FanFIC no. 30 "ESCONDIDOS II.ROB"

LOS FICS son publicados todos los Lunes, Miércoles y Viernes sin falta en los siguientes horarios: México 12 pm, Argentina 2 am, España 7 am. Al Staff nos complace mucho que tengamos mas lectores asiduos de este gran relato escrito por nuestra talentosa y creativa Escritora Irina, de igual forma los invitamos a comentar y participar cuando lo deseen, ya que nos gusta platicar e interactuar con uds.

Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen. A partir del relato 23 aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones(Lemons). Dejamos a vuestra conciencia la decisión de leerlo o no. 

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FanFIC NO.30

"ESCONDIDOS II.ROB"
por Irene Mendoza

ESCONDIDOS II

Rob


¿Le había llamado amor? Eso me pareció aunque en esas circunstancias no era dueño de mis actos. Y lo mejor de todo era que justo antes de dormirme me había parecido escuchar a Kristen decir que me amaba. ¿O había sido solo un sueño maravilloso?

Nunca se lo había dicho a ninguna otra. No había sido capaz o es que realmente jamás me había enamorado de verdad. No como ahora, desde luego, no con aquella intensidad que me llenaba por completo. Y era fantástico estar viviendo en aquel constante estado de felicidad, de deseo, así, desbordado por lo que sentía por Kristen, repleto de cariño con la única intención de dárselo todo a ella, cada día de mi vida. Porque ella era mi vida ahora y la estaba cambiando por completo. Lo hizo desde el instante en que la conocí en casa de Catherine, en aquella ya lejana audición, o quizás había sido antes, viéndola en “Into the wild”, toda hermosura y sensualidad. Ella era tan increíble, misteriosa, impredecible… ¡y tan caliente!

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Habíamos estado toda la mañana cruzándonos en el set y solo nos habíamos dicho unas cuantas palabras además de las del guión. Al separarme de su lado me había echado una mirada tan ardiente que me había dejado petrificado. Al terminar mis tomas me fui a la caravana y ya me había cambiado y quitado el maquillaje blanco y las dichosas lentillas cuando llamaron a la puerta. Abrí y era Kristen que sin darme tiempo a reaccionar se coló en mi caravana echándose en mis brazos y lanzándose a mi boca con sus deliciosos labios. La tome con fuerza entre mis brazos y saboreé su húmeda boca con mi lengua ávida de su sabor. Su cuerpo se restregaba contra el mío de un modo que no cabía duda para que había venido.
- Ya puedo – susurró sonriente -. Házmelo, házmelo ahora.


- Eres maravillosa, ¿lo sabías? – gemí de gusto en su boca.


- Echa el pestillo Rob, rápido. Te quiero dentro de mí ya.

Me acerqué a la puerta y la cerré sin que Kristen se separara de mi cuerpo ni un milímetro. <<¡Sexo rápido, sí! ¡Dios, esta chica me está volviendo loco!>>. Sonreí y respondí con un gruñido de placer, ella me miró a los ojos lujuriosa. Impaciente comenzó a desabrocharme los pantalones. Nos estorbaba la ropa y en un momento nos la quitamos el uno al otro. Me estremecí al verla desnuda, tan pálida y dispuesta. La tomé con fuerza entre mis brazos y la cargué hasta chocar con la pared de la caravana, sin dejar de probar su maravillosa boca. Me giré apoyando su pequeño cuerpo en la pared con sus muslos rodeándome, tremendamente excitado. La sostuve por los glúteos acariciándoselos con mis manos. No hubo preliminares, la penetré entera, con fuerza y ella exhaló un intenso gemido de puro placer.

        

- ¿Era esto lo que querías, preciosa? – susurré.


- Sí, sí, no aguantaba más – jadeó.


Nuestras bocas se buscaban afanosas, casi sin aliento, respirando el uno del otro. Mis caderas chocaban contra su cuerpo, su sexo contra el mío, cada vez más fuerte, cada vez más rápido y más húmedo. Era genial sentirla de nuevo agitándose con fiereza contra mi miembro. Mis embestidas se hicieron más profundas e intensas lo que provocaba en Kristen unos potentes y excitantes jadeos. Mi niña gemía cada vez más alto, de un modo delicioso. Me pedía más y más haciéndome sudar debido al esfuerzo. Me agarraba del pelo por la nuca, con fuerza y yo me hundía en su interior aferrado a sus exigentes caderas. Noté el inicio de su temblor y aumenté mis acometidas al máximo. Ella cerró los ojos y arqueó la espalda anticipándome su inminente orgasmo.

- ¡Mírame, mírame amor! – imploré jadeante.

Kristen abrió los ojos y apoyé mi frente en la suya. Un gruñido de éxtasis le comunicó que mi orgasmo estaba a punto de producirse. Apuré mis últimas fuerzas empujando dentro de ella, preso de su jugoso interior, estrecho y palpitante. La bese con ansia, cerré los ojos y ella emitió un grito ahogado por mi lengua, al sentir como me derramaba en su interior.

Terminamos a la vez, sudorosos, abrazados, mirándonos a los ojos, exhaustos y jadeantes. La sostuve entre mis brazos sin salir de ella mientras se deleitaba acariciando mi cuerpo, sofocada y satisfecha.


- Cómo te echaba de menos – susurró.


- Y yo a ti – dije con la voz ronca, acariciando su pequeña cintura.


Salí de ella lentamente.


- Me gusta tanto… - suspiró -. Jamás pensé que pudiese… sentir… sentirme así.


Noté como se ruborizaba y me perdí en sus maravillosos ojos verdes.


- Te deseo tanto, preciosa.


- Yo más – rió.


- No, yo más. Aunque no chille tanto como tú.


- ¿He chillado? – preguntó sorprendida.


- Un montón nos han tenido que oír en todo el plató –reí.


- ¡Oh, qué vergüenza! No me he dado cuenta.

- Lo sé, cariño – dije posándola en el suelo, besando su frente con ternura -. Y ha sido genial oírte. Emites unos gemidos maravillosos.


Nos abrazamos y sentí su cuerpo suave y cálido acoplándose al mío de nuevo. Sonreí, era tan lujuriosa… Quería más. Le tendí su ropa y me dispuse a vestirme mientras ella me observaba. Luego suspiró decepcionada y comenzó a vestirse.


- Esta noche no pienso dejarte dormir – sonrió.


- Genial – dije besando su boca una vez más.


Salimos juntos, pensando que daríamos menos de que hablar que si lo hacíamos por separado y nadie pareció percatarse de nuestras sonrisas, mis orejas y mejillas coloradas y el rubor y el brillo en el rostro de Kristen.


Justo al descender por la escalerilla de la caravana nos topamos con Dean que al parecer había estado haciendo guardia cerca de la entrada y frenamos en seco.

- Señor Pattinson, señorita Stewart… - dijo muy serio.


- Eh… Dean, hola. ¿Has estado aquí todo el tiempo? – pregunté.


- Es mi trabajo – asintió.


- Sí, claro… Hasta luego Dean – no pude evitar sonreír.


Dean nos devolvió la sonrisa y Kristen bajó la cabeza completamente abochornada. Cuando ya estábamos a unos cuantos metros de él comenzamos a reírnos sin parar.

...Continuará....