FanFIC no.152. 'Noche de los Oscar II.(Cannes). Rob'

NOTA: EL FIC ROBSTEN DE IRINA SE PUBLICA LOS LUNES Y JUEVES

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                                                                                                    FanFICno.152 

                                   "NOCHE DE LOS ÓSCAR II. 
(CANNES). ROB"

(Unas horas antes de la gala de los Oscar 2018. Beverly Hills. Los Angeles).

Mi mayor preocupación aquel día tenía que haber sido elegir el traje adecuado. Tratándose de la gala de los Oscar y siendo presentador de uno de los premios menores no se podía arriesgar mucho. Gucci o Dior, Dior o Gucci. Siendo hombre no hay mucho más de qué preocuparse, tan solo por cómo llevar la barba, más o menos corta, con o sin perilla, o simplemente no llevarla. 

Me miré en el espejo. ´´Me estoy haciendo viejo´´, pensé.  Las primeras arrugas en la frente y en los ojos ya estaban ahí. Parecía cansado, había dormido poco esa noche. ´´Pero eso se arregla con el maquillaje que nos dan a los presentadores de la gala´´, me dije.

El pelo lo tenía recién cortado. Me di un baño para relajarme, o intentarlo al menos.  Los preparativos de rigor.

 

Un pensamiento inesperado se coló en mi mente. No sé por qué me vino a la cabeza la bañera del Majestic en Cannes 2012. Inspiré con fuerza, cerré los ojos y me recosté sumergiéndome más en el agua. 

Kristen…, siempre Kristen.

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A estas alturas, después de 10 años en Hollywood ya sé quiénes son mis amigos. Eso ya es bastante. Y ella lo es. Nunca ha dicho nada malo de mí, ni yo de ella.

Hicimos un pacto una vez y lo mantuvimos. Ambos habíamos sido leales el uno con el otro. Nada de mencionarnos, nada de alusiones en entrevistas. Prohibidas las preguntas personales, punto.

Pero realmente, cuando pienso en su lealtad, en la lealtad con mayúsculas, no puedo evitar recordar Cannes 2012 y aquellos días juntos en el festival, en lo felices que fuimos y ahora sé que eso no ha cambiado, que el tiempo da otro matiz a las cosas y que los recuerdos permanecen, que lo bueno sigue ahí. 

Cannes fue una locura total, una maravillosa locura. Ahora lo evoco como si hubiese sido muchos años atrás o en otra vida. Fue en aquel extraño año en el que todo dio un giro, el 2012, la 65 edición del prestigioso festival europeo.

Hasta el último momento no supimos si íbamos a coincidir juntos en el festival. Pero finalmente, el 22 de mayo, Kristen aterrizó en Niza. Yo había llegado días antes. 

Acabábamos de celebrar mi cumpleaños en Londres con mi familia y amigos. Inglaterra, México, España… un montón de países, vuelos y cambios horarios para promocionar SWATH. Kristen estaba cansada y resfriada. 

Teníamos, habitación en el hotel Majestic, un buen lugar donde ocultarnos. Yo al menos procuré estar bien escondido desde que llegué hasta que volví a aparecer el miércoles 23 de mayo, en la alfombra roja de la premiere de ´´On the road´´vestido de Dior y no de Gucci, como acostumbraba

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Lo de Dior no fue casualidad. Nick me dijo que tenía una sorpresa. No le había dicho nada aun a Kristen pero al entrar a la Suite Dior del hotel, totalmente decorada por la prestigiosa firma, y encontrarse con aquella colección de productos para hombre y mujer de la famosa y elegante Maison francesa se quedó boquiabierta. La habitación era impresionante, con una decoración exclusiva y lo primero que hizo ella fue correr a lanzarse encima de la enorme y blanca cama.

-    ¡Guau, menuda bienvenida! Qué despliegue de medios tienen estos franceses. 

