FIC IRINA '50 Sueños de Verano' Relato 32 'Casanova II'

Los FICs de este Blog quedan organizados de la siguiente manera: 

LUNES:  FanFic Robsten de Irina,      

                      Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim

MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen ya que aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones (Lemons). Personas impresionables fácilmente  dejamos a vuestra conciencia la decisión de leerlo o no.                         

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FIC-IRINA  50 Sueños de Verano'

Cap XXXII "Casanova 2ª Parte"

por IRINA (Irene Mendoza)
Imágenes: Elena

El baile de máscaras termina y George se disculpa conmigo muy galante. Me pide que le espere en un salón contiguo al salón de baile tomando champán, mientras él se despide de sus invitados y escenifica el tradicional fin de fiesta, con las máscaras destapando los rostros. Esos rostros que en realidad son las verdaderas máscaras de cada invitado, las que les representan en su papel diario. 

El saloncito es una especie de biblioteca contigua al gran salón de baile y conecta con una balconada gótica que muestra unas hermosas vistas del canal. Me asomo a respirar el frío aire de la noche veneciana y contemplo como los invitados van dejando el palacete ataviados con sus capas, montados en hermosas góndolas que lentamente se alejaban casi en fila, surcando el brumoso canal con la estampa de la Basílica de San Marcos al fondo, imponente. 

Espero ansiosa a que regrese mi anfitrión mientras escucho las risas de los asistentes al baile, alejándose ruidosos en la fría noche de febrero. 

´´Todos ellos nos observaban mientras bailábamos. Todos cuchicheaban de nosotros pero no me importa´´. Estoy inmersa en mis pensamientos, en esa silenciosa estancia cuando escucho como Georges se acerca a mi espalda. Oigo sus pasos ligeros e inspiro nerviosa. No me giro aun. 

Siento su presencia poderosa llenando la habitación, acercándose. De pronto posa sus manos sobre mis hombros y desliza por mi cuello, suave, muy lentamente y de forma deliberada, las yemas de sus dedos, hacia mi espalda, entre mis clavículas. Mi cuerpo entero reacciona y un cálido cosquilleo muy placentero me recorre de la cabeza a los pies. 

* * * 

Georges Duroy no habla, solo me toca. Escucho su respiración suave pero profunda. Noto su aliento acariciando mi nuca. Intento quitarme la máscara con mis manos pero él las toma entre las suyas y las retira mientras me abraza por la cintura. 

- No, no te la quites – susurra. 

No sé como pero aun sin verle adivino su sonrisa canalla dibujando sus rojos y suaves labios, esos que deseo besar desde que le vi por primera vez en el baile. 

- Quiero verte – le pido. 

- Vuélvete entonces. 

Lo hago. Se ha quitado la máscara y me topo con su mirada azul, gris, cristalina, con una mezcla de picardía y dulzura. Todo mi ser responde a esa mirada que me recorre, deteniéndose en mi boca, en mis pechos. Esa mirada que me altera y me conquista sin que pueda remediarlo. 

´´Tiene un rostro hermoso, masculino, diferente a cualquier hombre que haya visto antes´´, pienso excitada. 

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Georges toma mi mano enguantada en satén blanco y me quita muy lentamente el guante, tirando de cada dedo. Luego se lleva mi mano a los labios depositando un beso. Se guarda el guante en su bolsillo y me sonríe. 

´´Es un juego para él. Está acostumbrado a seducir mujeres. ¿Cuántas veces habrá hecho este gesto?´´, me digo. 

Acaricio su mandíbula sintiendo su barba incipiente contra mis dedos y me estremezco al notar como inspira con fuerza. Parezco gustarle de verdad, ¿o es solo lo que quiero creer? Recuerdo los comentarios de las mujeres del baile e intento apartarlos de mi mente rápidamente. 

El continúa sonriendo mientras me toma la mano y me saca de la biblioteca. Un criado al que le cubre la cara una máscara, la misma que a los camareros y otros sirvientes, me tiende la capa que me sirve de abrigo. Georges se adelanta y coge la capa para ponérmela sobre los hombros y acariciarme una vez más la piel de mi cuello.

* * * 

Salimos al canal. La noche es fría, húmeda y me estremezco nada más sentirla. Georges entra en la fastuosa góndola forrada de seda y terciopelo que nos aguarda varada junto a la orilla y me ayuda a bajar hasta ella. 

