FanFIC no.89 'Montreal I.Rob '

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                     Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no. 89

"MONTREAL I . ROB"

Julio pasó relativamente deprisa. Entre el rodaje y la compañía de Tom y Sam, que estaba de gira de conciertos, el 28 de julio llegó enseguida y acabé el rodaje de ´´Agua para Elefantes´´ en L. A. Todo el equipo se trasladaba a Tennessee y en la misma semana al norte de Georgia para rodar exteriores en el Museo del Ferrocarril y en una casa en Chickamanga. El trabajo concluyó el 1 de agosto con una fiesta de fin de rodaje muy divertida, en el Chattz Billiard Club. 

Kristen ya había finalizado los ensayos y la lectura de guión con el resto de protagonistas. Comenzaba a rodar su película y yo mis vacaciones. Pero antes de eso tuve que acudir a los Teen Choice Awards junto con Ashley Green y Taylor, donde coincidí con mi amiga Katy Perry, mi nueva novia tras mi enésima ruptura con Kristen, según decían todas las revistas. 

 

La Saga arrasó con todos los principales premios, tanto por Luna Nueva como por la recién estrenada Eclipse. Y mientras a mí me liaban con Katy a Kristen le adjudicaban una vez más un romance con Tom, que ya estaba en Montreal, y con Garret a la vez, debido a las fotos de un fan que se los había encontrado en una bolera. Pero son gajes del oficio. Ella misma me lo comentó charlando por teléfono. 

- En realidad a Garret le gusta Kirsten Dunts, están liados. Esto que te cuento es una primicia – rió. 

- Esos jodidos periodistas de revistas baratas no dan ni una - reí. 

- Bueno y dime… ¿Cuándo vas a venir? 

- ¡Vaya, la señorita independiente me echa de menos! – bromee. 

- ¡Claro que te echo de menos! – refunfuñó. 

- Es broma, no me hagas caso. 

- No, tú muchas veces hablas en broma pero en realidad lo dices completamente en serio. 

- Eh, si lo llego a saber no lo digo – sonreí -. No deberías tomarme al pie de la letra, preciosa. 

- Es por lo que dije de Bella, ¿verdad? Después de los comentarios que tuvimos que hacer para Eclipse. 

- No se te escapa una. 

Muy a nuestro pesar Summit nos había obligado a comentar la película para los extras de su venta y en una parte de ellos nos habíamos enzarzado en una especie de disputa por si Bella podía salir con Jacob estando comprometida con Edward. Yo dije con mucho énfasis que no y Kristen que si. Pero ella se refería a lo que Bella tenía que descubrir por si misma de hasta donde llegaba su amor por Edward. Y a que eso solo lo podía hacer de esa manera, no había otra. Kristen siempre había revindicado la autonomía de su personaje para que no se le viese como una chica sumisa y manejable. Porque en eso tenía toda la razón, Bella siempre decidía por ella misma contra todo y contra todos, libremente, haciendo caso a su corazón. Nadie conocía el personaje de Bella como Kristen, creo que ni tan siquiera Stephenie Meyer, porque Kristen había sacado a la luz facetas del personaje que a la autora se le habían escapado o que simplemente había dejado a un lado. Y aunque en la película no hubiesen sabido representarlas ni directores ni guionistas Kristen siempre tenía presente a ´´esa´´ Bella, la que ella había construido en su cabeza, que era solo suya y que, como me dijo en cierta ocasión, se quedaría con ella para siempre, guardada en lo más profundo de su alma. 

- Te lo dije, estaba hablando de Bella, no de mí. 

- Ya sabes que no soy celoso, amor - reí -. No te preocupes. Puedes ser todo lo independiente que quieras. Y no te estoy dando permiso, debes serlo. Me encanta que lo seas. 

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Y es cierto, nunca me han gustado las chicas dependientes que parece que sufren a cada momento cuando no estás a su lado, posesivas, que no te dejan ni respirar. Me encantan las mujeres fuertes que deciden sobre su vida, libres. Y Kristen cada vez lo es más, por si misma, no por estar conmigo. Y a pesar de ser una insegura patológica eso la hace, a mis ojos, aún más adorable, porque se sobrepone a eso cada día, a su propia naturaleza, con esfuerzo. 

Yo solo intento estar ahí cuando ella me necesita, protegiéndola, acompañándola, por si se decide a pedirme ayuda. Aunque a estas alturas sé que no lo va a hacer a menudo. 

- Gracias, Rob. Necesito serlo aunque todavía no sé muy bien porque. Pero eso no quiere decir que no te eche muchísimo de menos – dijo con dulzura. 

- Yo también te echo de menos, amor. Pero sabes que me encanta. 

