FanFIC no.151. 'Noche de los Oscar II.Kristen'

NOTA: EL FIC ROBSTEN DE IRINA SE PUBLICA LOS LUNES Y JUEVES

Para leer Fics Anteriores de IRINA clic ---> AQUI

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * 

                                                                                                    FanFICno.151    

                                                       "NOCHE DE LOS ÓSCAR II. KRISTEN"

Casi cinco años que me habían parecido toda una vida. Las parejas rompen, los amores se van, las personas a las que un día amaste se alejan y no te mueres de amor, sobrevives, aunque por momentos te parezca que quieras hacerlo. Eso solo pasa en las novelas. Sigues saliendo a la calle, trabajas, comes, duermes, ríes incluso, pero ya nada es igual.

En el fondo yo siempre mantuve la ilusión de que Rob continuaba amándome como yo a él. Fue Tom quien acabó con mis esperanzas.

-----------

Nos encontramos en una gala en L. A., a finales del 2015. Iba con Sienna y el verle fue como recuperar un pedacito de aquel pasado que tanto añoraba.

No me habían visto, parecían tener prisa y un coche les esperaba a la salida del evento pero yo me acerqué y les paré emocionada. 


-          !Tom, Sienna! 
-          ¡Kristen, hola! ¿Qué tal? – dijo Tom sorprendido. 
-          Hola Kristen - dijo Sienna dándome dos besos –. ¡Qué guapa estás!

Besé a Sienna, Tom se acercó y me dio un abrazo mientras Sienna pedía al chofer del coche que esperase. 

-          ¿Cómo estáis, cómo está Marlow? – pregunté emocionada. 
-          Bien, genial, ya tiene 4 años, para 5. 
-          Mírala, es igualita a Tom – me dijo Sienna sacando su móvil para enseñarme unas fotos de la niña. 
-          ¡Oh, qué guapa! – exclamé sintiendo como la nostalgia regresaba, mientras Sienna iba pasando las fotos -. Solo la había visto un par de veces cuando era un bebé. Está tan mayor…

De pronto y sin previo aviso ahí estaba Rob, en una de las fotos junto a Tom y la pequeña Marlow, sonriente, guapo, guapísimo. Parecía una foto reciente. El corazón me palpitó con fuerza pero casi se me para un instante después. Junto a él había una guapa mujer muy sonriente, de pelo largo y castaño, de unos treinta y pocos. Iba cogida de su mano y ese detalle hizo que mi alma se encogiese de tristeza. Sienna me miró, miró a Tom y yo levanté la vista del móvil. 

-          Debemos irnos, Kristen. La canguro nos espera. Lo siento – dijo Sienna disculpándose algo cohibida, guardando su teléfono y acariciando mi brazo. 
-          Me ha alegrado mucho veros, en serio – dije sacando fuerzas de algún lugar que ni yo misma sabía que tenía e improvisando una sonrisa. 
-          Cuídate, Kristen – dijo Tom dándome dos cariñosos besos que yo agradecí muchísimo.

Sienna ya iba a entrar en el coche y Tom se había dado la vuelta para seguirla cuando en un arranque desesperado le agarré del brazo. 

-          Tom… ¿puedo preguntarte algo? – le pedí angustiada. 
-          Claro, dime. 
-          ¿Es feliz? – supliqué. 
-          Vamos Tom – dijo Sienna desde el coche. 
-          Tenemos que irnos, Kristen – me dijo Tom con tristeza. 
-          Perdona, lo comprendo – asentí confusa y avergonzada.

Tom se giró hacia el coche pero de pronto se dio la vuelta y se dirigió a mí de nuevo. 
-          ¿Seguro que quieres saberlo? – suspiró. 

Asentí esperando el golpe de gracia. 

-          ¿Va en serio con… ella? – balbuceé.

´´ ¡Claro que va en serio, idiota!. Rob no es de relaciones superficiales y la toma de la mano´´, me dije. Apreté los labios y bajé la cabeza sintiendo como el dolor se filtraba a través de todo mi ser. 

-          Sí, eso dice él. En cuanto a lo de si es feliz… - resopló con rabia -. ¿La verdad? Le conozco bien y… no, no como cuando estaba contigo. Sé que se engaña a si mismo. Pero ya sabes lo cabezota que es Rob. 

Suspiré, asentí y musité un gracias que se me quedó ahogado en la garganta. Tom me tomó la mano y la apretó con fuerza y acto seguido se metió en el coche dejándome sin esperanza, sin nada.

La desesperación es peligrosa, por lo menos para mí porque siempre me empuja a hacer estupideces.

Después de las palabras de Tom ya no me quedó nada. Habían pasado tres largos años y debía reconocer la realidad.

