FIC IRINA '50 Sueños de Verano' Relato 40 'El amo del universo.VI'

Los FICs de este Blog quedan organizados de la siguiente manera: 

LUNES:  FanFic Robsten de Irina,      

                      Fic la Fundación de VTeam 
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim

MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

                   Fic la Fundación de VTeam  
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina
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Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen ya que aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones (Lemons). Personas impresionables fácilmente  dejamos a vuestra conciencia la decisión de leerlo o no.                         

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FIC-IRINA  50 Sueños de Verano'

Cap XL "EL AMO DEL UNIVERSO. PHOTOSHOOT VI"

por IRINA (Irene Mendoza)
Imágenes: Elena

- Te dije que yo no hago el amor – jadea fatigado por el esfuerzo acariciando mi espalda, mi cintura y mi trasero.

Me tiemblan las piernas cuando Christian me tiende la mano para ayudarme a bajar de la butaca.

Christian sonríe de forma perversa mientras se viste y yo le miro jadeante y temblorosa mientras intento subirme la cremallera sin éxito. El me ayuda solícito, me mira intensamente a los ojos y tomándome de la barbilla me besa apasionadamente metiendo su lengua en mi boca, ávido aun.

- Esto solo ha sido una primera toma de contacto – susurra abandonando mis labios -. Creo que serías perfecta para lo que ando buscando.

- ¿Qué andas buscando? – me atrevo a preguntar.

- Quiero alguien a quien… complacer y que se entregue a mí sin dudas ni reservas, aceptando mis normas. Como has hecho tú hace un momento. Has sido… - niega con la cabeza mientras coge la chaqueta -. Has estado maravillosa y quiero recompensarte en un lugar más privado.

- ¿Cómo? – murmuro.

- Vámonos de aquí y te lo diré.

- ¿A dónde?

- Haces demasiadas preguntas - me susurra al oído -. ¿Quieres continuar?

- ¿Qué quieres hacerme? 

Me mira fijamente y sonríe de esa forma que hace que mi sexo vibre.

- Atarte.

* * *

En vez de asustarme y salir corriendo, que es lo que debería haber hecho, estoy sentada en el Mercedes junto a Christian. Suena Bruce Springsteen y su 'Tunne of Love',el álbum  completo. Ya no está el chofer  conduce él y a toda velocidad. Lo dicho, pura testosterona.

Tararea muy bajito ´´Brilliant Disguise´´: …I wanna read your mind. To know just what I´ve got inthis new thing I´ve found. So tell me what I see. When I look in your eyes… y me hace sonreír.

´´Tiene una voz preciosa, tan suave y profunda. Tan sexy como él´´, me digo sintiendo mariposas en el estómago. No puedo creer que tenga ganas de nuevo. Acabo de tener el sexo más intenso de mi vida y… ¡quiero más! Creo que soy insaciable por culpa de este hombre. O ya lo era pero no lo sabía.

* * *

Llegamos en un santiamén al FourSeasons, Christian me lleva de la mano hasta el dormitorio y ya estoy pensando anticipadamente en el sexo que vamos a tener cuando me sorprende de nuevo. 

- Vístete con tu ropa. Nos vamos – me ordena con su voz más dulce mientras se va quitando la ropa y se mete al vestidor.

Hago lo que me dice y al rato sale vestido con unos vaqueros y un suéter de pico gris que le queda de muerte. Bajo el suéter se adivina una camiseta blanca y en su escote asoma el suave y escaso vello de su pecho. En la mano leva una gorra. Yo me he vuelto a poner mi ropa interior, mis pantalones vaqueros, mi camiseta y mi chamarra de cuero y ya no me siento igual de sexy que con el precioso vestido rojo. Me mira de arriba abajo y sonríe.

- Estás preciosa – dice poniéndose la gorra.

Y todas mis dudas se disipan con su sensual afirmación.

* * *

Salimos de Seattle cruzando la ciudad en la noche en dirección al Parque Nacional de los Montes Olimpic. Ahora suena ´´Kings of Leon´´ y su ´´Use Somebody´´y al escuchar esa música pienso en lo diferente que parece Christian así, vestido de modo informal, con la gorra hacia atrás, como un adolescente. 

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´´Alguien como tú, alguien como yo´´, dice la letra de la canción.

Parece mucho más joven aunque igual de sexy. Su aroma se apodera del ambiente dentro del coche, embriagándome y haciendo que comience a acusar el cansancio de ese largo y excitante día.

- ¿Tienes sueño? – pregunta. No se le escapa nada.

- No, pero prefiero estarme calladita y no preguntar más. Además me encanta esta canción y quiero escucharla.

- A mí también – asiente.

