Fic 'La Fundación', Capitulo 44 por V-Team

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Fic La Fundación  Capitulo 44
BEHIND THE SCENES. ROB
por V Team

Imágenes: Elena

Me despierto de un sobresalto, recapacitando de que la entrega de la niña afuera de su escuela fue todo un sueño. Fina que está a mi lado se desconcierta. Intenta calmarme y yo trato de volver a la realidad.

-Solo ha sido un sueño –le digo. 

-Tienes que relajarte.

-Lo sé, es que estoy muy nervioso.

-Todo saldrá bien. Verás que muy pronto podrás ver juntas a la madre y la hija.

Irina nos recibe en el aeropuerto de Madrid alrededor de las ocho de la mañana, ella se ha encargado de arreglar todo para nuestra estancia y ha sido el contacto con el investigador y el abogado.

-Disculpen que no pueda quedarme, pero ya está todo listo Rob. Tanto el investigador como el abogado vendrán al hotel en un rato, mientras tanto será mejor que descansen, estarán cansados del viaje. Bienvenidas a casa chicas.

-Gracias Irina, nosotras nos encargaremos de Rob –dice Berta.

-Gracias –le digo y me acerco para darle un abrazo.

-No hay de qué, sabes que siempre contarás conmigo.

Irina se despide luego de dejarnos en el hotel. Estoy impaciente pero a la vez tranquilo porque sé que no estoy solo en esto. Todas las chicas me brindan su apoyo y me reconfortan.

Nos hospedaremos en el Westin Palace. Berta, para intentar distraerme, me explica que es un hotel muy emblemático de Madrid mientras vamos camino a nuestras habitaciones.

-Es un hotel hermoso. Fue construido en 1912 para hospedar a la alta sociedad. Es un hotel ideal para los turistas pues está en el centro cultural y artístico de la ciudad y muy cerca de los principales museos –dice Berta.

Luego de instalarnos, Fina sugiere que vayamos a comer algo, es hora del desayuno pero mi cuerpo me pide ir a la cama, pero sé que de todas formas no voy a poder dormir, por lo que acepto ir a comer algo. Berta sugiere ir al restaurante “La Rotonda” en el mismo hotel, es un lugar elegante y se destaca por la espectacular cúpula de cristal que da origen a su nombre. Mi estómago gruñe, pues no comí nada en el avión, pero todo indica que aún no estoy del todo bien, en cuanto el mesero se presenta con la comida siento náuseas.

 

-Cariño, tal vez deberíamos ver un médico, esto no es normal –me dice Fina.

-No, no es necesario. Es algo pasajero, debe ser el estrés –le respondo.

-Sí, puede ser, a mi ex marido le pasaba lo mismo siempre que teníamos un examen en puerta en la universidad. Pero también le sucedía lo mismo cuando estaba embarazada. 

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-Sí he oído de eso, algunos hombres tienen los mismos síntomas que su pareja durante el embarazo –agrega Berta.

-Chicas, discúlpenme por favor, las veo luego –digo y me retiro.

Camino hacia la habitación no solo con el estómago revuelto, también con la mente. ¿Mi chica embarazada? Poco probable, “V” se está cuidando, aunque… siempre existe una posibilidad. Mi desesperación y el amor infinito que siento por ella me hacen abrazar la idea de que yo pudiera tener un hijo suyo. Alguna vez pensé en una pequeña familia de tres integrantes, ahora sonrío ante la imagen que se ha formado en mi mente: Mía, “V” sosteniendo un bebé en brazos y yo junto a los tres. Llego a la habitación y me lavo la cara. Pienso que es un lindo sueño, pero es una ilusión que no tiene futuro.

Más tarde recibimos al abogado, y al investigador. Este último me entrega su informe y da por concluido su trabajo para nosotros, le ha dado al abogado previamente toda la información necesaria para que acelere los trámites legales que se tengan que llevar a cabo; de momento el abogado nos pide paciencia y que esperemos a que él se ponga en contacto de nuevo con nosotros.

-Todo saldrá bien señor, se lo aseguro –dice antes de marcharse y espero que tenga razón.

En el informe del investigador se lee que las oficinas donde labora Carlos están en el Paseo de la Castellana, al parecer ha obtenido el puesto porque el dueño de la empresa es amigo de su padre. 

 No muy lejos de ahí en el barrio de Salamanca tiene alquilado un piso, donde vive con Mía y una ama de llaves. Según el informe, el piso está en la calle de Velázquez.

-No te preocupes, estamos muy cerca de ahí –dice Berta apretando mi hombro.

