FanFIC no.77 'Budapest I. Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                     Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no. 77

"BUDAPEST  I. ROB"
Imágenes: Elena

El 27 de marzo me puse rumbo a Budapest. El rodaje de Bel Ami iba a concluir en las calles de la capital húngara con algunos exteriores e interiores en edificios y palacetes del S. XIX. Era bastante más barato rodar en la capital húngara que en el verdadero París.

 Así que mientras Kristen celebraba el cumpleaños de una de sus amigas en Las Vegas yo volaba desde Heathrow hacia Hungría. 

Me alojé en el Corinthia Grand Hotel Royal de Budapest, el hotel más lujoso de Hungría y referente del lujo de la vieja Europa. Era un suntuoso e imponente edificio recientemente reformado en su totalidad, situado en el corazón de la ciudad, que poseía unas increíbles termas en su interior que databan de 1886.

Desde duchas de lluvia tropical, bañeras Niágara y un centro de fitness hasta masajes, baños de barro y de algas marinas y una piscina de 15 metros. Sin duda el nuevo spa le llevará a un mundo de relajación, decía el folleto de bienvenida. 

A mi particularmente, eso de las termas de agua caliente me traía un poco sin cuidado, pero Uma Thurman, que también se alojaba en el hotel, no pasó un día sin acudir al spa.

Acabó siendo apodada´´Termanator´´ por el resto del equipo y creo que es la actriz más masajeada y remojada de la historia durante un rodaje. 

Ya quedaban muy pocos días para finalizar el rodaje que, entre ensayos, pruebas de vestuario y rodaje en interiores y exteriores, se había prolongado alrededor de tres meses. 

Mientras, Nick me confirmó un montón de cosas que estaban aun sin asegurar: que la premiere de Eclipse en L. A. sería el 24 de junio, que el siguiente director de la Saga sería mi compatriota Bill Condon y que mi próximo rodaje, pospuesto un par de veces, se iniciaba finalmente la segunda quincena de mayo, en California. 

Este particular oficio es así. De un día para otro pasas de no tener nada de trabajo a tener la agenda repleta. Pero a mí me tranquiliza mucho saber que cuento con trabajo para varios meses. Sobre todo después de haber pasado años en Inglaterra sin un mísero empleo decente. Es extraña la vida, ahora me llovían los guiones aunque la mayoría eran para papeles idiotas sin ningún interés. Todavía estaba buscando el papel que me lanzara de verdad pero no acababa de llegar. Así que rodar Agua para Elefantes con Reese Witherspoon y Christoph Waltz para la Fox podía ser una buena cosa. 

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Me había leído el libro de Sara Gruen y el guión no tenía mala pinta. Me habían dado el papel de rebote, tras rechazar a varios candidatos y en un principio iba a ser otro el director. Finalmente la película había recaído en Francis Lawrence, el director de ´´Soy Leyenda´´. Solo Reese había sido confirmada desde el principio pero no me importaba. Estaba deseando hacer papeles muy diferentes. No quería por nada del mundo encasillarme y eso en este universo del cine es demasiado fácil.

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Y llegaba el cumpleaños de Kristen y yo aún no tenía nada que regalarle. Lo del regalo me tenía preocupado de verdad. ´´Joder, esto me pasa por dejarlo todo para el último momento´´, pensé agobiado. Ni siquiera iba a tener tiempo de enviárselo hasta L. A. y me parecía un poco triste comprarle algo vía internet. Luego está mi falta de imaginación y si a eso le sumamos que no puedo pasearme como cualquier fulano por la zona de tiendas de una ciudad porque inmediatamente me asaltan las fans, pues tenía serios problemas.

Así pasaban los días y yo seguía sin saber que comprarle a Kristen. Hasta que una conversación entre Kristeen Scott Thomas y UmaThurman me dio la idea. Me acerqué en plan cotilla y escuché. Ellas hablaban de una joya vintage que Cristina Ricci se había comprado en un mercadillo de antigüedades y pensé que podría pasarme por allí a ver si encontraba algo para ella porque a Kristen le encantan las joyas antiguas, con algo de historia. 

