FIC IRINA '50 Sueños de Verano' Relato 35 'El amo del Universo.Photoshoot. I'

Los FICs de este Blog quedan organizados de la siguiente manera: 

LUNES:  FanFic Robsten de Irina,      

                      Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim

MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina
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Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen ya que aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones (Lemons). Personas impresionables fácilmente  dejamos a vuestra conciencia la decisión de leerlo o no.                         

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FIC-IRINA  50 Sueños de Verano'

Cap XXXV "EL AMO DEL UNIVERSO. PHOTOSHOOT I"

por IRINA (Irene Mendoza)
Imágenes: Elena

Me despierta el modo vibración de mi Iphone pero ni siquiera me tomo la molestia de abrir los ojos y continúo durmiendo. 

´´Debí apagarlo. Siempre me olvido´´ me reprocho a mí misma.

Pero al rato suena el aviso de correo y tanteo con la mano en la mesilla para toparme primero, antes de coger el móvil, con el tercer tomo de ´´50 sombras de Grey´´. Consulto mis correos y veo que tengo uno de la pesada de mi jefa.

´´Ya me parecía a mí´´, me digo al revisarlo. Casi todos los años tiene la maldita costumbre de interrumpir mis vacaciones con algo que ella siempre denomina urgente. 

Mi jefa me pide, como favor especial y prometiéndome casi la luna, que haga un breve trabajo antes de proseguir con mis vacaciones. Solo serán un par de días, tres a lo sumo, todos los gastos pagados, vuelo, hotel. No parece demasiado sacrificio así que acepto.

El trabajo es en… ¿Seattle? Dejo el Iphone en la mesilla extrañada.

Un photoshoot en Seattle. No conozco esa ciudad. Tiene fama de lluviosa pero es verano y que no se diga que me asusta un poco de lluvia.

Regreso a mi almohada y decido responderle más tarde. Seguro que no tiene a nadie más y que soy su última opción. Quiero que sufra un poco primero. Sonrío y me vuelvo a quedar dormida.

* * *

Al fondo de la amplia ensenada del Puget Sound se vislumbran los imponentes montes Olympic surgiendo de la niebla procedente del Pacífico. 

´´Pues sí que llueve en esta dichosa ciudad´´. Está cayendo una fina pero persistente llovizna sobre Seattle y mi gabardina apenas me salva de ese aguacero que cala lento. 

El taxista me lleva al mismo hotel donde se va a celebrar la sesión de fotos por la que se supone que me van a pagar de maravilla y voy a conseguir alargar mis vacaciones. Pero mucha promesa y de momento, nada más bajar del avión ya tengo que ponerme a trabajar.

Llego echa una sopa y en recepción me avisan que me esperan ya en la Governor´s Suite del Hotel Four Seasons. Me recibe una mujer de unos 30 años, muy guapa y rubia, parece una modelo. Me atuso el pelo que ya está todo encrespado a esas alturas y me quito la gabardina. Me invita a pasar y me comenta los pormenores de la sesión fotográfica que quiere el cliente, su jefe.

Así que es un hombre. Un distinguido hombre de negocios de la ciudad que necesita publicitar sus campañas benéficas para recaudar fondos para niños sin hogar. 

´´Algún viejo millonario que teme al fisco´´, me digo sarcástica.

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Nos sentamos y la rubia me deja bien claro que serán fotos formales, que el cliente lucirá tres trajes diferentes elegidos por él mismo, que la sesión se realizará en esa misma suite y que no se admiten objeciones. 

Me enseña la suite, exceptuando el dormitorio para que pueda hacerme una composición de lugar y preparar así el escenario de la sesión fotográfica y me convoca para esa tarde a las tres.

´´Espero que el millonario no se ponga difícil para las fotos. Parece muy perfeccionista´´.

* * *

Nada más salir del Four Season recibo la llamada de mi jefa. El cliente se ha puesto en contacto con la agencia y desea conocerme antes de la sesión fotográfica. 

No tengo inconveniente aunque es la primera vez que me piden una cosa así. Eso alargará la estancia por lo menos un día pero según mi jefa no hay problema. Es un cliente que pagará muy bien y merece la pena, dice.

Aun no ha parado de llover sobre la que llaman ´´ Ciudad Esmeralda´´. Salgo de mi hotel, que no es tan lujoso como el Four Season ni de lejos. Llego puntual a mi cita con el millonario filántropo y me recibe una chica distinta, también rubia, muy cordial pero algo más nerviosa. Parece un clon de la que me recibió esta mañana. Nada más pasar a la suite me pregunta si deseo tomar algo pero rehúso agradeciéndoselo.

- Así me gusta señorita Blake, puede retirase – dice una suave pero profunda voz de hombre.

´´Me gusta esa voz, es autoritaria pero a la vez es… acariciadora y algo dulce´´, pienso.  No parece la de un hombre mayor.

La nueva rubia se pone aún más nerviosa y se retira corriendo, despidiéndose muy educada y dejándome sola en medio del hall de la suite.

- Buenas tardes – dice la voz a mi espalda haciendo que me gire inmediatamente.

Un hombre joven, no puede tener más de 30 años, se apoya con indolencia en el marco de la puerta mirándome de arriba abajo. Tiene las manos en los bolsillos de un impoluto traje gris azulado oscuro, la mirada intensa, la piel del rostro tersa y pálida, recién afeitada y una boca perfectamente delineada, de labios rojos, preciosa.

Pero lo que más destaca en ese bello rostro son unos enormes y vivos ojos azul grisáceo que me miran fijamente.

