FanFIC no.142 'Algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul.Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

NOTA: ESTE FIC IRINA SE PUBLICA LUNES Y JUEVES

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina

        JUEVES:  FanFic Robsten de Irina 

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FanFIC no.142

"ALGO NUEVO, ALGO VIEJO, ALGO PRESTADO Y ALGO AZUL.ROB"
Imágenes: Elena

El 3 de abril me fui a L. A.  para proseguir con la promoción de Agua para Elefantes en el Show de Hellen Degeneres y para acudir al día siguiente a los Premios de la ACM´S con Reese Witherspoon, y presentar el premio a la mejor vocalista femenina de música country, en Las Vegas. Fue un viaje relámpago porque el 5 ya estaba de vuelta en Squamish para la boda.
 
Kristen estaba de los nervios. Quería que todo saliese a la perfección, como una verdadera novia a punto de casarse y traía a Bill y al resto del equipo de cabeza. Y como no, a mí también.Yo me lo tomaba con calma. El novio nunca es el protagonista de la boda, lo es la novia y todo lo que la rodea. Ese mito de algo nuevo, algo viejo algo azul y algo prestado. El novio no pinta nada, solo debe vestirse de pingüino y esperar, nada más. No es su momento.

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Durante días se oyeron los helicópteros de las corporaciones de medios de comunicación sobrevolando el lugar pero no consiguieron nada, estábamos bien escondidos. Todo contribuyó a crear la sensación de que algo extraordinario estaba ocurriendo, algo épico. Bill prohibió tener móviles en el set sobre todo después que durante un ensayo yo mismo recibí la llamada de mi madre.

Sé que Kristen se acuerda de todo, de cada segundo. Pero yo solo recuerdo detalles, como flashes que vienen a mi memoria. Recuerdo que llovió todos y cada uno de los cinco días que duró el rodaje de la boda pero justo en el momento del ´´sí quiero´´ salió el sol. Fue perfecto. Las nubes desaparecieron de repente y un rayo de sol iluminó el altar. Hacía muchísimo frío pero todo el mundo se dejó llevar por la magia del momento y parecía verano. Nadie se quejó del frío. El ambiente que se respiraba era el de una verdadera boda. Antes de la ceremonia todo el mundo estuvo nervioso y después todos emocionados. Vi muchas lágrimas, incluso Stephenie Meyer se emocionó.

Recuerdo sus ojos muy abiertos y oscurecidos por las lentillas marrones pero aun así dulces y hermosos. Recuerdo la palidez de su piel, el movimiento de su cuerpo bajo el vestido blanco, su sonrisa avergonzada y sincera.

También recuerdo que yo la esperaba ansioso, nervioso y feliz. De repente la vi por fin, caminando hacia mí, hacia el altar en ese escenario de cuento de hadas en el bosque y la fantasía se confundió con la realidad. Algo muy cálido y e íntimo se apoderó de mí en el momento en que Kristen llegó y la tomé de la mano. No sé cómo explicarlo. Ella estaba… guapísima, con aquel  vestido que le quedaba como un guante, elegante y sexy a la vez, nerviosa, ojerosa, emocionada, como se supone que debe estar una verdadera novia.

Respiraba hondo todo el tiempo y yo solo podía mirarla y sonreír como un tonto con el pecho como dolorido, casi me costaba respirar de la ternura que sentía en esos momentos, de tanto que la quería.

Le hacía bromas para sacarle una sonrisa y así quitarnos los nervios ambos y hacerme el duro pero me sale fatal y ella ya se había dado cuenta de que yo también estaba emocionado.

Entre toma y toma Kristen se quitaba los molestos zapatos y se quedaba en zapatillas dando saltitos para no congelarse. 

Pensé en lo poco abrigada que debía sentirse con aquel vestido.

   -    ¿Estás bien? –pregunté susurrándole al oído.

  -  Sí, solo helada – contestó con una sonrisa intentando no tiritar.

Le castañeteaban los dientes. Tomé sus manos entre las mías.

  -  Tienes las manos… dámelas – dije con ternura para intentar calentárselas un poco.