Dejo a las chicas descansar pero por la tarde estoy como león enjaulado. Fina sugiere demos un paseo. Acepto de inmediato pues a pesar de haber visitado con anterioridad la ciudad no tuve oportunidad de conocerla.

Salimos del hotel y las chicas me explican cada cosa que encontramos. Justo frente al hotel está la fuente de Neptuno, seguimos a pie por la avenida Paseo del Prado hasta la calle de Alcalá donde está la fuente de Cibeles, recuerdo que “V” me explico una vez que hay una réplica de esta fuente en la ciudad de México por lo que a ella le gustaría conocer la original. 

 Frente a la fuente se encuentra el Ayuntamiento de Madrid, también conocido como Palacio de Comunicaciones, es un edificio que ejemplifica la arquitectura modernista en Madrid, según Berta. Nos detenemos un momento frente a él para admirarlo y seguimos por esa calle hasta la Puerta de Alcalá, ícono de la ciudad. Finalmente llegamos hasta el Parque del Retiro, un parque público muy significativo en Madrid, Berta me explica que mide 118 hectáreas, allí las chicas me sugieren dar un paseo y relajarme. Es un lugar hermoso, con preciosos jardines, estatuas, monumentos, fuentes y hasta un estanque.

Decidimos sentarnos en una banca a tomar algo y descansar un poco después de la larga caminata. 

-Berta me dijiste que aquí cerca estaba la calle de Velázquez, ¿cierto?

-Sí, pero no estarás pensando…

Dejo de escuchar a Berta y mi mirada se concentra en lo que está del otro lado del corredor, es una niña pequeña como de la edad de Mía, su cabello castaño y ondulado se agita ligeramente con el viento, le sonríe a una mujer que está junto a ella y continúa arrojando comida a las palomas.

-Es ella… 

-Rob, ¡no! –dice Fina con tono de preocupación pero ya estoy caminando hacia ella.

Mi pulso está acelerado, no sé si es real o todo es producto de mi imaginación, es una niña encantadora, mi corazón se encoge al tenerla enfrente y ver en su rostro unos ojos idénticos a los de “V”, me estremezco y aparece un nudo en mi garganta. Intento calmarme, no quiero asustarla, respiro hondo y le sonrío, ella me devuelve la sonrisa.

-¡Hola! –dice espontánea.

-¡Hola! –le respondo.

-¿Quieres ayudarme? –me pregunta y su voz tintinea como finas campanillas.

-¿Puedo?

-Claro –me dice y me ofrece de su mano migas de pan para lanzar a las palomas.

Fina y Berta desde el otro lado, me miran con cara de angustia, seguro temen que haga una tontería.

-Hablas español pero tienes un acento raro ¿de dónde eres?

-Soy de Londres ¿y tú?

-Yo soy mexicana, pero ahora vivo aquí en España.

-Yo tengo algunas amigas mexicanas y tengo una casa en México.

-¿Yo también puedo ser tu amiga?

-Me encantaría –le respondo fascinado, me pongo en cuclillas para quedar a su altura. Le ofrezco mi mano, ella me da la suya, es muy suave y cálida, un sentimiento raro me paraliza, me quedo estático sin saber qué hacer.

-Mía, tenemos que marcharnos ya –le dice la mujer que la acompaña.

-Te veo luego –dice alejándose y agitando su manita.

-Gusto en conocerte –le digo poniéndome de pie.

Inmediatamente Berta y Fina, corren a mi lado, cada una me toma del brazo, y me sostienen como si creyeran que correré tras ella. 

-¿Cómo fue eso? –dice Fina.

-No lo sé, fue… especial.

-Eso fue arriesgado –dice Berta

Los tres nos quedamos callados. Sé que no debí hacer eso, pero fue más fuerte que yo. Luego de un rato regresamos al hotel.

***

El siguiente día lo pasamos sin noticias del abogado. Tampoco tengo ganas de salir, las chicas salen y yo me quedo con una cara larga en el hotel, estoy muy cansado y me la paso en la cama. No me puedo borrar de la mente el encuentro que tuve con la niña. Me provoca la misma ternura y ese instinto de protección que su madre, además de una especie de inquietud, es como si ambas fueran para mí como imanes. Son muy parecidas, excepto que mi “V” es más tímida y Mía parece más abierta y espontánea. 

Por la noche las chicas me convencen de salir a cenar. Más que una cena tenemos el clásico tapeo y bebemos un delicioso vino, no resisto y ordeno también jabugo. Evoco aquel día en que “V” y yo tuvimos un picnic y pienso lo mucho que me gustaría tener muchos días así.

