FanFIC no.116 'Una sorpresa I. Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                     Fic la Fundación de VTeam 
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
                   Fic la Fundación de VTeam  
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no.116

"UNA SORPRESA I. ROB"
Imágenes: Elena

- Os lo estáis pasando bien. ¿Eh, pareja? – dijo Tom, de camino al pueblo, en voz alta con toda la intención, la mala intención de dejarnos en evidencia.

- Sí muy bien – asentí haciéndome el loco.

- Perfectamente Sturridge – murmuró Kristen mirando a Tom de reojo.

- Ya, ya veo – dijo dándole a Kristen una palmadita en la espalda.

Ella le respondió con un codazo en el hígado y Tom se retiró demasiado tarde, ganándose el codazo y una carcajada de las mías.

- ¡Joder, me había olvidado de tu codo puntiagudo! Ya tuve bastante cuando rodábamos On the Road – refunfuñó -. Lo capto. Ya me callo.

- ¡Más te vale! – le amenazó Kristen sin poder evitar una sonrisa.

- ¡No tienes nada que hacer contra su codo, tío! – reí robándole un beso a Kristen.

Con ese excelente humor nos dirigimos a Steephill Cove Café a tomar un té caliente con sus sanwiches y pastelitos y de allí al Spyglass, el restaurante de mi tío que nos recibió con su mejor cerveza de barril.

 

Nos sentamos en la parte más privada del local intentando no ser reconocidos.

- ¿Y cuál es el plan para dentro de dos noches?

- El ´´Winter Gardens´´ está cerrado. La dichosa crisis. Me lo ha dicho tu tío – dijo Tom.

- ¿Cerrado? ¡Joder, qué lástima! Fue muy divertida la Nochevieja pasada ¿verdad? – le dije a Kristen.

- Sí, que pena. Parece que la crisis también ha llegado a Ventnor.

- Es en toda la isla – dijo Tom

- ¡Qué bajón! – murmuró Sam.

Nos quedamos todos cabizbajos unos segundos.

- Bueno, no nos pongamos tristes – dijo Tom.

- No, esta noche ¿billar o póker? – preguntó Marcus.

- Strip Poker – bromeé.

- Yo prefiero el billar – dijo Kristen.

- ¡Eh! y luego el juego ese… el del año pasado – dijo Sam.

- El de adivinar las películas – asentí.

- ¡Ese! Rob tiene que imitar a Jack Nicholson. Lo clava – soltó Sam.

- ¡Sí, sí. Lo haces genial! – exclamó Kristen entusiasmada.

Le sonreí con cariño y le tomé la mano bajo la mesa. 

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- He traído música para nuestra fiesta privada – le susurré al oído.

- Como el año pasado – sonrió insinuante.

El ruidito que hace un móvil al recibir un mensaje de texto me distrajo. Miré mi móvil. No tenía ningún mensaje de Nick aun y ya me estaba impacientando.

- ¿Te pasa algo? No haces más que mirar el móvil desde que hemos llegado – preguntó Kristen.

- No, no es que… espero noticias de Nick.

- ¿De Nick? Algún proyecto nuevo? – preguntó risueña y emocionada.

- Sí… algo así – murmuré.

- ¿Y no vas a contármelo?

- No… eh… aun no. Cuando esté todo un poco más… seguro.

- Ah, vale – dijo y noté en su voz cierto tono de desilusión.

Enseguida me di cuenta de que a Kristen le había molestado mi negativa de sincerarme con ella. Se pasó el resto de la tarde evitando mirarme a los ojos y eso solo lo hace cuando está enfadada. Hablaba con todos los demás menos conmigo. La conozco y se le da muy mal hacer como que no le importa. Pero si quería comportarse como una cría estaba dispuesto a dejarla.

Estábamos en el Spy Glass, en nuestra segunda ronda por los pubs de la Esplanade, cuando recibí el dichoso mail de Nick en mi móvil. 

Resoplé aliviado al ver de qué se trataba e intentando no sonreír demasiado, el disimulo no es lo mío, me levanté de la mesa. Vi cómo Kristen me observaba por el rabillo del ojo.

Me dirigí a mi tío directamente. Tenía las fotos en mi IPhone y tenía que sacarlas como fuese.

- Tío, necesito que me hagas un favor.

- ¿Paparazzis? – dijo molesto, elevando la famosa ceja Pattinson.

- No, no es eso – sonreí -. ¿Tienes ordenador con impresora?

- Sí, en la oficina – dijo mirándome extrañado.

- Es que… quiero que abras mi correo y me imprimas unas fotos que acaba de pasarme mi agente en L.A. Es algo privado y…

- Claro, no hay problema, Rob – dijo asintiendo y dándome una palmada en el hombro. 

Me acompañó hasta su oficina en el Spy Glass y me hizo entrar.

En cuestión de minutos tuve en papel y en mis manos las fotografías de la casa. Era una antigua villa de estilo español, con jardines y fuentes y una piscina natural de agua dulce. Toda el agua procedía de un manantial que nacía en las colinas y altas palmeras californianas franqueaban la entrada principal. La casa de mis sueños, me dije. La había visto en una revista inmobiliaria OnLine y me había gustado la que más.

