Fic 'La Fundación', Capitulo 21 por V-Team

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Fic La Fundación  Capitulo 21
por V Team

Imágenes: Elena

Veo el brillo en los ojos de Rob cuando llegamos al Winston Churchill's y espero que le guste la sorpresa, sé que vestir formal no es precisamente su estilo pero es regla del restaurante. Alguna vez escuché decir a Carlos que te negaban la entrada si no asistías con corbata. 


Él solía frecuentar mucho esos lugares caros con su familia hasta que se casó conmigo y según él le arruine su vida y su fortuna. Una vez visitando a Mía, el Sr. Duarte, padre de Carlos, que era un hombre muy amable, me dijo que si había sacado a su hijo de los negocios era porque era un irresponsable que no le daba la importancia suficiente a lo que sería su herencia. Al principio el Sr. Duarte creía que la actitud de su hijo era por culpa mía pero luego se dio cuenta que a Carlos le gustaba apostar en las carreras pues en nuestra casa no había lujos y que era yo quien muchas veces tenía que cubrir los gastos de Mía. Los padres de Carlos estaban también muy tristes por la desaparición de Mía y apenados conmigo, sin embargo no me ofrecieron su ayuda. 

Por eso estaba tan enamorada de Rob, porque a pesar de su personalidad divertida, era muy centrado y maduro, además era un hombre íntegro en todos los aspectos, era totalmente transparente, gentil y bondadoso. Era de verdad maravilloso. 

Me sentí complacida de ver a Rob degustando la cena, veo que a pesar de mis dudas fue un acierto, se veía contento y yo estaba feliz de verlo así. Todos estábamos pasando un momento agradable. Estaba muy sorprendida de ver la conexión que tenían Rob e Irina, parecía que se conocieran de siempre y a veces parecía que se adivinaban el pensamiento. Estábamos casi en el postre y me disculpo para ir al tocador, nunca he sido demasiado coqueta pero esta vez quiero retocarme el labial. 

Al salir del tocador me da ese vuelco en el estomago que se siente tras un suceso inesperado, Rob está parado en el pasillo y me toma completamente por sorpresa, ni tiempo me da de decirle nada y me toma fuertemente por la cintura y me jala hacia él, de un segundo a otro estoy dentro de un pequeño cuarto oscuro que parece ser el que se usa para guardar las cosas de la limpieza.

Mis manos están juntas sobre su pecho, y me estremezco cuando siento su nariz cerca de mi cuello, cada centímetro de mi piel tiembla ante su cercanía, me dice lo mucho que me ha extrañado y apenas puedo responderle que yo también, creo que el corazón quiere salírseme del pecho mientras las manos de Rob me recorren de arriba abajo, la cabeza me da vueltas. El lugar es extraño y siento correr la adrenalina por mi sangre; cuando pienso que debemos salir antes que alguien nos descubra, Rob se recarga en una pared y me aprieta a su cuerpo para besarme apasionadamente, puedo sentir su excitación y creo que yo he mojado mis pantys. Sus manos dibujan círculos en mi trasero mientras su lengua ardiente explora mi boca. Rob baja la intensidad del beso pero no de la situación, una de sus manos se enreda en mi cabello y la otra sube hasta uno de mis pechos, lo acaricia con fuerza, una parte de mí quiere que me tome ahí mismo y otra parte solo quiere decirle que se detenga. 

-Te necesito –dice en mi boca y trato de recordar cómo respirar. 

Lo empujo suavemente con las palmas de mis manos para alejarme de él pero Rob se pega a mí como un imán, y me rodea demandándome, el espacio es tan pequeño que mi espalda golpea algo, distintos objetos, creo que algunas escobas, nos caen sobre la cabeza, Rob trata de cubrirme con su cuerpo, al menos ahí se ha producido bastante escándalo y me preocupa que se haya escuchado afuera también, los dos nos reímos nerviosos. 

-¿Estás bien? 

-Si, tenemos salir de aquí –le digo. 

-Pero prométeme una bienvenida. 

-De acuerdo, pero vámonos ya –le pido con miedo de que nos descubran. 

Rob es el primero en salir, me jala de la mano para indicarme que puedo salir, se detiene frente al baño de damas y me da un beso en la mejilla. 

-Te ves hermosa –dice cerca de mi oído y lo veo alejarse de mí. 

Regreso al tocador de inmediato pues no sé cómo he quedado luego de nuestro encuentro. Me miro al espejo y el labial ligeramente corrido y un tono rosado en mi rostro, aunque por dentro me siento al rojo vivo. Me retoco nuevamente los labios e intento conservar la calma aunque luego del intenso momento será verdaderamente difícil. Me acomodo el vestido, respiro profundo y regreso a la mesa. 