-         Sí, ya ves… – dije carraspeando después.

El frac de Dior colgaba ya de una percha  de madera de sándalo en el dormitorio.

-          Que – dijo incorporándose y mirándome extrañada.
  
-          No es un regalo de bienvenida, es un soborno – reí.
  
-          No entiendo nada. 

-          Me están haciendo la pelota para que sea la nueva imagen de Dior Homme, del perfume- reconocí.

-          ¿Qué? ¿Y por qué no me habías dicho nada? – exclamó. 

-          Solo han hablado con Nick, no conmigo. Se supone que tengo una entrevista en París cuando esté promocionando Cosmopolis.

-          ¿Y? – Kristen se cruzó de brazos. Me leía el pensamiento. 

-          Y no sé si aceptar.

-          ¿Cómo que no sabes? ¡Acepta! ¿No me dices a mí que acepte lo de Balenciaga? 

-          Ya, tienes razón – asentí. 

-          Espera ¿No era Jude Law la imagen de ese perfume? 

-          Quieren una nueva imagen.

Asentí y resoplé tumbándome en la cama junto a ella.

-          Creo que dependerá de quién ruede el anuncio – dije zanjando el asunto.

No quería darle más vueltas. Estábamos en Cannes juntos y quería disfrutarlo. No quería pensar en contratos ni nada parecido. Kristen rodó sobré la cama acercándose a mí. 

-          Rob… - dijo mimosa. 

-          ¿Qué, preciosa? – susurré girándome hacia ella. 

-          Estoy muy feliz de estar aquí contigo y muy orgullosa de ti. ¿sabes? – dijo sentándose en la cama, comenzando a quitarse la camiseta. 

-          Y yo de ti, amor – dije acariciando la curvatura de su espalda para dejar un suave beso en sus sexys hoyuelos. 

-          Y ahora… - me sonrió -. Me voy a dar un baño muy caliente, con mucho vapor, a ver si consigo respirar mejor. Tengo la nariz taponada.

Mientras hablaba se levantó de un ágil salto para quitarse los vaqueros rápidamente.

-          ¡Voy contigo! Esa pedazo de bañera hay que aprovecharla, nena – dije siguiéndola. 

-          ¡Y las sales de baño! - rió a la vez que la alcanzaba y la abrazaba para besarla.

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Recuerdo esa tarde en aquella impresionante e inmensa bañera, bebiendo champán y comiendo unos mini croissants de mantequilla deliciosos. Juro que casi se podía nadar en ella. Hicimos el amor y después Kristen me dejó durmiendo satisfecho para acudir a una fiesta con Tom y el cast de On the Road, como parte de la promoción de la película.

Aún recuerdo su dulce beso y su risa resonando en mi cabeza antes de salir hacia el ´´Silencio´´, el club privadísimo que David Lynch en Cannes.

Su maravillosa risa que me alegraba el alma…

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Hacia las 6 de la tarde del día siguiente aparecí vestido con un frac Dior Homme negro, de un solo botón, con solapa de pico, camisa de algodón blanca, corbata de raso negro, dispuesto a acompañar y apoyar a Kristen en su premier, lo mismo que ella iba a hacer ese mismo viernes por mí, y todo el mundo se volvió loco.

Ya había visto On the Road pero recuerdo aquella noche, lo orgulloso que me sentí de ella, de su trabajo, lo bonita que estaba con aquel vestido largo de Balenciaga, del brazo de Tom. Recuerdo como se sobrepuso a la vergüenza, no por salir desnuda en la película, eso es trabajo, se asume y punto, si no por estar allí en aquel templo del cine Europeo, el Palais des Festivals, donde todos los críticos más sesudos miran cada escena con lupa y pueden hundirte o subirte a los altares en un minuto.

Ella estaba tan nerviosa que casi temblaba. Y yo me sentía emocionado y orgulloso a partes iguales a pesar de que solo pensar en el viernes y mi premier con Cronenberg, Juliette Binoche y Paul Giamatti me hacía sentir nauseas. 