----------

Conocí a Keith en una gala benéfica a mediados de 2016. Era el cantante de un grupo que estaba siendo la revelación del año en USA. No quería nada con nadie, nada de nada. No quería volver a enamorarme, dolía demasiado.

Me gustaba su música, Keith era guapo, me hacía reír pero no le presté mucha atención al principio. No lo hice hasta que supe que Rob ya se había olvidado de mí, que tenía otra pareja y el desconsuelo amenazaba con hundirme.

Poco tiempo después de encontrarme con Tom volví a coincidir con Keith en un concierto en L.A. Después me invitó a otro y más tarde al de N. Y. y a su hotel.

Acepté, iba a intentarlo por fin, a inventarme una nueva vida. Y ese fue otro de mis errores, creer que sería como con Rob, que él cuidaría de mí tan incondicionalmente como él, sin pedir nada a cambio. No le conocía en realidad, no era mi amigo pero el día que tras una tremenda borrachera me pidió matrimonio le dije que sí.

Sabía que no podría enamorarme jamás de él como lo hice de Rob pero quería librarme de aquella esperanza insoportable que aún tenía y que me ataba al pasado.

 
Salí con Keith durante un par de meses. Nos casamos en secreto, solos, en una de esas capillas cutres de Las Vegas, de madrugada, por impulso. ´´Será divertido´´, me dijo. Pensé que era la mejor forma de acabar con el pasado, pero solo fue otra huida hacia adelante.

Dar clic en "MAS INFORMACION" para seguir leyendo el fic

El estaba borracho en la capilla y antes de llegar al hotel ya nos habíamos peleado. Ni recuerdo porque. El caso fue que llegué a la habitación sola y que Keith no apareció hasta el mediodía. Pero yo ya no estaba. Me marché por la mañana y nada más llegar a L. A. pedí el divorcio que me fue concedido inmediatamente. Ni siquiera habíamos consumado el matrimonio.

Lo peor vino después, cuando se decidió a contar nuestras intimidades en una revista. No tardaron en aprovechar el tirón en todos los platós de televisión, webs, chats y periodicuchos amarillistas.

------------

La pesadilla volvió a comenzar. Toda mi vida en imágenes, desde los 12 años hasta mis 25, en un resumen repulsivo, en cada cadena televisiva de USA.

Me recluí en casa para no ver, ni oír, ni televisión, ni nada que pudiese recordarme aquel nuevo escándalo. Al pasar una semana decidí salir, no aguantaba más encerrada. No había hecho nada como para tener que esconderme así. Ruth podía decir lo que quisiese.

Scout me acompañó, yo solo quería comer sushi en un restaurante, como la gente normal. Nada más entrar la camarera me miró de arriba a abajo y al conducirnos a la mesa hizo una mueca de disgusto dirigida a mí. Scout se disculpó para ir a los lavabos y me quedé sentada frente a un televisor gigantesco, justo enfrente. Estaba puesto un canal de chismes de Hollywood y no reparé en nada de lo que decían los acartonados y obtusos presentadores de sonrisas cegadoras hasta que escuché claramente mi nombre. El programa estaba dedicado íntegramente a escándalos de celebridades. Junto a mi desfilaron las caras de Lohan, Spears, Cyrus, y un largo etcétera. Comenzaron conmigo y se dedicaron a soltar por la boca todo tipo de infundios sin demostrar, acompañados de imágenes que ya tenía guardadas en mi memoria y que no quería recordar. Por supuesto incluían a Rob en toda aquella mierda y eso me dolió más aún.

La camarera me dio la carta con una sonrisa de satisfacción. Scout no salía del baño y abochornada y muy incomodada pedí por las dos, soportando estoicamente frente a la inmensa pantalla plana como se sucedían las dolorosas imágenes. Sentía las miradas de todos fijas en mí, crueles, odiosas. Bajé la cabeza sintiéndome cada vez más pequeña e indefensa. Scout llegó y no se percató de nada hasta que se fijó en mi cara. 

-          Había cola en el baño y encima una... Estás muy pálida, Kristen. ¿Qué diablos...? – preguntó girándose hacia el televisor -. ¡Oh, mierda! No hagas caso, haz como si nada – me dijo con cariño. 
-          Todos nos miran, joder – susurré inspirando con fuerza. 
-          Venga, no te agobies. Te cambio de sitio. Ponte tu aquí, así estarás de espaldas a esa basura.

Yo no podía ni hablar, miraba al suelo azorada cuando me levanté así que no vi venir a la camarera con nuestros platos. Choqué con ella y el plato con el sasimi y el shusi y toda la salsa pozu y el wasabi le cayó encima del delantal que llevaba como parte del uniforme, antes de caer al suelo con gran estruendo. Todo el mundo nos miraba. Enseguida vino el encargado a ver qué ocurría y nos ofreció una degustación de la casa gratis mientras le hacía un gesto a la camarera para que le siguiera. Me disculpé avergonzada pero pude ver su cara de rabia y asco.  

