FIC IRINA '50 Sueños de Verano' Relato 33 'Casanova III'

Los FICs de este Blog quedan organizados de la siguiente manera: 

LUNES:  FanFic Robsten de Irina,      

                      Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim

MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen ya que aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones (Lemons). Personas impresionables fácilmente  dejamos a vuestra conciencia la decisión de leerlo o no.                         

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FIC-IRINA  50 Sueños de Verano'

Cap XXXIII "Casanova 3ª Parte"

por IRINA (Irene Mendoza)
Imágenes: Elena

George se separa de mí para mirarme a cierta distancia, me sonríe y acaricia suavemente mi muslo subiendo hacia mi trasero. Sus ojos arden de deseo ante mi cuerpo desnudo y sus labios están algo entreabiertos, Acerca su boca a mi muslo y su aliento acaricia mi piel impidiéndome hacer otra cosa que no sea desear estar entre sus brazos. 

- Qué suave eres… – dice con voz ronca posando sus labios sobre mi piel, manteniendo el contacto visual. 

Me siento anhelada y solo soy capaz de temblar. Echo la cabeza hacia atrás, adelantando mis pechos, ofreciéndolos. Sus manos viajan hasta mis nalgas y acarician mi piel deslizándolas arriba y abajo, poco a poco, sin prisa. 

Su mirada es profunda y suave. Acaricia mi trasero con una mano mientras con la otra alcanza mis pezones que ya están erectos, provocándome descargas de placer a través de ellos, por mi espalda, mi vientre, hasta mi sexo mismo. Yo a esas alturas, ya estoy perdida en el cúmulo de sensaciones que provocaba él en mí. Inclino mi cabeza un poco hacia atrás mientras respira fuerte. 

Entonces me vuelve a besar, su lengua en la mía, exigente, hundiéndose en mi boca. Profundiza su beso, se vuelve urgente y yo reacciono gimiendo quedamente. Enredo una mano en el pelo de su nuca acariciándola y tirando de él al mismo tiempo. Es suave, sedoso y parece que le encanta que le toque así porque jadea. 

Abarca mis pechos con sus manos, apretando y provocándome un gemido más intenso. Me arqueo de gusto buscando su contacto. Me mira a los ojos y en los suyos descubro un brillo triunfal. Sabe que me tiene. 

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Sus manos acarician mi piel bajando por mi cuerpo, mi cintura, mis caderas. Georges me va dando suaves besos por el escote y aspira profundamente. 

- Tu olor es… Me encanta… - susurra. 

Esas palabras hacen que un suspiro y un intenso estremecimiento se escape de mis labios. De pronto Georges me lanza sobre la cama, en un movimiento rápido, casi brusco, yo jadeo excitada y sorprendida y él me mira sonriendo, como un depredador. 

Tumbada en la cama, apoyada sobre mis codos, contemplo como se acerca a mí. Estoy deseando que me posea ya. Su lentitud es una tortura, una dulce tortura. 

Me mira a los ojos y se levanta de pronto, sonriendo con picardía casi infantil, dejándome tumbada en la cama, frustrada, temblando y jadeando de anticipación. El está de pie frente a mí, mirando con lujuria todo mi cuerpo. Lentamente comienza a quitarse la camisa abierta. Está desnudándose para mí y no puedo evitar que se me escape una sonrisa mientras me muerdo el labio.

Me encanta, me gusta lo que veo. Recorro todo su cuerpo comenzando por su cara. Tiene la mandíbula fuertemente marcada, y una incipiente barba ha comenzaba a brotar en sus mejillas pálidas.

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Su cuello largo, sus hombros anchos, con músculos bien definidos y flexibles, su pecho fuerte, con un suave y ligero vello en el centro, su abdomen marcado y una fina línea de vello descendiendo desde su vientre hasta perderse en sus pantalones. ´´Es tan sexy´´, me digo excitadísima y ya no me importa nada de lo que he oído esta noche de él. 

Le miro a los ojos y lo veo sonreír. Se ha dado cuenta de mi escrutinio y mientras se quita los pantalones me espera pacientemente. Se queda solo con unos calzoncillos largos que me retrotraen al siglo XIX. Intento no fijarme mucho en ellos pero no puedo evitarlo. Su abultada erección me deja aturdida. Me quedo expectante unos segundos hasta que se quita esa extraña ropa interior y contemplo su miembro en todo su esplendor. Entonces respiro con fuerza y siento como mi sexo se humedece instintivamente. 

George se acerca y comienza a subir a la cama, me separa suavemente las piernas, colocándose entre ellas sin dejar de mirarme y se tumba encima de mí, con todo su peso sobre sus codos. Siento el calor de su cuerpo sobre el mío, rozando contra la sensible piel del interior de los muslos.

Sus caderas se mueven contra las mías, su enorme erección contra mi sexo. Baja por mi cuerpo besándolo. Muerde, lame. 

Llega a mi escote, a mis pechos, su boca buscó un pezón y lo lame suavemente. Lo succiona y acaricia con los labios, primero uno, luego el otro. Yo ya estoy en éxtasis, al borde del orgasmo, con tan solo eso. 

Baja la mano y me acaricia el sexo con sus largos dedos. 

- ¡Mmmm!, estás… empapada – susurra en mi oído. 

George me mira intensamente, con la expresión ansiosa y un brillo impaciente en los ojos. Su respiración es agitada y su voz ronca y suave. Sus caderas se frotan contra mi muslo, dejándome sentir su miembro duro y grueso. Las mías friccionan contra él. Necesito llegar ya y alzo un poco mi pelvis para demostrárselo. 

- No puedo esperar a estar dentro de ti – murmura. 

- ¡Entra… ya! – musito en un quejido. 

Entra en mí con un fuerte impulso y no puedo evitar un sonoro grito de placer. Se queda quieto un momento, mirándome con una expresión salvaje y triunfal y gime con voz entrecortada. 

- Eres… tan… dulce. 

Un grito ahogado sale de mí al sentirle así, de pronto. Empieza a moverse, entrando y saliendo de mí con un ritmo intenso, sin darme un respiro, llenándome. Mis piernas se enroscan en su cintura, me aferro a él mientras absorbo sus embestidas. Escucho sus jadeos en mi oído, su respiración acariciando mi cuello. Sus embestidas me están volviendo loca. Yo gimo y jadeo con cada movimiento, con los ojos cerrados, envuelta en el placer que no me permite otra cosa que sentirle y deleitarme. 

George se mete y sale varias veces con toda su potencia y ya no puedo más. Un sonoro y fantástico orgasmo me estalla con fuerza. Mi cuerpo se tensa, mi vientre se contrae vibrante, en breves pero intensas oleadas cada vez más suaves a medida que esa explosión de placer va diluyéndose en mis entrañas estremecidas. 

Abro los ojos y él me mira sonriendo satisfecho y tras varias estocadas más estalla dentro de mí, soltando un rugido casi animal, quedándose quieto, muy profundo. 

Cuando sale de mí, jadeante, noto su ausencia dentro. Nos miramos sonriendo y suspirando. 

George me toma entre sus brazos para ponerme a su lado, besando mi frente con suavidad y cierra los ojos. 

Me aprieto contra su cuerpo, jadeante aun y al rato me doy cuenta de que se está quedando dormido.