- Sí lo sé – resopló e imaginé que estaba sonriendo y poniendo los ojos en blanco. 

- Es como… como aguardar el día de navidad o abrir el regalo de cumpleaños, cuesta esperar pero es genial lo que se siente después. La espera merece la pena. 

- Así que yo soy como el día de navidad – rió. 

- Más o menos, como el pavo y los crackers juntos – reí. 

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Había hablado con Tom días antes. Mi amigo nos había invitado a ambos a la boda de un pariente que vivía allí, en Montreal. Iban a estar su hermano y muchos familiares de los Sturridge. A Kristen le encantó la idea y me emocionó que quisiera acompañarme. 

No tardé mucho en reunirme con ella. Es cuestión de suerte que te toque un director que permite a sus actores recibir visitas durante el rodaje. Algunos son inflexibles con ese tema. Por suerte el brasileño Sales no lo fue y el 13 de agosto yo estaba volando rumbo a Montreal. 

Me alojé con Kristen en el mismo hotel instalándome nada más llegar. Ella iba a estar en el set hasta la tarde pero me aseguró que no había ningún problema en que me pasara por allí y comiéramos juntos. 

Nada más llegar me topé con Tom y Sam, que me presentaron a Garret y a Kirsten Dunts y tras una breve charla y quedar con Tom para comer, me encaminé a la caravana de Kristen. Al parecer tenían un descanso. 

Llamé a la puerta y ella respondió con un ´´¿si?´´. 

- ¿Se puede? – dije yo entrando muy sonriente. 

- ¡Ya estás aquí! – dijo Kristen, cambiando su semblante serio por una gran sonrisa. 

Dejó el libro que estaba leyendo y se levantó del sofá para acercarse a mí, a darme un suave beso en los labios. Estaba caracterizada como Mary Lou, con una falda de vuelo muy años 50 y una blusita rosa pegada a su cuerpo que tenía sueltos dos botones. No pude evitar que mis ojos la recorrieran con deseo de pies a cabeza. 

- ¿Qué lees? – pregunté besándole con ternura. 

- Un libro de Martin Amis, es tuyo – dijo acariciando mi pecho. 

- Me robas todo, hasta los libros – dije besándola más intensamente -. Estás preciosa. 

Kristen profundizó su beso introduciendo su lengua en mi boca y acariciando mi cuello por detrás de la oreja, hasta alcanzar mi nuca y enredar sus dedos en mi pelo. Me encanta que haga eso. Al instante noté como mi cuerpo respondía a sus caricias y a su deliciosa boca. Mis manos se posaron en su trasero por instinto y la atrajeron hacia mí. 

Kristen se apretó contra mis caderas sin que nuestras lenguas se abandonaran un solo momento. Metí una mano bajo su falda y la fui deslizando por sus piernas, detrás de la rodilla, subiendo, entre sus muslos, hasta alcanzar sus braguitas y meter mis dedos levemente por el borde de la tela, surcando su piel desde las ingles hasta sus nalgas. Noté como su piel se erizaba con mi tacto. 

- ¿Has comido? – pregunté. 

- No aún no. Podemos comer juntos. 

- Me encanta la idea y… me encanta esta falda – susurré en su boca. 

- Te facilita las cosas ¿eh? – bromeó riendo con picardía. 

- Sí, uhmmm… me parece que deberías ponerte más faldas, preciosa. Siempre. 

Recibí un besó lleno de pasión como respuesta y mis dedos se adentraron casi sin pensar en sus bragas, acariciando todo a su paso, hasta alcanzar su estrecha entrada. Jadeo al sentir mis caricias en su sexo y yo aspiré ese jadeo para introducir un dedo en su tierno y cálido interior, que se humedeció rápidamente. 

Su cuerpo se onduló para sentir la fricción de mis dedos con más intensidad y yo solo pude seguirla, pegándome a ella, cada vez más excitado. Sus dedos estaban desabrochando mis pantalones cuando alguien tocó a la puerta. Reconocí la voz de Tom afuera. 

- ¡Oh, joder se me había olvidado que he quedado con Tom para comer! – suspiré. 

- ¡Pobre Tom! 

- ¿Pobre Tom? ¡Pobre de mí! – exclamé. 

- Anda, vete fuera que voy a cambiarme – rió alegrándome el alma. 

- ¿No quieres que te ayude? Tom lo entenderá. 

- No, vete ya – sonrió empujándome con suavidad hacia la puerta. 

- Vale – reí. 

Inspiré con fuerza un par de veces para calmarme y para… poder abrocharme la bragueta y salí. 

- ¿Nos vamos? Podemos ir a un restaurante que… - Tom me miró directamente a la entrepierna y comenzó a partirse de risa -. ¡Vosotros dos estáis enfermos! 

