FanFIC no.139 'Halagos, mensajes y algo de peloteo. Kristen'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

NOTA: A PARTIR DE HOY ESTE FIC IRINA SE PUBLICA LUNES Y JUEVES

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FanFIC no.139

"HALAGOS, MENSAJES Y ALGO DE PELOTEO. KRISTEN"
Imágenes: Elena

El 17 de marzo Rob afrontaba la recta final de su promoción antes del estreno de Agua para Elefantes en N. Y. 

Justo antes de su partida me dijo que Reese se casaba en su rancho de Ojai, en California y que le había invitado. Un poco más y me lo dice el mismo día de la boda. 

Al parecer iba a ser la típica boda de Hollywood, por todo lo alto, con cientos de invitados del mundillo. No me cae mal Reese Witherspoon, se había portado genial con Rob y no iba para nada de diva. Cuando estuve visitando a Rob en el set de ´´Agua para Elefantes´´ pude comprobarlo, pero a mí no me emocionaba en absoluto tener que salir en Hello o Harper´s Bazaar así que le dije a Rob que ni hablar, que no iba. No me apetecía tener dolor de pies por culpa de los tacones y de mandíbula de tanta sonrisa forzada.

A Rob le encanta discutir. Si se da la ocasión lo hace encantado y se le da muy bien, demasiado. A mí no me gusta. Acabo perdiendo los nervios siempre. El quiso que le acompañase pero me negué y tras una charla que fue subiendo de tono rehusó acudir sin mí a pesar de que no me importaba que lo hiciese.

Vivir con alguien hace que veas sus defectos, sus manías… Rob tiene muchas y yo también. Nadie es perfecto. Y es que al cerrar la puerta del hotel, apartamento o casa donde estemos veo al verdadero ser humano que es Rob, y los seres humanos somos complicados, mucho. 

Ni él ni yo somos personas simples. El es muy sensible e impaciente, complicado. Yo soy más descuidada y no soy fácil de contentar. Ambos tenemos mucho carácter y no es sencillo convivir con nosotros. Yo odio que vaya de listo y me trate como una cría y él odia que me ponga en plan madre mandona.

Rob es… Rob. El para mi es mi mejor amigo, mi compañero de trabajo, mi amante por eso no puedo idolatrarlo, yo no. Le conozco bien. Creo que mejor que él a mí. Convivimos. Pero las fans ven las cosas desde fuera, unos instantes de unas vidas que desconocen totalmente. Instantes muchas veces expuestos a todo tipo de conjeturas, juicios y teorías a cual más peregrina. Nos ven a los actores como a un mito, algo no real. Hollywood es una máquina perfecta de hacer mitos, aunque nosotros los actores no queramos. Mucha gente vive de eso desde hace casi 100 años.

Creo que las fans ven a Rob como un ser perfecto y supongo que conmigo les pasará lo mismo pero ni él ni yo lo somos. Que nadie piense que somos perfectos porque se llevará una decepción tarde o temprano. Nadie lo es. Yo no soy perfecta ni un ejemplo para nadie, en absoluto, tampoco pretendo serlo. No soy Bella. Solo intento hacer bien mi trabajo que es actuar en películas. Y Rob igual, él no es Edward. Soy real y él también.

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Rob se marchó al aeropuerto después de haberme llamado huraña y antisocial, cuando en realidad él también lo es. Yo le llame a él egocéntrico, a sabiendas de que yo también lo soy. Creo que justo antes de salir por la puerta del apartamento ya nos habíamos arrepentido de nuestras palabras dichas sin pensar, pero no hubo tiempo para una de nuestras maravillosas reconciliaciones. 

Antes de salir hacia el aeropuerto Rob me besó suavemente en la frente pero a pesar de que ese gesto me hizo sentir una gran ternura por él no di el brazo a torcer y no me disculpé. Ambos somos orgullosos y muy cabezotas para nuestra desgracia.

Lo malo fue que en cuanto desapareció de mi vista comencé a agobiarme y a sentirme terriblemente arrepentida. Pero seguía albergando cierto resquemor por sus palabras y no quería ser la primera en llamarle así dieron las 10 de la noche y el teléfono seguía sin sonar lo que volvió a enfurecerme. A eso de las 12 de la noche no pude más y la histérica que llevo dentro decidió llamar a riesgo de parecer débil. Pero Rob había apagado el teléfono.

Dormí mal esa noche y estuve aguardando su llamada desde primera hora de la mañana. Tenía que haber visto mi llamada perdida. Pero el día se complicó y no vi la suya hasta que terminé de rodar. Sabía que ese día 18 Rob debía estar en un programa de MTV con el bueno de Josh Horowitz y en directo por la tarde en el show de JayLeno, así que no pude resistirme y me fui al hotel nada más terminar de grabar para al menos ver la entrevista con Leno en la tele. 