 

El precio era razonable, según Nick y una magnífica inversión pero necesitaba un opinión, la de Kristen.

- ¿Te sirve así o te saco alguna foto más? Tienes más.

- No, así me basta, gracias. Mil gracias – dije encantado -. Solo una cosa más.

- Dime, dime.

- ¿Tienes un sobre?

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Llegamos a la casa temprano tras cenar marisco fresco pescado en la isla. Delicioso. Yo estaba deseoso de contarle todo a Kristen pero quería hacerlo a solas. Era mi segundo regalo navideño para ella, bueno, para ambos en realidad.

Todos estaban muy animados y nadie pensaba en irse a la cama. Teníamos latas de cerveza en la nevera y aperitivos salados, lo típico. Me di cuenta que entre el mosqueo de Kristen y las ganas de juerga del resto me iba a ser muy complicado quedarme a solas con ella.

Nos pusimos a jugar a adivinar películas. Me senté al lado de Kristen pero nos tocó en equipos enfrentados. Ella es muy buena en adivinar la película y yo soy mejor en hacer mímica representándola así que pronto estuvimos empatados. No le gusta perder, a mí tampoco y los dos nos empleamos a fondo.

Ya llevábamos un buen rato jugando cuando se nos acabaron los ganchitos. Kristen se ofreció a traer más y en cuanto salió por la puerta la seguí con la excusa de ir al lavabo.

Entre directo en la cocina y me planté delante de ella. No me iba a  rehuir esta vez. ¡Ella era la que quería comunicación pues la iba a tener!

- ¿Qué te pasa? – pregunté en un tono dulce ayudándola a abrir una bolsa de ganchitos de queso.

- A mi nada. ¿Y a ti? – murmuró sin mirarme a la cara.

- Nada – reí sabiendo que eso acabaría por sacarla de sus casillas.

- ¿Qué te traes entre manos? ¡Vamos a ver! Estoy harta de tus secretillos – gritó.

- Shhhhhhhh, no grites. Nos van a oír – susurré intentando aguantarme la risa. 

- ¡Me da igual que me oigan! Estás ocultándome algo, lo sé. Y que sepas que me sienta fatal – dijo con dedo acusador haciéndome sonreír.

- Me encanta cuando te enfadas. Estás tan sexy, nena… pero no pienso decírtelo aquí. Tendrás que venir conmigo arriba para que te lo cuente.

- ¡Oh, joder, Rob! – gruñó exasperada – Está bien pero ahí fuera se deben estar partiendo de risa a costa nuestra. Mañana harán hasta chistes. Ya sabes como son.

- No, primero saldré yo…

- ¿Por qué tú?

- Porque sí – dije poniendo los ojos en blanco.

- Porque sí… - bufó.

- Y luego al de un rato empiezas a bostezar y me sigues con la excusa de que te estás muriendo de sueño.

- ¡Cómo que va a colar!

- Sabrás hacerlo, eres actriz – bromeé dándole una palmadita en la espalda y esquivando un codazo.

- Soy más rápido que Tom – sonreí – Estoy acostumbrado, preciosa.

Krsiten me sacó la lengua y salió con los ganchitos hacia el salón. Yo fui al baño, regresé al salón y me despedí con la excusa de estar demasiado beodo y haciéndome el enfadado. Todos me disculparon sin hacer referencia nuestro supuesto enfado y al rato ya estaban montando bulla otra vez. Me encerré en mi habitación, me quité la ropa y me tumbé en la cama en camiseta y calzoncillos a esperar a Kristen.

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Tardó en subir y cuando lo hizo yo ya me había quedado dormido. Tengo esa habilidad. No estaba profundamente dormido porque la oí entrar y cerrar la puerta. 

- ¿Kristen? – murmuré espabilándome.

- Estabas dormido… perdona. Te he despertado – susurró.

- Tardabas y ya sabes que me duermo con facilidad – dije incorporándome de la cama.

- Bueno, ¿vas a contarme eso tan importante? – suspiró cruzándose de brazos. 

Aun estaba a la defensiva.

- ¿Por qué te sienta tan mal que no te lo cuente? – pregunté con dulzura levantándome y acercándome a ella lentamente.

- No lo sé – dijo encogiéndose de hombros -. Siento que… 

- Quiero saberlo – susurré.

- Que me excluyes. Eso es lo que siento – resopló tras decirlo.

- No te excluyo de nada – sonreí a su lado.

- Pero me haces sentir que sí – murmuró bajando la mirada.

- Serás tonta – susurré acariciando su rostro -. Es una sorpresa. 

- ¿Una sorpresa?

- Sí y un regalo – dije dirigiéndome hacia la mesilla de noche para sacar un sobre del cajón.

- Toma, ábrelo.

- ¿Qué es? – preguntó tomando el sobre de mi mano.

- Abrelo – insistí.

...CONTINUARA...