Fic 'La Fundación', Capitulo 8 por V-Team

Este es nuestro nuevo Fic novedoso que se publicara 2 días por semana (Lun y Jue), 

quedando organizados así los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina,        
                      Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim

MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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Fic La Fundación Capitulo 8

por V Team

Imágenes: Elena

Mi rostro se puso tal cual hierro al fuego, luego de oír de boca de Rob que yo era hermosa. No sabía que contestar, me había tomado por sorpresa. Carlos se había encargado de destruir mi autoestima. Él había sido el único hombre en mi vida, lo conocí luego de terminar la universidad, me había cortejado por un tiempo, yo caí creyéndole todo lo que me decía. Acepté casarme con él pero poco le duró el amor que juraba tenerme y poco después de cumplir dos años de casados comenzó a maltratarme psicológicamente, diciéndome que se había casado conmigo por lástima, que yo no estaba a su altura, pensé en dejarlo pero ya era tarde, me di cuenta que estaba embarazada y no me atreví. 

-Creo que eres demasiado amable –le dije luego de unos segundos. 

-¿Crees que estoy siendo amable? Te estoy diciendo lo que pienso. 

Me quedé mirando sus profundos ojos, estaba serio, podría decir que hasta molesto. No sabía que contestarle. Una chica reconoció a Rob y le pidió una foto, hasta ahora y entre tantos extranjeros había pasado desapercibido, pero era difícil que alguien no lo mirara. Él por supuesto no le negó la foto a la chica y yo aproveché para escabullirme. Necesitaba un poco de aire y salí de la caverna, chocando con los turistas en la escalinata que llevaba a la superficie. Años atrás había leído comentarios de fans sobre que Rob causaba un efecto extraño en las mujeres, ahora lo confirmaba. 

Enamorada de un imposible y trabajando para él. “Esto no va a funcionar”, pensé. O Tal vez sólo necesitaba tiempo como dijo Vero, además él no estaría aquí eternamente, viajaba continuamente así que tal vez no sería tan malo. 

Luego de un rato, vi salir a las chicas con cara de espanto del Cenote, me levanté como resorte de la banca donde esperaba, no vi salir a Rob y me angustié. Segundos después apareció Rob con Ani, la chica de Colombia en brazos. Se le notaba muy preocupado. Nuevamente las chicas tenían razón, todas éramos importantes para él. 

-¿Qué sucedió? –les pregunté una vez que estaban más cerca. 

-Ani, se lastimó el pie al salir del agua, se resbaló y no aguanta el dolor –dijo Juno. 

-¡Me duele mucho! –gritaba Ani 

Llevamos a Ani al hospital más cercano, Maca estaba casi segura que era un esguince pero deseaba que un Médico la revisara. Y resultó que tenía razón, no hubo necesidad de enyesar el pie, pero tendría que tenerlo vendado un par de semanas e inmovilizado. 

El cansancio y el susto por el pequeño incidente, hizo que la mayoría se quedará dormidos de regreso a Cancún. Una vez en la casa, todas pidieron que les llevaran la cena a sus habitaciones. Alguien toco a mi puerta, creí que era la señora del servicio para recoger los platos pero resultó que era Lena. 

-“V”, Rob parte mañana a medio día para Los Angeles, tenemos que aplicar el plan harem, se suponía que Ani formaría parte del grupo de esposas, pero con lo de su pie es imposible así que tendrás que suplirla. Irás con Carol, Vero, Maca y Juno. Serán un par de días, Rob se quedará para unos asuntos y ustedes regresarán inmediatamente. 

-¿Yo? –dije con miedo –Creí que llevaría a las chicas a Palenque. 

-“V” parte de nuestro trabajo es ayudarnos entre nosotras y a las cosas de la Fundación, pero también atender los asuntos de Rob, creí que lo habías comprendido. 

-Sí, es sólo que…

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-Te entiendo, yo misma creí que no podría con el trabajo, por todo lo que él te puede llegar a hacer sentir. Pero verás que él mismo lo hace fácil. El paseo a Palenque tendrá que esperar. 

-Discúlpame. Pero es tan difícil no sentir cosas cuando él está cerca. 

-No te preocupes, todo mejorará con el tiempo –dijo Lena y salió de la habitación. 

El tiempo… en realidad no todo lo mejoraba el tiempo, dejé de ver a mi hija poco antes de cumplir los 5 años y en pocos meses cumpliría 6, y el dolor seguía siendo el mismo. Creí que cuando ella naciera Carlos cambiaría, pero fue peor, con la niña era buen padre pero mientras más tiempo pasaba, conmigo era peor. Cuando Mía cumplió tres años decidió poner la demanda de divorcio, el problema fue cuando el juez me cedió la patria potestad y él sólo tenía derecho de ver a la niña dos fines de semana al mes, eso lo desquició. Por algún tiempo siguió la orden pero un día luego de una discusión por no regresar a Mía a tiempo, se la llevó, no pude hacer nada, me golpeó y perdí el conocimiento. Sabía que eso podía costarle perder a la niña definitivamente y por eso huyó. Nadie sabía nada de él, era como si se lo hubiera tragado la tierra. 

Salí de mi habitación y bajé a la playa, necesitaba silenciar mis pensamientos con el sonido del mar. Me tiré de rodillas sobre la fría arena blanca. Todo fue inútil, el dolor estaba ahí, nunca se iba, mis recuerdos no hacían más que gritarme mi sufrimiento y ni el embravecido mar lograba acallarlo. El viento comenzó a soplar revolviendo mi oscuro cabello confundiéndolo con la negra noche. Ojalá el viento también se llevara mi sufrimiento, pero no, el dolor debía recordarme que debía luchar por encontrar a Mía. 

Cerré los ojos y agaché la cabeza apretando fuertemente mis manos, un par de lágrimas descendían por mis mejillas, necesitaba contener lo que se albergaba en mi corazón, no quería tener una crisis y terminar hospitalizada como me sucedió meses atrás. Respiré profundo y el ambiente se llenó de un aroma a Ángel. 

-¿Estás llorando? –Me cuestionaba Rob con una mirada triste y que apareció sin avisar. 

Negué con la cabeza pero las lágrimas en mi rostro no mentían y no dejaban de salir. Rob se colocó junto a mí, me miraba dulcemente con sus hermosos ojos grises, suavemente acomodó mi cabello hacia atrás y tomó mi rostro entre sus manos. 

-Quisiera poder darte lo que deseas. 

Quería decirle que no estaba en sus manos, que él ya estaba haciendo suficiente, pero las palabras no salían de mi boca. 

-Desearía también que un día me contarás todo lo que hay en esta cabecita. 

Esbocé una leve sonrisa y asentí. Sin darme tiempo de imaginarlo siquiera Rob comenzó a limpiar con besos las lágrimas que seguían rodando por mis mejillas.

...CONTINUARA...