¡Dios mío!, exclamo en mi mente. ¡Tengo delante de mí al hombre más sexy y atractivo que he visto jamás! No puedo moverme, las piernas no me responden. Le miro, me topo con sus ojos y tengo que bajar la mirada porque me impresiona muchísimo como me escruta sin reparo alguno.

De pronto noto mis mejillas ardiendo y me siento una completa idiota. 

´´No me ruborizaba desde el instituto´´, me digo. ´´¿Qué me está pasando? Solo es un hombre muy guapo, nada más. ¡Compórtate como una mujer de mundo!´´.

Vuelvo a mirarle con cautela, él me sonríe y siento que todo ese calor que tengo en las mejillas se desplaza por todo mi organismo. 

Noto un ardor que crece y crece recorriendo mi cuerpo y alojándose con vehemencia… ¡entre mis piernas!.

No me queda más remedio que reaccionar porque él se acerca hacia mí con un andar felino y elegante. Me recuerda a un depredador, un felino fuerte, grande y hermoso.

- Buenas tardes señor… – acierto a susurrar con voz ronca.

Y tengo la extraña impresión de que ese susurro, mi timidez o ambas cosas le gustan porque sus pupilas se dilatan y ensancha su sonrisa torciéndola un poco y ante esa visión gloriosa el mundo se detiene para mí.

- Grey. Soy Christian Grey – dice con orgullo tendiéndome la mano.

Tomo esa mano grande, de dedos largos, suave y cálida y noto como aprieta la mía, que cabe dentro de la suya perfectamente.

- Encantada señor Grey – digo sinceramente.

- Lo mismo digo señorita – sonríe y me aturde con su mirada atenta y arrogante.

Le miro y él me sostiene la mirada. Para él es cómo un juego y me doy cuenta de que sabe perfectamente el efecto que está causando en mí.

Se pasa la lengua por los labios entreabiertos en un gesto involuntario y no sé cómo consigo respirar sin que se me escape un jadeo.

- Si es tan amable de acompañarme… - dice cediéndome el paso con un educado ademán.

- Claro – susurro azorada al pasar muy cerca de su cuerpo.

Es alto, delgado y percibo un suave aroma muy agradable que no es perfume. Mi corazón late con fuerza. Lo escucho en mis oídos, golpea desbocado en mi pecho.

* * *

Entro en un amplio salón seguida de Christian Grey, noto su intensa presencia a mi espalda. 

- Siéntese, por favor – me pide muy educado, con voz suave. 

Me encanta su voz. Es afrodisiaca.

- Usted dirá señor Grey – asiento en voz baja.

- Creo que una de mis ayudantes ya le ha puesto al tanto de lo que tengo en mente pero prefiero aclarárselo yo mismo porque no supo ofrecerle ni un simple café esta mañana, así que no sé si habrá sabido exponer claramente mis directrices – dice algo molesto.

´´¿Y cómo sabe eso? ¿O es que estaba presente, escondido en alguna parte?´´ pero no me atrevo a preguntárselo. Empiezo a sospechar que este hombre es un obseso del control.

- Prefiere tenerlo todo bien atado, está bien – digo sin pensar y veo que inmediatamente levanta una ceja.

- Sí, puede decirse que sí, que me encanta el control – me contesta mirándome fijamente a los ojos y sonriendo burlón.

Creo que me he perdido la broma. Grey se pasa de nuevo la punta de la lengua por sus hermosos labios. Trago saliva intentando sobreponerme a su imponente presencia. 

- Su… ayudante me dijo que quería hacer la sesión fotográfica aquí mismo y que primero quería charlar conmigo – digo intentando ordenar mis pensamientos para poder responder con algo de cordura.

- Mi ex ayudante – puntualiza -. La despedí esta mañana. 

- ¿Por qué? –pregunto extrañada.

- No me gusto el trato que le dispensó, nada más – lo dice sin emoción pero le delata su cambio de posición en la butaca.

Me quedo callada un momento. No quiero incomodarle y cambio de tema.

- Las fotos serán… - suspiro quedamente intentando centrarme en mi trabajo.

- Sencillas, vestido de traje, sin artificios – dice en tono tranquilo pero sin dejar de ser autoritario. 

Continúa mirándome sin descanso.

- Tal vez alguna fotografía sin… - carraspeo nerviosa solo de pensarlo -. Eh… sin chaqueta. Para dar un aire más desenfadado a la sesión de fotos, si no le molesta la idea.

- No veo porque no. Me lo acaba de pedir con mucha educación y eso me gusta – dice con una sonrisa cautivadora en los labios -. ¿Necesita preguntarme algo más?

- No, gracias señor Grey – murmuro intentando no hiperventilar y hacer el más absoluto de los ridículos.

- Entonces nos vemos mañana por la mañana si le parece – dice levantándose con elegancia, a la vez que yo -.Temprano, a eso de las 8 a ser posible.

Hay algo en él que me hace acatar lo que presiento que son órdenes encubiertas. Es suave pero a la vez muy mandón y no puedo resistirme a su voz.

- Sí señor Grey. Hasta mañana – respondo sumisa.

- Christian, llámame Christian – dice con dulzura, ofreciéndome su mano para que la estreche.

Al tocar su mano noto de nuevo ese calor eléctrico por mi cuerpo y sé que debo salir de allí inmediatamente. Inspiro con fuerza y le miro a los ojos. El me mira y yo le sostengo la mirada durante un par de segundos, esa mirada intensa, ardiente que me derrite por completo y sé que deseo que me bese, que me toque, que me tenga.

Suelto su mano, creo que lo he hecho antes que él, siento que él ha intentado retener la mía de alguna manera. 

El corazón me late a toda velocidad mientras me encamino al ascensor caminando muy deprisa por el pasillo enmoquetado. Apenas puedo respirar.

...CONTINUARA...