Se ríe y con su risa parece aprobar lo que acabo de decirle.

Seguimos cruzando los bosques de la Península Olimpic en la noche, bosques milenarios de altas y gruesas coníferas llenas de musgo, líquenes y helechos. 

Un universo verde y húmedo que se adivina en la oscuridad.

Llegamos a las inmediaciones de Forks y continuamos hasta la costa, junto a la reserva india, adentrándonos de nuevo en la niebla y la oscuridad.

Christian conduce por una estrecha carretera flanqueada por inmensos arboles hasta una cabaña escondida en el bosque, en un claro. La luna, llena e inmensa, ilumina el bosque. Desde allí, entre los árboles, se divisa la hermosa costa y el Océano Pacífico, que baña la playa de La Push, con la Isla James recortándose en el paisaje nocturno.

Aparca frente a la casita y siempre me da la mano y me conduce por un sendero. Por fuera parece una simple cabaña de madera, de guardabosques, pero por dentro está lujosamente decorada.

Nada más entrar Christian tira suavemente de mi mano, que aún sujeta fuerte, para dirigirme hacia la zona dónde están unos de elegantes sofás de suave, viejo y bien curtido cuero marrón.

 

- Siéntate y espera aquí – me dice con voz suave y dulce y una sonrisa encantadora.

Vuelve a momento con una botella de champan. Lo descorcha sin esfuerzo con sus manos y me sirve una copa. Rosado, como el de la cena benéfica.´´Es tan masculino´´, pienso intentando no suspirar, ´´hasta abriendo una botella de champan´´.

Bebo mientras Christian me observa de pie, frente a mí. Dom Pérignon Rosé de 1996, leo en la botella y trago despacio para no atragantarme al pensar en el valor de sus burbujas.

De pronto la mirada de Christian cambia, de suave a salvaje. Inspira y se sienta a mi lado haciendo que mi cuerpo se tense de deseo.

Acorta la distancia que nos separaba y sus labios se juntan con los míos en un beso tórrido, urgente y cargado de necesidad, al que yo le correspondo ávida, deseosa, hambrienta.

El beso se prolonga y su calor hace que todo mi cuerpo tiemble de ganas.

Súbitamente se separa de mí para mirarme a los ojos mientras me acaricia el cuello posesivo. Está buscando algo, intenta encontrar algo en mi mirada pero aún no sé lo que es. El deseo se reflejaba en sus ojos. Parece querer algo de mí que aun no logro discernir del todo. Acaricia suavemente mi cara con las yemas de sus dedos y a ese gesto de cariño hace que tenga que cerrar los ojos y respirar profundamente. Christian es desconcertante.

Abro los ojos y me encuentro cara a cara con su hermoso rostro tenso, cargado de eróticas ofrendas de placer y entrega. Se está controlando para no abalanzarse sobre mí, quiere prolongar este momento. Yo ya tengo la respiración ligera y entrecortada mientras que él se limita a sonreírme dándome tiempo para que comience a ponerme realmente ansiosa.

Ahora que sé lo que puede hacer conmigo la necesidad es aún peor. El deseo se aferra en mi vientre ardiente y apremiante.

Christian se deshace de su suéter con dos precisos tirones, desde atrás y yo me quedo absorta contemplando como le queda la camiseta blanca de pico, toda pegada al pecho, marcando sus pectorales y dejando entrever el vello, que asoma un poco bajo su cuello.

Como llevada por una fuerza que me arrastra, hechizada por su masculina belleza, levanto una de mis manos para acariciar la musculatura de su pecho pero cuando estoy a punto de tocarlo Christian niega con la cabeza y me coge de las muñecas con fuerza. Me muero por tocarle y suspiro sin remedio.

- Quieta… – susurra sensual y noto como mi vientre vibra de ganas -. ¿Sabes lo que quiero ahora mismo?

- Sí… – murmuro apenas en un jadeo, sintiendo esa sensación cálida de vulnerabilidad que me causaba su dominante forma de comportarse.

- ¿Estás húmeda ya, nena? - su voz suena oscura y ronca -. No voy a ser suave. Ya lo sabes. 

- Lo sé… - jadeo.

- Necesito sentir que te sometes y te entregas voluntariamente a mí, complaciéndome al máximo para poder complacerte totalmente.

- ¿Por qué? – pregunto.

- Porque quiero que te rindas a mí, disfrutando, de acuerdo a mis normas.

´´ ¡Sí, lo sabía…!´´, me digo triunfal. Sabía que había algo en él diferente y perturbador. Christian necesita sentir el poder que ejerce sobre mí para excitarse. Ahora estoy segura de lo que él quiere de mí. Quiere que sea sumisa, su sumisa.

...CONTINUARA...