jueves, 3 de enero de 2013

FIC IRINA '50 Sueños de Verano' Relato 15 'La ventisca (1ª parte)'


Los FICs de este Blog quedan organizados de la siguiente manera: 
LUNES:  FanFic Robsten de Irina
MARTES Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIERCOLES:  FanFic Robsten de Irina  * * * * NUEVO * * * * 
JUEVESFic 'El fin del Mundo' de Xim
VIERNESFic '50 Sueños de Verano' de Irina
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Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen ya que aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones (Lemons). Personas impresionables fácilmente y de mente no abierta dejamos a vuestra conciencia la decisión de leerlo o no.

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FIC-IRINA  50 Sueños de Verano'
Cap. XV "La ventisca (1ª parte)"
por IRINA (Irene Mendoza)


Llevo muchas noches soñando con Rob pero no logro acostumbrarme a su mirada. Todo lo demás, su voz, su tacto, su olor, su sudor, la blandura de sus labios, todo me es familiar ya. Pero la profundidad de sus enormes ojos de un color azul grisáceo indefinible me supera una vez más. Los veo como cada noche, me embebo de ellos y cierro los míos. 


* * * 

Autobuses rojos de dos pisos surcan las calles de una gran ciudad. Sin duda estoy en Londres. Camino por sus aceras apresurada y me viene a la cabeza el recuerdo de esa misma mañana. Una especialmente gélida. 



Estoy en una habitación que me es muy familiar y me miro en un espejo de cuerpo entero. En la imagen que el espejo me devuelve no pude reconocerme. 


La media melena sobre los hombros, el ligero maquillaje y las discretas joyas me dan un aire sofisticado y dulce pero la mirada es dura, adulta. <<Del taxi al aeropuerto y luego en el avión no me va a hacer falta mucha ropa>>, me digo, así que solo me pongo un suéter ajustado de cachemir y una falda lápiz de lana bajo la larga pelliza de piel. 



Se dijo en televisión que la ola de frío venía de Siberia. La profunda borrasca y los vientos han arreciado durante la madrugada. El tiempo ha empeorado de un día para otro y lo que en principio iba a ser una tormenta con algo de nieve se ha acabado convirtiendo en un fuerte temporal que azota las Islas Británicas y gran parte del continente europeo. 

Ha sido una mala idea no salir un día antes hacia Bilbao. No había vuelos suficientes y pensé que así ganaba casi un día en Londres para poder hacer las compras de Navidad. Pero la ventisca ya está aquí. Los grandes y espesos copos blancos se acumulan rápidamente sobre el asfalto y los arcenes ya se ven plenos de gélida nieve. Allí donde se mira todo va cubriéndose de blanco. Al llegar a Heathrow, azotado por el fuerte viento, comprendo que no saldré esa mañana. Dos horas después la tormenta no solo no amaina sino que parece redoblar su furia. Tras un buen rato esperando noticias mis esperanzas de dormir en casa se esfuman. Los elementos se han confabulado de tal manera que todos los vuelos previstos para ese día quedan cancelados hasta nuevo aviso. A todos los pasajeros de primera afectados se nos ofrece pasar la noche en un hotel. 

Helada y furiosa no tengo más remedio que aceptar el cambio de planes. El hotel no está del todo mal. Pertenece a una famosa cadena hotelera y es de reciente construcción. Un típico hotel de los que proliferan en todas partes, moderno, aséptico e informal. Por lo menos la habitación es amplia, tiene baño completo y cama de matrimonio así que me resigno. 

Dejo la maleta sin abrir y me dispongo a asumir el cambio de planes. Me acerco a la ventana y me pongo furiosa. El tiempo no ha mejorado nada en absoluto. Son las tres de la tarde y parece de noche. La nieve continua cayendo suave y silenciosa, con una cadencia irritante. Maldigo y blasfemo y eso me calma un poco pero no lo suficiente. Así que para aplacar mi furia y sobrellevar la espera, que desde el aeropuerto han estimado hasta la mañana del día siguiente, decido salir por el barrio de Mayfair en busca de regalos de Navidad. 

Tras deambular durante un par de horas por Old Bond Street y New Bond Street, acechando escaparates de lujo, compruebo con horror que son más de las cinco y que apenas me queda tiempo para decidirme. He ojeado Gucci, Chanel, Hermes, Prada, Dolce & Gabbana, Alexander McQueen, Tiffany, Louis Vuitton, Cartier, Missoni y hasta Victoria Secret´s. Ya es de noche y comienzo a desesperarme. La ventisca continua y las calles están desiertas. <<Hace un frío de pelar>>, me digo subiéndome el cuello de la pelliza entrando en la Burlington Arcade. Por lo menos allí estaré resguardada del gélido viento. 