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Cuando llego a la mesa, Rob está tan fresco como si nada hubiera pasado y mantiene una conversación con Lena sobre lo que haremos al día siguiente, me deslizo en la robusta silla de madera y Rob me mira de reojo y dibuja una sonrisa. 

 Casi logra que se me salga el corazón, y el tan campante. “Tendré que pensar en una forma de hacerlo pagar por esto” pienso y se me escapa una sonrisa. 

* * *

De regreso en el hotel me despido de todos y les recuerdo que nos veremos temprano para aprovechar el día. Ya en mi habitación, me pongo mi pijama negra de satín y estoy dispuesta a meterme a la cama ha sido un día largo y me siento muy cansada. 

Apenas apago las luces y alguien golpea la puerta, me acerco a ver quién es y miro por el ojillo, ¡es Rob! Abro inmediatamente pues no quiero que lo vean ahí parado. 

-Me prometiste una bienvenida –me dice y ya lo tengo rodeando mi cuerpo y besándome. 

-No te merecías siquiera que te abriera la puerta luego de lo del restaurante. 

Rob se separa desconcertado y me mira el rostro. 

-¿Estás molesta por eso? 

-¿Te parece poco? Casi me da algo cuando se nos cayeron las escobas encima y pensé que nos sorprenderían. 

Rob suelta una carcajada y vuelve a acercarme a su cuerpo y yo siento que me falta el aire. 

-No puedes negar que fue emocionante, si no hubiera sido por las escobas… 

-Bueno sí, un poco –digo con voz de niña consentida y me muerdo el labio. 

-¡No hagas eso! 

-¿Qué? 

-Morderte el labio. 

-¿Cómo? ¿Así? –y lo hago de nuevo. 

Rob me mira con los ojos entrecerrados y se moja los labios como solo él lo puede hacer: sexy a más. 

 Me arrastra suavemente a la cama y termino dándole la bienvenida que le prometí olvidando que tenía algo muy importante que decirle. 

***

Cuando me despierto, Rob permanece a mi lado dormido, estoy fascinada viéndolo dormir pero lo despierto con un dulce beso cuando veo que tenemos el tiempo justo para reunirnos con las chicas. 

-Buenos días –le digo para terminar de despertarlo y me apoyo sobre mi codo, él abre los ojos lentamente y me sonríe. 

-¿Dormiste bien? 

-Maravillosamente –le contesto –pero quería hablar contigo sobre algo que paso el día que regresé de Los Angeles. 

-¿De qué se trata bonita? 

-Alguien nos vio en el estacionamiento. 

-¡Mierda! ¿Te chantajearon? –Dice un poco alterado y despertando por completo. 

-No, no, la chica se declaró tu fan, me pareció de confianza y además era muy agradable. Además no ha salido ninguna nota. Pero quería pedirte que… no me lo tomes a mal por favor, tenemos que ser más cuidadosos, no quiero que las cosas se pongan complicadas para ninguno de los dos. 

-Te entiendo –me dice acariciando mi rostro –disculpa, ese día fui irracional. 

-Sabes esa chica de verdad te admira, podría decir que hasta te aprecia. Me pidió que te cuidara. 

-¿En serio? Pues tiene una nueva responsabilidad señorita Zavala –me dice apretándome fuerte contra su cuerpo. 

-Sí, la cual me recuerda que estamos retrasados –le digo escurriéndome de su abrazo y levantándome de la cama. 

-¿Nos bañamos juntos? –Me pregunta desde la cama, donde está sentado, mientras yo levanto su ropa del suelo 

Su invitación me pone una sonrisa de oreja a oreja. 

-Eso nos quitaría mucho tiempo y… –le digo con una gran sonrisa entregándole su ropa y divertida por la situación –tenemos el tiempo justo, así que… será mejor regreses a tu habitación. 

-Ok –dice a regañadientes y comienza a vestirse, me da un tierno beso como despedida y me doy prisa. 

***

Tomamos el brunch dominical en el Bellini, un restaurante giratorio ubicado en el WTC, es el más grande del mundo y el único en México, me parece que es una buena opción para conocer la ciudad de un solo vistazo. 

