FanFIC no.100 'Copacabana. Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                     Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

Para leer Fics Anteriores de IRINA clic ---> AQUI

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FanFIC no.100

"COPACABANA . ROB"
Imágenes: Elena

Llegamos al hotel amaneciendo sobre Copacabana, aún estaba oscuro aunque las primeras luces del alba ya clareaban el cielo. Salimos de la furgoneta que nos traía de incógnito desde el puerto de Marina da Gloria y ya íbamos a pasar por la vacía entrada principal del hotel, después de que la policía hubiese dispersado a las últimas fans, cuando miré hacia la playa solitaria.

- ¿Qué pasa Rob?

- Nada, echaba un vistazo a la playa – suspiré.

- Viajamos a lugares increíbles pero nunca podemos disfrutarlos como las demás personas ¿verdad? – dijo acariciando mi espalda.

- Me lees el pensamiento, preciosa.

- Oye… ¿por qué no…?

- Qué – sonreí cansado.

- ¡Vamos a la playa antes de que salga el sol y se llene de gente! – dijo entusiasmada.

- ¿No tienes sueño?

- Para nada. Además… me he dejado puesto el Wonderbra.

La miré sonriendo. Se notaba que estaba cansada pero sus ojos brillaban febriles. 'mi niña alocada', pensé. La verdad es que estaba agotado y solo quería pillar la cama y dormir hasta la tarde pero ella tiraba de mi brazo y no pude decirle que no.

Cruzamos la carretera, el paseo marítimo y caminamos por la arena, adentrándonos en una de las playas más famosas del planeta. Kristen comenzó a quitarse la camiseta y el short quedándose en ropa interior ante mí y corriendo se metió en el mar dejándome atrás.

- ¡Espera! – grité mirando a derecha e izquierda antes de empezar a desnudarme yo también.

Me metí en el mar detrás de ella y la alcancé justo cuando una pequeña ola rompía contra nosotros. 

- ¡No seas miedica, Rob! - gritó adentrándose más.

La alcancé para pararla. Estaba claro que era peligroso lo que estaba haciendo. 

- ¿Quieres que nos ahoguemos?– dije preocupado, apretándola con fuerza contra mí -. Estás loca ¿lo sabías?

- Sí – rió y me besó con fuerza.

Continué su beso saboreando su boca con avidez, no pude resistirme. Ella siguió el lujurioso movimiento de mis labios, metió su lengua en mi boca y se apretó contra mi cuerpo. Paramos de besarnos respirando afanosos y nos miramos con deseo. En esos momentos me apetecía muchísimo hacerla el amor. Mi mano voló hacia sus pechos comprimidos por el sujetador negro que llevaba puesto y que los juntaba y alzaba. Los acaricié apretándolos entre mis manos.

- ¿Te gustan?

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- Sí pero ya tienes unos pechos preciosos si necesidad de hacer… trampas, amor – sonreí.

- ¿Trampas? No te gusta – dijo frunciendo el ceño.

- Estás muy sexy, pero no por el sujetador, que me encanta, lo reconozco… - dije acariciando la curva de sus senos, adentrándome entre ellos -. Tú eres sexy, sin apenas proponértelo, nena, te lo aseguro.

Me miró y me pareció que se sentía molesta de pronto. Intenté besarla de nuevo pero apartó la cara. 

- Pues bien que miras las tetas de las demás – me soltó comenzando a salir del agua.

- Ah, vale. Ya empezamos – me reí.

- Lo haces y disimulas. Muy mal por cierto.

- Eso no tiene nada que ver y no es nada malo. No voy a quererte menos por mirarle las tetas a otra. Es… un acto reflejo. ¡Soy un tío! – dije llegando a la orilla.

- Ya y yo una tía y no me gusta que lo hagas – dijo dándose la vuelta de pronto.

- Creí que estaba claro. ¡Yo no soy de esa clase de tíos! – dije ofendido poniéndome la ropa -. Y ya que estamos en esto tú te dejas abrazar por cualquier tipo amigo tuyo sin reparo alguno.

- Es mi forma de ser, eso no quiere decir nada. ¡Y no me dejo! – gritó furiosa.

