

- ¿Te gusta? – pregunté. 

- Aha, mucho – sonrió observando el horizonte. 

- Bueno y ¿cuál es el plan para esta noche? – preguntó Marcus. 

- Podemos bajar al pueblo – propuso Sam. 

- En los pubs seguro que hay jaleo – dijo Tom. 

- ¿“Jaleo”? – preguntó Kristen. 

- Jaleo, juerga, fiesta, diversión – dije. 

- ¿Qué tal si nos acercamos al cotillón del “Winter Gardens”? – añadió Johnny. 

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El “Winter Gardens es una sala de conciertos, antiguo teatro y cine de Ventnor, que también celebra banquetes de boda con buffet y baile y el cotillón de Nochevieja de la localidad. El local es un edificio protegido por el ayuntamiento, de estilo Art Decó, que data de principios del siglo XX, cuando la localidad estaba en pleno apogeo, gracias a que la reina Victoria había elegido la isla como uno de sus lugares de vacaciones. Desde entonces la población había vivido del turismo que se podía permitir una larga estancia en cualquier balneario de la zona. 

La noche era fría pero no demasiado comparada con Vancouver y el cielo despejado dejaba ver muy bien las estrellas. Tomamos algo en el Spy Glass, cenamos y paramos en un par de pubs de camino al “Winter Gardens”. Al llegar el lugar ya estaba bastante lleno, con algo más de 180 personas entre los 20 y 40 años, casi todas bailando. 

- Ya ves. Es un sitio de lo más corriente – dije casi disculpándome, pensando que no le gustaría. 

- Sí y nada pijo, por eso me gusta - rió Kristen mirándolo todo como una niña -. ¡Está genial! 

- Cada día me sorprendes más – reí mirándola admirado. 

- No te extrañes. Aquí puedo ser solo una chica de 19 años, una chica normal, sin maquillaje ni tacones, aunque solo sea por esta noche. Gracias, Rob – dijo emocionada mirándome a los ojos. 

- De nada, amor. 

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El DJ se dedicó a pinchar grandes éxitos de los 80 y los 90 y todos terminamos cantando y bailando como el resto de la gente. The Police, The Cure, Simply Red, Oasis, Blur y Prettenders animaron la noche pero fue The Class y su “London Calling” quienes hicieron que Kristen se volviera loca y empezara a dar saltos sin parar cantando a todo volumen. Luego llegaron Queen, Elton John y hasta Bonnie Tyler. Fue divertidísimo cantar “Holding Out for a Hero” todos juntos. 

No sé si fue la escasa iluminación del local o que todo el mundo a nuestro alrededor iba bastante perjudicado pero lo cierto fue que nadie nos sacó ni una sola foto. 

Poco antes de la media noche se apagó la luz y comenzó la cuenta atrás para el nuevo año. Sonaron las 12, las luces se encendieron y todo se llenó de globos y serpentinas de colores. Todo el mundo comenzó a abrazarse acompañados de la mítica “Auld Lang Syne”, brindando, como dice la canción, con los viejos amigos. Pero ni Kristen ni yo nos unimos al resto para cantarla, solo juntamos nuestros cuerpos y nuestros labios para dar la bienvenida al 2010. 

- Por los viejos tiempos, ¿no? – susurró junto a mi boca, con sus brazos rodeando mi cuello y mis manos en su cintura. 

- No, amor, por los nuevos – susurré sobre la suya, justo antes de que Kristen me besara de nuevo.

...CONTINUARA...