FIC IRINA '50 Sueños de Verano' Relato 14 'Los Bafta'

Los FICs de este Blog quedan organizados de la siguiente manera: 

LUNES:  FanFic Robsten de Irina

MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim

JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen ya que aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones (Lemons). Personas impresionables fácilmente y de mente no abierta dejamos a vuestra conciencia la decisión de leerlo o no.

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FIC-IRINA  50 Sueños de Verano'

Cap. XIV "Los BAFTA"

por IRINA (Irene Mendoza)

 Otra noche llega. La he esperado ansiosa todo el día. Un día como tantos otros, que no ha tenido nada de especial. Aunque si lo pienso es todo lo contrario. Ahora todos mis días son especiales, diferentes, porque cada uno de ellos me trae la sorpresa, el regalo de un nuevo sueño.

Duermo, sueño, dejo mi mente volar una vez más y sé que estoy con Rob.

* * *

En la fiesta posterior a los premios del cine británico predominaban los tonos pastel, sobre todo el turquesa y el malva, pero yo voy de rojo escarlata, con un vestido muy escotado y ceñido que marca todas y cada una de mis curvas. No sirve de nada que Rob me diga con insistencia que estoy arrebatadora, me siento fuera de lugar, como si este no fuese mi propio sueño. Es una extraña sensación

-       No sé de qué hablar con toda esta gente – digo con angustia al inicio de la velada.

-       Tranquila, estamos en la mesa de los borrachos, en cuestión de media hora estarán todos trompas. Practica la conversación intrascendente. Se tú misma y les encandilarás. Y si no se te ocurre nada inclínate para que admiren tu estupendo escote – me dice Rob al oído con guasa.

<<¿Pero cómo voy a ser yo misma si ni siquiera es real todo esto?>>.

Rob está solicitadísimo tras la cena y para mi disgusto me quedo sola varias veces. Están Vannesa Redgrave, Colin Firth, Kate Winslet, Veo a Emma Thomson muy animada charlando con Rob. Todos los presentes están felices, todos menos yo. A ellos les gustan esas fiestas tan formales y se conocen. Me aburro.

Decido imitarles y lanzarme sobre la cada vez más mermada bandeja de copas de champán. No hay nada peor que estar rodeada de borrachos y ser la única persona sobria. No me da tiempo de apurar la segunda copa porque Rob aparece.

-       Ya están trompas pero esto sigue igual de aburrido – me quejo.

Rob se ríe de mi ocurrencia y yo le saco la lengua. Esta vez veo difícil poder pasar a la acción. Me coge las manos, no sin antes retirarme un mechón ondulado y rebelde que se escapa de mi moño italiano y me cae sobre la cara. Lo hace sin dejar de mirarme los ojos, la boca. Conozco esa mirada entre sexy y anhelante, sus pupilas se dilatan. Tom Jones suena de fondo. Rob canturrea en mi oído: She´s a lady. Oh, whoa, whoa, she´s a lady. Talkin´about that little lady. And the lady is mine…

Me hace reír. Coge una botella de champán sin abrir, me agarra por la cintura tira de mí y salimos del gran salón repleto de estrellas del celuloide escapando de miradas indiscretas, buscando la soledad. Nos escondemos en un reservado. Bebemos champán, nuestras bocas estaban dulces y las lenguas frescas. Los besos se van haciendo cada vez más largos y húmedos, urgentes. La comezón que me invade se torna insufrible y llega un momento en que todo nos sobra, la gente, la música y hasta la ropa. Nos consumen las ganas

.Quiero irme ya, quiero decírselo pero no puedo porque tengo que ocupar mis labios en una tarea mucho más agradable que hablar.

Apoyada en la pared, con el cuerpo de Rob pegado al mío, nos metemos mano sin piedad, sin dejar de besarnos, ocultos. Me agarra de las caderas apretándome contra las suyas. Su mano izquierda acaricia mi cintura, rodeándola. Mientras, la derecha se desliza entre mis muslos hasta palpar el montículo blando de mi pubis y alcanzar mi sexo, haciéndome temblar. Mete sus dedos índice y corazón hasta llegar a mi entrada e introduce uno apretando levemente. Frota mi húmedo interior. Gimo intensamente y él emite un ronco gruñido como respuesta.

Paramos un momento y nos miramos anhelantes. Su dura erección presiona sobre mi vientre tenso y casi dolorido de ganas de tenerle. No puedo más, le aparto suavemente de mí y suplico impaciente:

-          Vámonos – jadeo.

-          ¿A dónde? – susurra muy cerca de mi boca sin entender aun.

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-          No lo sé. A donde quieras – susurro en su oreja –. Sácame de aquí.

Le beso y lamo en el cuello, donde la sangre le palpita caliente y rápida. Me mira, sonríe y me besa con fuerza. Lo haríamos allí mismo pero le cojo de la mano y sin decir nada más salimos del reservado.

Rob marca el paso apretando mi mano.  Caminamos entre la gente, sin percatarnos de nada más que de nuestras manos entrelazadas. Sus dedos acarician la mía, aproximándose a mi muñeca, erizándome el vello de todo el cuerpo y colmándolo de deseo. Tiene que notar como mi pulso se acelera al sentir la suave presión de sus dedos, que con un solo roce trasmiten un placer más intenso cada vez.

Nos escabullimos de la fiesta sin que nadie se entere. Salimos del salón donde se celebra la cena mientras la susurrante y cálida voz de Sade empieza a cantar.  

I gave you all that I have inside
And you took my love
You took my love

Rob no se despide de sus invitados. Eso parece divertirle, como un niño que hace una trastada.

