FIC IRINA '50 Sueños de Verano' Relato 36 'El amo del universo. Photoshoot II'

Los FICs de este Blog quedan organizados de la siguiente manera: 

LUNES:  FanFic Robsten de Irina,      

                      Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim

MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina
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Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen ya que aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones (Lemons). Personas impresionables fácilmente  dejamos a vuestra conciencia la decisión de leerlo o no.                         

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FIC-IRINA  50 Sueños de Verano'

Cap XXXVI "EL AMO DEL UNIVERSO. PHOTOSHOOT II"

por IRINA (Irene Mendoza)
Imágenes: Elena

Revoloteo nerviosa por la habitación del hotel en que me alojo. Me he cambiado de ropa tres veces y me he maquillado muy ligeramente aunque nunca lo hago cuando trabajo. Solo he traído ropa cómoda y ahora me arrepiento. 

Pero aun así me pongo una blusa más o menos decente y eso sí, mi mejor ropa interior. Toda mi ropa interior suele ser de las mejores marcas y muy sexy, aunque no ordinaria. Me gasto medio sueldo en conjuntos de La Perla. Me siento más segura vistiendo encajes y satén aunque luego vaya en vaqueros, como es el caso. 

´´Lastima de vaqueros pero también es verdad que me hacen un culo estupendo´´, pienso.

´´Pero qué estás haciendo´´, me digo avergonzada mientras paso la mano por el espejo del lavabo, empañado tras la ducha. 

Parezco una chiquilla preparándose para su primera cita. Pero no puedo evitarlo. Christian Grey es el culpable y esa masculinidad arrolladora que tiene, que brota por cada poro de su piel. ´´Su piel´´, pienso y resoplo. Me muerdo el labio y maldigo en voz alta porque intuyo que había algo peligroso en él, algo en su forma de mirarme pero sé que no haré caso de las señales.

Yo no soy así, no me dejo engatusar por cualquier tipo. Cuando trabajo, trabajo. No me dedico a flirtear con los clientes, nunca lo he hecho y ahora no sé lo que me está pasando. Bueno, sí que lo sé. Quiero a ese hombre dentro de mí, le deseo como jamás he deseado a nadie en mi vida y empiezo a pensar que su sola presencia ha desencadenado una tormenta hormonal en mí interior.

* * *

Llego puntual y echa un flan a mi cita con el señor Grey, en el Hotel FourSeasons de Seattle. 

Me repito a mí misma que es trabajo, como un mantra, una y otra vez y que tal vez todo fueron imaginaciones mías, que él tan solo fue educado conmigo, que le gusta mostrase seductor y nada más. 

El corazón me late muy deprisa mientras salgo del ascensor de vuelta a esa habitación. Respiro hondo intentando sosegarme y llamo a la puerta no sin antes ahuecar mi melena leonina castaña.

Es Christian Grey quien me abre la puerta con una sonrisa en su hermosísima boca y dedicándome una mirada que no parece de este mundo.

´´Madre mía. Todo él es real, no me lo había imaginado. ¿Cómo puede mirarme así?´´, me pregunto aturdida.

- Buenas tardes, la estaba esperando con impaciencia. Adelante – dice educadísimo, invitándome a entrar con un gesto de su mano y su cuerpo, cediéndome el paso sin apartarse de la puerta.

Nada más traspasar la puerta de la suite me tiende la mano y yo se la estrecho mirándole a los ojos, esos ojos suaves, dulces y a la vez intensos y peligrosos. Su mirada es turbadora. Mi mano aprieta la suya y siento su fuerza, su calor. Retiro mis ojos de su bello y masculino rostro recién afeitado e intento sobreponerme a ese ambiente cargado de una extraña sensualidad que lo envuelve todo y hace que me sienta… maravillosamente bien. 

Al pasar junto a él vuelvo a percibir ese aroma tan agradable como a ropa recién lavada y a gel de baño, a recién duchado, y menos mal que tengo rodillas fuertes porque me tiembla todo. Respondo con un asentimiento de cabeza y sin querer rozo su brazo y siento como si una corriente eléctrica me sacudiese por dentro.

Camino hacia el centro de la Governor´s Suite y él me sigue. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estamos solos y eso hace que un escalofrío de placer recorra mi espalda. 

- ¿Dónde quiere que me coloque para las fotos? – me pregunta.

- Dónde más cómodo se sienta señor…

- Christian, puede llamarme Christian si lo desea.

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´´Lo deseo, lo deseo´´, me digo intentando con todas mis fuerzas no suspirar de pura ilusión. Muevo mi pie dando golpecitos sobre la alfombra, cruzo y descruzo los brazos.

- ¿Está impaciente por comenzar? – dice tomando asiento en una butaca, cruzando las piernas y apoyando la espalda en ella, relajándose.

- Eh… sí, claro – susurro y vuelvo a percibir cómo mi timidez le atrae, le gusta.

Saco la cámara de la funda y la preparo.

- Puedes tutearme… Christian – me atrevo a decir.

No responde nada. En vez de eso me dirige una mirada llena de fuerza y se chupa los labios lentamente con la punta de su lengua. Voy reconociendo sus gestos.

