FanFIC no.76 'Distancias.Kristen'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                     Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no. 76

"DISTANCIAS.KRISTEN"
Imágenes: Elena

El 6 de marzo Rob regresó a Londres con Tom para retomar el rodaje de Bel Ami. Es nuestra vida, la hemos elegido y no vale quejarse pero es tan frustrante no tenerle cerca… Los primeros días pueden parecer los peores pero no lo son. Es peor la segunda y la tercera semana. La primera se soporta bien con el recuerdo cercano. La segunda y tercera ya no. 

Añoro su presencia tan protectora, su maravillosa sonrisa, su voz cuando me despierta por las mañanas, su olor… Por eso me llevé puesta su camiseta interior blanca, la que había usado bajo la camisa en la promo de Remember Me. También duermo con su almohada y me ducho con su gel de baño, es como una forma de consuelo. Y al mes una se resigna a verle por vídeo conferencia, oír su voz en la distancia o verle en fotografía. Por eso me empeño en ponerme su ropa, para capturar su aroma, para sentirlo un poco más cerca, en la piel. 

No queda más remedio. Para trabajar en esta profesión se requiere concentración y cierta dosis de introspección y soledad. Hay que hacerse con el personaje, vivir con él, comprenderlo y para eso no hay que tener distracciones. Y yo le distraigo a Rob, nos distraemos mutuamente. Eso está claro. 

Bueno, solo hago una excepción: en el caso de Bella. Con Rob cerca asumo mi personaje y la atmósfera que lo rodea totalmente y con mucha más facilidad. El es mi Edward y si rebusco en sus expresiones está ahí, aunque él no quiera reconocerlo pone más de lo que cree, más de él mismo. Y yo… yo le he dado todo a Bella, todo de mí, no me he dejado nada dentro. 

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Tuve un mes movidito que comenzó con mi aparición en los Oscar, el 7 de marzo. Acudí con mi hermano Taylor y presenté con Taylor Lautner, así que estuve en buena compañía. Y encima estaba mi padre, como siempre. Qué más podía pedir para estar tranquila pero las multitudes no son lo mío y los premios más famosos del cine son multitudinarios, así que hubo nervios, muchos, de los que se atenazan en el estómago. En ningún lugar del mundo hay tanto público chillando y tanto periodista junto. 

Porque cuando tengo los estrenos de la Saga con Rob estoy nerviosa pero de un modo extraño. Estoy nerviosa por él, porque sé que él también lo pasa mal, aunque lo expresa de un modo diferente al mío, más hacia afuera, soltando. Pero esa misma preocupación por él me distrae de mi propio miedo a las multitudes. Un miedo cada vez más intenso y que hace que físicamente me encuentre mal, molesta. 

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A las 4 de la tarde de L. A. ya tenía que salir rumbo al teatro Kodak pero poco antes, en casa de mi estilista, Tara Sweneen, recibí la llamada de Rob. 

- Hola amor 

- Hola Rob, gracias por llamarme - susurré agradecida. 

- ¿Qué haces, preciosa? 

- Vestirme en casa de Tara. Ya me han maquillado y peinado. Estoy casi lista. ¿Y Tú? 

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- He cenado algo hace un rato. Hoy se ha alargado mucho la jornada en el estudio. Aquí son las 12 de la noche, estoy en la suite tomado un té, esperando verte en el portátil– suspiró. 

- Espera que pongo la vídeo llamada. Ya está. ¿Me ves? – dijo apareciendo en la pantalla del móvil. 

- Ya está. Estás en albornoz – rió -. Pelo recogido… sexy, muy sexy. 

- Yo también te veo a ti. Me voy a poner el vestido, espera. ¿Estás solo? – susurré. 

- Sí y con la puerta cerrada, tranquila. 

Apoyé el móvil de forma que la cámara me enfocase a mí y puse el manos libres. Sonreí quitándome el albornoz y vi como Rob me miraba con los ojos como platos, riendo con picardía. Me quedé solo con mis braguitas, de esa que no se marcan bajo la ropa y comencé a ponerme el elegante vestido palabra de honor azul oscuro drapeado y con algo de cola. Rob se puso más serio y entreabrió los labios comiéndome con la mirada. Me subí la cremallera y giré sobre mi misma frente a su imagen en la pantalla del móvil. 

- Estás… maravillosa. Tan sexy, nena. 

- ¿Te gusta? ¿No me hace… mayor? 

- ¿A ti te gusta? 

- Sí pero no tengo ni idea de quién es. Ruth me ha repetido como veinte veces el nombre del diseñador pero no consigo recordarlo. ¡Joder siempre me pasa igual! – dije con rabia viendo como Rob se partía de risa. 

- Estás preciosa. Y me encantaría estar ahí para poder ayudarte a quitártelo dentro de unas horas – suspiró sonriendo con melancolía. 

- A mí también me gustaría – le susurré con ternura. 

Resoplé ansiosa al escuchar como Ruth llamaba al puerta. 

- No estés nerviosa, amor. Vas espectacular – dijo Rob regalándome su gloriosa sonrisa. 

- ¡Ya estoy Ruth, ya voy! Tengo que irme, Rob. Gracias, cariño – suspiré con pena -. Te quiero. Te llamo después. 

- Vale. Y yo a ti, preciosa. 

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Todo salió a pedir de boca, perfecto y es que la Academia del Cine no deja nada al azar.El mundo entero nos contemplaba esa noche y yo me sentí orgullosa de aquel despliegue de estrellas y de talento, al fin y al cabo. 

Taylor y yo salimos airosos aunque sé que lo de presentadora no es lo mío. A Rob le sale mucho mejor, aunque él diga lo contrario. Tiene una poderosa presencia sobre el escenario y la sabe lucir como nadie. 