   -  Estoy empezando a echar de menos esa pesada capa de Vulturi.

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El sacerdote se equivocó varias veces, dijo nuestros nombres en vez de los de los personajes, luego se equivocó Kristen… pero finalmente nos dimos el tan anhelado ´´sí quiero´´.

Justo antes de darnos el beso de recién casados improvisé un apenas audible ´´te amo´´, que sentí verdadero y al que ella respondió con otro idéntico ´´te amo´´ seguido de un leve suspiro. Después nos dimos un beso largo y suave, muy cálido mientras sonaban Iron and Wine y su ´´Flighless bird´´

Kristen tuvo la idea de rescatar la canción del baile de fin de curso de Crepúsculo, para el  beso y la verdad es que a todo el mundo le pareció una gran idea.  En realidad es nuestra canción, ambos lo hemos sentido así siempre.

Have I found you
Flightless bird, grounded, bleeding or lost you, american mouth
Big pill stuck going down

Con aquella melodía fija en mi mente la besé. Lo hice con ganas, esa es la verdad. Kristen comenzó a responder a mi boca suavemente pero luego me tomó de la solapa del chaqué para acercarme más a su boca, en un gesto instintivo muy suyo. Se puso de puntillas para alcanzar mejor mi boca. La suya, suave y cálida, presionaba sobre mis labios mientras la tomaba de las manos, apretándose contra mi pecho.

Terminamos de besarnos solo por exigencias del guión, hubiésemos continuado si nos lo hubiesen permitido. Entonces todo el mundo se puso a aplaudir y nos dimos cuenta de que no estábamos solos. Kristen se sonrojó y yo la tomé por la cintura para aferrarla a mí, mientras ella casi maldecía por la vergüenza.

       - Han dejado de aplaudir – susurró.

    -        Sí – reí.

  -   ¡Que se vayan, por favor! – imploró riendo también -. Es muy gracioso. No conozco a nadie.

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Lo cierto es que sentí que me estaba casando con Kristen, no con Bella. Es ridículo, sabes que es mentira, que es el cine, pero en esa ocasión no pude evitar dejarme llevar por la fantasía que nos rodeaba.

Alguien dijo que el sacerdote era de verdad, que no habían podido dar con ningún actor de reparto que estuviese disponible para ese día, pero creo que me tomaron el pelo. Aunque francamente, siempre me quedará la duda de si nos casaron de verdad. Yo quiero pensar que sí, que en realidad Kristen y yo nos casamos aquel día en Squamish.

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El banquete se rodó de noche. Las velas que descansaban en los centros de mesa de las mesitas dispuestas para el banquete se apagaban todo el tiempo debido al gélido viento que corría entre los árboles pero fue muy divertido. El ambiente estuvo mucho más distendido que en la ceremonia, menos formal. Kristen haciendo de una Bella algo despeinada y yo sin corbata Todos estábamos de muy buen humor y relajados. Bueno, en realidad fue gracias al champán, que era de verdad y no el típico brebaje azucarado que se pone en las películas.

Mi brindis fue realmente gracioso porque según Bill yo parecía Christopher Walken. Después quisieron hacerme bailar pero me negué y al final todos bailaban como locos menos Kristen y yo.

   - ¿No se suponía que Edward bailaba muy bien? – rió Kristen intentando chincharme.

    - No tengo ni idea – dije disimulando.

 Los dos continuamos agarrados por la cintura, mirando como bailaban todos a nuestro alrededor.

    -    ¡Oh, dios! ¿Has visto la pirueta que han hecho Jackson y Ashley? – exclamó Kristen -. ¡Joder! Lo hacen genial.

   -     ¿Ves porque no quiero bailar? Tengo mucho sentido del ridículo.

    - Pero esto va a quedar un poco extraño – dijo.

       - ¿El qué?

   - Que todos bailen menos nosotros.

  - Bueno… ahora Eddie y Bella tienen otras cosas en la cabeza. No están pensando en bailar precisamente – le susurre al oído.

Y Kristen me miró y me dio la razón asintiendo con una pícara sonrisa.

