FanFIC no.96 'Baton Rouge. Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                     Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no. 96

"BATON ROUGE. ROB"
Imágenes: Elena

El 20 de octubre comenzamos a grabar Amanecer en Baton Rouge. Para conocer a todo el cast principal el nuevo director, mi compatriota Bill Condon, nos preparó una cena de bienvenida.

 Reservó en el restaurante Fleming's Steak House para 30 personas. Bill y Wyck Godfrey, el productor ejecutivo, se dividieron la cuenta para pagar y fueron aplaudidos por todos. 

Nos recogió una furgoneta con los cristales tintados para llevarnos hasta el centro de la ciudad y reunirnos con todos nuestros viejos amigos y compañeros de trabajo, 

Taylor, Peter, Kellan, Jackson, Dakota, Elizabeth y Ashley Greene con Joe Jonas, con el que salía por aquel entonces. Hasta Nikki se unió al grupo.

Llegamos al restaurante a eso de las 20:30 y salimos hacia las 11. Comimos opíparamente: filete, pastel de cangrejo, sopa de marisco, y pez rojo, todos platos típicos de Loussiana. De postre pastel de queso con frambuesas y Creme Brulee.

Nos dispusieron en una parte más privada del restaurante y dejaron la música baja para que pudiéramos conversar. Nosotros nos sentamos junto a Bill y Ahsley.

Vestíamos informales, como siempre. Yo con gorra, camiseta y una camisa y Kristen con camiseta y vaqueros. Los más elegantes eran Kellan y Ashley, que son los que siempre se preparan más. Kris conversó un buen rato con Nikki que parecía haber olvidado todas nuestras rencillas pasadas.

Lo pasamos muy bien y terminamos hablando de Halloween. Faltaba muy poco para celebrarlo. El 30 de octubre Kristen iba a viajar a L. A. a pasarlo con sus hermanos y amigos pero yo preferí quedarme en Baton Rouge. Halloween no es de mis fiestas favoritas. Eso de disfrazarse no me va nada. Ya tenía bastante con hacer de Edward y volver a ponerme las dichosas lentillas de vampiro.

- No serán para tanto – dijo Kristen.

- Ya me lo dirás cuando te toque ponértelas – dije.

- ¡Qué quejica, Rob! – dijo Kristen poniendo los ojos en blanco.

- En serio, son super molestas, muy rígidas y encima opacas. No puedes ver nada de nada. Pregúntales – dije señalando a Kellan y Jackson.

- Es cierto son muy incómodas - dijo Kellan y Ashley asintió dándole la razón junto con Nikki.

- No me importa. La verdad es que estoy deseando convertirme en vampira – dijo Kristen.

- Va a estar bien ver eso – rió Peter.

- Yo también quiero ver eso – dijo Jackson.

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- Nos vamos a reír – añadió Taylor.

- Y pensar que de pequeña siempre me disfrazaba de vampiro, era mi disfraz favorito – suspiró.

- No puedo creerlo – dije asombrado.

- Puedes preguntárselo a mi madre o a mi padre. Me encantaba. En serio.

- Te creo – dije mirándola con ternura.

- ¿Qué?- sonrió.

- Nada, te imaginaba de niña, disfrazada.

Me gané un codazo en el hígado pero también un beso justo después que todos los presentes jalearon. Y creo que no hicimos caso a nadie el resto de la noche.

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Kristen viajó a L. A. el 31 de octubre para pasar Halloween con su familia y amigos y yo me quedé en Baton Rouge. En parte por tener un poco de privacidad para preparar el trabajo y en realidad para poderme leer Amanecer de una vez por todas. Porque no se lo había confesado a nadie, ni a Kristen pero lo había comenzado y… y no había pasado de la boda. Menos mal que leo muy de prisa. 

En mi defensa diré que tenía muchos guiones por revisar y lo fui dejando. Cuál fue mi sorpresa que el final del guion ideado por Melissa no concordaba exactamente con el del libro pero llegué a la conclusión de que me gustaba más así. ¡Había lucha!

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Kristen regresó el día 4, casi sin tiempo de preparar las maletas para Brasil. Porque al final la productora, tradicionalmente rácana, había tirado la casa por la ventana y nos enviaba al mismísimo Río de Janeiro a rodar los exteriores de la luna de miel. 

Me pilló terminando de leer Amanecer nada más entrar por la puerta.

- ¿Aún no te lo habías leído? – exclamó entrando hasta el dormitorio para dejar su mochila.

- Eh… sí. Solo estaba refrescando la memoria – dije en voz alta para que me oyese.

Salió al poco vestida con una camiseta mía, descalza y en ropa interior. No pude evitar echarle un repaso a sus bonitas piernas y a su trasero respingón.

- Tú tienes muy buena memoria, Rob – dijo con reproche.

- Vale sí. Te vas a enterar de todas formas. No me lo he leído hasta hace dos días – reconocí encogiéndome de hombros.

Con Kristen no se pueden tener secretos, no se le escapa una.

- ¿Te lo has leído en Halloween? – dijo incrédula, sentándose a mi lado en el sofá.

- Sí, eso es lo que he hecho. En menos de tres días – dije orgulloso.

- Bueno, por lo menos lo has hecho – resopló.

- Por cierto, he flipado con el libro – dije para cambiar de tema.

- ¡A que sí! Que esto quede entre nosotros pero Stephenie no está bien de la cabeza.

