FIC IRINA '50 Sueños de Verano' Relato 37 'El amo del universo. Photoshoot III'

Los FICs de este Blog quedan organizados de la siguiente manera: 

LUNES:  FanFic Robsten de Irina,      

                      Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim

MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina
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Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen ya que aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones (Lemons). Personas impresionables fácilmente  dejamos a vuestra conciencia la decisión de leerlo o no.                         

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FIC-IRINA  50 Sueños de Verano'

Cap XXXVII "EL AMO DEL UNIVERSO. PHOTOSHOOT III"

por IRINA (Irene Mendoza)
Imágenes: Elena

- Cena conmigo esta noche – dice Christian intenso, sin soltarme, sin cesar el contacto visual.

No es un ruego, me doy cuenta. Le miro asombrada y me quedo quieta frente a él.

- Contéstame – me ordena en voz baja.

- Sí – susurro sin pensar, aunque sé que no voy a poder probar bocado si me mira así.

- Buena chica – me sonríe arrogante.

Y me siento como una polilla que se acerca demasiado a la luz y que sabe que finalmente acabará quemándose, aunque aun así lo hace la muy idiota.

* * *

- Tengo una cena benéfica esta noche y deseo que me acompañes – me aclara.

Hola al mundo real. No tengo ropa apropiada como para acudir a un evento así que todas mis expectativas se volatilizan.

- Lo siento pero… me temo que no he traído más que pantalones vaqueros- me excuso torpemente.

- Eso no es problema – dice con su seguridad arrolladora.

Ni corto ni perezoso coge su móvil y llama. Yo me quedo atónita porque está hablando con alguien acerca de… de mi talla de ropa ¡y acierta! Cuelga y me mira divertido. Se lo está pasando en grande.

- En 20 minutos tendrás aquí varios vestidos para acudir a la cena. Puedes elegir el que más te guste – me dice sin inmutarse.

Le miro y su belleza me desconcierta de tal manera que no me deja pensar. Aparto la vista de sus ojos hipnóticos y reacciono.

- Christian… yo.

- Es un préstamo tan solo – susurra.

- Sí, los zapatos de Cenicienta – digo sarcástica.

Me mira fijamente y sonríe con esa increíble sonrisa torcida tan suya que me hace suspirar. Se gira y se pone a servir un par de copas. Me tiende una rozando mi mano levemente y todo mi control se desvanece.

- Pero yo no soy el hada madrina – sonríe de nuevo y me hace un gesto para que me siente.

El también toma asiento sin dejar de observarme. Yo estoy perdida en sus enormes ojos azules grisáceos, claros y suaves.

- Eso ya lo veo – río nerviosa.

- Solo quiero… que me acompañes y ver si…

- ¿Si? – pregunto ansiosa.

Se pasa la mano por el pelo y no me responde.

- ¿Por qué yo? ¿Es que no tienes a alguna chica rubia a la que proponérselo – sonrío intentando tranquilizarme. Me tiemblan las piernas.

- Lo dices por mis asistentes –asiente y ríe muy bajito. 

Parece que le divierte mucho lo que le digo. Pero sus cambios aparentes de humor me descolocan.

- Sí, son muy hermosas.

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- No me gustan las rubias. Solo las castañas, de piel pálida, con suaves ojos grandes del color del chocolate y el pelo suelto y largo, como tú – de nuevo esa sonrisa enigmática que esconde mil y un secretos – Digamos que soy un hombre de gustos… especiales y tu... me resultas exquisita.

Es como si su voz me acariciase y siento que mis entrañas se funden de puro deseo por este hombre. Creo que incluso he abierto la boca y que jamás podré volver a cerrarla después de esa declaración de intenciones.

* * *

Los vestidos, 3 en concreto, ya han llegado y Christian, muy cortes dice que tiene que atender unos negocios y que me deja a solas para probármelos.

- Puedes pasar a mi dormitorio. Tienes el baño disponible. No te molestaré.

- ¿Tu dormitorio?