Como de costumbre Rob alejaba su timidez y nerviosismo haciendo bromas sobre si mismo. Fue capaz de decir que se parecía Boy George vestido de holandés en la portada de Leibovitz para Vanity Fair, lo que me hizo soltar una carcajada.

Después fue a por todas y supongo que adivinó que estaría escuchándole. Ambos vemos los programas del otro, siempre lo hemos hecho. Sacó la artillería pesada y se puso tierno con frases como ´´no soy un hombre de relaciones superficiales´´ y ´´no estoy interesado en las relaciones casuales, simplemente quiero una familia con dos o tres niños´´. Todo eso acompañado de su espectacular sonrisa ´´baja bragas´´.

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Pensé en Rob acunando a esos bebés y algo muy cálido y dulce se alojó en mi alma haciéndome sonreír. 

Ya no pude resistirme más y me metí en internet para ver la entrevista de Josh y ahí sí que me halagó sin ningún empacho.

´´ Kristen es una actriz a la que admiro porque es una persona auténtica y una actriz auténtica. Fue la química que tuve con ella la que me ayudó a obtener un papel en Crepúsculo´´, dijo y ya no pude esperar a coger el móvil y bombardearle a mensajes.

- No me hagas más la pelota en tus entrevistas, por favor. 

- Por qué????? No te la hago

- Sí me la haces.

- A mí no me importaría que tú me la hicieses un poco.

- Ya sabes que yo no soy así. Además, sonaría falso porque todo el mundo sabe ya que eres un tío encantador.

- Solo digo la verdad, preciosa.

- Es halagador pero haces que me sienta una autentica bruja.

- Eres un poco desalmada, sí (risas).

- No te pases. Se me había olvidado el enfado y vas a hacer que me vuelva.

En ese momento recibí su llamada y me dispuse a contestar con una sonrisa.

- Hola adulador.

- Hola perver.

- ¿Perversa o pervertida? – pregunté juguetona.

- Las dos cosas – rió.

- Te he visto en Leno y con Josh. Me has hecho la pelota adrede – le dije sin poder para de sonreír.

´´Su voz es preciosa hasta por teléfono´´, me dije. Y me di cuenta de que la había echado de menos.

- Sabía que estarías viéndolo – dijo y supe que Rob también estaba sonriendo.

- Te llamé anoche pero… - susurré intentando sonar todo lo dulce que pude.

Pero no me hizo falta fingir, solo escuchar la voz de Rob de nuevo hizo que me derritiese y notase como mariposas en el estómago, burbujeando.

- Lo sé y yo esta mañana, preciosa.

- No pude contestar, estaba grabando y cuando vi la llamada ya estabas en Leno. Lo siento, quería hablar contigo más que nada, en serio – me sinceré con voz temblorosa.

- Lo siento, amor. Fui un idiota yéndome así.

- No debí dejarte marchar como lo hice – suspiré arrepentida.

- ¿Estás bien?– preguntó apenado.

- Sí, ahora sí ¿Cuándo vuelves?

- El 20.

- Dos días – suspiré con voz apagada. 

- Solo dos días, amor. Tengo un par de reuniones para ver si se concretan algunos proyectos. Nick anda detrás de algo gordo.

- ¿Cómo qué?

- Quiere que haga una campaña, publicidad. Pero yo no quiero hacer cualquier cosa. Tiene que ser algo diferente.

- Te entiendo. A mí me pasa igual.

Se hizo el silencio y aguardé ansiosa a que continuara hablando, no quería que parara. Oí como suspiraba.

- Estoy deseando volver – dijo Rob.

- Y yo estoy deseando que vuelvas – murmuré.

Esta vez suspiré yo.

- ¿Lo decías en serio? – pregunté.

- ¿El qué?

- Lo que has dicho del amor.

- Sabes que sí.

- Así que no eres un hombre de amores superficiales – susurré.

- Para nada, preciosa.

- Y no eres sentimental pero tienes un alma romántica – añadí.

- Oh, joder. ¿He dicho yo esa bobada? – gritó.

- Sí – reí –. Pero no es ninguna bobada.

Me hizo reír con ganas y entonces recordé que le tenía que dar una noticia. 

- Mañana me traen el vestido.

- ¿El de novia?

- ¡Por fin! Pero tú no puedes verlo. Es la tradición – reí -. Bueno, en realidad nadie puede. Es alto secreto. 

- Muy bien, nena– rió Rob.

- Pero aun así te echo de menos y he sido una idiota testaruda.

- Y yo, amor – susurró.

Pero preferimos dejar el ´´te quiero´´ para cuando estuviésemos de nuevo frente a frente.

