Fic 'La Fundación', Capitulo 41 por V-Team

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Fic La Fundación  Capitulo 41
por V Team

Imágenes: Elena

Desde que Rob regreso de Europa no hace más que mimarme y ser maravilloso y tierno conmigo, su presencia ilumina mi vida, su sola sonrisa inunda mi alma y su mirada… su mirada me desarma. Sin duda su presencia ayudado a que me recupere más rápido. No sé cómo hemos podido soportar tantos días sin… bueno sin poder… yo me derrito de ganas de él, es tan guapo y varonil, cada poro de su piel emana sensualidad y estar faltos de privacidad lo hace tan difícil. 

Probablemente Rob espera que en este viaje a México tuviéramos un poco de libertad y un poco de privacidad hospedándonos en un hotel, pero lo que pasó en Guadalajara me puso nostálgica y en verdad deseo pasar por mi departamento.

Rob ha aceptado, aunque no muy convencido. La agente 8:56 me resulta muy simpática y hace menos tenso el viaje, sin embargo es muy desinhibida y me hace abochornar. Pero no puedo negar que desde que la conocí en el aeropuerto y cuando Rob le contó todo, se ha portado muy comprensiva, tuve mucho miedo de que nos delatara desde entonces y no lo hizo, eso a Rob le pareció digno de confianza y por eso pensó en ella para guardaespaldas. Rob es muy inteligente y sabe lo que hace.

Esta misma mañana 8:56 ha dado muestras de su comprensión y nos ha dejado a solas. Por supuesto aprovechamos el tiempo y damos rienda suelta a nuestros más íntimos deseos en el lavamanos del baño, Rob me ha tomado por sorpresa logrando que cada vez yo lo ame más,
enredo en mis dedos el diamante en forma de corazón que Rob me obsequió y recuerdo cada una de las palabra que me dijo aquél día en el hospital, lo aprieto fuerte entre mis dedos pensando que es él, todo él.

-¿Me llevarás de paseo o seguirás pensando en él?

-¿Disculpa?

-Digo que si saldremos algún día o te quedarás encantada en esa tierra lejana donde solo existen tú y él.

Me sonrojo y me pregunto si mi cara es de boba, si es muy obvio que estoy perdidamente enamorada de Rob. Y sí es así, ¿por qué nadie más me ha cuestionado? 

-Bien, te llevaré al centro de Coyoacán, es una plazita donde podemos caminar y tomar un helado o algún antojito, ¿te gusta la comida mexicana?

-Creí que nunca lo mencionarías.

La actitud de Rob me parece sospechosa, no ha querido que lo acompañemos y se supone que 8:56 está aquí para eso, pero no me gusta atosigarlo. Salimos del departamento, dejando atrás el bullicio de la enorme ciudad, el tránsito y los edificios altos, caminamos hacia lo que fue la primer sede del gobierno novohispano, rodeamos los Viveros de Coyoacán a donde 8:56 había ido a correr temprano. De camino a la explanada principal podemos admirar las casas del barrio.

-Intelectuales y artistas de renombre han tenido residencia en estas casonas coloniales, lo cual hace de el Centro de Coyoacán un barrio caro y de mucha tradición, los fines de semana en la explanada principal las familias vienen a pasear, mirar en la librerías, sentarse en algún café a disfrutar el día o ver algún espectáculo callejero. Por las noches es un centro bohemio de reunión para los jóvenes, que disfrutan cerveza en algún bar.

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-Es lindo y rodeado de bellos jardines.

-Sí, es un barrio muy pintoresco, me fascinan sus calles empedradas y las hermosas residencias.


 Entre los conocidos que han vivido aquí están los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo, de quien también aquí está un museo, el poeta Octavio Paz y el revolucionario León Trotsky.