- Stephenie es extraña. Mormona, le gusta Muse y escribe gore – reí.

- ¡Joder! ¿Cómo se supone que van a rodar eso? El sexo vampírico, el parto, la conversión…

- El sexo en el libro brilla por su ausencia. Es lo de menos. Pero el parto ese…

- Me lo imagino con sangre por todas partes – dijo gesticulando.

- ¡Sí, todo gore! Placenta, vísceras, una locura – reí a carcajadas.

- ¿Y cómo crees que quedará recreado el sexo vampírico? –dijo apoyando su brazo en mi hombro.

- Yo me lo imagino como si ambos volaran mientras tiene un orgasmo o algo así – bromeé.

- Sí, haciéndolo a velocidad de vampiro – rió a carcajadas.

- A cámara rápida, sin parar. Rompiéndolo todo – reí con ella.

- ¿Y el de Bella humana? – susurró dejando de reír.

Kristen me quitó el libro de las manos, lo posó en el suelo y comenzó a acariciar mi nuca, jugueteando con mi pelo.

- Diferente, algo… - dije mirándola a los ojos y retirándole un mechón de pelo que le caía sobre la mejilla.

- Dulce – musitó.

- Sí, dulce y cuidadoso – susurré.

Tomé su rostro por la barbilla y la besé en la boca, obligándole a abrirla con un beso suave, húmedo y cálido, lleno de intención.

- Lento, suave, tierno pero muy apasionado – añadí.

La besé profundamente, sujetándole la cara con las manos, metiendo la lengua en su boca, despacio, dulcemente y exigiéndola a la vez.

Comencé a desnudarme al ver que Kristen también se deshacía de su camiseta. Siempre mirándola a los ojos. El deseo entre los dos, en forma de una especie de energía, como electricidad, era patente en el aire.

La sujeté por la cintura, desabroché mis pantalones, y la alcé sobre mis piernas. Ella las enredó alrededor de mis caderas mirándonos a los ojos todo el tiempo. Subí las copas de su sujetador dejando expuestos sus pechos, los acaricié suavemente, y la penetré lento. Gemí profundamente al hacerlo, abrumado por la sensación de sentirme en su interior y comenzamos a movernos despacio, dulcemente, meciéndonos.

Cada empuje mío provocaba que sus pechos oscilasen y que jadease y gimiese suavemente. Y yo solo podía dejarme llevar intentando no perder la cabeza en cada acometida. 

- Eres maravillosa – susurré contra su piel.

Continuamos sin prisas. Y si a veces haciendo el amor de un modo mucho más intenso yo la sentía completamente mía, en ese momento sabía con certeza que le pertenecía a ella en cuerpo y alma. 

Lentamente comenzó el orgasmo en su vientre. La sujeté con fuerza presionando más profundo, en movimientos circulares. Jadeos y quejidos ahogados salían de sus labios entreabiertos. Tenía los ojos cerrados, las mejillas encendidas, estaba hermosa y era la visión más erótica del mundo, observar cómo se dejaba llevar por mí. 

Me estremecí sin poder retrasarlo más. Una sacudida recorrió mi espalda y fue directa a mi bajo vientre. Ella me apretó en su interior hasta que el lento orgasmo se hizo pleno, hasta que me corrí muy dentro de ella gimiendo su nombre.

La solté despacio y ella se desplomó con la cabeza sobre mi hombro, exhausta y temblorosa.

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Me desperté en nuestra cama. El brazo de Kristen me rodeaba la cintura mientras que los míos la tenían sujeta firmemente contra mi cuerpo. Su mejilla descansaba apoyada sobre mi pecho. Yo enredaba mis piernas entre las suyas y lo rodeaba con mi brazo también por la cintura. 

Ya estaba amaneciendo, y en cuanto intenté moverme se despertó, levantó la cabeza y me miró con sus verdes ojos somnolientos y dulces. 

- Buenos días - sonrió y me besó.

- Hola – susurré seguro de tener una cara de verdadero bobo en ese momento.

Acerqué mi cadera a su pierna, haciendo que notara mi erección matutina, sonriendo travieso y levantando una ceja con intención.

- Rob…, no – dijo rechazándome con dulzura -. Tenemos que levantarnos ya. No has hecho la maleta y yo no pienso hacerla por ti. Mañana volamos a Brasil, ¿recuerdas?

- Solo un poco, nena – dije sonriendo, abrazándola e intentándolo de nuevo-. Ya sabes lo que me gustan los polvos mañaneros.

- Y a mí pero no tenemos tiempo – dijo zafándose de mi cuerpo con una sonrisa.

- Vale, porque tenemos prisa que si no, no te salvaba nadie – dije dándole una palmada en su hermoso trasero.

Me dio un breve beso en la frente y saltó de la cama para meterse corriendo en el baño. Yo remoloneé en su lado de la cama, fumándome el primer cigarro de la mañana. 

Antes de acabármelo Kristen salió recién duchada, envuelta en una pequeña toalla, con el pelo mojado goteándole en los hombros, hermosísima.

- ¿Dispuesta a bailar la samba, nena? – dije de excelente humor.

Se echó sobre mí para besarme con pasión.

- Eso debe ser un sí, preciosa – dije tirando de la toalla para quitársela.

- ¡Me muero por llegar a Río! – rió desnuda entre mis brazos.

...CONTINUARA...