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Esos dos días se me hicieron eternos y cuándo le vi aparecer por la puerta me eche en sus brazos sin apenas dejarle cerrar la puerta del apartamento.

- ¡Ya estás aquí! – exclamé llenándole de besos. 

No le dejé ni contestar. Le abracé tan fuerte que casi no podía respirar y entonces, toda la angustia que tenía acumulada y que parecía que se me había alojado de golpe en el pecho se liberó y salió de mí en forma de silenciosos e irrefrenables sollozos, sin querer.

- Eh, eh, tranquila – susurró Rob obligándome a mirarle, levantando con ternura mi barbilla -. Shhhhh, no llores por favor. No soporto verte llorar, amor.

- Llévame a la cama. Haz que lo olvide, que olvide todo lo malo – dije suspirando muy fuerte, sobreponiéndome a las lágrimas que amenazaban con escapar en cualquier momento.

No llegué a derramar ninguna porque Rob enredó su lengua con la mía gruñendo de deseo y tomándome en brazos me llevó hasta la habitación. Yo ya estaba como desecha de ganas de sentirle. Añoraba el peso de su cuerpo sobre el mío, notarle dentro, su calor, su aroma, todo, cada susurro, cada caricia. Estaba realmente excitada y mi respiración era rápida, agitada. Vi como sus pupilas se dilataban a la vez que lo hacía su miembro sobre mi vientre.

- Espera, espera, no me has dejado ni cerrar la puerta – rió -. No te vayas, ahora mismo vengo.

Y me dejó allí con su increíble sonrisa torcida, respirando afanosa. 

Suspiré con fuerza y me tumbé cruzada sobre la cama, ardiendo de puro deseo. Al momento regresó. Se quitó el calzado, tirándolo con gran estruendo sobre el suelo de madera y se acercó a mí desde el otro extremo de la cama. Posó sus manos a cada lado de mi rostro y se quedó suspendido sobre él, sonriendo. Me elevé para besarle ansiosa y alcancé su boca pero él se retiró juguetón. Exhalé un jadeo de impaciencia y aun contemplando todo en la dirección contraria, vi como tiraba de su camiseta hacia atrás, en un perfecto y masculino gesto que le dejó con el torso desnudo ante mis anhelantes ojos.

Volvió a descender hasta mí y esta vez no le dejé volver a levantarse. Metí mi lengua en su boca enredándola con furia, emitiendo un gemido que me salió de las mismísimas entrañas.

- ¡Uhmmmm, nena…! - suspiró sin dejar de sonreír.

Volvió a alejarse. Escuché como se bajaba la cremallera y jadee de pura impaciencia y frustración. Rápidamente me quité los pantalones junto con las bragas y Rob tiró de mi camiseta por encima de mi cabeza dejándome completamente desnuda, temblando de excitación sobre la cama. Pude ver como sus ojos me devoraban mientras su respiración se hacía pesada y fuerte, casi jadeante. Mi piel se erizó antes incluso de que la tocara y en un instante le tuve de nuevo sobre mí besándome sin cesar. 

- ¡Házmelo! – imploré temblando de anticipación.

- Cierra los ojos, amor y no los abras - me susurró haciéndome jadear.

Lo hice, cerré los ojos confiada y pude oír como Rob suspiraba ronco de puro deseo. Su boca fue bajando por mi cuello, hasta mis pechos, que besó y chupó ansioso. Notaba su aliento cálido sobre mi piel, húmeda por su saliva. Su lengua serpenteó hasta mi vientre y más abajo mientras yo lamía se pecho, su vientre siguiendo su vello cada vez más abundante, hasta que alcancé la suave y tirante piel de su miembro en erección. 

Continué con los ojos cerrados, disfrutando de él, de su vuelta a mí, a mi cuerpo, de cada sensación multiplicada por mil gracias a mis otros sentidos. Me dediqué a acariciar su miembro con mi lengua, afanosa, mientras la suya se adentraba entre mis necesitados pliegues. Su sabor en mi boca, el aroma, ese aroma tan familiar, el suyo, el tacto de mis labios y mi lengua. Gemí con todo su duro miembro en mi boca cuando noté como su lengua presionaba mi clítoris sin piedad, haciendo que todo mi cuerpo se arqueara hasta rozar el suyo. Su vello acariciando mi pecho, su vientre y el mío, sus gruñidos, su lengua implacable. Y casi sin darme cuenta, sin abrir los ojos, sin pensar en nada que no fuese en disfrutar, me dejé llevar hasta el final, hasta que noté como palpitaba frenético en mi boca mientras mi vientre propagaba por todo mi cuerpo constantes y asombrosos latidos de puro y genuino placer.

...CONTINUARA...