Fic 'La Fundación', Capitulo 16 por V-Team

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Fic La Fundación  Capitulo 16
por V Team

Imágenes: Elena

Mientras se acerca mi arribo a Los Angeles las mariposas en mi estómago parecen multiplicarse. No dejo de pensar en lo que sucederá en cuanto el avión aterrice. Rob necesita unos documentos y Lena me ha pedido que se los lleve, por supuesto todo es un pretexto. El mismo Rob ha pedido verme, su petición ha sido una mezcla de exigencia y súplica. Yo no pude negarme porque la realidad es que me muero de ganas de volver a estar con él. 

Por Skype me ha explicado lo desesperado que estaba por hablar conmigo y las situaciones que se lo impidieron, y lo mal que lo pasó cuando Lena dijo que esperábamos una ambulancia y la llamada se cortó y no supo más de nosotras. Solo le he puesto como condición me permita regresar a tiempo a la kermés en la casa hogar, las chicas cuentan conmigo y yo me he encariñado mucho con algunos niños de ahí y les prometí asistir. Rob aceptó, no quiere distraerme de las actividades que me ocupan en la Fundación y además él también está ocupado filmando, así que hemos acordado una visita de un par de días. Tomé el primer vuelo disponible del día siguiente, con llegada a Los Angeles cerca de las 10 de la noche. 

Estoy aún más nerviosa que el día que lo vi por primera vez, intento relajarme tomando una revista que cuelga del asiento frente a mí pero no puedo concentrarme, en mi mente solo está él. Todavía recordaba aquella noche como entre sueños, como si no hubiera sido real, supongo que era culpa de todo ese champagne que bebí en la cena, pero a pesar de mi leve estado de inconsciencia, recuerdo que fue maravillosa. 

Una vez en el aeropuerto pongo frente a mí el sobre amarillo con los papeles para Rob, como señal para la persona que pasará por mí. 

-¿Señorita Zavala? 

-Sí, soy yo –le contesto al hombre alto y fornido. 

-El señor la espera en el auto. 

Quien parece ser el guardaespaldas de Rob, me dirige a la salida y me ayuda con mi pequeña maleta, mis nervios van en aumento al saber que él me espera afuera. 

El hombre abre la puerta de un elegante auto negro y Rob ilumina todo con la sonrisa que me brinda. Yo me acomodo junto a él en la parte trasera del auto. 

-Hola –le digo. 

-Gracias por venir. 

Me siento intimidada ante su penetrante mirada, estiro la parte baja de mi vestido color camello y siento cómo me observa, cuando levanto la vista su rostro se ha puesto serio y coloca dos dedos sobre mi frente. 

-Estuve tan preocupado –dice acariciando el leve moretón que aún se nota en mi frente, Rob se acerca y lo besa dulcemente –¿te duele? 

-Muy poco en realidad. 

Mi Ángel me sorprende rodeándome con sus brazos y apretándome fuerte contra su pecho, la infinita protección que me hace sentir vuelve a inundar mi estomago de mariposas. Su cara está escondida en mi cabello y lo escucho suspirar, luego su mano roza mi rodilla y se mete traviesa bajo mi falda. 

-¡Pattinson! –le digo pero mis ojos están al frente confirmando que el conductor no esté mirando por el retrovisor. 

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-Lo siento, es que te ves preciosa –dice retirando su mano de mi pierna. 

No puedo evitar sonreír un poco ruborizada, Rob me hace sentir especial, me hace creer que soy hermosa. 

-Prefiero un hotel a una enorme casa en la que voy a estar solo. ¿Te importa? 

-Claro que no. Así no tienes que preocuparte por la seguridad, el mantenimiento, en fin. 

-Espero no te importe compartir la habitación conmigo –dice y empiezo a sentirme acalorada. 

-Bueno, no sería la primera vez. 

-Estoy en The Charlee, se conoce como una joya escondida del legendario Hollywood, es discreto y mi apartamento tiene un patio muy al estilo inglés, estoy seguro que te gustará. 

Cada habitación tiene el nombre de algún actor o actriz. De momento ese es mi hogar. 

Cuando llegamos al hotel que más que hotel parece una enorme casa, Rob despide al chofer y me ayuda a bajar del auto, me toma con una mano para guiarme hasta su habitación por un camino apenas iluminado y rodeado de jardines, con la otra mano lleva mi equipaje. 

Parece una casa de cuento de hadas intento mirar los detalles del lugar que es precioso pero es de noche y varias cosas pasan de largo ante mis ojos que solo pueden mirarlo a él, su ancha espalda, su perfil, él me mira con el rabillo del ojo y sonríe. Siento que camino entre nubes y creo que estoy a punto de flotar. 

Rob abre la puerta de su suite la cual tiene el nombre de Charlie en la puerta, yo entro caminando lento pero con el corazón desbocado, todo está muy ordenado. Por su fachada creí que tendría una decoración muy clásica, pero no, es como un apartamento moderno y una que otra pieza antigua integra la decoración, los techos están cubiertos de vigas de madera y al fondo tiene una cocina completamente equipada, en un extremo hay unas escaleras estrechas que supongo llevan a la habitación. Mientras él cierra la puerta, yo dejo en la mesa de centro de la pequeña salita mi bolso y el sobre amarillo con los papeles que mandó Lena.  

 

Rob sube la escalera con mi equipaje y yo lo espero sentada en el chaise longue. Repaso con la vista la habitación que es en verdad hermosa, frente a mí hay un par de butacas tipo antiguo tapizadas de piel y un cuadro con la foto de Charles Chaplin. 

-¿Quieres tomar algo? –me pregunta Rob cuando regresa. 

-Agua con hielo por favor –le pido para apagar las llamas en mi interior. 