Un gondolero enmascarado dirige la barca y nos adentra lentamente en una ruta secundaria, por una intrincada red de canales secundarios, hasta un canal más estrecho. 

- ¿Puedo quitarme ya la máscara? – pregunto sentada a su lado. 

- Prefiero que te la dejes puesta – me dice retirando con delicadeza un rizo que cae sobre mi rostro – Dijiste que te gusta divertirte. 

- ¿Tú te diviertes con tus fiestas? 

- No hay nada más aburrido después de tres o cuatro – ríe -. La misma gente, las mismas mujeres… Pero hoy te vi y… 

- Ya, la desconocida, la novedad – sonrío. 

- La belleza – susurra. 

- Pero aun no has visto mi rostro. 

- Sé que eres hermosa. Conozco la belleza, me encanta la belleza – dice acariciando mi mejilla. 

* * * 

El gondolero nos guía a través de oscuras callejuelas echas de aguas turbias y niebla hasta un pequeño palacio escondido en las entrañas de Venecia. Georges me ayuda a dejar la góndola y alcanzar la entrada del palacete. Después me cede el paso, no sin antes quitarme la capa que recoge galante en su brazo. 

Nos miramos sonriendo. El me conduce por la hermosa casa a través de una escalinata, hasta sus aposentos. 

Nada más invitarme a entrar en su alcoba me observa mientras se suelta la corbata y el chaleco brocado. Yo le espero, quiero que sea él quien me desnude. 

Se suelta la camisa mientras observo con deleite como deja su pecho al descubierto. Me sonríe, me mira y sin acabar de desvestirse se acerca para besar mi boca con pasión, mordiendo mis labios, gruñendo un jadeo sordo que me hace enloquecer de deseo. 

Me deja sin respiración y se aparta sin soltar mi cintura. Me da la vuelta y comienza a desatar mi corsé, aflojando las cintas con manos expertas, ágiles. Capas y más capas de tela van cayendo al suelo hasta que me quedó en ropa interior. Una ropa interior del 1900, compuesta por una camisa blanca de tirantes y unos pololos, todo lleno de cintas y puntillas. 

- Sabía que eras hermosa – me contempla y susurra en mi oído, sonriendo de nuevo con picardía –. Ahora vuelvo. Voy por champán. No tardo, espérame. 

Me rio de su ocurrencia. Claro que voy a esperarle. Y me dispongo a hacerlo disfrutando tan solo del momento. 

* * * 

Sé que no puedo espera nada de él, de George Duroy, que no debo, que me hará sufrir. Quizás tan solo una promesa de sus labios, el sueño de que quiere volver a verme. Una invitación para ser su amante oficial o al menos habitual. Tal vez no es que no quiera ofrecerme nada más, tal vez no pueda. Suspiro y pienso en ese mundo de convenciones y falsedad en el que vive y me pregunto si es feliz y sé la respuesta y sé que estoy en peligro porque quiero ser yo la que le haga feliz, quiero intentarlo y… lograrlo. 

* * * 

George entra en el dormitorio con una botella de champán y dos copas y ha merecido la pena esperar por contemplar su cara al descubrirme desnuda sobre la cama, recostada de medio lado, aguardándole solícita. 

El sonríe y niega con la cabeza, se moja los labios con la lengua y me mira con codicia. Yo me río mientras me sirve una copa de champán. El también se ríe y su risa rejuvenece su rostro haciéndolo más hermoso aun. 

´´Parece tan relajado y feliz… Diferente al Duroy del baile, ese que representaba el papel de seductor ante sus invitados´´, reflexiono. 

- Prefiero a este George – digo saboreando el primer sorbo de champán. 

- ¿Este? – dice recostándose a mi lado con otra copa. 

Le acaricio el pelo del pecho despacio, enredando mis dedos en él. 

- Sí, el que está ahora ante mí, no al del baile. 

- ¿Qué tiene de malo el del baile? – sonríe. 

- Que no es el verdadero – susurro. 

Y le beso en la boca con pasión. El me devuelve el beso con intensidad e introduce su lengua en mi boca. Yo enredo la mía con la suya y sé que esta noche voy a dejarme llevar como jamás lo he hecho en toda mi vida. 

...CONTINUARA...