I keep crying
I keep trying for you
There's nothing like you and I baby

This is no ordinary love
No ordinary Love
This is no ordinary love
No ordinary Love

Rob me toma de la mano y no la suelta, ni siquiera cuando montamos en el taxi rumbo al hotel. Sentados, me besaba el cuello mojándome la piel.

-       Te deseo – susurra metiendo su mano entre mis muslos.

Como respuesta recibe un beso largo y apasionado. Nos besamos y acariciamos el resto del trayecto, mientras el taxista no deja de mirar por el retrovisor.

* * *

Llegamos al hotel situado en el literario y elegante barrio de Bloomsbury. Ya en la suite estoy un poco nerviosa e impaciente. Rob no lo parece. Me agarra por la cintura y me arrastra con el sin dejar de tocarme. La habitación está en penumbra, iluminada tan solo por unas luces de neón que anuncian una aseguradora y llegan del edificio de enfrente, a través de las ventanas.

-       No enciendas la luz – susurro.

Su silueta se dibuja en la semioscuridad. Nada más entrar se quita la chaqueta dejándola sobre una butaca. Luego se suelta el nudo de la fina corbata.

Rob está frente a mí, escrutándome con deseo mientras se suelta los botones de la camisa. Le dejo hacerlo, me acerco despacio y suspira. Comienza a desatarme el bolero de pedrería que cubre mi vestido, haciéndolo resbalar por mis hombros. Lo sujeta antes de que caiga y lo tira sobre la  butaca, luego, muy despacio, suelta la lazada de mi cuello, la que sujeta mi vestido largo. El vestido cae al suelo a la vez que yo exhalo un suspiro. Rob contempla mi cuerpo fascinado. Después se pone a mi espalda y mete sus dedos entre mis cabellos soltándome el moño, desenredándolo con sumo cuidado, sin dejar de pasar las manos por mí pelo, lentamente. Doy gracias al cielo por no haber abusado de la laca y me desprendo yo misma del lujoso corsé de satén y encaje de color rojo y negro.

-       Con las medias y el liguero – susurra acariciando mi oreja con sus labios,  mientras me quito las bragas a juego con el corsé.

Sus palabras provocan un dulce hormigueo que me recorre de la cabeza a los pies. Le deseo con locura. Sonrío y me dispongo a relajarme por completo para sentir mejor sus caricias.

Rob va deslizando sus enormes manos por mi cuerpo, acariciando mis senos desnudos. Las sensaciones que me producen las yemas de sus dedos son embriagadoras. Me quedo quieta, conteniendo la respiración, sin mover un solo músculo, aguardando lo siguiente. Me sujeta por los senos. Noto el vello de su pecho acariciando mi espalda y se me pone la carne de gallina. Siento calor, estoy sofocada, noto mis mejillas encendidas. Su respiración se agita. Va bajando por mis costillas, acariciando mi cintura, mi vientre, mis caderas, surcando mis muslos, y me gira para colocarme frente a su duro miembro y yo aprieto mis caderas contra él. Eso le hace gemir de deseo. Me besa con ansia y lo demuestra apretándome contra su cuerpo. Mientras lo hace le desabrocho los pantalones deprisa y termina de desnudarse. Rob me toma en brazos aupándome. Le abrazo con las piernas, mientras me sujeta y me lleva hasta la cama.

El contacto con su piel me estremece. Escucho el roce de nuestros cuerpos, el rumor de sus palabras entrecortadas mientras entierra la cabeza entre mis pechos, mordiendo. Me penetra y yo tiemblo toda. <<Me gusta>>, pienso y lo digo en voz alta. Oírlo le excita y de su boca sale un potente gemido.

Comienza a moverse aliviando la tensión de mi vientre. Le siento en mis entrañas, profundo, poderoso. Cada empuje deja una sorda y ardiente tensión en mi interior, que escapa hacia mi sexo y mis ingles.

-       Ponte… encima – me dice con la voz entrecortada.

Lo hago rodando sobre él, sin que salga de mí y me pongo a horcajadas sobre sus caderas.

-       ¿Así? – jadeo.

-       Sí… ¡uhmmm, perfecta! – susurra entre dientes -. Me encanta mirarte.

Me agarra por la cintura y comienzo a moverme sobre él. Observo su cuerpo musculoso lleno de pasión, deleitándome con la contemplación de su esfuerzo, de cada embestida, de cada grueso músculo en tensión. Dejo de pensar y no hay nada más, solo piel y saliva. Rob me hace el amor con palabras. Palabras susurradas, dulces y sensuales, que me hacen responderle con mi cuerpo.  Es tan fácil llegar…, me apoyó en sus piernas, echo el cuerpo hacia atrás y cierro los ojos. Nuestros movimientos se van haciendo cada vez más intensos y rítmicos. Las respiraciones se vuelven aceleradas y urgentes. Respiramos a la par, buscándonos afanosos, lamiéndonos, moviéndonos sin cesar.

Las manos de Rob son manos expertas. Hábiles en contacto con mi cuerpo. <<Sabe hacer el amor muy bien>>, pienso. 
Me sacude por dentro, completa, haciéndome perder el aliento y el sentido y me dejo ir. Rob nota mi orgasmo, cierra los ojos  y llega también clamando con fuerza.

Me quedo encima, temblorosa. Rob abre los ojos y me mira sonriendo. Acaricia mis muslos, mi vientre, mis pechos y me tiendo sobre su cuerpo. Suspira satisfecho y besa mi frente con ternura. Me siento plena y saciada pero sé que solo de momento. Levanto la cabeza de su pecho, le miro, Rob me regala una sonrisa gloriosa y me muerdo el labio  a propósito para provocarle.