- Vivo aquí. Tienes 3 horas para arreglarte – sonríe.

De nuevo ese tono mandón. Me encierro en su habitación. Me he vuelto completamente loca, me digo. Pero quiero ir con él, a donde sea. A esa cena o al fin del mundo. 

Comienzo a probarme los vestidos y observo todo alrededor. No veo pruebas de que este sea su hogar. Ningún objeto personal, ni fotografías ni nada. Yo tengo mi casa llena de ellas, de mis seres queridos, pienso. Solo un vestidor repleto de trajes y camisas perfectamente ordenados certifican que esta es su habitación. Toco la suave tela de sus camisas, de algodón las más clásicas y de lino las de sport. 

Gustos exquisitos, asiento al ver su ropa. ¿Entro yo realmente en esa categoría?

Me doy cuenta de que el tiempo se me echa encima y que debo estar lista para las 8 y comienzo a probarme los vestidos de noche con sus correspondientes zapatos. Vuelvo a dar gracias a dios por tener mi mejor ropa interior puesta sobre mi piel.

Los tres me quedan como un guante. Christian ha captado mis medidas a la perfección y no puedo evitar sonreír con picardía al pensarlo.

Tengo que escoger entre un sofisticado vestido negro de chiffon de seda, todo bordado con pedrería, uno verde botella drapeado a la cintura en satén y otro rojo de seda, todo bordado con encaje de chantilly. Los tres me encantan pero definitivamente el rojo me sienta mejor y es más elegante, menos obvio. Su escote vertiginoso en la espalda que la deja toda al descubierto, gracias al finísimo encaje, es tanto o más sugerente que un buen escote. Parece hecho a mi medida y con mi color de pelo y tono de piel me favorece mucho. ´´Decidido´´.

 

Me meto al baño y me doy una ducha rápida sin mojarme el pelo. Ya me he duchado esta mañana y mi melena está más o menos decente, ondulada y brillante pero quiero intentar relajarme un poco. Noto que mi corazón palpita desbocado y el agua siempre consigue relajarme los nervios.

Utilizo el gel de baño que encuentro a mano y reconozco el aroma inmediatamente. Christian huele a él. Aspiro esa fragancia suave, entre cítrica y amaderada, como a hierba recién cortada y siento que el deseo regresa con fuerza. 

No hay esponja y acaricio mi cuerpo con mis propias manos para extender el jabón y deslavarme después. Mi piel está muy receptiva. Siento como mi interior se contrae con solo pensar en Christian y cierro los ojos mientras mi mano vuela hacia mi sexo. Me acaricio pensando en su cálida y sensual mirada, en su boca que tieneque ser deliciosa, en su cuerpo, que debe ser maravilloso y me excito muchísimo.

Deslizo mis dedos por mis pliegues y noto como tiemblo de deseo. Estoy empapada y no es por el agua precisamente. Todo mi cuerpo reacciona con increíble rapidez y suaves convulsiones me hacen estremecerme. 

Deslizo mis dedos y al llegar a mi clítoris y apretarlo metengo que aguantar un jadeo. Me muerdo el labio con fuerza. Lo acaricio con suavidad. Está hinchado y palpitante y con tan solo un leve roce ya siento como mi carne tiembla de puro placer. Paso mis dedos, esta vez ejerciendo mayor fricción, imaginando que son los de Chistian Grey, o mucho mejor, que es su lengua caliente y húmeda. Abro la boca y gimo de gusto. Vuelvo a frotarlo esta vez más rápido, presionando y tengo que suspirar. Mis piernas parecen de gelatina. Sé que me estoy acercando al orgasmo. Presiono en círculos mi clítoris y a la vez acaricio mis pechos mojados. Tengo los pezones erectos, duros y la piel de mis senos turgentes erizada. Me pellizco un pezón y una convulsión que recorre mi espalda y pasa por mi vientre directa a mi entrepierna, me sacude el cuerpo. Jamás en mi vida me he sentido tan ansiosa y excitada. Siento un peso y un dolor sordo en las entrañas que sé que solo cederá cuando me deje ir del todo.

