Fic 'La Fundación', Capitulo 27 por V-Team

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Fic La Fundación  Capitulo 27
por V Team

Imágenes: Elena

Rob no puede moverse, Vicente tiene que cargarlo prácticamente para subirlo a la suburban, Maca piensa que Pía pudo haberle dado a Rob curare brasileño o algún otro remedio con efecto anestésico. Afortunadamente no tendrá consecuencias. Maca dice que se recuperará muy pronto que solo necesita descansar, de cualquier forma mañana a primera hora un médico revisará a Rob y le harán análisis de sangre. 

-Eso fue increíble –me dice Lena mientras vamos de regreso a la Fundación –y muy valiente. 

-Sí, ¿cómo lo hiciste “V”? –pregunta Ani. 

-Bueno yo… –me doy cuenta que estoy temblando, no puedo evitar llorar desconsoladamente. 

Las chicas se asustan, Lena detiene el Volvo, y tratan de calmarme, creo que la impresión de ver a Rob así como lo tenía Pía, fue muy fuerte y actúe bajo un influjo de adrenalina. Sé que Rob está a salvo, que pronto lo veremos haciendo un chiste, tocando la guitarra o el piano, pero la angustia me invade, la respiración se me dificulta, el dolor causado por la desaparición de mi hija regresa a mi pecho más fuerte que nunca, ver que Rob sufría me impactó, mi mente me juega una mala pasada y pienso si Mía estaría sufriendo o habría sufrido cuando dejó de verme, ella y yo éramos tan unidas, casi inseparables. Sé que esto no está bien, intento calmarme pero no puedo. 

-Creo que es un tipo de ansiedad postraumática –dice Juno –respira “V”, respira. 

Hago lo que dice Juno y poco a poco me calmo. El médico que me atendió siempre me decía que poniéndome mal no conseguiría nada, al contrario, solo empeoraría las cosas, y es cierto. En este momento el que importaba era Rob. En poco tiempo vamos de regreso a la casa, en el camino ya un poco más tranquila, les explico que luego que Carlos me golpeara para llevarse a Mía, decidí tomar unas clases de defensa personal, por lo que pude desarmar a Pía. Lo que no les digo es que no soporté ver a Rob así, que solo quería ponerlo a salvo porque lo amaba inmensamente y el dolor de verlo sufriendo me armó de valor, porque eso es lo que hace un amor tan grande: no dejarse vencer, y así de grande era mi amor por Rob, casi tan grande como el que sentía por mi hija, y gracias al cual seguiría luchando hasta encontrarla. 

Cuando llegamos a la casa, Lena les explica a las demás lo que sucedió y comenta a Maca mi breve colapso nervioso. Maca dice que por precaución me aplicará un calmante. Oigo a Lena pedirle a Vero y Carol acompañen a Vicente al albergue para llevar a Pía, quien se encuentra atada en la Suburban, y como favor especial la tengan ahí hasta que sus familiares la recojan y se les advierta de los serios desórdenes mentales que padece. También pide a Berta y Fina me lleven a mi cuarto, pero Berta parece furiosa y se encamina a la suburban, Fina la detiene y ella intenta librarse, esta distracción la aprovecha Vero, cuando nos damos cuenta ya está abriendo la Suburban, solo escuchamos el golpe de tremenda bofetada. Nadie le dice nada, en el fondo creo que todas deseábamos hacer lo mismo. 

*** 

-¡Rob! –oigo mi voz gritando, estoy en la cama de mi habitación, mis manos están en el aire a ambos lados de mi cuerpo. 

-¿Estás bien? –Es Berta que me habla desde una silla en un extremo del cuarto. 

-Sí, creo que tuve un mal sueño. ¿Cómo está Rob? 

-Bien, ya lo ha revisado el médico, Maca y Liz se quedaron anoche cuidándolo. Hoy lo cuidarán Lena y Xim, y así nos turnaremos. Ya sabes cómo nos gusta mimarlo. 

Sonrío al escuchar lo que Berta me dice. 

-A ti te tumbó el tranquilizante que te dio Maca. Lena nos contó todo lo que pasó y Rob está muy agradecido porque arriesgaste tu vida enfrentando a Pía, y ha pedido verte en cuánto despertaras. 

¡Cielos! Rob quería verme y yo no tenía cara para verlo, no después de haber dudado de él, ¿que le iba a decir ahora? 

