Fic 'La Fundación', Capitulo 49 por V-Team

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Fic La Fundación  Capitulo 49
por V Team

Imágenes: Elena

Mía y yo tenemos tres semanas instaladas en nuestro departamento de la Ciudad de México. No he querido que la niña pierda el año escolar y así que la he inscrito en su antigua escuela. Por las tardes la llevo a casa de mis ex-suegros para que pase tiempo con Carlos quien notoriamente ha desmejorado, cada día se ve más pálido y tiene menos energía para jugar con Mía.

La pena se instala en mí, a pesar de todo Carlos es el padre de mi hija y fue el primer hombre en mi vida, además lo recuerdo activo, fuerte y lleno de vida, ahora su enfermedad lo consumía, lo debilitaba, lo cambiaba por completo. 

Carlos no tenía una gran fortuna, era su padre quien tenía negocios y propiedades pero me habló sobre un fideicomiso para Mía, del cual podría tomar posesión a los veintiún años. Cuando con frialdad y resignación me hablaba de un futuro sin su presencia yo sollozaba, no por mí, sino por él y por mi hija, Carlos me había hecho daño pero de alguna manera se me hacía una suerte injusta la suya. Después me di cuenta que al llorar, no estaba ayudando a la situación, Carlos se ponía muy triste y Mía que era muy perceptiva también. Dejé de hacerlo y traté de que sus ratos juntos fueran lo más agradable posible, dábamos paseos juntos, mirábamos fotos viejas y ellos me hablaban de su estancia en España. Los fines de semana los pasábamos con mis padres que también extrañaban a Mía y querían estar con ella.

Cierto día cuando regresábamos de ver a Carlos nos sorprendió la lluvia, en cuanto llegamos a casa, le preparo a Mía un baño caliente para que no pesque un refriado. Mientras hago espuma en sus suaves rizos, Mía juega en la tina feliz, yo la miro como si no la hubiera visto nunca y ella fuera la criatura más hermosa de la tierra.

-Mamá, ¿regresaremos a Cancún cuándo papá deje de funcionar?

En el hospital, un especialista en tanatología nos había explicado que la mejor manera de explicarle a la niña la muerte de su padre era con un lenguaje concreto que ella pudiera comprender. Carlos le explicó a Mía que él estaba enfermo y que lo médicos no podrían repararlo, así como la muñeca que hablaba y que un día dejó de funcionar.

-Cariño todavía no lo sé, ¿te gustó mucho estar allá?

-Sí, tus amigas son muy divertidas –dice espontánea –creo que me encantaría vivir allá.

-Bueno cariño, esos días fueron muy divertidos pero tú tienes que ir a la escuela señorita–le digo poniéndole espuma en la nariz y arrancándole una sonrisa –y no siempre podrás estar en la alberca.

-Está bien –dice alargando las palabras en tono de resignación –Mami y Rob ¿qué es de mí?

-¿Por qué me lo preguntas nena? –pregunto nerviosa por su cuestionamiento.

-Porque tus amigas me han dicho que son como mis tías. Pero si Rob es tu novio, no sé qué es de mí.

-¿Y a ti quién te ha dicho eso cariño? 

-Mi papá. Cuando vivíamos en Madrid, él me dijo que un día ya no estaría conmigo y que yo regresaría contigo y tal vez tú ya tendrías un novio porque eras una mami muy buena y seguro encontrarías un hombre muy bueno que nos cuidaría. Papá me dijo que cuando una persona quiere mucho a otra no quiere separarse de ella, y Rob nunca se separa de ti.

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Me sorprendo ante la explicación que Carlos le dio a la niña y la madurez con que ella la acepta.

-Pues tu papi tenía razón nena.

Pienso que tendré que agradecer a Carlos por esto. Le quito a Mía todo el jabón y la envuelvo en una toalla, la froto con cariño y me pongo de rodillas para mirarla a los ojos.

-Mía, quiero que escuches muy bien esto que te diré, aunque tu papá ya no esté, él siempre será tu papá, ¿me entiendes?

-Si, mami.

-Rob será para ti, lo que tú decidas. Cuando lo conozcas un poco más, decidirás. ¿Ahora qué crees que es Rob para ti?

-Mi amigo, me hace reír, es muy gracioso y me enseña juegos en el móvil.

-Pues entonces será tu amigo, por todo el tiempo que tú quieras –le digo y la abrazo, luego la levanto para llevarla a la cama.

***

Rob me había llamado algunas veces, estaba muy ocupado rodando y arreglando pendientes. Lo extrañaba mucho, y él también a mí; el saber que pronto estaríamos juntos me daba consuelo. Ahora lejos de Cancún me daba cuenta del enorme error que hubiera cometido al dejarlo. Por eso no pude rechazar la propuesta de Rob de conservar mi trabajo en la Fundación Crawley y vivir con Mía allí.

-Sé que no estás lista ni es tu deseo dejar tu país y comprendo que la vida que yo te ofrezco en Los Ángeles no es la que tú quieres para tu hija, pero yo no quiero perderte, te propongo que estemos juntos aquí, que no te alejes de mí, que no dejes la Fundación y me permitas estar con ustedes. No tienes que irte conmigo si no quieres y yo no tengo que tener mi residencia fija en Estados Unidos, puedo seguir como hasta ahora, viajando cuando tenga que hacerlo y tener una vida aquí con ustedes alejado de todo aquello. Nada deseo más que una familia, un hogar, donde pueda ser yo Robert Thomas Pattinson y no Robert Pattinson el actor –me explica aquél día que evitó que yo dejará Cancún.