- Pero pueden no gustarme tantas confianzas. Y no grites, estás en un lugar público – le espeté con rabia.

- ¿Y? – me miró retadora.

- Nada. Olvídalo. No tengo ganas de discutir chorradas. Estoy cansado y quiero irme a dormir – dije enfadado pero intentando no alzar la voz, sin mirarla.

Caminé por la arena deprisa, saliendo de la playa y dejándola atrás.

- ¡Rob… espérame! – gritó mientras intentaba vestirse a la carrera -. ¡Oh, vete a la mierda!

No lo hice, camine deprisa, a paso ligero y me dirigí directamente al paseo marítimo para cruzar la carretera y entrar en el hotel. Kristen no tuvo tiempo de alcanzarme. Me metí en el ascensor furioso y entré en la habitación.

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Poco después llegó ella, con la ropa mojada, el pelo goteando y llena de arena pero yo ya estaba bajo la ducha. Salí del baño desnudo y me metí en la cama sin decirle nada. Ella pegó un bufido furioso y se metió en el baño dando un portazo. Oí el agua de la ducha caer durante un buen rato y luego el silencio.

La habitación estaba a oscuras. Kristen se metió en la cama y sentí su cuerpo y su calor junto al mío pero no la toqué, a pesar de que aun así, enfadado como estaba, la deseaba. En vez de eso me di la vuelta en la cama. Respiró hondo y se giró de espaldas a mí. Al rato volvió a suspirar y a moverse nuevamente.

- ¿Me vas a dejar dormir? – dije con brusquedad.

A veces me exasperan sus caprichos de niñita malcriada, su forma de ser impulsiva y sus malos modos. Estaba enojado con ella y no me iba a ser fácil conciliar el sueño. Menos teniéndola a mi lado desnuda. No respondió y se quedó quieta, callada. No escuché más que su respiración durante un rato hasta que el sueño me venció antes de que pudiera pedirle disculpas.

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Me desperté temprano y me volví con cuidado en la cama para no molestar a Kristen. No había tenido un sueño muy reparador, la había oído levantarse y moverse inquieta, me había despertado varias veces durante la noche y ahora estaba profundamente dormida. La observé respirar suavemente, medio destapada, desnuda sobre la cama. Parecía tranquila y relajada y el resquemor que sentía la noche anterior desapareció por completo al contemplarla tan dulce y hermosa, ajena a mi mirada.

Estaba contemplándola detenidamente, sintiendo como una oleada de ternura y deseo me invadía el pecho cuando llamaron a la puerta y preguntaron algo en portugués que no entendí. Al no responder la asistenta entró con la intención de cambiar las toallas. Al verme sonrió avergonzada creo que me pidió disculpas, dejó las toallas limpias en el baño y se fue rápidamente.

El ruido de la puerta despertó a Kristen que se removió en la cama. Me arrodille a su lado,al borde de la cama y la acaricié la cabeza con mucha dulzura.

- Hola, buenos días – susurré mirando sus ojos entrecerrados.

No contestó, en vez de eso los abrió del todo, me miró a los ojos con tristeza y suspiró con fuerza. Sentí que se me partía el corazón y apoyé mi frente en la suya cerrando los míos un instante.

- Rob, yo… - comenzó.

- Lo siento amor. Siento haber sido tan brusco anoche. Es que…

- Te puse furioso, lo sé. Yo también lo siento. No sabes cuánto – dijo interrumpiéndome angustiada.

Sé cuándo Kristen está a punto de llorar y esa vez era una de ellas y no soporto que haga eso, aunque no pueda controlarlo, me pone muy mal el verla llorar.

- Eh, no pasa nada ¿vale? Ya está olvidado – susurré besando su frente, intentando tranquilizarla.

- ¿Has dormido bien? Creo que no te he dejado – dijo acariciando mi pelo.

- ¿No podías dormir, preciosa?

- No, no muy bien. No debí… Es la primera vez que nos dormimos enfadados y… ¡Uf! – suspiró con fuerza y sentí como se me ponía una nudo en la garganta.