-¿Qué esperas mujer? –me reprende Berta –arréglate. 

En menos de quince minutos ya estoy lista, aunque mi cabello aún está húmedo. Insegura me voy hasta la habitación de Rob y toco a la puerta. Tal como dijo Berta ahí estaban Xim y Lena cuidando de Rob que estaba acostado con la charola del desayuno a medio terminar sobre sus piernas. 

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-“V”, que bueno que llegas, Xim y yo bajaremos a desayunar, ¿puedes quedarte con Rob? 

-Claro –le contesto a Lena y salen de la habitación. 

-¡Hola dormilona! ¿quieres compartir mi desayuno? –casi lloro al ver que mantiene su buen humor. 

-¡Ay Rob! –le digo y en dos zancadas llego a su lado –Perdóname por favor. 

-No tengo nada que perdonarte bonita. 

-Sí, por desconfiar de ti, por creer que tú y… 

-Ven aquí. 

Rob pone la charola a un lado y me hace un pequeño lugar junto a él, rodeo su cuerpo y por un momento creo que nada ha pasado, que todo vuelve a ser como antes, vuelvo a sentirme en el cielo y dejo atrás el infierno que vivimos. Me tranquiliza estar ahí con mi cabeza sobre su pecho, escuchando los latidos de su corazón, abrazada por su calor. Nos quedamos en silencio por un rato, disfrutando por fin de la cercanía. 

-Soy yo el que debe disculparse, por caer en el juego de Pía y ponerlas…ponerte en peligro. Gracias por salvarme. 

Se incorpora para verme mejor, me pierdo de nuevo en el lenguaje mudo de sus ojos, el que antes no quise escuchar y de lo cual me arrepiento, ¿cómo fui capaz de dudar de esa mirada transparente y sincera? Rob me sorprende con un delicioso beso, noto la urgencia que hay en sus labios y siento esa fuerza de atracción que solo nos demostramos cuando estamos solos. 

-Tienes que descansar –le digo apenas me deja respirar. 

-Estoy bien, las chicas exageran con sus cuidados y odio estar en la cama, excepto cuando… tú sabes, estoy contigo –dice juguetón y me saca una sonrisa. 

-Entiéndelas, estábamos muy angustiadas. 

Rob me explica cómo fue que Pía lo engaño y terminó en su hotel, lo mal que lo pasó y el miedo que tuvo al pensar que no saldría de ahí. 

-Estuve tan preocupada por ti. No sé cuánto dolor por separarme de mis seres queridos pueda soportar. Rob yo… –él pone un dedo sobre mis labios. 

-“V”, esos días privado de mi libertad descubrí que… 

Rob se queda callado al escuchar que alguien llama. Me alejo de prisa y me aliso la ropa. Es Dolores que viene por la charola. Seguida por Maca que reprende a Rob por apenas haber probado bocado. 

-Rob, es importante que comas bien. 

-Y tú ya deberías estar descansando, anoche no dormiste nada. 

La situación me divierte un poco, salgo de la habitación en busca de Lena para preguntar cuando será mi turno para cuidar a Rob. 

***

Estamos un poco más tranquilas en la Fundación, habían pasado unos cuatro días desde que Rob regresó y parece estar bien, sólo estuvo un par de días en la cama así que no tuve ni tiempo de cuidarlo. Aunque claro todas lo consentimos demasiado y a veces creo que lo empalagamos. 

No he podido estar a solas con Rob desde aquella mañana. Estaba en mi cuarto, impaciente por estar a solas con él y demostrarle lo importante que él era para mí, para mí que en realidad siempre lo había amado en silencio, ahora podía decírselo, para mí que creía que solo se podía vivir dentro de una pesadilla ahora sabía que los sueños también existían, porque era Rob quien me había encontrado cuando más sola me sentía, y cuando mi corazón estaba hecho pedazos él había reunido los pedazos, porque cuando pensé que el amor no existía, él había calmado mis ansías, había sido abrigo en mis días de frío y luz en mi oscuridad por eso ahora más que nunca quería decirle lo que estaba sintiendo, que lo amaba, que lo amaba como jamás pensé que se podía amar. 