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Mucho más tarde en el apartamento, ya casi amaneciendo, acabábamos de acostarnos y llevábamos tantas horas de pie que se nos había pasado el sueño. Yo estaba desnudo, metido en la cama y me acababa de dar una ducha para ver si así me adormilaba pero aun tenía todas aquellas imágenes en mi cabeza. Ella, el vestido blanco, las flores, el olor de las velas, el viento...
Kristen se metió en la cama junto a mí y su pelo aun olía a flores. La miré y sonreí.

    - Te lo has pasando en grande con todo esto – susurré.

    - ¿Se notaba mucho? – sonrió.

    - Sí – reí – Estabas… entregada.

Kristen bajó la mirada avergonzada recostándose sobre mi pecho.

    - He sentido… - comenzó a decir.

     -         ¿Qué? – pregunté con ternura.

Tardó un poco en contestar y suspiró un instante antes de hacerlo.

    -    Que me he casado de verdad contigo. Ya sé que es una tontería… - susurró sensual, incorporándose y enredando sus dedos en mi cabello, deslizándolos hasta mi nuca y erizando mi piel de puro gusto.

   -   No, no es ninguna tontería – suspiré -. Es hermoso. Yo también lo he sentido.

Vi cómo se le dilataban las pupilas, se le humedecían los ojos y la abracé con fuerza atrayéndola hacia mi cuerpo, ansioso por hacerla el amor.

      -  Bueno, esta es nuestra noche de bodas – dije sonriendo.

      -  Uhmmm, sí señor Cullen – bromeó.

      -  ¿Con preliminares o sin ellos?

    - Bueno… Bella es virgen así que… - dijo mordiéndose el labio para provocarme.

     -  Seré cuidadoso y tierno entonces.

     -  ¿Tendrás cuidado?

     -  Sí, lo haremos despacio, suave… muy lento – susurré acariciando sus labios con el pulgar.

      -  ¿Edward es virgen también? – dijo acariciando el vello de mi pecho.

      -  No lo sé, nunca me he parado a pensarlo.

    - Yo creo que no lo es. Que tuvo algo con Tanya – susurró bajando sus caricias hasta mi vientre.

     -  No, creo que es virgen – negué sonriendo.

     -  Entonces… - susurró apretándose contra mí.

  - ¿Qué señora Cullen? – sonreí poniéndome sobre ella.

  -   Empezaremos despacio, no quiero que acabes demasiado deprisa por culpa de tu inexperiencia.

  -   No, yo tampoco lo quiero – dije enterrando mi rostro en su cálido cuello, aspirando su dulce aroma.

  -  Podemos comenzar por… aquí – dijo señalando sus labios.

Le di un suave beso succionando levemente su labio superior, al terminar.

    - Uhmmm, sí…

    - Y seguir por aquí – dijo señalando el cuello.

    - Aha – asentí sonriendo de deseo.

Su dedo índice trazó una línea desde su garganta hacia abajo, justo hasta el nacimiento de sus pechos.

    - Y luego… aquí y… aquí.

   - ¿Así te parece bien? – murmuré sobre sus tiernos pechos, juntándolos con mis manos.

    - Sí, aunque… me estoy conteniendo mucho.

  - ¿No era yo el que tenía que contenerse para no hacerte daño? – dije levantando mi rostro para mirarla sonriente.

   -  Es que tengo… muchas ganas de ponerme encima de ti y no esperarte.

  - Eres…  - no sé si fue un jadeo o un suspiro lo que me salió del alma -. ¿Disfrutas excitándome, preciosa?

   - Igual que tú – susurró ronca, sonriéndome, dispuesta, lujuriosa.

 - No sé a qué estás esperando nena – susurré lanzándome sobre su boca muerto de ganas.

Acaricié sus muslos hacia atrás, hasta tocar su trasero, mientras nuestras lenguas se enredaban ansiosas.

Ni corta ni perezosa se revolvió bajo mi cuerpo para colocarse sobre él, justo encima de mi entrepierna. Pudo notar como se sentaba y apretaba su sexo contra mi dura erección.

