FIC IRINA '50 Sueños de Verano' Relato 30 'Marrakech'

Los FICs de este Blog quedan organizados de la siguiente manera: 

LUNES:  FanFic Robsten de Irina,      

                      Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim

MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * 

Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen ya que aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones (Lemons). Personas impresionables fácilmente  dejamos a vuestra conciencia la decisión de leerlo o no.                         

Para leer FICS anteriores de IRINA '50 Sueños de Verano' 
dar Clic  ---> AQUI

FIC-IRINA  50 Sueños de Verano'

Cap XXX "MARRAKECH"

por IRINA (Irene Mendoza)
Imágenes: Elena

EN ESTA OCASIÓN IRINA DEDICA ESPECIALMENTE ESTE FIC A NUESTRA QUERIDA AMIGA XIM, (SI ME LO PERMITE LA AUTORA, TAMBIÉN VA POR PARTE DE ELENA)

Sueño con Rob, le veo, veo su imagen en mi mente. Se acerca, acerca su rostro al mío y luego lo aleja. Escucho un tintineo. Su rostro, es su rostro.

* * * 

La llamada a la oración me despierta de mi letargo. Noto mi cuerpo bañado en sudor.

Hace mucho calor y la luz del mediodía entra filtrada a través de celosías de madera oscura. Están enclavadas en las arcadas que excavan el gran muro de piedra pintado en tono terracota. 

Me giro desnuda en la cama revuelta, y apoyo mi mejilla en la almohada pero algo blando y aterciopelado se interpone entre el almohadón de seda y mi piel. Es una rosa blanca.




La cojo y aspiro su aroma con los ojos cerrados. Es la rosa más perfumada que he olido jamás, tiene una fragancia embriagadora y por alguna extraña razón la reconozco, la he olido antes en alguna otra parte.

Me levanto extrañamente somnolienta y poso los pies sobre la suave alfombre que cubre el brillante suelo de mármol veteado.

Me miro los pies maravillada. Los tengo decorados con pintura de henna y llevo amarradas al tobillo una especie de pulseras con diminutos sonajeros que anuncian cada uno de mis pasos. Busco un espejo para mírame pero no hay ninguno en toda la habitación. La estancia es un dormitorio adornado con artesonados de madera pintados de vivos colores. Dorados, rojos, y turquesas se entremezcla formando decoraciones de series geométricas e inscripciones en árabe. 

Camino hacia la ventana y abro la celosía para asomarme al patio de un bello Riad, todo blanco y luminoso, con su estanque transparente. El aire que llega de las montañas me refresca y me espabila. Huele a una mezcla floral embriagadora, Distingo el aroma de las madreselvas, las rosas y el jazmín que se entremezclan con otros aromas más especiados, clavo, canela y azafrán. El sonido del agua de una fuente llega hasta mis oídos extrañamente embotados.

El sol me ciega los ojos y noto una tremenda sed. Me vuelvo hacia la penumbra porque creo haber visto una bandeja con una tetera de plata y varios vasos preparados para servir el té de menta. La tetera está aún caliente. Alguien ha estado allí hace poco, alguien que ha dejado una rosa sobre la almohada, alguien que ha pasado la noche conmigo. No sé porque pero me estremezco de placer.

* * *

Dar clic en 'MAS INFORMACION' para seguir leyendo el fic

El té caliente tiene la virtud de equilibrar la temperatura corporal y pronto comienzo a sentirme menos acalorada aunque mi cuerpo entero sigue pegajoso, sobre todo mis muslos que están húmedos, resbaladizos. 

Tengo que vestirme si quiero salir de la habitación. No sé si estoy sola en la casa.

Sobre una butaca descansa una chilaba de finísima seda salvaje de color negro. Es de hombre, de ese hombre que sé que ha estado conmigo hace tan solo unas horas.

Me la pongo y la tela se pega a mi cuerpo dejando entrever mis pechos entre el abierto escote que me llega hasta el ombligo. 

Salgo de la habitación y camino dejando tras de mí un leve tintineo al bajar las escaleras. Todo está en silencio, en calma pero quiero cerciorarme. ´´¿Hay alguien? Hola´´, grito pero las paredes solo me devuelven el eco de mi propia voz. 