Continúo elevando al máximo el nivel de excitación presionando pellizcando, tirando de mi carne. Estimulo mi entrada y me penetro a mí misma con suma facilidad. Mi carne late, se contrae y atrapa mis dedos. Los saco y regreso a mi duro clítoris. Lo incito una vez más frotándolo sin compasión y me tengo que apoyar en la pared de la ducha porque tengo todo el cuerpo tenso por culpa de esta increíble lujuria que me provoca Christian. Le imagino penetrándome sin piedad, con fuerza, deprisa. Presiono mi clítoris una vez más ante esa poderosa y erótica imagen de él desnudo en mi mente y mi vientre dolorido explota en un orgasmo fortísimo. Gimo y gimo intentando no gritar de gusto mientras mi cuerpo tiembla con intensos espasmos de placer. 

Las intensas y continuas sacudidas de mi sexo me dejan exhausta, desmanejada, débil y tremendamente relajada. Abro los ojos y tomo aire con fuerza, maravillada de mi propio deseo. El agua cálida cae sobre mi piel estremecida.

De pronto una puerta que se cierra me despierta de mi letargo post orgásmico y me hace espabilarme.

Salgo de la ducha y comienzo a secarme la piel con una toalla. Suelto mi pelo, que he recogido en un moño y que ahora luce ondulado y maravilloso y me miro en el espejo. Tengo los ojos brillantes, la boca roja, mordida, las mejillas coloradas y la cara más lujuriosa y espléndida que me he visto nunca. Mi piel brilla tersa.

Me pinto un poco los ojos con el lápiz khol y el rimmel que siempre llevo en mi bolso y me visto rápidamente.

Justo acabo de enfundarme el vestido rojo y estoy intentando subirme la cremallera cuando Christian aparece ante mi perfectamente vestido de etiqueta. Me quedo paralizada y trago saliva. Está imponente. Abre la puerta sin pedir permiso y me encuentro con su mirada sexy y caliente recorriendo mi cuerpo. Se pasa la mano por el pelo, entreabre los labios, parpadea y sonríe. Y yo tengo que hacer verdaderos esfuerzos para no caerme redonda al suelo. ´´Destila sexo, puro y duro´´, me digo temblando.

Se acerca con pasos ligeros y elegantes y sin decir nada se pone a subirme la cremallera lateral acariciando mis caderas, mi cintura y parte de mis pechos al paso de sus manos.

Inspiro con fuerza y él se ríe bajito. Es todo un depredador y yo su presa. Sin salvación, sin escapatoria alguna.

- Date la vuelta – me pide con voz ronca y suave. Es como si me acariciase al hablarme.

Lo hago, nos miramos a los ojos y de pronto agarra mi rostro con una mano y con la otra me atrae con fuerza hacia su cuerpo duro y grande para besarme con pasión. 

Intensifica su beso abriendo mi boca y metiéndome su lengua para enredarla con fuerza con la mía, haciéndome gruñir muy bajito. Es un beso, arrollador, implacable, que me deja muy claras sus intenciones. Esta noche, no sé cuándo Christian Grey estará dentro de mí.

De pronto abandona mi boca dejándome abrumada y se separa de mi cuerpo para observarme.

- Per...fec…ta– susurra muy lentamente y cada sílaba causa estragos en mi cuerpo.

Nos miramos a los ojos. Christian tiene un brillo peligroso en la mirada pero mantiene todo su autocontrol intacto. Aparto la mía y sonrío satisfecha.

- No te equivoques – dice tomando mi barbilla de pronto y obligándome a mirarle de nuevo -. Yo no hago el amor. Yo follo y esta noche voy a follarte muy duro. Te lo garantizo.

Me lo dice al oído, con la voz más sexy del mundo, exhalando su aliento sobre mi piel y tiemblo de gusto y por anticipado, sintiendo que el placentero dolor en mi vientre regresa, provocado por las enormes ganas que tengo de sentirle dentro.

...CONTINUARA...