Me armé de valor y una mañana de rodaje, en un descanso para fumar entre toma y toma y charlando de cosas sin importancia, decidí preguntarle a Cristina Ricci por el mercadillo. 

- ¿Te gusta Budapest? – pregunté para romper el hielo. 

- Sí, tanta historia… me encanta Europa – sonrió. 

- ¿Tú crees que habrá algún mercadillo interesante dónde conseguir algo especial? Que tenga… algo. Algo antiguo, me refiero – dije intentando ocultar el verdadero motivo de mi pregunta. 

- Sí, el otro día estuve en uno. Me encantan las antigüedades y conseguí un camafeo y una pulsera vintage ideal. Europa me encanta para hacer ese tipo de compras. ¿Buscas algo específico? 

- Pues… había pensado en alguna joya. 

- ¿Para alguien especial? – sonrió con intención -. ¿Alguna chica afortunada, tal vez? 

- Sí, algo así – sonreí un poco avergonzado. 

- Ya veo. Para cierta señorita que trabaja contigo en una franquicia millonaria, ¿no? 

- Vaya, estás enterada – sonreí. 

- Rob, cariño, es de dominio público – dijo poniendo su mano en mi hombro. 

- Lo sé – suspiré. 

- Todas las actrices sabemos que, desgraciadamente, no estás soltero – añadió sonriendo con simpatía, en plan confidencial -. En mi opinión lo estás llevando de maravilla y me parece genial que intentes mantenerte alejado de la prensa rosa. Pueden hacerte la vida imposible, lo sé por experiencia. Kristen y tú tenéis el apoyo de mucha gente de la profesión, me consta. 

- Gracias Cristina – respondí agradecido. 

- No hay de qué. Será nuestro secreto – sonrió guiñándome un ojo -. Lo mejor es ir en taxi y madrugar para no encontrarse con turistas. 

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El rastro Ecseri está a las afueras de la ciudad, es muy antiguo y su nombre popular según el taxista es ´´Tangó´´. El lugar está protegido por un tejado por lo que pude visitarlo a pesar del desapacible día. Hasta fue providencial el mal tiempo porque a primera hora de la mañana no había casi gente. Cristina me dijo que el mejor día era el sábado de 8 a 9 de la mañana, cuando aún están durmiendo los turistas. 

El panorama era un poco desolador, incluso para mí, acostumbrado a ver muchos mercadillos en Londres.

Me adentré en una superficie muy grande con calles inundadas de puestos que me recordaban a las chabolas de grandes ciudades. Había acumulación de chatarra de todo tipo y cosas viejas aparentemente inservibles pero también antigüedades baratas, aunque no muchos libros ni joyas. También se podían encontrar mapas o grabados. 

Anduve deambulando entre los ruinosos puestecitos parapetado tras mi gorra y mis gafas de sol y después de casi una hora recorriendo puestos polvorientos comencé a deprimirme. No veía nada que pudiese regalarle a Kristen. 

Casi me había dado por vencido cuando, de pronto, me fije en un puestecitos que tenía anillos. Solo anillos, de todos los tamaños y formas imaginables.

 A Kristen le encantan los anillos, me dije. Es la joya que más le gusta llevar, tiene cientos pero ninguno mío, pensé y ya iba siendo hora de dejarle bien claro de que iba lo nuestro. 

El puesto lo regentaba un hombre de mediana edad. Me dirigí a él pero no sabía casi nada de inglés. Ya lo veía todo perdido cuando un vecino de puesto se ofreció a echarle una mano y así conseguimos empezar a entendernos. 

Me interesé por los anillos de compromiso y en especial por los más antiguos pero ninguno me convencía del todo. El hombre me dijo algo que no entendí y el vecino de puesto me lo tradujo. 

- Dice que si busca un anillo. 