Ahora sólo necesitaba encontrar el momento adecuado para decírselo, pero quería que fuera pronto antes que Rob volviera a L. A. y no nos viéramos hasta el próximo año, porque seguramente Rob pasaría Navidad y Año nuevo con su familia en Londres, la mayoría de las chicas también se iría, Lena viajaría a Italia para ver a su hija, Vero, Carol, Ani, Angela, Xim y Maca querían viajar para ver a algunos familiares, mientras que Berta, Fina, Liz y Juno estaban planeando un viaje personal a las Bahamas, yo estaba insegura de viajar, al ser un viaje personal corría por mi bolsillo y ahora que pagaba nuevamente el investigador privado lo sentía un gasto innecesario, además sería mi primer Navidad sin mi hija y carecía de todo sentido, a Mía le emocionaba adornar el árbol y adoraba poner cada pieza del nacimiento, si viajaba solo por ver a mis padres, me vendrían a la mente todas esas cosas. 

En realidad sería la segunda Navidad sin mi hija, solo que la anterior la había pasado internada en un hospital debido al shock de saber que Carlos se había llevado a mi hija y luego a la depresión y ni siquiera sabía en qué día vivía, me la pasaba sin hablar y ya ni siquiera lloraba, mis ojos estaban secos porque ya había derramado muchas lágrimas. Cuando salí de la clínica se habían agotado todas mis posibilidades buscando a Carlos y a mi hija, un investigador privado con contactos en el extranjero se volvió la única opción. 

Si algún día encontrábamos a Carlos pasaría un buen rato en prisión, si logró sacar a Mía del país seguro había sido falsificando documentos y eso tendría que pagarlo, sin contar otras faltas en las que había incurrido, a menos claro que como siempre utilizara sus influencias. Mucho me temía que mi ex-suegro el Sr. Duarte, estuviera encubriendo a su hijo precisamente por el miedo de verlo en la cárcel, y es que por más vueltas que le daba no concebía el hecho que en un año, Carlos no se comunicara con sus padres. 

Dejo mi cuarto y voy a dar un paseo a la playa, no tiene caso que permanezca aquí si Rob está aún tan mimado por las chicas, además caminar me ayudará a decidir qué debo hacer para las fiestas decembrinas, aunque en realidad la mejor opción parece permanecer en la casa. 

La luna va iluminando mis pasos mientras dejo mis pies en la arena mojada. La marea ha subido, cuando salí de casa el agua del mar apenas se acercaba a mis pies y a mi regreso me cubre por encima de mis tobillos. Es una noche muy tranquila y esplendorosa, el viento sopla muy suave apenas ondeando mi vestido y apenas despeinando mi cabello. Sin darme cuenta ya estoy de nuevo frente a la casa, pero hace un clima perfecto y no me apetece ir a la cama, deseo disfrutar un poco más de esta tranquilidad, relajarme y olvidar por un momento todo lo acontecido. 

Camino hacia un costado de la casa, hasta donde está la palapa y desde donde se tiene una buena vista, subo los escalones de madera y ya estoy en la pequeña terraza, mis opciones para descansar de mi caminata son dos butacas de bambú o una hamaca, que consiste en una red de hilo fijada a dos extremos firmes, aunque se cree que éstas son herencia maya la verdad es que no es así, la realidad es que llegaron a Yucatán por el Caribe, donde son muy comunes. 

Me recuesto sobre la hamaca de suave hilo acomodando una pierna estirada sobre la red y con la otra me empujo contra el suelo para mecerme suavemente. Cuando obtengo el ritmo deseado subo la otra pierna a la hamaca formando un triángulo y no puedo evitar que la suave tela de mi vestido resbale sobre mi muslo, cierro los ojos y me tomo un momento para relajarme. 

Inmediatamente la imagen de Rob se viene a mi mente, su cobrizo y suave cabello, esas líneas cuadradas de su rostro, la barba saliente, sus deliciosos labios y sus hermosos e indescifrables ojos, aún más guapo de lo que yo me imaginaba que era antes de conocerlo. Sin abrir los ojos, recorro con mi dedo índice mis labios, recordando el último beso que nos dimos sobre su cama, suspiro y al mismo tiempo abro lentamente los párpados, parado junto a mí está él, resaltando entre la oscura noche. Me quedo muda ante la sorpresa, Rob me sonríe y con la yema de los dedos recorre sutilmente mi piel desde mi pie hasta mi rodilla haciéndome estremecer. 

-¿Puedo descansar junto a ti? 

...CONTINUARA...

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