Después de la gala me paseé por la fiesta de Vanity Fair con Ruth y mi hermano y me sacaron fotos con Taylor Lautner, lo que provocó unas cuantas portadas de mierda. No tardaron en criticar mi atuendo, mi pelo y hasta el de mi hermano. Pero lo que realmente causo estupor fue mi ausencia de… zapatos. Sí, me dolían los pies tanto que decidí quitármelos antes de ponerme unas comodísimas deportivas pero me pillaron así. Y es que me encanta caminar descalza desde pequeña. Rob dice que Tarantino debe enterarse de ese detalle porque así me dará un papel, dada su obsesión por los pies de las mujeres. 

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El 11 de marzo tuve la Premiere de The Runaways en L. A. pero Rob no pudo estar allí, seguía rodando en Londres. Taylor Lautner vino al estreno y de nuevo se especuló con que estábamos liados. 

Al día siguiente tuve rueda de prensa y el 13 me fui a N. Y. a promocionar la película con Dakota y Joan Jett. El estreno estaba previsto para el 15 pero por problemas logísticos acabó coincidiendo con el estreno de Remember Me en Londres, y Rob que había reservado ese día 15 y el 16 para estar en N. Y. conmigo, no pudo cambiar la fecha. Todo ese cambio de planes le disgustó mucho y creo que eso fue lo que le hizo beber más de la cuenta en el afterparty. 

Las fotos de Rob borracho dieron la vuelta al mundo. A mí no me importa que inventen mentiras de mí, pero me dio muchísima rabia que le presentaran como un alcohólico en toda la prensa y programas de televisión de USA. Me enfadé, él sabe que eso no se perdona aquí, sabe que le da muy mala imagen y eso es lo que me molestó, su descuido. Pero Rob no lo vio así. 

- No sé porque se ponen de esa manera por unas copas de más ¡Ni que hubiese matado a alguien! –  dijo alterado. 

- Sabes que eso se mira con lupa aquí, Rob. Esto no es Inglaterra. 

- Sí, eso, fumar y enseñar una teta – rió con sarcasmo. 

- Lo sé, son una pandilla de cínicos y puritanos pero no puedes luchar contra eso tu solo. 

- ¡Sí que puedo, joder! – rugió. 

- ¡Mierda, Rob! Lo digo por tu bien – dije cambiando el tono, intentando no mostrarme demasiado dura. 

Oí como Rob resoplaba y me lo imagine tocándose el pelo nervioso y caminando de un lado a otro, como un animal enjaulado. 

- Estaba… ¡estaba triste, joder! Por eso me pasé. Te echaba de menos y… y ya sabes. Las críticas de Remember Me en USA no son buenas. Me han puesto verde y me jode. Tengo el ego dolido -. rió con amargura. 

- Lo sé, cariño. Yo también te eché de menos. Mucho. Y no leas esas críticas de mierda, por favor – susurré -. Eres un gran actor y algún día todos esos críticos se tragarán sus palabras. 

- Tienes razón, preciosa. No debería tomármelo así. Es por… 

Y no terminó la frase. Era por la distancia, lo sabía pero me lo callé. Iba para tres meses y eso le estaba minando el ánimo. A mí también me ocurría. Los escasos días que habíamos disfrutado juntos nos supieron a poco. 

- ¡Me da tanta rabia que se metan así contigo…! Y encima en mi país. 

- Lo sé, amor – suspiró con tristeza, rompiéndome el alma. 

- Ya queda menos, Rob. 

- Sí. Oye, ¿qué tal tú estreno? 

- Bien, todo genial – suspiré -. Me hubiese gustado tanto tenerte conmigo… 

- Lo siento. Sabes que me hubiese encantado estar allí contigo. No hemos podido celebrar nuestro primer año juntos. 

Sentí un nudo en la garganta. No lo había mencionado para no entristecernos mutuamente pero aunque no teníamos una fecha concreta en el calendario era cierto que hacía un año, dos semanas antes de mi cumpleaños, habíamos hecho el amor por primera vez y se podía decir que ambos considerábamos ese día como nuestro aniversario. 

- Ya lo celebraremos, no importa. No te agobies. 

Lo dije restándole importancia pero lo cierto fue que a mí también me había dolido el no poder estar juntos. Pero no quise entristecerle. Contaba los días que faltaban para volver a verle. 

- No sabes cuánto deseo celebrarlo – susurró con ternura. 

- Y yo más – reí para hacerle sentir mejor aunque en ese momento me sentía muy triste -. ¿Sabes? Mañana me voy a Texas, al SXSW Film Festival. 

- Estoy deseando ver tu película, amor. 

- En Europa no la estrenarán hasta el verano y me temo que para cuando vuelvas ya la habrán retirado de los pocos cines que la proyectan pero creo que tengo una solución. 

- ¿Cuál? – dijo más animado. 

- Creo que podré mandarte una copia de un montaje que se rechazó, no varía mucho de la estrenada, solo es un poco… más sexy. 

- ¡Ya la estás mandando, nena! Y por correo urgente – exclamó con alegría. 

´´Ese es mi Rob´´, pensé y me eché a reír. El no puede estar sin reírse mucho tiempo. Es pura alegría contagiosa. 

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Al día siguiente, ya en Houston, en la rueda de prensa del festival, recibí un mensaje de Rob: 

Hola, amor. Espero que esa película sexy de roqueras en cueros esté cruzando ya el océano a toda velocidad. Besos donde quieras, preciosa. 

Y ante la mirada atónita del entrevistador y de Ruth me puse a contestar a Rob con la sonrisa más tonta que las cámaras me hayan podido captar jamás. 

Pocos días después Rob declaraba en una entrevista que creía en el amor a primera vista.

....CONTINUARA...