No la dejé terminar. En vez de eso tomé su dulce rostro entre mis manos y la besé en la boca suavemente, con toda la ternura de la que fui capaz, con el pecho lleno de amor por ella. Sin separar mis labios de los suyos intensifique el beso a la vez que la abrazaba con fuerza. Noté como su cuerpo se relajaba al contacto con el mío.

Pegó su cuerpo al mío, su lengua reclamaba mi boca. Sentía mi corazón palpitando con fuerza y algo cálido y muy placentero por dentro.

Con sus dedos delineó mi mandíbula y saboreó mis labios despacio. Yo presioné ligeramente su labio inferior y lo tomé con delicadeza entre los míos mordiéndoselo suavemente. Gimió un poco abrió su boca con la mía y me besó profundamente. 

- Ven… - susurró en mi boca, anhelante.

Su voz sonó tan implorante y sensual que con un quejido de impaciencia la tomé entre mis brazos incorporándome y posándola sobre la cama, tumbándome sobre ella excitado como nunca, con mi miembro poniéndose duro como una roca contra su suave vientre.

- Cuando entenderás que para mí eres la mujer más sexy y hermosa, la única, amor mío. Que solo quiero hacerte el amor a ti, siempre.

Lo dije casi jadeando de puro deseo y después la besé de forma lenta y profunda, hasta dejarla sin aliento y ardiendo de ganas.

Era cierto, es cierto, solo la deseo a ella, solo quiero hacerlo con ella, verla y oírla disfrutar conmigo. Sentir su deseo y darle todo el placer que pueda.

- Te amo, te amo… – gimió casi sin voz.

Sentía su suave cuerpo bajo mis manos, la blandura de su carne, mi erección presionando su vientre, su aliento hechizándome, volviéndome completamente loco de deseo.

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Kristen estaba temblando de anticipación. Sin más preámbulos, me puse entre sus piernas y pasé mis dedos por el interior de sus muslos hasta alcanzar su sexo. Separé sus tiernos y húmedos pliegues y deslicé mis dedos por su sexo. Pude notar lo excitada que estaba, lo húmeda que tenía su sonrosada carne. Estaba perfecta, lista para ser penetrada. 

Deslicé despacio mis dedos hacia su entrada e introduje dos a la vez. La penetré muy despacio varias veces y pude contemplar maravillado cómo se retorcía de placer.

Inmediatamente la cubrí con mi boca y empleé mi lengua en estimular su clítoris frotándolo en círculos a la vez que entraba y salía de ella con mis dedos. Ella gemía enloquecida de placer. Sintió mis dientes mordiendo suavemente su hinchado clítoris y gritó de placer. Elevé un poco la cabeza para mirarla.

- ¡Oh, Rob…! – jadeó cerrando los ojos con fuerza, implorante.

- Córrete nena! – le pedí.

Las vibraciones de mi voz en su sexo sobre estimulado precipitaron su orgasmo. Noté como se corría con fuerza mientras yo presionaba con mi lengua, succionaba con mi boca y arrancaba de ella todo su placer.

Rápidamente, con su vientre aun palpitando, la penetré con fuerza, llegando muy profundamente dentro de ella, hasta el fondo.

- ¡Dámelo otra vez, amor! – gruñí a punto de derramarme.

Me volvía loco de placer con cada embestida.Y lo hizo, volvió a dejarse llevar con el mismo o mayor ardor que poco antes. Entonces la abracé con fuerza y exploté en un potente y enloquecedor orgasmo. 

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Permanecimos abrazados y en silencio disfrutando de la reconciliación. Yo con la nariz hundida en su pelo, respirando su aroma. Ella acariciando lenta y suavemente mi vientre y mi pecho, aferrados el uno al otro, sin querer soltarnos.

- Eso era para que me perdones – sonreí.

Kristen me miró con esa intensidad tan suya y me sonrió con toda su alma. 

- Me encanta el sexo de reconciliación – dijo dejando escapar una risita.

- ¿Ah sí? – asintió -. A mí también, preciosa. 

Me sentía en la gloria. Estaba en el cielo.

...CONTINUARA...