FanFIC no.81 'Un lugar donde quedarme. Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                     Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no. 81

"UN LUGAR DONDE QUEDARME.ROB"
por Irene Mendoza
Imágenes: Elena

La vida es graciosa. Yo, que había debutado en el papel de hijo de ReeseWitherspoon en ´´Vanity Fair´´ a mis 16 años hacía ahora de su amante. Esa escena se había suprimido del montaje final y solo lo supe cuando fui a verla con Tom al cine, pues él también aparecía en la película. Gracias a mí no inclusión en la película, y a que seguramente les di lástima a los de la productora, me dieron la oportunidad de presentarme al casting de ´´Harry Potter y el Cáliz de Fuego´´ y Mike Newell me escogió para el papel de Cedric Diggory. Mi vida es un cúmulo de casualidades o quién sabe si del destino. 

Kristen cree que sí, que no son casualidades. Puede ser. Lo cierto es que ella casi conoce a Tom antes que a mí en ´´Jumper´´, pero no le cogieron para el papel principal que al final fue a parar a Hayden Christensen. Es como si la vida hubiese estado encaminándonos hacia ese momento en que nos conocimos tres años antes, en la audición para Crepúsculo. Siempre lo pienso. 

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Iniciábamos la promo de Eclipse y regresamos juntos a L. A. después de acudir a la fiesta de fin de rodaje de Bel Ami en Budapest.

El 11 de abril nos pillaron en el aeropuerto de Budapest y Kristen se puso muy nerviosa porque algunos de los paparazzis venidos desde USA comenzaron a meterse con ella, empujándola y acosándola con las cámaras pegadas a su cara, deslumbrándola con los focos. 

La asustan, ella es pequeña y se siente intimidada por hombres tan altos como yo o más, que le aturden con sus gritos, vociferando y chillando palabras soeces y llenas de falta de respeto.

Cuando se pone nerviosa Kristen se ofusca, no atiende, no mira por donde va, suele tropezarse y temo que un día se caiga y se haga daño. Además cuando se enfada mucho siempre termina llorando y no soporto verla llorar, me parte el alma. 

Ella no quería salir de la furgoneta que nos había llevado hasta el aeropuerto y yo la tomé de la mano para que se sintiese más segura. Finalmente me miró a los ojos, apretó mi mano y respiró hondo para salir.

Cogí su bolso para que no tuviese que preocuparse también por él y me puse delante, tapándola con mi cuerpo, haciendo de barrera frente a los buitres y mirando continuamente a mi espalda para ver cómo se encontraba. Yo intenté disimular mi mal genio por ella pero lo cierto era que cada vez me molestaba más esa persecución de paparazzis maleducados con cámaras en ristre, de aeropuerto en aeropuerto, siguiéndonos sin cesar.

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Al embarcar seguía aferrando mi mano sin mirar a nadie, con la cabeza baja y el ceño fruncido. Pero una vez dentro del avión, sentada a mi lado, sin las miradas de ojos desconocidos sobre nosotros se relajó automáticamente y sentí como el alivio le hacía respirar profundamente. Y yo por fin pude abrir los puños y destensar la mandíbula, que ya me dolía de tanto apretarla por la tensión y el nerviosismo. Juro que a veces les daría bien fuerte a esa gentuza pero no estando ella delante, eso nunca. 

- ¿Estás bien? – me dijo bajito una vez sentados. 

- ¿Y me lo preguntas tú? – dije mirándola con tristeza. 

- Sé que lo pasas fatal con todo esto, Rob. 

- No peor que tú, amor – dije tomando su mano y besándosela. 

Kristen me miró con ternura y me sonrió. Me acerqué a ella y la besé dulcemente en los labios. 

- Ya estoy mejor. Es que… no pensé que habría tanto paparazzi suelto – dijo respirando hondo -. A la ida no tuve ningún problema. Espero poder despistarlos en LAX. 

- Y yo en Heathrow – bufé agobiado. 

El avión despegaba ya. Kristen me acarició la espalda con cariño y apoyó la cabeza en mi hombro. 

- ¿Estás cómoda? – pregunté una vez que el avión había cogido altura. 

- Sí, mucho – dijo bostezando. 

- Descansa un rato – susurré besándola en la cabeza. 