- !Maldita estúpida! Lo tienes bien merecido todo lo que te pasa, por zorra – dijo entre dientes antes de marcharse. 

Podía escuchar los cuchicheos de todos, sus caras de disgusto hacia mí lo decían todo. Escuché a Scout llamarme pero no le hice caso. Comencé a temblar de impotencia, las lágrimas estaban a punto de delatarme, así que decidí salir de allí.

-------------

 Los seres humanos tenemos un límite, después llega la desesperación. Con la cabeza gacha, respirando con dificultad y temblando de nervios me metí en el coche y eché el seguro. Una vez sola en el asiento del copiloto me tapé la cara con las manos y me eché a llorar. 


-          Kristen, ábreme – escuché, saltando de miedo en el asiento. 

Scout aporreaba el cristal desde afuera. La miré asustada unos instantes sin apenas saber dónde me encontraba, con los ojos nublados  por las lágrimas. Finalmente reaccioné y abrí. 

-          ¡Vámonos por favor, vámonos! – dije aterrorizada mirando a la nada. 
-          ¿Estás bien? Kristen, ¿me oyes? – preguntó alterada.

No la oía, no podía respirar y sentía que me mareaba. Me estaba dando un ataque de pánico.

------------

Scout me llevó a mi casa y llamó a Ruth muy preocupada. Ni mi padre ni mi madre estaban en la ciudad.

Dejé de llorar pero eso no hizo que me sintiese mejor. Tenía mucho dolor de cabeza, no me encontraba bien, sentía nauseas, me temblaban las manos, estaba mareada, agotada y solo quería dormir pero no podía. En mi cabeza bullían mil imágenes que me atormentaban.

Me fumé un paquete entero de Camel, sus cigarrillos, me puse nuestra vieja camiseta IRIE y me bebí un vodka de un solo trago.

Joni Mitchel cantaba aquella canción, esa tan triste que tanto le gustaba a mi madre, ´´Both sides now´´:

Lunas y Junios y ruedas de la fortuna
El mareo danzante donde sientes
Que cada cuento de hadas se vuelve real,
He mirado el amor de esa manera

Pero ahora es sólo otro espectáculo
Se quedan riendo cuando te vas
Y si te importan, no les hagas saber
No te delates a ti mismo



He mirado el amor desde ambos lados
De dar y recibir, y de alguna manera todavía
Son solo ilusiones del amor que recuerdo
Yo realmente no conozco del todo el amor

Las lágrimas y los miedos y la sensación de orgullo
Decir "Te amo" en voz alta,
Los sueños y los planes y las muchedumbres de circo
He mirado la vida de esa manera 

Me tomé un analgésico muy fuerte, varias vodkas más y dos pastillas para dormir, de esas que solo utilizaba cuando el jet lag era muy severo. ¿O fueron más? No lo recuerdo, solo sé que me eché en la cama desorientada, escuchando la dolorosa voz de Joni Mitchel y que me dormí pensando en Rob. Me sentía terriblemente sola y estaba muy cansada de ser fuerte.

­­­------------

Estuve desaparecida gran parte del año, muy lejos de L. A., lejos de todo lo que me recordase algo referente a mi vida en Hollywood. Annie y Matt, el matrimonio de ancianos actores, me acogieron en su rancho en el desierto de Mojave. No hicieron preguntas.

Una mañana Annie puso un disco de John Lennon en su viejo tocadiscos. Sonaba ´´Beautiful boy´´: Life is what happens to you while you're busy making other plans, cantaba.  

´´Cuánta razón tenía John´´, pensé sonriendo.

---------

Ese día decidí dar por terminado mi retiro, ya había leído demasiados guiones y más literatura que una persona normal a lo largo de toda su vida. Era hora de volver. Me despedí de Annie y Matt y regresé a L. A.

Seis meses después, ya en 2017, tras superar un montón de negativas y rechazos, logré el papel para la película por la que ahora estaba nominada al Oscar a la mejor actriz. Puse todo de mí, me dejé la piel en aquel personaje y fue como una catarsis que me hizo sentirme viva de nuevo y con esperanzas de que todo cambiaría a mejor.

De pronto me sentía bien en mi propia piel, centrada, sensata, consciente y madura. Pero no pude evitar pensar con una suave tristeza, la que sabía que no desaparecería jamás, que fue una manera muy difícil de crecer.

El día que me comunicaron la nominación al Oscar como mejor actriz lloré de alegría. Por fin parecía que mi suerte había cambiado.