A eso había que sumarle que los dos acabábamos de dejar de fumar y estábamos que nos subíamos por las paredes.

Hubo aplausos, ningún abucheo y yo la miraba embobado, aplaudiendo a rabiar al lado de Nick, sin mirar a nadie más que a ella, sin pensar en nada más que en ella, no existía el resto del mundo. Kristen también tenía sus ojos fijos en los míos. 

 

Después nos fuimos al after que celebraba la productora en la azotea de un lounge reservado solo para los de la película y sus invitados. Tom, Kirsten Dunst, Garret Hedlund, Sam Riley, Xavier Dolan, Abbas Kiarostami Vigo Mortensen, Walter Salles… Todos en el Club Magic Garden Meets le Baron, en su terraza llamada Le Marchesa, junto al famoso Casino Barriere, en plena Croisette, con magníficas vistas al puerto y la bahía.

Tenía que levantarme pronto para la rueda de prensa de Cosmopolis pero aquella noche todo era por ella y la falta de sueño del día siguiente también. Justo en medio de la fiesta Kristen se fue el baño, se cambió de ropa y se puso sus vaqueros, su chamarra de cuero de Balenciaga y sus Van´s y no sé cómo estaba más guapa, si con su vestido largo o con sus ajustados vaqueros. Yo contaba chistes malos y ella se reía y eso me hacía feliz, verla reírse, verla feliz a ella.

Ambos estábamos emocionados de estar juntos en Cannes, era increíble todo aquello, un sueño compartido que ninguno de los dos olvidaríamos jamás.

Tom se marchó pronto, quería regresar al hotel para charlar con Sienna. A ella le faltaban pocas semanas para dar a luz, estaba molesta y él nervioso. Jules también había acudido a Cannes con su nueva pareja para presentar su opera prima, ´´K – 11´´, y estaba disfrutando de aquello como si fuese una niña, junto a nosotros. 

Pedí un montón de botellas de champan para nuestra mesa, del mejor, sin quitarme en ningún momento el palillo que llevaba en la boca a todas horas, uno de esos de madera, de remover el café. Echaba de menos mis Camel y el morder el dichoso palito me quitaba la ansiedad.

Todos brindamos por aquella gran noche y después de aquel brindis tan ruidoso y alegre nosotros nos abrazamos muy efusivos perdiendo nuestra habitual discreción delante de los demás.

 

-       Mírala, está feliz – dijo Kristen sonriendo emocionada al ver a su madre charlando muy animada con Walter Sales, el director de ´´On the Road´´.

  

-     Me alegro por ella y por ti, por las dos – dije dándole un trago a mi Heineken. 

- Se lo merece ha trabajado mucho – asintió.

  

-   Me acaba de decir que sus maletas las han enviado a Noruega y que ha tenido que comprarse un vestido para esta noche – reí. 

-   Sí, es cierto – rió Kristen -. A mi madre siempre le pasan esas cosas. Es un verdadero desastre. 

- Entonces es de familia – bromeé acariciando su cintura y apretándola contra mi cuerpo. 

-          ¡Anda calla! – volvió a reír.

Yo la acaricié los hombros y besé su frente con ternura. Ella suspiró y se recostó en mi hombro un momento mientras la rodeaba con mi brazo.

 

-   Uff, ¿qué tal lo llevas? – dijo Kristen dando un tembloroso saltito.

  

-    ¿Tienes frío? Pensé que haría mejor tiempo en Canes en mayo, la otra vez lo hizo. 

-    No, estoy bien. Lo de fumar, ¿qué tal? 

- No me lo recuerdes – bufé exasperado -. ¿Te quedan de esos chicles de nicotina? 

-          Tengo alguno todavía pero dame un palito a ver…

Le di un palito y se lo puso en la boca imitándome.

