FanFIC no.92 'La Ruta 66. Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                     Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no. 92

"LA RUTA 66. ROB"
Imágenes: Elena

Regresé con Tom a L. A. y comencé a preparar nuestro viaje por el interior de USA. Mientras tanto, Kristen viajó hasta La Patagonia Argentina. La película requería paisajes nevados que se pareciesen a los de los EE UU y en pleno agosto era difícil en el hemisferio norte. Además la película no tenía un gran presupuesto y siempre es más económico rodar en cualquier parte menos aquí. 

Tom y yo nos habíamos dedicado a poner a punto un viejo Chevrolet Nova que me había comprado, recomendado por mi padre. El sí que sabe de coches duros y que merecen la pena. Por algo se ha pasado media vida en el negocio de la importación de coches antiguos.

El viaje estaba ya preparado, poco equipaje, crema solar, tan solo una mochila y sin GPS o guías de viaje, a la aventura. Íbamos a conducir por los lugares más áridos del país.

Nada más salir de Los Angeles cruzaríamos el desierto de Mojave hacia Arizona, atravesando Nuevo México y parte de Texas para Desviarnos de la Ruta 66 hacia Louisiana, hasta Nueva Orleans. 

Yo me propuse estudiar un poco la historia de uno de los mitos del país y para ello le pedí a John Stewart un bonito libro que sabía que tenía, con la historia de la Ruta 66, lleno de hermosas fotografías. 

Me lo leí en una noche. Al parecer la Ruta 66 se estableció el 11 de noviembre de 1926 y en su origen discurría desde Chicago a través de los estados de Illinois, Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México  Arizona y California, finalizando en Los Angeles y con un recorrido total de 2.448 millas, unos 3.393 km. 

La Ruta 66 fue el principal itinerario de los emigrantes que iban al oeste, especialmente durante la década de los 30 del siglo pasado, y sostuvo la economía de las zonas que atravesaba.

Pero el 27 de junio de 1985, tras decidirse que la carretera no era suficientemente transitada y que por ello ya no era relevante, fue oficialmente retirada de la Red de Carreteras de Estados Unidos ya que había sido reemplazada por la Red de Autopistas Interestatales y con eso nació el mito de esa vieja carretera que ya era parte de la historia reciente de Norteamérica. 

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10 días después de regresar de Montreal Tom, Sam y yo salíamos de L. A. 

- ¡Joder, estoy emocionado cómo un crío! ¿No os pasa lo mismo, tíos? – exclamé nada más entrar en uno de los inmensos atascos que taponan cada día las entradas y salidas de L. A. 

- Kristen tiene razón, eres un flipado. Hay un atasco de tres pares de cojones y tu tan feliz – dijo Tom resoplando. 

- Bah, esto siempre es así, como se nota que no vives en Los Angeles – respondí. 

- No saldremos de aquí en una semana – se quejó. 

- No vas a conseguir amargarme. Te lo aviso. 

Sam se limitó a seguir conduciendo mientras nosotros discutíamos como un viejo matrimonio. 

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No planeamos nada en realidad. Ibamos parando cuando queríamos comer, beber o descansar y lo hacíamos en moteles de carretera donde nadie me reconocía.

Tan solo notaban que éramos tres ingleses, nada más y la sensación de libertad que daba el que la gente me ignorase por completo era genial. 

Estuvimos así varios días, cruzando Arizona y contemplando los imponentes paisajes del Monument Valley y llegamos hasta Santa Fe, en Nuevo Mexico. 

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Cruzamos al estado de Texas y allí se nos ocurrió desviarnos hasta Lubbock, un pueblo de Texas cuya máxima atracción era el museo del gran Buddy Holly, pionero del Rock&Roll y nacido en el mismo Lubbock.

Así que a allí nos fuimos los tres, al Museo de Buddy Holly. Como siempre, intenté no llamar mucho la atención y me puse una gorra y como ya tenía barba de casi dos semanas creí que nadie se percataría de mi presencia pero las Twimoms deben de tener algún radar porque estaba contemplando una vieja guitarra del afamado músico junto con Tom, cuando una mujer con un niño en brazos se paró junto a mi.