Me siento muy cansada de nuevo, como somnolienta. Bajo a la primera planta y me percato de que estoy sola. Deambulo por las diferentes estancias y vuelvo a salir al patio soleado y blanco.

Al fondo hay una puerta bellamente decorada con azulejos de vivos colores. Me acerco, es la única parte de la casa que me queda por ver. Abro con dificultad la pesada puerta de madera y me encuentro ante una estancia oscura. Entro y vislumbro unas luces titilantes al fondo.


Camino sobre el frío suelo de piedra y me acerco hasta una especie de escalinata que sube hasta una pila de agua salpicada de pétalos de rosa. Estoy en un Hammam. 

* * * 

El aire está cargado de una densa neblina cálida y húmeda que huele a la rosa que reposaba sobre la almohada. Es un aroma penetrante, concentrado. Aspiro y siento que esa sensual esencia me envuelve. La pila es una especie de bañera de piedra y sobre el agua flotan más pétalos de rosa. Toco el agua con mis dedos y siento que tiene una temperatura muy agradable. Me apetece meterme en esa agua perfumada y caliente. Me desnudo, dejo la túnica a los pies de la escalera y me sumerjo en ese baño tan apetecible. 

Todo mi cuerpo siente el calor del agua y el aroma de esos suaves pétalos que rozan mi piel al moverme. Mis miembros se relajan. Todo es muy placentero. Apoyo la cabeza en el borde de la bañera y sumerjo todo mi cuerpo. El sopor aumenta y me siento tan bien que es como si flotara. 

No sé cuánto tiempo transcurre pero abro los ojos y estoy en la más completa oscuridad. Las velas se han consumido y solo escucho el ruido de mi cuerpo moviéndose perezoso en el agua y el agua que mana de un surtidor. 

De pronto algo me sobresalta. Siento una presencia a mi lado, una leve respiración y unos ojos que me observan. Pero no siento miedo, sé que es él. El dueño de ese lugar, de la túnica que ha cubierto mi cuerpo, quien puso la rosa, dejó el té, preparo el baño, con quien hice el amor la pasada noche. 

Me incorporo y me siento en la bañera pero no hablo aun. Espero a que lo haga él con un cosquilleo mezcla de placer y nerviosismo alojado en el estómago. Mis ojos se van acostumbrando a la oscuridad. Su silueta se recorta en la penumbra. 

Escucho como enciende un fósforo y enseguida la luz va ganándole terreno a la oscuridad. Se acerca y se quita una túnica que lo cubre para meterse conmigo en la bañera. Mi corazón no se equivocaba, es Rob, ha sido Rob todo este tiempo. 

* * * 

- ¿Puedo? – pregunta en voz baja. 

- Claro – susurro excitada, observando su cuerpo desnudo. 

Rob se acerca a la bañera y se sumerge junto a mí en el agua termal que mana de la tierra misma. Me muevo para dejarle sitio pero él se acerca a mi cuerpo. 

- No, ven aquí – dice con su suave y cálida voz. 

Y me atrae hacia su cuerpo. Nos abrazamos y yo apoyo mi cabeza en el hueco entre su hombro y su cuello. Aspiro su aroma y ya sé por qué me era tan familiar el olor de la rosa, de ese baño. El huele así también, su piel huele a ese perfume embriagador. Vuelvo a aspirar con fuerza y suspiro. 

- Es el aroma de la rosa Damascena – susurra sonriendo dulcemente -. Los lugareños tienen historias acerca de esta rosa. 

- Cuéntamelas – le digo girando mi cuerpo y sentándome entre sus piernas para escuchar el relato que va desgranando, piel contra piel, susurrado en mi oído. 

- La rosa, cuentan, llegó a este rincón de Marruecos, a los pies del Atlas, en manos de un grupo de peregrinos que atravesó el desierto desde Damasco. Al descubrir un oasis, tras meses de penoso caminar, los peregrinos sembraron esta flor como símbolo de agradecimiento – dice acariciándome lentamente -. Ese lugar fue llamado el Valle de las Rosas, entre los ríos Dades y M´Ghoun, en el corazón del desierto de Marruecos. 