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Entro en Jimmy Choo pero todo me parece horroroso y carísimo. Finalmente me decido por una pequeña tiendita de antigüedades que parece detenida en el tiempo. Saludo al anciano que regenta la tienda y me pongo a fisgar las vitrinas llenas de objetos decorativos de otro tiempo, desde cucharillas de plata labradas a tiaras vintage. Estoy absorta en los diferentes cachivaches expuestos y no me percato de que alguien entra en la tienda. Acabo de escoger unos bonitos gemelos de nacar y me dispongo a preguntar en el mostrador cuánto cuestan cuando al girarme me lo encuentro, quedándome paralizada por la impresión. Frente a mí está Rob mirándome fijamente. Suelto los gemelos dejándolos caer sobre la bandeja donde están expuestos, sin apartar la vista de Rob, que continua inmóvil al otro lado de la mesa. 

He fantaseado muchas veces con lo que le diría si volvía a verle alguna vez pero aquí, frente a frente, me quedo tan impresionada que no puedo pensar ni emitir ningún sonido. Incluso tengo la absurda idea de que si parpadeo o retiro mis ojos de los suyos Rob volverá a desaparecer para siempre. Nos quedamos allí quietos, mirándonos durante lo que me parece una eternidad. Cuando recupero la noción del tiempo y puedo articular palabra pronuncio su nombre, Rob reacciona y me hace una seña con la mano. 


- Salgamos fuera, por favor – susurra y su querida voz me trae recuerdos de un tiempo mejor. 

Le hago caso y salgo tras él. Todas mis intenciones de comprar un regalo se esfuman. No recuerdo por qué estoy en Londres, solo sé que hace años que no veo a Rob, que algo que ha pasado entre nosotros ha hecho que se haya roto nuestra relación y que ahora está junto a mí. 

De repente me viene a la mente una canción, “La vie rose”, París, pétalos de rosa y no sé por qué. 

Tengo a Rob delante, a menos de un metro de distancia. Si alargo la mano puedo tocarle. Quizás si lo hago él se volverá y ambos nos miraremos y comprenderemos que todo ese tiempo separados nunca debió existir. 

Abandonamos la tienda. En la calle el viento gélido sopla con fuerza, levantando la nieve que quiere posarse sobre el manto blanco que ya se ha depositado en el suelo. Rob se abrocha bien el abrigo. Nos quedamos quietos, mirándonos, como pegados al suelo helado. Allí estamos, bajo la ventisca más fuerte que recuerdo haber visto en mi vida, unidos por un hilo invisible que nada ni nadie ha conseguido romper. 

El corazón me late a toda velocidad y siento unos deseos irrefrenables de abrazarle, de llenarle de besos. Quiero que él tienda sus brazos hacia mí y que en medio de la calle desierta nos abracemos y estemos así toda una eternidad, que el tiempo se detendrá para nosotros, juntos de nuevo en medio de aquel universo helado. Pero ninguno de los dos hace nada, salvo mirarnos desconcertados. 

- Hace mucho frío – digo intentando desencadenar algo, lo que sea. 

- Sí, será mejor que no nos quedemos aquí fuera, ¿quieres tomar algo? – dice Rob señalando una cafetería cercana. 

Algo me dice que debo declinar su invitación pero acepto y le sigo. Mi estómago se excusa ante mi mente alegando frío y hambre. 

Entramos y nos sentamos alrededor de una mesita apartada de miradas indiscretas, frente a frente. Rob vigilaba, mira a derecha y a izquierda intentando no cruzar su mirada con la escasa clientela. Parece igual de incómodo que yo. Se levanta nada más sentarse y se sube los pantalones en un gesto que delata su nerviosismo. 

- ¿Qué te pido? – dice en voz baja. 

- Un té con leche, gracias. 

En la barra la camarera le reconoce y se pone colorada como un tomate. Rob le sonríe con su espectacular sonrisa de ensueño y regresa con mi té y su café. 

Está igual que la última vez que le vi, con el pelo corto y barba de varios días y sigue tan caballero como siempre. Me tiende el té, se sienta, me sirve el azúcar primero y revuelve su café con parsimonia. 

- Estás distinta – dice escudriñándome. 

- ¿Distinta, en qué sentido? – pregunto sorprendida. 

- No se… el pelo, los labios tan rojos, la ropa… Estás diferente, nada de vaqueros, muy… elegante – da un sorbo al café humeante -. Estás muy guapa. 

Su comentario me pone nerviosa. Rob me dirige una mirada insistente que me obliga a desviar la mía hacia la taza. Puedo reconocer la dulce debilidad, parecida a la sensación de hambre, que está comenzando a alojarse en mi estómago. Intento pensar en otra cosa, no mirarle a los ojos pero el poder de esos grandes ojos grises me desarma. El deseo está allí de nuevo, bien despierto, latiendo obstinado y apremiante. Volver a sentir mi vientre contra el suyo, mis muslos apretándole… Desecho tan turbadora idea e intento mostrarme fría y distante. Permanezco inmóvil, haciendo un tremendo esfuerzo para mantenerme relajada, intentando ser dueña de mis actos. Comienzo a revolver el humeante té con la cucharilla, sabiendo que Rob continua observándome atentamente, en silencio. Me incomodaba su aparente calma y sobre todo que él pueda notar mi desazón. Al intentar entablar una conversación trivial no lo logro. 