 

 No le di importancia, pensé que al igual que yo estaba observando la guitarra tras la vitrina. Hasta miré hacia el niño que balbuceaba a mi lado y le sonreí al pequeñín. Volví a intentar fijarme en la guitarra pero de pronto oí un carraspeo y un tímido ´´disculpa´ y me giré. 

- Disculpa… ¿Eres… Robert Pattinson? – dijo la mujer casi en un susurro. 

- No, soy el tipo equivocado – dije sonriendo. 

- Lo siento pero esa sonrisa… la reconocería en cualquier parte – dijo riendo nerviosa -. No quiero molestarte, en serio, solo… solo me gustaría sacarme una foto contigo… Ro… Rob. 

Miré a mi alrededor. Tom se había ido al lado de Sam, haciéndose el loco. No había mucha gente alrededor y parecía que nadie más se había percatado de mi presencia así que accedí. 

- Eh… de acuerdo – sonreí mirando al bebé que me sonreía mientras tiraba del pelo de su pasmada madre, que no apartaba los ojos de mí ni un segundo, sonrojada de pies a cabeza. 

Reaccionó para pedirle a su marido que nos sacara la foto y acto seguido se apresuró a darme un fuerte abrazo. No me importó. Parecía muy emocionada de verme allí y está bien que la gente te quiera siempre que sea respetuosa. Saludé a su extrañado marido con un apretón de manos y le di la mano al bebé. Era un crío rubio con papos rojos, simpatiquísimo, que no paraba de reírse. 

El bebé me agarró la barba y yo no pude evitar pensar en lo mucho que me gustaría tener un crío así algún día. Ese pensamiento cruzó por mi mente haciendo que automáticamente recordará a Kristen. 

- Andy, no, no hagas eso – le regañó su madre. 

- No, tranquila no me molesta – dije haciéndole una carantoña al bebé. 

- ¿Te gustan los bebés? – dijo la mujer mirándome con ternura. 

- Pues… sí creo que sí – reí al sentir un tirón en mi barba. 

Nunca me había parado a pensar en eso, en si me gustaban o no Y allí delante de ese bebé, ante esa pregunta tan simple, respondí con sinceridad. 

- Espero que cuando tenga un hijo sea tan guapo como tú – le dije con ternura, sin soltar su manita regordeta. Luego me dirigí a la madre -. Perdona pero debo irme ya, no me conviene quedarme mucho tiempo en ningún sitio. 

- Muchas gracias por la foto… Rob – dijo tímida de nuevo. 

- De nada. Solo te pediría que no la publiques en unos días. 

- Oh, claro. No hay problema – dijo sonriéndome encantada. 

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No lo hizo pero no sirvió de nada porque esa noche salimos y se armó un revuelo terrible. Queríamos comer autentica comida de Texas y beber unas cervezas tan solo. Quizás jugar al billar y volver al hotel algo borrachos. La noche era muy calurosa y no pretendíamos otra cosa que pasarlo bien nosotros tres solos.

Ni siquiera me duché para salir del hotel, ni me cambié de ropa. En realidad ninguno de los tres lo hicimos. Pero fue en vano porque a las mujeres parecen no preocuparles mis ropas arrugadas y mi barba de indigente. 

Entramos al 'Crickets Grill & Draft House', el lugar que muy amablemente nos habían recomendado en el hotel.

Nos habíamos pasado la tarde durmiendo y a eso de las 8 nos rugían las tripas de hambre. 

Entramos dispuestos a cenar y comenzamos por pedir alitas con salsa picante, tacos y al final decidimos ampliar el menú con costillas a la barbacoa. 

- ¡Uhmmmm, estás alitas estaban de muerte! – dije chupándome los dedos. 

- ¡Cómo pican, joder! – dijo Sam. 

- Sí, muy ricas pero luego habrá que echar mano al bicarbonato – dijo Tom. 

- Sí, menuda digestión – reí. 

- Como se nota que no vas a dormir con Kristen – dijo Sam. 

- Puedo ponerme morado sin temor a gasearla – bromeé. 