En ese momento lo entiendo y quisiera complacerlo pero su propuesta tiene tantas implicaciones. Respiré hondo intentando encontrar en mi interior la solución.

-Rob, no sé si podré con todo lo que representa estar a tu lado, yo… no sé si funcione –le contesté.

-No lo sabremos si al menos no lo intentamos –remata con esa sonrisa irresistible y ya no puedo negarme. Así me llevó de nuevo a la Fundación.

Y nuestro intento se postergaría hasta el inevitable deceso de Carlos.

***

Llevábamos poco más de un mes en la ciudad y aquél viernes le sugerí a Mía pasara la noche en casa de sus abuelos y yo aprovecharía la tarde para organizar unas cosas en mi departamento y empacar algunas otras que deseaba llevarme conmigo a Cancún. Carlos y sus padres estaban felices con que la niña se quedara allí pues los últimos días él no se había sentido bien.

Conecto el viejo Ipod y dejo que ponga las canciones de manera aleatoria. Me concentro en clasificar documentos y depositando lo que ya no sirve en el cesto de basura.  Suena It´s all on you cantada por Rob, me quedo inmóvil atendiendo la letra y su voz.

Its all on you, baby

You turned your back when I tried to learn

Siento un escalofrío, y detengo la canción, tengo la impresión de que Rob me está reclamando algo. Suena el timbre y doy un brinco por el susto. Corro a la puerta creyendo que alguien ha traído a Mía de regreso o que algo malo ha pasado, pero me llevo tremenda sorpresa.

-¡Dios! ¡Rob! ¿Qué haces aquí?

No me responde y me rodea elevándome varios centímetros por encima del suelo. Me gira suavemente y me deposita de nuevo en el piso para darme un beso. Mientras siento sus labios sobre los míos creo que aún estoy flotando.

-¿Acaso no es obvio? No puedo, ni quiero vivir sin ti.

-Gracias.

-¿Por qué?

-Por estar aquí, por no dejar que me fuera lejos de ti, por hacerme recapacitar.

Me sonríe y acaricia con dulzura mi mejilla, mira de reojo al interior del departamento y se percata que estamos solos.

-¿Y Mía?

-Pasará la noche con su padre.

-Entonces…

-Estamos solos –y terminamos de demostrarnos cuánto nos extrañamos en la alfombra.

***

Me encanta cocinar para él y sé que a él le encanta la comida mexicana, así que no tengo que improvisar o esforzarme mucho, cocino lo que puedo, las recetas que sé preparar. Siento la mirada penetrante de Rob en mi espalda, él está sentado en la barra tomando café con tostadas francesas y yo termino de preparar un desayuno muy mexicano: chilaquiles. 

-¿Qué? –pregunto cuando giro y me encuentro con su mirada.

-Nada, solo pensaba –me sonríe –¿Sabes? Creo que me podría acostumbrar a esto –me acerco para dejar su plato frente a él y le doy un tierno beso.

Estábamos terminando de desayunar cuando sonó el teléfono. Era el señor Duarte. Creí que cuando el momento llegara estaría preparada pero no fue así. Me he quedado sin habla, un nudo se aloja en mi garganta y una lágrima corre por mi mejilla. Rob me quita la bocina, por un momento no logro entender lo que está diciendo, lo escucho hablar sin que sus palabras tengan algún sentido. 

-En un momento estaremos allí –logro entender que dice.

Rob cuelga la bocina y me abraza, y así nos quedamos abrazados y en silencio por un largo rato.

*****

Una hora más tarde estamos en casa de los Duarte. Rob ha insistido en acompañarme a pesar de que no lo considero muy prudente, pero entiendo esta necesidad de hombre de mostrarle al mundo su lugar en mi vida. Mi niña sale corriendo de la casa para toparse conmigo a mitad del jardín. 

-Mamita mi papi dejó de moverse. Ya no va a funcionar –Dice Mía y el nudo aparece de nuevo en mi garganta –la abuela no deja de llorar.

Mía es muy pequeña y a pesar de que se ve muy triste aún no entiende las implicaciones de la muerte, como que ésta es permanente. La abrazo. Intento que me vea fuerte. 

-Mi amor, papi estará dormido por mucho tiempo, ya no va a despertar y eso pone muy triste a la abuela, a todos nos pone tristes, ¿puedes entenderme?

-Sí mami.

-Bien cariño, ahora voy a entrar a la casa a ver a tus abuelos. Rob ha venido conmigo quiero me esperes aquí afuera y te portes muy bien.

-Sí.

-Anda saluda a Rob –le digo a la niña que corre hacia él, Rob me guiña el ojo y yo entro a la casa.

Estelita, la mujer de servicio en casa de los Duarte, me recibe, también está desecha, ella cuidaba a Carlos cuando era un niño. Siento que ahora no hay palabras que valgan y solo la abrazo. 

-Vivian –llama mi atención el señor Duarte que viene bajando la escalera acompañado de su esposa. 

Estelita se retira y ahora es la señora Duarte quien se arroja a mis brazos buscando consuelo. Les doy el pésame a ambos.

-Sé que entiendes mi dolor –dice la señora, asiento –quiero pedirte un favor, permite que veamos a la niña de vez en cuando. Es lo único que nos queda de él.

-Cuente con eso –me sonríe y se va.

-Está en la que solía ser su habitación por si quieres despedirte –me dice mi exsuegro.

-En realidad él y yo ya nos habíamos dicho todo lo que teníamos que decirnos. Y prefiero recordarlo de otra manera.

-Bien. ¿Has venido con él?

-Sí.

-Quisiera hablar con ambos.

...CONTINUARA...