- Vale, dormiré un poco, estoy cansada – dijo recostándose un poco mejor -. No he dormido casi nada estos días. 

- Sí, dormir lo que se dice dormir no lo hemos hecho mucho – reí. 

- Por tu culpa – sonrió con los ojos ya cerrados. 

- Espera, voy a bajarte un poco el asiento para que estés más cómoda. 

- Gracias Rob. ¿Me dejas tu sudadera para taparme? 

Me levanté para sacarla de la bandeja portaequipajes y de paso pedí una manta a una de las azafatas. Luego se la puse a Kristen por encima y ella se aovilló con mi sudadera, la manta y una sonrisa en los labios emitiendo un tenue ronroneo, digno de una gata. 

- No sé quién es más mimoso de los dos – sonreí besándola en la mejilla. 

- Eres todo un caballero, cariño – dijo a punto de dormirse sin soltar mi mano. 

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- Estamos llegando a Heathrow - susurré -. Despierta, amor. 

- ¿Ya? – preguntó somnolienta. 

- Sí, átate el cinturón – dije besando su mejilla. 

Kristen elevó su asiento entre bostezos, se abrochó el cinturón y me tomó de nuevo de la mano, recostándose en mí. Yo la besaba dulcemente, con besos pequeños y suaves, en la cara y en los labios. Cuando el avión comenzó el aterrizaje tomé su rostro entre mis manos y la besé con ternura, en un beso que fue ganado en intensidad y que se prolongó hasta que tocamos tierra. 

- Nada más salir me meteré en la sala VIP a esperar el vuelo a L. A. – dijo mirando mi boca. 

- Bien, yo tengo una furgoneta esperando – dije mirándole a los ojos. 

Me besó de nuevo. Es algo que ella hace con frecuencia cuando quiere que nos besemos, me mira la boca. Yo tomé su labio superior entre los míos succionando un poco, chupándolo suavemente y ella enredó su lengua con la mía justo antes de que el piloto anunciase nuestra llegada. 

- Nos vemos el 28 en Vancouver, preciosa – susurré. 

- Sí, pensé que no habría que regrabar nada pero bueno, no me importa volver a Vancouver. Me gusta. 

- A mí también – sonreí. 

Solo la mención de Vancouver me traía muy buenos recuerdos. Y la verdad es que estaba deseando volver. 

- ¡Cuenta atrás para Amanecer! – suspiró – A ver qué tal es Bill. 

- Mejor que Slade seguro – dije levantándome del asiento y ayudándole a coger su equipaje de mano, el único que llevaba. 

Le tendí su bolsa y ella me miró con una mezcla de tristeza y dulzura. Después puso su mano en mi pecho bajándola hasta mi vientre y sonriendo la volvió a quitar para salir del avión por delante de mí. 

- Dales recuerdos a todos de mi parte – dijo Kristen caminando a mi lado. 

- Lo haré y tú pásalo bien en Coachella. 

- Tienes que venir el próximo año, Rob. ¡Aquello es divertidísimo! – dijo saliendo de la zona de embarque sonriéndome. 

Le guiñé un ojo como respuesta y tomamos direcciones diferentes, yo hacia la salida y ella hacia la sala de espera VIP. 

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Esos 16 días en Londres no estuve de vacaciones, ni mucho menos. Además de algunas grabaciones de voz pendientes para Bel Ami y varias entrevistas pospuestas, me puse al día con unos cuantos guiones que tenía entre manos. También me reuní con Steph, mi agente en U. K., que me concertó varias citas con directores que estaban interesados en conocerme. 

Pero todo no es trabajo. También salí con Marcus y Tom, y estuve en varios conciertos, entre ellos uno de Lizzy. Hasta me aventuré a acudir con mi padre a un partido de la Premiere League entre mi equipo de toda la vida, el Arsenal, y el Manchester City. 

Cada vez tenía más claro que mis estancias en casa se iban a reducir a dos o tres al año y que lo más probable era que ese año no regresase hasta Navidad. Prácticamente tenía la convicción de que mi vida iba a transcurrir en L. A. pero no sabía cómo decírselo a mis padres, sobre todo a mi madre que aun albergaba la esperanza de que trabajase más en mi país. Pero la realidad era que el trabajo estaba en Hollywood y lo que era más importante, que en Hollywood estaba Kristen. 