Tom y Sam se rieron y yo pensé que si hubiese estado allí me hubiese dado un codazo mientras me llamaba guarro y sonreí. 

- Cualquiera te aguanta esta noche, tío – dijo Sam dándome una palmadita en la espalda. 

- Ahora que lo dices, se lo voy a contar. 

Casi habíamos terminado de cenar así que me puse a mandarle un mensaje a Kristen. Con el ruido del local era imposible hablar por teléfono y delante de la gente no me gusta que oigan lo que digo. Sí, estoy paranoico, lo sé. 

Rob: Hola, preciosa. Estoy con estos tíos feos comiendo tacos, costilla a la barbacoa y alitas picantes con mucha cerveza. 

Kristen: ¡Menos mal que no duermo contigo! 

Rob: Pues a mí me encantaría dormir esta noche contigo. 

Kristen: Comiendo todo eso ni lo sueñes, Rob. 

Rob: Cuando llegue a NOLA comeremos shusi y ensaladita, tranquila. 

Kristen: Vale, así sí dormiré contigo. (Risas) 

Rob: ¿Lo prometes? 

Kristen: Claro. Ya sabes, yo en el lado derecho de la cama. 

Rob: No, tú encima. 

De pronto oí a Tom. 

- Qué, echas de menos a la churri, ¿eh? – dijo Sam. 

- Sobre todo si os miro de frente – bromeé. 

- Lo del bebé le ha puesto tierno – dijo Tom. 

Pasé de ellos y seguí mandándole mensajes tontos a Kristen. 

Rob: Estos gilipollas están muy pesados por algo que ocurrió hoy con un bebé. 

Kristen: ¿Un bebé? 

Rob: Te lo contaré cuando llegue. 

Kristen: ¿Cuándo llegáis? 

Rob: Es una sorpresa, preciosa. 

Kristen: O.K. ¿Dónde estáis? 

Rob: En Lubbock 

Kristen: ¿Y dónde está eso? 

Rob: En Texas. 

Kristen: Os queda poco entonces. 

Rob: Sí, antes de que te des cuenta estaré donde tú quieras. 


Kristen: Uhmm, se me ocurre un lugar en concreto. 

Rob: Y a mí, nena. 

Sam me interrumpió de pronto dándome un toquecito en el hombro. 

- ¡Eh Rob! Creo que te han reconocido unas chicas y vienen para acá. 

Rob: Creo que se nos acabó la paz. Me han reconocido. (Resoplido) 

Kristen: Que os sea leve. (Suspiro) 

Rob: Besos. Ya sabes, dónde tú quieras, amor. 

Kristen: Por todas partes, cariño. (Besos) 

Dejé de escribir con una sonrisa en los labios. Desde lo del bebé de la mañana no había dejado de pensar en ella. Los chicos tenían razón, cada vez tenía más claro que quería ser padre y con Kristen pero ya habría tiempo. Kristen solo tenía 20 años y yo 24, éramos unos críos aun. Y tener un hijo eran palabras mayores. Pero no quería ser un padre mayor para mi hijo, como lo fue mi padre para mí, que me tuvo con más de 40 años. 

En esa estaba, dándole vueltas al asunto, pensativo, apurando mi cuarta cerveza cuando las fans que se habían apostado en la barra se animaron a acercarse. Ya no tenía remedio así que accedí a fotografiarme con ellas y pronto me gané las miradas de amor de todas las chicas del bar y las de odio de todos los tíos. 

 

Todas las chicas del bar fueron acercándose a pedirme una foto. Así que decidimos marcharnos pero cuál no sería nuestra sorpresa cuando el gerente del local llegó hasta nuestra mesa para avisarnos de que la salida principal estaba abarrotada de gente curiosa que quería ver a Robert Pattinson y que no podríamos salir con facilidad. 

Sam, que es el menos famoso de los tres fue el que se acercó a echar un vistazo la puerta. Al volver no traía buena cara.

- Es imposible salir de aquí – dijo Sam sorprendido y creo que algo asustado -. ¡Ahí fuera está todo el jodido pueblo de Lubbock!

...CONTINUARA...