- He pensado muchas veces lo que te diría si volvíamos a encontrarnos pero es curioso, ahora no sé qué decirte – me sincero. 

- Seguro que nada bueno – bromea. 

- Sí, seguro – sonrío tímida y sorbo el té. 

- ¿Vives aquí ahora? 

- Sí, me encanta Londres. 

- Lo sé – sonríe. 

El calor del dulce líquido calienta mi estómago calmándome. Sus dulces ojos grises me miran y una tristeza cargada de melancolía se apodera de mí. 

- Es tarde. Tengo que irme al hotel por si llaman del aeropuerto. Me he quedado en tierra por culpa de la ventisca – digo terminando mi taza, intentando no alargar el inesperado reencuentro. La presencia de Rob me está trastornando demasiado. 

- Yo también debo irme – suspira -. Iba a pedir un taxi. Puedo acercarte a tu hotel. 

- Si no te importa… 

Rob llama a un taxi desde su móvil. En realidad deseo que el taxi no aparezca nunca pero no tarda en hacerlo. No quiero despedirme, quiero seguir cerca de Rob. Pero el taxi se pone en marcha sin compasión y la angustia de volver a perderle se me agarra en el estómago. Los dos damos nuestras respectivas direcciones al conductor. El primero en apearse va a ser Rob en su hotel. Hay que dar un rodeo, o eso le entiendo al taxista. 

Nos sentamos separados, callados, intentando no rozarnos. Me empeño en no pensar en París, en aquella última vez, quiero pensar en mis planes, en el futuro, no en el pasado pero no pude distraer mi angustia. <<¿Por qué no le he preguntado si me ha echado de menos, si ha pensado en mí desde aquel día tanto como yo?>>. Se me pone un nudo en la garganta y noto una sensación incómoda en los ojos. 

Decididamente lo que llevo puesto bajo la pelliza no es suficiente para aquel frío y húmedo día londinense. El frío y los nervios contenidos me pasan factura en forma de tiritona. A pesar de mis esfuerzos en contra, los dientes me castañetean y mis piernas no se están quietas. No quiero que Rob se dé cuenta pero al tomar una curva el taxi se bambolea demasiado y su pierna roza la mía. Luego su mano se posa sobre mi rodilla temblorosa. 

Le miro. La tensión almacenada puede más. Mi barbilla tiembla y una lágrima desbocada se escapa y comienza a correrme por la cara. Antes de caer sobre mi pelliza, la mano de Rob roza mi mejilla y se la lleva entre los dedos. 

Mis últimas defensas caen bajo su tacto cálido y su ternura. Sin saber cómo me encuentro con su boca. Solo un último beso antes de volver a separarnos. 


(Continuará)

10 comentarios:

  1. Irina madre mia lo tuyo no tiene nombreee! simplemente genial!! me encanta ahora esperar que sea viernes!!

    menos mal quw tenemos FIC toda la semanaaaa!! MUCHAS GRACIASSS!

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  2. Hola, Donde esta el Fic 14 de estos relatos, no lo encuentro

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    1. CIERTO TIENES RAZÓN OLVIDE ACTUALIZAR CON EL FIC 14... YA ESTA CORREGIDO Y LISTO... GRACIAS POR AVISAR

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  3. Irina, que lindo el relato de hoy tan romantico y tierno, presiento que lo que sigue estara super.Elena gracias por las imagenes.
    Tienes una manera tan especial para describir cada detalle y trasmitir emociones.
    Que tengan buen fin de semana!!!
    Saludos

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  4. Madre de Dios!!!!!!!!!, que ansia esperar hasta el Vienes para saber en que termina este reencuentro, bueno en como termina ya lo se, pero como lo plasmaras en palabras y Elena con sus imágenes me muero, me muero, me muero, eres genial Irina, obras magia con la pluma, SIMPLEMENTE GENIAL!!!!!!!!!

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  5. Irina..debo confesarte que no estoy ni estare lista para los fics ROBSTEN y que exrañaba mucho tu forma de escribir ya que los sueños de verano sentia que le faltaban algo aunque siempre los leo..pero este wow...me encanto sigue asi please...tienes mucho talento. que grupo han formado chicas...las felicito...
    lizzz
    Mexico

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  6. Me encanta por Dios, seguí con esta historia que esta genial!!CARO:

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  7. HOLA CHICAS:
    HOY ME GUSTO MUCHO ESTE FIC, IRINA, PERCIBO ALGO ESPECIAL, ESO QUE TE DA COSQUILLEOS EN EL ESTÓMAGO, INCLUSO HASTA GANAS DE LLORAR, CUANDO LEÍ LA ÚLTIMA PARTE.

    XIM.

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  8. Ay, Irina, me ha encantado. Muy bueno, realmente bueno. Yo estoy enganchada a todos tus Fics desde el principio y me encantan. Gracias, sigue así.
    Su.

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  9. MAGISTRAL!!!!! Realmente muy intenso y con mucho sentimiento. Quiero la continuación ya!!! Que placer leerte, estoy feliz!!!! Gracias!!!!
    Elena, esa gif de la boquita de Rob moviéndose así...me mataste otra vez!!!!!

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