Coloco el trípode por si me hace falta usarlo pero decido que no lo haré, que voy a buscar su esencia mientras me muevo, nada de fotos estáticas. 

Me desplazo por la habitación, a su alrededor, con mi cámara y comienzo a tomarle fotografías.

- Si quieres puedes moverte– le digo.

El se gira un poco apoya un codo en el brazo de la butaca y me mira, me mira sin descanso, escrutándome con curiosidad.

- ¿Te parece bien así? – pregunta con su voz cálida y suave.

- Sí. Es… perfecto. ¿Le impor… te importa que hablemos mientras te fotografío? Eso hace que las fotos sean mucho más naturales.

- No, no me importa en absoluto. Está bien – asiente.

Se inclina hacia mí y apoya sus manos bajo su espectacular mandíbula.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? – le digo mirándole de reojo.

- Claro, adelante – sonríe y asiente. 

Es hermoso, más aun cuando sonríe.

- ¿Sueles contribuir a muchas causas benéficas? – pregunto con delicadeza.

- Me centro básicamente en orfanatos. Hago donaciones a lo largo del año y he creado un programa de becas. Me parece injusto que alguien de valía se quede sin acceso a la educación sólo porque no cuenta con recursos – dice sin emoción pero se toca su pelo rubio cobrizo nervioso.

Parece incomodarle hablar de sus buenas obras.

La cámara capta ese gesto tan suyo. Christian continúa sentado.

- Me gustaría tomar algunas fotos de pie, junto a la terraza o…

- Claro – dice y se levanta caminando con elegancia hacia el ventanal que da a la terraza de la suite.

- Quiero… quiero conseguir la máxima naturalidad, los rasgos más relajados – intento explicar.

Me mira fijamente y gracias a que estoy parapetada tras mi cámara consigo no parecer una idiota porque me quedo con la boca abierta cuando lentamente se despoja de su chaqueta, dejándola sobre la butaca y se pasea por la habitación.

- ¿Así? – susurra con su voz profunda y sensual.

- Mejor, sí.

Le miro. Le tengo frente a mí. Parece tan… dominante. Me lanza una sonrisa casi perversa y me descoloca tanto que tengo que tragar saliva.

- ¿En qué piensas mientras fotografías? ¿Mientras me fotografías?

- Pues… en la luz, las sombras -. Miento. Pienso en lo sexy que está con esa camisa blanca que se le pega al cuerpo cada vez que mueve sus músculos.

- ¿Y si me quito la corbata conseguirás una mayor naturalidad? – sonríe divertido.

Ha comenzado a jugar y no sé por qué de pronto siento como que yo soy el ratón y él es el gato.

Se quita la corbata con un rápido tirón y se desabrocha los dos primeros botones de la camisa y siento que el suelo no sujeta ya mis pies. Es tremendamente sexy, bello, masculino, arrollador.

- Así pareces más joven – digo con un hilo de voz.

Vuelve a sonreír juguetón y parece hasta feliz, allí tomándome el pelo.

- Salgamos a la terraza – propone con suavidad, aunque en el fondo sé que no aceptará una negativa. 

Lo hacemos y todo afuera está mojado por la lluvia. Ha escampado hace poco. 

- ¿Siempre es tan… persuasivo?

- Lo procuro - sonríe y frunce un poco el ceño escrutándome. Me mira y luego respira profundamente -. Me gustaría verla sonreír.

Lo dice con voz suave y me pilla por sorpresa, con la guardia baja y me sonrojo. Automáticamente sonrío con timidez, bajando un poco las pestañas, complaciéndole. Y él sonríe también, con su gloriosa sonrisa torcida, pura seducción y sé que le gusto, que le encanta que me ruborice.

Caminamos hacia la piscina, en una danza, paso a paso, a la par, uno detrás del otro, hasta llegar al borde del agua quieta y metálica.

Disparo mi cámara e inmortalizo su belleza una vez más. Christian se acerca y tengo su rostro en primer plano. Está casi junto a mí y le tengo aumentado en el visor de la cámara. Sus ojos azul grisáceo cristalinos, su boca entreabierta seduciéndome. Su mano alcanza mi cámara y la coge para que deje de apuntarle con ella. Cojo aire y lo suelto con fuerza.

- Creo que ya tienes fotos suficientes – susurra ronco y mi cuerpo tiembla.

Sus ojos reflejan el brillo del agua de la piscina y su ardiente necesidad de mí. La siento. Es real. Su mirada recorre mis curvas, desde los pechos a mis caderas y muslos. 

- Sí – murmuro casi en un jadeo.

- Hace frío. Entremos- dice y me coge la mano tirando de mí.

Sorprendida y fascinada a partes iguales siento que mi corazón se acelera. Noto sus dedos apretando mi mano.

- Cena conmigo esta noche – dice intenso, sin soltarme, sin cesar el contacto visual.

No es un ruego, me doy cuenta. Le miro asombrada y me quedo quieta frente a él.

- Contéstame – me ordena en voz baja.

- Sí – susurro sin pensar, aunque sé que no voy a poder probar bocado si me mira así.

- Buena chica – me sonríe arrogante.

...CONTINUARA...