- Sé que es una flor de leyenda y… una de las más cotizadas del mundo – susurro cerrando los ojos cuando sus caricias se intensifican recorriendo mi cintura, mi vientre hasta alcanzar la curva de mis pechos. 

Me giro para mirarle y me besa lenta y profundamente. El deseo ardiendo potente y lujurioso se apodera de mí. Rob me besa con fuerza, metiendo su lengua en mi boca y yo le correspondo gustosa. Nos besamos apasionadamente. Noto su erección creciendo bajo mis nalgas y me aprieto contra el haciéndole jadear. 

Me toma con fuerza por la cintura y me eleva sobre él a la vez que se coloca de rodillas a mi espalda. Yo también estoy de rodillas y me quedo agarrada a la bañera, aguardando, con la respiración entrecortada, ansiosa por sentirle. 

Rob acaricia mi espalda bajando lentamente desde el cuello hasta mis glúteos y suavemente me abre las piernas. Se queda quieto, inmóvil, respirando afanoso y yo espero impaciente, aferrada al borde de la bañera. Abro los ojos y miro hacia atrás y le veo. Está todo mojado, los músculos tensos, la boca abierta, los ojos fijos en mi cuerpo, en los míos. Jadeo ante tanta belleza. El se inclina y me besa el cuello hasta morderlo con suavidad. 

- ¡Qué bien hueles! – susurra con su boca húmeda pegada a mi nuca. 

- Me encanta… oler a ti… - gimo. 

- Tu eres quien huele a mí - jadea. 

Roza mi cuello con su nariz y aspira profundamente. Tiemblo al sentir como exhala su aliento sobre mi piel. De pronto se separa de mí haciendo que perciba el aire a mí alrededor, no tan caliente como su cuerpo. 

Rob toma un bote de cristal labrado que está junto a una vasija de barro llena de pétalos de rosa y se echa un poco de un líquido brillante, denso y dorado en las manos. Noto la punta de su erección en mi trasero, bajo el agua y gimo excitada. 

- Es aceite de Argan. Las mujeres bereberes lo fabrican y es el mejor hidratante que existe para la piel y el cabello – dice masajeando mis glúteos con sus manos embebidas en aceite – ¿Te gusta? 

Su mano surca mis muslos, se mete entre mis piernas y acaricia mis pliegues dejándome estimulada y lubricada. Mis caderas giran por instinto. 

- Me encantan tus manos… - gruño de gusto. 

- Tienes una piel preciosa… - susurra surcando todo mi sexo. 

Y de pronto me penetra, despacio, muy despacio, entrando hasta el fondo, Gruño de satisfacción cerrando los ojos, saboreando la sensación de sentirme llena, completa y arqueo mi cuerpo hacia él. 

Se queda quieto unos instantes y sale de mi igual de lento. Vuelve a penetrarme de la misma forma haciéndome gemir de placer. Vuelve a salir y al regresar de nuevo a mi cuerpo me embiste con fiereza y comienza a moverse. 

Me toma por las caderas con una mano mientras con la otra presiona mi vientre apretando, hundiendo sus dedos en mi carne y yo le sigo. Chocamos con fuerza, cada vez más deprisa. Nos movemos a la par jadeando juntos y el agua, acompañada de pétalos de rosa, lo salpica todo a nuestro alrededor. 

Nuestro frenesí llega. Noto un delicioso temblor en mi interior, luego otro, que se va extendiendo por mis entrañas.

Rob gruñe con voz ronca al sentir como me cierro alrededor de su miembro estremecido y sé que él también está llegando. 

El placer me arrastra y él se deja ir también, conmigo, estrechándome por la cintura, atrayéndome hacia su cuerpo, abrazándome con pasión. 

* * * 

Ya en la habitación comemos frutas, dátiles y dulces de almendra. Rob me sirve té de menta. El sopor regresa y él se sienta a mi lado contemplando todo mi cuerpo desnudo con veneración. 

- Eres tan hermosa… Me encanta que te pintes los ojos así, como las mujeres de Marrakech. 

- Me han pintado los pies – sonrío. 

El sonríe también y los besa, haciendo que los abalorios y pequeños cascabeles de mis tobillos tintineen. 

Mientras, la noche cae sobre la Medina y la media luna ya brilla en el cielo aun azulado.

.