- Sí, bueno, algo así - respondí 

´´Tiene que tener algo… especial´´, me dije. El vendedor, que me miraba fijamente, me hizo una seña para que esperara y se dio la vuelta hacia el fondo de puesto para acto seguido regresar al mostrador con una cajita de cartón muy simple que abrió para mí. La caja contenía un anillo de oro amarillo y un papel bastante viejo a juzgar por lo ajado que estaba. Dijo algo y el otro hombre, vecino de puesto, tradujo de nuevo. 

- ¿Inglés o americano? – preguntó el traductor improvisado. 

- Inglés, inglés – respondí. 

- Dice que puedes cogerlo – dijo señalando el anillo. 

Lo hice y me pareció que era del tamaño adecuado para Kristen. ´´Aunque es de oro y ella nunca lleva oro´´, pensé. ´´Pero así será distinto a todos los que ya tiene, el mío, mi anillo´´. El hombre comenzó a hablar y su ´´traductor´´ se dirigió a mí. 

- Pregunta si es para alguna chica 

- Sí – sonreí – dígale que es para mi novia. 

El hombre me sonrió y continuó hablándome en su lengua. 

- Es un anillo de compromiso. 

- Perfecto – sonreí. 

El vendedor le dijo algo al otro hombre, este le contestó e inmediatamente se puso a hablar durante un rato. Acto seguido el que traducía habló de nuevo. 

- El anillo esta hecho a mano y es de oro macizo. Lo hizo un ayudante de orfebre para su amada con restos de otras joyas pero la Primera Guerra Mundial estalló y no pudieron casarse. Ella lo llevó puesto sin quitárselo ni un solo día durante toda la guerra aguardando a su prometido, sintiendo que ese anillo lo resguardaría de todo mal y así fue, él regresó y se casaron. Ella guardó el anillo toda su vida. 

- ¿Y cómo llegó a sus manos? – pregunte al vendedor. 

El otro hombre le tradujo mi pregunta y él sonrió para responder después en un largo parloteo en húngaro. 

- El dice que hace años lo rescató de una subasta. El anillo formaba parte de un lote de pertenencias de una anciana propietaria de varios inmuebles en el Budapest antiguo que murió sin herederos. Dice que ella no era la dueña del anillo y que no se sabe cómo llegó a sus manos pero que lo acompañaba una carta manuscrita que va junto con el anillo, que no se puede vender sin ella. Asegura que en ella se dice que esta joya alberga el amor de la persona que lo regala y que la mujer que lo lleve resguardará a su amado de todo mal mientras lo lleve puesto. 

Miré el anillo que tenía unas inscripciones grabadas indefinidas, podían ser unas letras, un rostro o un símbolo. El vendedor volvió a dirigirse a mí muy sonriente y miré al traductor esperando su explicación. 

- Dice que la carta está escrita por la que fuera dueña del anillo y que en ella se asegura que solo puede ser dueña del anillo una mujer enamorada y que solo podrá regalárselo un hombre enamorado de verdad de ella. Porque el espíritu de los antiguos amantes pervive en esa joya y su valor es espiritual. 

El caso es que la extraña historia me gustó mucho y supe que ya tenía el regalo para Kristen. El hombre preguntó algo y yo miré al que traducía. 

- Pregunta cómo se llama su amada y si siente que es ella, que la quiere de verdad. 

- Dígale que se llama Kristen y que sí, que la quiero de verdad – sonreí con timidez 

Y concluyó con algo más. 

- El cree que es cierto porque su cara lo refleja, que al hablar de ella sonríe. Dice que cuando uno está enamorado se ve en los ojos y que usted lo está. 

El hombre me señaló sonriendo y afirmando con la cabeza y yo me reí dándole la razón. Luego me dirigí a ambos. 

- Dígale que me ha gustado mucho la historia y que se lo compro junto con la carta. Ah, y le pagaré a usted también lo mismo para agradecerle lo amable que ha sido ayudándome. 

El hombre escuchó a nuestro traductor, el traductor sonrió encantado y finalmente los tres sellamos el trato con un fuerte apretón de manos.

...CONTINUARA...