- Kristen se está cambiando de ropa. Ahora sale – dije terminando de abrocharme el pantalón sin inmutarme -. No es lo que piensas, pedazo de pervertido. 

Bueno, en realidad sí lo era. Tom no contestó y levantó las manos al aire limitándose a sonreír. 

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Después de comer ambos regresaron al set y yo me fui al hotel a descansar. No tardaron en volver y quedamos para cenar los tres en un restaurante en el que Kristen ya había estado y que le gustaba, Le Club Chasse Peche. 

En cuanto Tom desapareció por la puerta nos lanzamos el uno encima del otro con urgencia. 

Rápidamente nos tumbamos en la cama. La exigencia del deseo que sentía por ella era cada vez más intensa y me coloqué encima, dispuesto a desnudarla a toda prisa pero me lo pensé mejor y decidí frenarme para disfrutar el momento del reencuentro. 

Tome el rostro de Kristen entre mis manos y la miré. Todo en ella me parecía deseable: sus ojos verdes inmensos, sus graciosas pecas sobre sus mejillas coloreadas por el sol, su pequeña y sexy boca, su pelo cayendo sensual sobre su rostro. Ella también me miraba mientras sus pequeñas manos recorrían mi pecho rozándolo con suavidad, haciéndome estremecer. 

Kristen se incorporó un poco hacia mí para besarme con ansia y la rodeé entre mis brazos, atrayéndola hacia mí con fuerza, pegando sus suaves curvas a mi cuerpo y sintiendo como mi corazón palpitaba cada vez más deprisa al pensar por anticipado en lo que le iba hacer con mis manos, con mi boca, con mi lengua, con mi cuerpo entero. 

De pronto el timbre del teléfono de la habitación me sacó de mis eróticos pensamiento devolviéndome a la tierra. Ella gruñó contrariada y se separó de mi cuerpo para estirarse hacia la mesilla a coger el dichoso aparato que no paraba de sonar. 

- Déjalo – susurré en su oído metiendo mis manos bajo su camiseta. 

- Espera, solo será un momento. Si sigue sonando no puedo… concentrarme - rió 

- No te va a hacer falta concentrarte, déjame a mí… – gruñí sonriendo con picardía. 

- Un minuto – susurró con ternura poniéndose al teléfono -. ¿Sí?... Dime Walter… ¿Mañana? Eh… bien… No, no hay problema... Sí, sí, de acuerdo. 

Colgó y resopló. Su ceño fruncido me decía que algo no marchaba bien. 

- ¿Qué pasa, preciosa? – dije incorporándome y sentándome en la cama junto a ella. 

- La escena del baile. La adelantamos. La rodamos mañana y… y pensé que tendría más tiempo para… para prepararlo – dijo negando con la cabeza preocupada. 

- Tu eres estupenda en lo que respecta a bailes – dije besando con ternura su frente. 

- Pues… me intimida un poco, no creas. Se supone que debo desinhibirme, dejarme llevar por la música y todo eso pero… 

- Tu ´´sabes´´ dejarte llevar por la música – sonreí afirmando con énfasis. 

- Ya, sé por dónde vas - dijo bajando la mirada y mordiéndose el labio inferior. 

- Se te da de maravilla – susurré besándola sin poder evitar recordar y sonreír -. Sobre todo en mi cumpleaños. 

- Ya pero ese baile era solo para ti y en el set… - suspiró -. Ya sabes. Hay más de 10 personas alrededor, sin contar los extras. 

- ¡Eh, me has dado una idea! – exclamé. 

- ¿Cuál? - rió -. Miedo me das, Rob. 

- ¿Podré estar presente en el rodaje? – pregunté sonriendo. 

- Pues… supongo que sí. ¿Por qué? 

- Baila para mí 

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Tom llegó poco después de las 8 y tuvimos que dejarlo para más tarde. Pero Kristen había aceptado mi propuesta y creo que por eso, y por lo excitados que nos habíamos quedado, me plantó un beso apasionado en plena calle mientras esperábamos un taxi en la entrada del hotel. 

- Eso que es, ¿agradecimiento? – reí. 

- Uhmm, sí, no he podido contenerme. Tienes muy buenas ideas. Gracias, Rob. 

- De nada, amor. Después me lo agradeces del todo – le susurré al oído. 

- Sí, esto es solo un adelanto. 

- ¡Psssss, chicos! Creo que allí en la esquina hay un paparazzi – dijo Tom haciendo que ambos nos separáramos al instante. 

Kristen y yo pusimos los ojos en blanco y exclamamos a la vez con rabia : ´´ ¡joder!´´

...CONTINUARA...