Se acarició los labios con la lengua, como si pudiese saborear por anticipado el placer que quería darle, mientras sus ojos de un profundo verde recorrían mi cuerpo desnudo. Ella todavía tenía las bragas puestas. Sentía la tela de algodón húmeda sobre la punta de mi miembro. Entonces mis dedos engancharon los laterales de sus braguitas para quitárselas despacio, descubriendo su sexo sin prisa, como si fuese la primera vez. Kristen colaboró levantándose un poco y sacándolas primero por una pierna y luego por la otra, ante mi atenta y lujuriosa mirada. Acaricié el suave y escaso vello púbico de su monte de venus y ella me lanzó una mirada cargada de deseo y carnalidad.

La mano que la sujetaba por la cintura se deslizó hacia abajo para acariciar lentamente su clítoris en círculos, apretando una y otra vez. Kristen gimió con fuerza y me abalancé sobre su boca enredando mi lengua con la suya, ambas igual de ávidas.

Notó como yo incrementaba el ritmo de mis caricias y cambió de postura elevándose sobre las rodillas para acariciarse todo el sexo con mi miembro erecto. Se movía lentamente, deslizando sus húmedos pliegues sobre mi brillante y expuesto glande, lubricándonos a la vez. Después se arqueó hacia atrás apoyando sus pequeñas manos en mis muslos para ayudarse en esa erótica tarea mientras yo la dejaba hacer maravillado, eufórico y jadeando de deseo bajo su voluptuoso cuerpo.

Gruñí  de deseo y me levanté aferrándome a sus caderas como un desesperado, ella enredó una mano en mi pelo y con la otra se sujetó a uno de mis hombros. Tanteé en su tierna entrada durante un instante e inmediatamente presioné suavemente con la punta de mi miembro penetrándola lentamente, hasta el fondo de su vientre.

Tan blanda y tierna, tan placenteramente caliente…

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Se mordía los labios, tirándome del pelo, aferrándose a mí. Yo le correspondía jadeando arrastrado por la lujuria, enloquecido, mordisqueándole el cuello, lamiéndole los pezones,  llenado su vientre una y otra vez cada vez más rápido y ansioso. Estaba incrementando el ritmo y la potencia de mis embestidas sin darme cuenta.

   - Ibas a… uhmmm…. ser cuidadoso – dijo con la voz entrecortada, mordiéndose el labio.

   - Sí… ¿Lo quieres suave, amor? – jadeé.

   - ¡Sí, lento… sí! - gimió.

Frené asintiendo respirando fatigado con una sonrisa de intenso placer. La miré con una inmensa pasión, la que me hacía jadear con fuerza  y acaricié su rostro con mis manos. Apoyó su frente en la mía, cerró los ojos y suspiró con fuerza. Sentí como mi pene latía en su interior, provocándola un fuerte gemido acompañado de intensas palpitaciones que la dilataban para mí y una nueva oleada de insoportable placer agitó mi cuerpo de nuevo.

Sus manos recorrían mi cuerpo acariciándolo con pasión. Nos amábamos con los ojos, con palabras, con suspiros… Con la suave punta de su lengua lamiendo mis labios entreabiertos. Su aliento humedecía mi cuello y mis manos abarcaban ávidas sus suaves y perfectas nalgas aferrándome a ellas, impulsándome despacio, suave y profundo, siempre hasta el fondo, haciéndolo a un ritmo lento, agotador y tremendamente placentero.

Tras el intenso y liberador orgasmo nos quedamos muy quietos, sofocados, abrazados sin decir nada. Solo se escuchaban nuestras respiraciones agitadas y los suaves, tiernos y húmedos besos que nos dábamos el uno al otro en la cara, el cuello, los hombros. Kristen, aun sentada sobre mis piernas, acarició mi barba incipiente con la punta de su nariz mientras yo entrelazaba nuestros manos sobre mi pecho, sin sepárame de su cuerpo ni un solo centímetro.

     - Parece… - jadeé sonriendo -. Me parece que ya hemos consumado, preciosa.

 

       - Sí, ya lo creo – rió con la voz ronca justo antes de besarme de nuevo.

...CONTINUARA...