 

-    Lo del palito funciona, eh? – reí y ella hizo el mismo gesto y se rió conmigo. 

-     ¿Tú crees? Estás un poco achispado por el champán, es por eso. 

-     Sí, eso ayuda pero es todo mentalizarse. Todo el mundo me lo dice. Está siendo mi tema de conversación hoy. Cuando no sé qué decir hablo de dejar de fumar y del palillo. 

-     ¡Calla! Me apetece fumar un montón ahora. 

-      No, no, no. Ni hablar – dije intentando mostrarme serio. 

-      ¡Uff, joder! Solo uno – imploró Kristen. 

-     No, aguanta – reí. 

-     No puedo – se quejó con un gracioso mohín. 

-     Solo tienes que distraerte – le susurré. 

-  ¿Ah sí? – sonrió con picardía. 

-    Sí. Yo puedo distraerte esta noche. Estás tan… preciosa que mereces que te distraiga – le sonreí con ternura agachándome para susurrarla al oído.

Rodeé sus hombros con mi brazo y la atraje hacia mí para besar su frente y susurrarla mientras la acariciaba. Ella apoyó sus manos en mi pecho.
Acaricié su espalda y besé su frente de nuevo. Kristen sonrió susurrándome al  oído.

-          Deberíamos irnos ya – me susurró -. Mañana tenemos trabajo desde primera hora y yo estoy constipada y tú tendrás resaca. 

-          No, estamos bien aquí. Es tu noche. 

-          Es tarde… 

-          No, no te vas – bromeé sacudiéndola por los hombros suavemente.

Ella reía. Comenzaron a sonar los Fine Young Canibals y su ´´She drives me crazy´´y era eso, eso mismo. Me sentía vivo a su lado, ella me hacía hacer el loco, sentirme un loco enamorado.

-          She drives me crazy. Like no one else. She drives me crazy. And I can't help myself - canté bajito escuchando su risa. 

-          Uh huh... – cantó ella riendo.
  
-          Eres maravillosa – le susurré embelesado.

Y la besé, con pasión, le robé un beso delante de todos. Fue un beso largo, profundo que ella correspondió enredando su cálida lengua húmeda con la mía. No pensé en nada, ni en donde estábamos, solo en esa boca suya que me apetecía tanto y en su dulce sabor. Paré para no pasarme de la raya y Kristen me dio un leve puñetazo en el estómago en señal de reproche. Yo me hice el dolorido y Kristen me atrajo hacia ella. 

-          Te voy a contagiar – susurró con ternura. 

-          No me importa – respondí.

Me agaché apoyando mi cabeza en su hombro para dejarme acariciar la nuca. Ella enredó sus dedos en mi pelo haciéndome suspirar mientras besaba mi cabeza y susurraba: ´´te quiero, te quiero mucho´´.

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Recuerdo aquel vestido rojo tan sexy dos días después, lo bien que estuvimos los dos, lo cerca que la sentí. Orgullosos el uno del otro, apoyándonos mutuamente y ahora sé que fue allí donde me lo creí al fin. Creí que servía para esto y decidí tomármelo realmente en serio. 

En las semanas posteriores cada uno siguió con sus respectivas promos. Ella con SWATH y yo con Cosmopolis y reconozco que no me di cuenta de nada de lo que iba a ocurrir.

¿Pero por qué no me dijo nada?, ¿por qué no me hizo ver de alguna forma que se sentía sola, perdida, mal?

Supongo que en el fondo todo se trató de eso, de perder la inocencia, de crecer, de hacerse mayor y del miedo a cambiar, del darse cuenta de que ya no dependía tanto de ella como antes. Pero no entendió que eso no significaba que no la quisiera, la quería más que nunca.

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Salí de la bañera, me miré en el espejo del lavabo y resoplé.

´´ Sí, nada de barba. Será lo mejor´´. Y me dispuse a afeitarme.



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