Seguimos caminando, atravesamos el jardín Centenario y llegamos hasta el jardín Hidalgo donde se encuentra un ícono de este lugar, la Parroquía de San Juan Bautista, una joya arquitectónica del siglo XIV ya que fue una de las primeras edificaciones después de la Conquista. 

-Entremos, vale la pena admirar esto –digo y entramos a la Iglesia.

Nos arropa la oscuridad de la nave. Resalta inmediatamente el ábside de la parroquia que es verdaderamente hermoso, en el altar resalta el baldaquín dorado que enmarca los retablos de estilo churrigueresco.

-Oh, sí que es hermoso –comenta 8:56.

Me arrodillo un momento y como siempre hago en un templo, pido por Mía, porque se encuentre bien y pronto pueda volver a verla. Permanecemos dentro apenas unos minutos y salimos para continuar. 

-Sabes, cuando era adolescente yo soñaba con casarme algún día en este recinto.

-¿Aquí te casaste con el papá de tu hija?

-No, en realidad, Carlos y yo solo tuvimos una pequeña ceremonia civil. Sus padres, que por cierto viven a unas cuadras de aquí, no aprobaban nuestra relación en un principio, decían que yo solo me interesaba por su dinero. Por algún tiempo no tuvimos contacto con ellos hasta que Mía nació y cambiaron de forma de pensar, mi exsuegro, el señor Duarte pensaba que yo mal influenciaba a su hijo, pero después se dio cuenta que no era así, que yo no despilfarraba, al contrario era Carlos al que le gustaba apostar en las carreras, por ello no permitió que su hijo le ayudara en sus negocios pero a mí me ayudó a conseguir un buen trabajo. Cuando Carlos tuvo un periodo de lucidez y una racha de buena suerte compramos el departamento, no era muy grande ni lujoso, pero como la relación entre Carlos y su familia empezaba a mejorar decidió que era buena idea estar cerca de ellos.

-No entiendo, el otro día dijiste que tal vez el padre de tu ex podría estar encubriéndolo.

-Así es, cuando él se fue con mi hija, él estaba muy apenado, pero no me ofreció ayuda para buscarla, a pesar que Mía era su adoración y él tenía los medios para hacerlo. Pero los cargos que Carlos enfrenta pueden llevarlo a pasar algún tiempo en la cárcel, por eso creo que el señor Duarte ayuda a su hijo a permanecer fuera del país, proteger a nuestros hijos sean buenos o malos es inevitable.

-¡Qué terrible!

Seguimos caminando, en algunas calles aledañas a la plaza hay algunos puestos, donde 8:56 se queda a curiosear y después nos sentamos a beber algo de El Jarocho, un expendio de café con mucha tradición; la guardaespaldas de Rob pide chocolate y yo un Mokachino, que me trae viejos recuerdos, aquellos días en que solía traer a Mía de paseo.

 Luego entramos al mercado de antojitos y mi acompañante prueba de todo un poco, quesadillas, sopes y tostadas.

Nuevamente me quedo pensando en Rob, es inevitable. Añoro cada segundo a su lado. Recuerdo que cerca de aquí está el museo del automóvil, estoy casi segura que a Rob le encantaría visitarlo, pero es complicado pasear, sobre todo en esta ciudad con tantos jóvenes con un celular con cámara como espada desenvainada.

-¿Otra vez en muy lejano lugar con tu príncipe encantador? –A esta mujer verdaderamente le gusta avergonzarme.

-Sí, no puedo evitarlo –comento un poco ruborizada.

-Te entiendo, es tan guapo.

-No solo eso, 8:56, Rob es maravilloso, no me alcanzaría el día para describirlo y llenarlo de elogios. Será mejor que regresemos, Rob podría llegar y no encontrarnos.

Poco después de llegar al departamento, Rob aparece. 

-¿Cómo te fue en la embajada? –le pregunto.

-¿Dónde? Ah, sí me fue bien, pero no podré obtenerla, tengo que demostrar que tengo cinco años viviendo aquí o tener un hijo nacido en territorio mexicano.