Rob sirve dos vasos y me mira desde la barra y tiene esa sonrisa irresistible. Se acerca a mí con ese contoneo que le queda fantástico y me ofrece un vaso, bebo su contenido de un solo trago. Él deja el suyo sobre la mesita y se acerca a mí poniendo su mano sobre mi rodilla desnuda. 

-Te eché mucho de menos. 

-En Cancún todas ansían que regreses. 

-¿Y tú? –trago saliva al oír su pregunta, ¿yo? Yo era una mezcla de ansiedad, nervios, culpa, miedo y deseo. 

-Yo… 

Rob no me deja terminar la frase y me planta un delicioso beso, comienza a faltarme el aire, y pongo las manos sobre su pecho, siento su corazón latiendo fuerte y dejo que mis labios le respondan. Después de un rato se detiene para dejarme respirar. 

-Voy a tomar ese beso como repuesta –dice y las mariposas en mi estómago revolotean confundidas. 

Rob vuelve a besarme recostándome dulcemente, a estas alturas él ya puede hacer de mí lo que quiera, sus manos recorren mi cuerpo sobre mi ropa, quisiera gritarle que se deshaga de ella pero no quiero interrumpir su boca que es una delicia. 

 Se detiene sin decir nada y apoya una rodilla en el sofá para levantarme, sé lo que quiere, me dirige hacia la escalera, subimos apenas un par de escalones y me pone contra la pared con su mano en mis glúteos y la otra mano bajo mi cabeza, me besa desenfrenado y susurra en mi boca: 

-Me estoy volviendo loco por ti. 

-Yo ya lo estoy –le digo casi sin aire. 

Este hombre celestial sigue besándome y retira su mano de mi trasero para indagar bajo mi vestido siento sus dedos ansiosos sobre mis pantis y su boca en mi cuello, puedo sentir lo excitada que estoy. 

-Yo… yo también ansiaba tu regreso –le confirmo casi jadeando pero quiero que lo sepa. 

Me mira con ternura y sus manos dejan de hacer lo que hacían para tomar las mías y besarlas dulcemente. 

-Me haces muy feliz –dice y me anima a subir. 

Me tropiezo en el penúltimo escalón y suelto una carcajada nerviosa. 

-¿Te has hecho daño? – me dice preocupado y me giro apoyándome con mis palmas hacia atrás. 

-No –le digo divertida, él entrecierra lo ojos y se abalanza sobre mí, se deshace de mi ropa desesperado y yo le ayudo a quitarse la suya. 

Ya nadie puede detener esta avalancha de deseo, Rob me toma entre sus brazos, me levanta y me pone sobre la cama, se coloca sobre mí apoyado en sus rodillas y las palmas de sus manos, me besa dulcemente los labios y luego va descendiendo a lo largo de mi cuello, se irguió para quedar con la columna recta y me mira con lujuria, yo no podía dejar de mirar ese perfecto rostro de ángel, suavemente toca uno de mis pezones con su dedo pulgar e índice, mis pechos morían por estar en sus manos, volvió acercarse a mi cuerpo, estaba segura que ahora los besaría al ver cómo se mojaba los labios con la lengua, pero no, en vez de eso su boca fue directo a la parte baja de mi vientre, sus labios danzaban como besos en esa parte de mi cuerpo y la espalda se me arqueó de placer cuando sentí su lengua en mi sexo. Yo daba gemidos de placer en respuesta a lo que Rob me hacía. 

-Me excita mucho saber que lo estás disfrutando preciosa –dijo entre besos que ahora dejaba nuevamente en mi vientre. 

Mi necesidad de que tomara mi cuerpo hasta el fondo, hasta lo más profundo se volvía cada vez más urgente. Pero Rob es mesurado, sé que se muere por poseerme pero también quiere disfrutarlo al máximo. De mi vientre llega hasta mi boca penetrándola con su lengua. 

 Me jala suavemente mientras se va sentando, invitándome a alzarme sobre su cuerpo, con mis piernas envuelvo su cintura y puedo sentir su espléndida erección, me mira ansioso y suavemente hunde su miembro en mi carne húmeda. 

-¡Oh sí! -doy un grito de placer y de satisfacción de por fin tenerlo dentro, y él se estremece al sentir mis uñas en su espalda, ésta sensación de ser uno solo es incomparable. 

Esta vez estoy más que consciente de cada sensación que Rob despierta en mí y sé que no recordaré esta noche como un sueño, sino como algo muy real. Ahora besa mi cuello y baja lento deteniéndose por fin en mi pecho ardiente que lo esperaba, los lame y besa con delicadeza, mientras yo deslizo mis dedos por su espalda; no solo me hace sentir hermosa, también me hace sentir muy sensual. Sus movimientos se vuelven intensos y trato de corresponder a su pasión, nuestros cuerpos chocan una y otra vez desenfrenados, mi cabeza cuelga hacia atrás cuando mi interior explota haciéndome sentir que voy a perderme a mí misma y sólo vuelvo a ser consciente de mí cuando siento a Rob llegando, palpitando dentro de mí. Mi Ángel cae agotado sobre mi pecho mientras yo lo abrazo fuerte y enredo mis dedos en su cabello con mi cabeza sobre su hombro. 

Nos quedamos quietos por un momento escuchando nuestro íntimo silencio, hasta que él levanta su rostro y me repasa con sus hermosos ojos. Sin avisar Rob me planta un beso succionando mi labio superior. 

-Eres hermosa –me dice mientras yo lo miro con devoción –y tan dulce. 

-Y tú tan gentil y apasionado –le digo saboreándome el beso que acaba de darme, él cierra los ojos y sacude la cabeza reprimiendo una sonrisa. 

-Prométeme que no vas a desaparecer. 

...CONTINUARA...