Al salir del partido, mientras parábamos un taxi, me armé de valor y decidí comentárselo a mi padre, que siempre ha sido el menos dramático de la familia. Lo había estado posponiendo desde hacía meses y no podía ni debía demorarlo más. 

- Echaba de menos el futbol – dije. 

- Buen partido, lastima el empate – dijo mi padre. 

- Sí. Papá… - no sabía por dónde empezar pero era ahora o nunca. 

- Deberíamos hacer esto más a menudo, Rob. Quedar para ir al futbol o… 

Pensé en mi infancia, en cómo había sido la relación con mi padre. Cuando yo era niño mi padre viajaba mucho por su trabajo de importación de coches y me perdí muchas cosas con él y el conmigo. Además estaba la edad. El le lleva 10 años a mi madre y me tuvo a mí con más de 40 años. Sí algo tenía claro es que si tenía algún hijo intentaría no perderme nada y sería un padre joven para poder jugar con él. 

En ese preciso instante sentí un nudo en la garganta y algo de dolor en el corazón. Y sentí que si me marchaba a vivir a L. A. y con lo que estaba a punto de decirle ya no habría marcha atrás, ya no nos quedaría otra oportunidad para conocernos de verdad. Pero también estaba convencido de que era el momento adecuado de tomar las riendas de mi vida. 

- Papá… – le interrumpí -. Tengo… bueno, quiero contarte algo pero de momento me gustaría que quedase entre nosotros. 

- Tú dirás, hijo. 

- Es sobre, bueno… he decidido que me voy a instalar en L. A. definitivamente – dije de una vez. 

´´Bueno, ya lo he soltado´´ - pensé -. ´´No era tan difícil después de todo´´. 

- ¿Definitivamente? – preguntó aparentemente muy tranquilo. 

- Sí, eso es – asentí. 

Me miró un momento y yo le sostuve la mirada, esa mirada franca que siempre ha tenido mi padre y entonces me di cuenta de lo mucho que había envejecido. 

- Ya me lo imaginaba – sonrió -. En realidad lo di por hecho desde Navidad. 

- ¿A sí? – pregunté sorprendido. 

- Te conozco y sé cuando tienes algo entre ceja y ceja y tú lo tienes desde hace tiempo. En realidad la tienes a ella entre ceja y ceja. 

- Kristen, sí – sonreí algo avergonzado-. Lo del trabajo es una excusa. En realidad si quisiera podría pasar gran parte del año aquí pero creo que… que no quiero hacerlo. Quiero… valerme por mí mismo. 

- Si lo has decidido cuenta con mi apoyo, hijo. 

- En realidad hace tiempo que quería decírtelo pero… pero creo que me daba apuro, la verdad – resoplé aliviado. 

- Ya, lo comprendo – asintió encendiéndose un cigarro y ofreciéndome otro. 

- Sí, papa es que… ya conoces a mamá. Soy… digamos su niño pequeño y se va a llevar un disgusto. 

- Y siempre lo serás pero es ley de vida. Los hijos se van de casa y eso es lo bueno y normal – rió -. ¿Quieres que te ayude con tu madre? 

- Pues no me vendría mal - suspiré mucho más calmado. 

- Dalo por hecho – dijo dándome una palmada en la espalda –. Y ahora te invito a una pinta en el barrio. 

Respiré tranquilo pero no del todo porque aún me quedaba comunicarle mis intenciones a Kristen. Y tenía que ir pensando cómo hacerlo bien. 

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Kristen ya había salido días atrás mostrando con orgullo mi regalo de cumpleaños, el anillo. Y en poco tiempo ese arito dorado se hizo más famoso que el de Tolkien, con todo tipo de teorías peregrinas de lo que significaba y su simbología. Desde su signo del zodiaco, pasando por mis iniciales hasta runas vikingas. Y era muy divertido todo aquello porque solo ella y yo sabíamos la verdad. 

Pero lo que realmente se convirtió en noticia fue el rumor de que Kristen había estado visitando diversas propiedades a la venta en Hollywood, lo que me sorprendió muchísimo porque no me había comentado nada. 

´´ Esta es mi chica´´, pensé decido a confirmarlo de su propia boca y hacerle un auténtico tercer grado en cuanto tuviese la oportunidad.

...CONTINUARA...