-Pues es más fácil la segunda –esta vez no sólo me ruborizo yo, también Rob, que sacude la cabeza y pone los ojos en blanco.

-Bien chicas, les parece si nos mudamos, me han dicho de un hotel donde se come excelente, “V” tienes que ir mañana al juzgado y será mejor que nosotros estemos en un hotel. 

-Claro, solo necesito recoger unas cosas.

***

Al llegar al hotel, pedimos dos habitaciones, registramos a nombre mío y de 8:56 a fin de evitar que se filtre información. El Camino Real en la zona de Polanco es un hotel de cinco estrellas y fue diseñado por un famoso arquitecto.

Es un hotel enorme y tiene al menos seis restaurantes, con mucha variedad, comida española, china, japonesa, internacional y por supuesto mexicana,



Rob elige el María Bonita, cuya cantina es un homenaje a la famosa actriz del cine mexicano María Félix. 

Luego de cenar y ya en nuestra habitación, Rob se acerca a mí en silencio, está extraño, me acaricia el rostro y huele mi cabello. No soporto más su juego quiero que me toque.

-Bésame –le digo suplicante y él sonrié.

-Como si ésta fuera la última noche –dice y comienza a besarme apasionadamente, haciendo que mi respiración empiece a dificultarse. En ese momento no comprendí el significado de sus palabras pensé que se refería a la canción Bésame mucho, así que me dejo llevar arrastrada por la pasión que me hace sentir sin cuestionar nada. Rob me pide cerrar los ojos, comienza hablarme muy cerca del oído, sé que ahora está atrás mío.

-No abras los ojos –me dice.

-No lo haré.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo.

Ahora comienza a besar mi cuello, me acaricia por la cintura llevándome al límite del deseo. Poco a poco se deshace de cada una de mis prendas mientras me acaricia, hasta dejarme completamente desnuda, me abraza apretándome a su cuerpo y sé qué el aún está vestido, da unos pasos hacia atrás llevándome consigo, estoy más que excitada, se sienta a la orilla de la cama y me sienta sobre sus piernas.

-Siempre quise aprender a tocar el violoncello, y tu exquisito cuerpo me recuerda a uno –sus palabras me hacen tragar saliva e inmediatamente después me vuelvo presa de la sensación más exquisita que jamás haya tenido.

 Su mano izquierda acaricia mis pechos mientras la derecha ha irrumpido en mi sexo, paseando alrededor de mis pliegues con destreza para luego concentrarse en mi clítoris, entre jadeos le suplico que pare, no quiero llegar, no aún, pero no me hace caso y continúa el martirio. De repente siento unas ganas enormes de orinar, me empujo contra sus dedos, incapaz de detener lo que se viene y al mismo tiempo tengo un orgasmo. El líquido corre entre mis piernas y me levanto avergonzada.

-Oh Rob, lo siento tanto, no es lo que piensas.

-No tienes nada que lamentar, no soy un ignorante, sé lo que es una eyaculación femenina, y nada tiene que ver con la orina –me encanta que Rob sea tan abierto y conozca sobre estos temas, otro pudo haberse desconcertado. Así que… ¿has llegado?

-Sí, pero…–digo más tranquila y me siento otra vez sobre sus piernas para que me abrace –¿sabías que no es necesario tener un orgasmo para tenerla?

-¿Ah no?

-No, puedes tener uno u otro, o los dos.

-¿La habías tenido antes?

-En realidad no, es la primera vez.

-Oh, nena, eso me excita aún más –me dice y se deshace de su ropa para poseerme de nuevo como solo él sabe hacerlo.

*****

Al siguiente día cuando regreso del juzgado, partimos para Cancún y sé que me llevaré gratos recuerdos de esta visita exprés que hemos tenido a la ciudad de México, y me aferro a la esperanza que la próxima vez que lo haga, sea con mi hija.

...CONTINUARA...