 
World Trade Center (WTC) de la Ciudad de México

Mientras desayunamos Lena y yo les vamos señalando algunos sitios importantes como la Plaza de toros, una de las más importantes del mundo, Torre Mayor, uno de los edificios más altos de la ciudad y la torre Latinoamericana a la cual les prometemos ir más tarde.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

                     Plaza de Toros                                        Torre Mayor                         Torre Latinoamericana

Fina decidió salir antes y esperar en la recepción pues la vuelta en el restaurante giratorio ya le estaba causando problemas y Liz salió junto con ella. Aunque la velocidad era de un metro por minuto y era casi imperceptible la verdad es que a mí también llegaba a sacarme algún mareo. 

Luego recorrimos el Centro Histórico en auto, por supuesto no era lo más recomendable, pues había tantos sitios importantes qué visitar como Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana y un sin número de museos como el de Templo Mayor, sitio arqueológico. 

Palacio Nacional

 

                          Catedral Metropolitana                           Calendario Azteca en Museo del Templo Mayor 

Sin embargo Lena considera que es un poco arriesgado para Rob. Así que recorremos algunas otras calles del centro y luego pasamos frente al Museo Nacional de Arte que era un edificio precioso, tanto Fina como Irina encuentran algunos edificios muy parecidos a otros en España. Estacionamos la minivan que rentamos en el estacionamiento bajo el Palacio de Bellas Artes, otra impresionante obra arquitectónica de estilo ecléctico con una preciosa fachada de mármol blanco. Su construcción inicio en 1904 y concluyó hasta 1934 debido a distintas eventualidades históricas, fue una lástima que no pudiéramos entrar a ver los murales de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y otros artistas.

 

                        Museo Nacional de Arte                                                      Palacio de Bellas Artes

Mural de Diego Rivera "Hombre en la Encrucijada" en Bellas Artes

Mural de David Alfaro Siqueiros "Nueva Democracia" en Bellas Artes

Caminamos una cuadra hasta la torre Latinoamericana un edificio de 48 plantas, tan solo dos menos que el WTC, y subimos directo al piso 44 donde se ubica el mirador, desde ahí pudimos ver algunas calles del centro y la Alameda Central. Es un lugar que te deja sin aliento, puedes darte una idea de lo inmensa que es la Ciudad de México. Es un sitio mágico, y pienso lo mucho que me gustaría abrazar a Rob en ese momento, nuestras miradas se encuentran, creo que él ha pensado lo mismo. 

Es poco el tiempo que nos queda, así que volvemos al hotel para empacar y tomar nuestro vuelo a Cancún donde Irina terminaría sus vacaciones. 

Cuando llegamos a Cancún, Vicente ya nos espera con la Suburban. Como siempre el recibimiento por parte de las demás para Rob es como si ninguna de las demás existiéramos, pero las comprendo, es difícil no querer estar todo el tiempo con él. Las que acabamos de llegar estamos muy cansadas y nos retiramos a descansar. Ya en mi cuarto me río bastante pues no creo que Vero, Maca y Xim dejen a Rob tan fácilmente. 

***

El siguiente día lo pasamos tirados en la playa, “un día normal en la vida del jeque” me recuerdo. Luego de nadar un rato me voy a la cocina a prepararme algo de comer. Estoy con la cabeza dentro del refrigerador buscando algo que se me antoje, cierro la puerta del refrigerador y Rob permanece parado detrás. 

-¡Me asustaste! –le reclamo y me giro para dejar lo que llevo en las manos sobre la barra. 

-Lo siento, no fue mi intención. En realidad quería pedirte algo –lo miro esperando que continúe, da un paso acercándose a mí y pone una mano sobre mi hombro –esta noche no cierres tu puerta –me dice muy cerca de mi oreja y sus palabras me hacen estremecer. 

-No lo haré –le digo y acaricia mi mejilla satisfecho, lo veo salir de la cocina y un minuto después me arrepiento pero mi deseo por él es más fuerte. 

***

Estoy en mi habitación acostada en la cama con mi cuerpo de lado y mi cabeza descansa sobre mi mano, este día me ha servido para relajarme después de tantas emociones, miro el reloj y pasa de la medianoche, supongo que Rob ya no vendrá, estoy a punto de quedarme dormida. 

 No sé si sigo dormida o estoy soñando pero escucho cómo la perilla de la puerta gira lentamente, mi corazón se emociona, estoy tan nerviosa y mis párpados se sienten tan pesados que ni siquiera soy capaz de abrirlos o moverme para asegurarme que es él. Segundos después tengo a Rob pegado a mi espalda y acariciando mi vientre suavemente con su mano. 

-¿Me permites velar tu sueño? 

-Me encantaría –le digo, aunque no estoy segura de que las palabras hayan salido de mi boca. 

...CONTINUARA...