***

Finalmente el abogado se presenta en el hotel, afirma que tiene todo listo y que podemos ir por la niña en cuanto Carlos regrese del trabajo. Es poco tiempo el que falta pero me parece una eternidad. 

Cuando llega la hora nos vamos en el auto del abogado, estoy muy nervioso y me sudan las manos. Estacionan el auto frente al edificio donde viven Carlos y Mía. Otro auto se estaciona justo detrás del nuestro. Creo que es la policía, un hombre desciende del vehículo e intercambia unas palabras con el abogado después todos subimos al piso de Carlos en el tercer nivel del edificio. 

El que toca la puerta es uno de los policías. Todos esperamos en el pasillo. El mismo Carlos abre la puerta.

-¿En qué puedo ayudarle?

-¿Carlos Duarte?

-Soy yo.

-Queda usted detenido por el delito de secuestro de una menor.

Ante la noticia la cara de Carlos es de sorpresa y angustia, intenta cerrar la puerta pero no lo logra, el policía lo impide.

-Será mejor que no ponga resistencia –dice con voz tranquila y tono suave apoyándose con el brazo en la puerta– no tiene salida, tiene que entregar a la niña y será mejor para todos que usted lo haga de la mejor manera.

Ahora el rostro de Carlos muestra rabia, abre por completo la puerta de un empujón y extiende la mano ofreciéndonos la entrada. Todos entramos excepto dos policías que se quedan en la puerta.

-El Sr. Pattinson viene en representación de la Sra. Zavala, madre de la niña quien ha interpuesto una demanda en México en su contra. Aquí usted enfrenta otros cargos y después un juez decidirá si será extraditado –explica nuestro abogado.

-Muy bien no pondré resistencia, solo pido me dejen despedirme de mi hija y no ser detenido frente a ella.

-De acuerdo le concedemos ese derecho.

Carlos llama a la niña y ella aparece desde un pasillo contenta y dando saltitos, en cuanto ve la cantidad de personas reunidas en su casa se sorprende, su expresión cambia y parece asustada.

-Ven cariño –la llama el padre y ella se acerca lentamente hacia él.

Carlos se muestra calmado se arrodilla frente a la niña y la toma de las manos.

-Estas personas son amigos de mami, han venido a buscarte para llevarte con ella.

A Mía se le ilumina el rostro y sonríe ante lo que escucha.

-¿Iremos con mamá?

-Solo tú mi amor, yo tengo que quedarme.

-Pero no puedo dejarte.

Decido intervenir.

-Hola Mía, ¿me recuerdas? –asiente –yo soy amigo de tu mamá, ella te extraña mucho y tiene muchas ganas de verte.

-Así es nena –agrega Berta –tu mami está muy triste porque no ha podido verte y será muy feliz si regresas con ella –la niña la escucha con atención.

-Tu mami te extraña mucho corazón –agrega Fina.

-Papi, te quiero pero mi mami también me necesita. Tengo que ir a verla.

-Claro nena. Te prometo que te visitaré pronto –dice el padre haciendo un esfuerzo visible por no llorar y la abraza fuertemente, por un momento siento lástima por él.

La mujer que acompañaba a Mía el otro día en el parque los observa y se limpia las lágrimas.

-Pilar, prepárale a la niña sus cosas –la mujer deja la habitación para hacer lo que le piden.

Carlos abraza nuevamente a su hija y después de besarla se la entrega a Fina y Berta que salen con ella del departamento. Yo me quedo a esperar la maleta. El policía recibe una llamada a su celular y se aleja para tomarla.

-¿Qué te dio V… para que la ayudaras tanto?

La forma en que pregunta me enfurece, y no me agrada el tono en el que pronuncia el nombre de “V”, quisiera partirle la cara.

-Una mujer que está sufriendo no tiene que hacer nada para que cualquiera quiera ayudarla –le respondo.

El tipo se carcajea, da media vuelta y me sorprende con un puñetazo en el rostro, el golpe me voltea la cara y me hace girar levemente el tronco. Sonrío, me ha dado el pretexto perfecto para darle lo que necesito. Le devuelvo el puñetazo y el tipo va directo al suelo, me abalanzo sobre él, su labio sangra y mi puño está en el aire listo para partirle la cara. Escucho la voz del abogado pidiéndome que me detenga pero lo ignoro, lo que me hace reaccionar es la cara de horror del ama de llaves que aparece por el pasillo y su grito de súplica.

-¡Por favor no! Está desahuciado.

...CONTINUARA...