Fic 'La Fundación', Capitulo 28 por V-Team

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Fic La Fundación  Capitulo 28
BEHIND THE SCENES. ROB
por V Team

Imágenes: Elena

Lena ha recibido una llamada del albergue, me informa que le han dicho que los padres de Pía han ido por ella, han firmado una carta donde se comprometen a internarla y llevar adecuado tratamiento a sus desórdenes mentales, me tranquiliza saber eso. Le digo a Lena que ya no es necesario las chicas me cuiden, me siento mejor. Ser privado de la libertad es algo que no se le desea a nadie y es sin duda algo que te marca, pero en el fondo sólo podía sentir lástima por Pía. Lena me sugiere tener un guardaespaldas también aquí en Cancún, pero yo no estoy seguro sobre el asunto, lo que sucedió no volvería a repetirse, sin embargo le dije que lo pensaría para que se sintiera tranquila.

Nada como la libertad, me digo y decido estirar un rato las piernas a pesar que es tarde. Camino por los jardines de la casa y luego bajo hasta la playa, donde me siento un rato a disfrutar de la brisa, hay cosas que uno aprecia más cuando no las tiene o tiene miedo de perderlas. Me quedo ahí por un buen rato escuchando el oleaje. Creo que necesito un trago, y me enfilo hasta el minibar de la palapa que es lo que me queda más cerca, pero al llegar ahí me llevo una grata sorpresa.

Sobre la hamaca está “V” recostada, parece que duerme, me acerco muy despacio pues no quiero despertarla, cuando estoy más cerca me doy cuenta que no duerme solo descansa. Está ahí exquisita y tentadora, tiene un brazo bajo su cabeza, se ve relajada, los suaves hilos de la hamaca se amoldan perfectamente a la maravillosa curvatura natural de su cuerpo, y su vestido ha caído travieso dejándome ver su bronceada piel. Las sensaciones que despierta en mi cuerpo me gritan que la posea, mientras que mi corazón me pide que la ame. 

Decido obedecer a ambos, doy pasos firmes hacia ella que abre los ojos al percatarse de mi presencia y me mira con la boca semiabierta invadiéndome de deseos de recorrerla con mi lengua. Acaricio la piel de su pierna desnuda, para hacerle saber que la deseo.

-¿Puedo descansar junto a ti? 

-Rob –susurra.

-Shhh, no digas nada, déjame disfrutar del placer de observarte.

Cruzo con una pierna sobre la hamaca para quedar sentado frente a ella, “V” se incorpora para quedar sentada con sus piernas sobre las mías, se acerca a mi rostro y me rodea por el cuello, beso su hombro y voy subiendo recorriendo su largo cuello, mis manos están en su cintura y van subiendo hasta que mis pulgares rozan sus pechos, ella se estremece.

-Quiero hacerte el amor.

-No voy a impedírtelo –me dice.

Y ahí con la noche como testigo y la brisa de mar acariciando nuestros cuerpos comienzo a amarla. Mi boca se acopla inmediatamente a la suya intentando demostrarle todo lo que la ha extrañado mientras ella enreda sus dedos en mi cabello. Sin dejar de besarla, bajo los tirantes de su vestido dejando sus pechos al descubierto, me alejo para admirarlos y luego poseerlos a mi antojo, escucho su respiración agitada y al compás del movimiento de mis dedos, sus jadeos terminan por excitarme al máximo; la tomo por los hombros suavemente para que se recueste de nuevo, ahora beso sus senos y mis manos recorren sus muslos buscando el rincón entre sus piernas. A pesar de la ropa interior puedo sentir la humedad de su sexo, me deja acariciarla un rato hasta que ella misma se levanta agitada para despojarme de mi camiseta, enreda sus dedos en el vello de mi pecho y me besa obligándome a recostarme, me ayuda a deshacerme del resto de mi ropa y se coloca sobre mí, acaricia mis genitales volviéndome loco de placer, ansiando el momento de estar dentro de ella.

Pongo mis manos en sus nalgas y me doy cuenta que aún trae puestas sus pantis, las bajo lentamente por sus piernas para llegar por fin al momento más deseado, “V” toma el control y me hunde en ella mientras yo la observo fascinado.

-¡Oh, nena! –exclamo ante lo que me hace sentir.

-Rob… yo te amo –dice viéndome a los ojos acercándose a mi cara.

-Y yo a ti, como jamás a nadie –le digo entre jadeos y acerco su rostro para tocar sus labios con los míos.

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Continuamos nuestra danza de placer y deseo, ella se mueve encima de mi pene como una diosa, apretándolo fuerte, estoy a punto de llegar pero no quiero, me giro sobre ella intentando no caerme, ahora sobre su cuerpo, beso nuevamente sus pechos y me deslizo una y otra vez en su suave abertura, arquea su espalda y sé que ha llegado, me preparo para lo mismo. No tardo mucho, “V” me excita demasiado, me siento correr dentro de ella y caigo exhausto sobre su pecho.

Me alzo un poco para darle un tierno beso.

-Te has metido en lo más hondo de mi alma.

-Justo eso es lo que yo siento que has hecho conmigo –me dice acariciando mi rostro.

Y así abrazados nos quedamos dormidos, dejando que el amanecer nos sorprenda.

***

El sol se asoma en el horizonte, anunciándonos que es hora de separarnos. Repaso su dulce rostro y su cuerpo con la mirada, quiero recordar este momento para siempre, ella a mi lado descansando después de amar y el hermoso lugar que nos envuelve.

“V” aletea sus pestañas en señal de que está a punto de despertar.

-Justo a tiempo –le digo –para que disfrutes del amanecer.

-Es hermoso –susurra viendo al horizonte y la siento temblar de frío, froto sus brazos para que entre en calor –Gracias.

-No gracias a ti, por estar aquí, por salvarme, por ser tú y dejarme amarte.

Me responde con un dulce y al mismo tiempo apasionado beso, en el que siento que me transmite todo eso que siente por mí, aunque me lo ha dicho ya no necesito escucharlo, porque me lo ha demostrado más de una vez y ahora más que nunca deseo hacerla feliz, voy a encontrar a Mía aunque eso signifique perder a “V”.

Comenzamos a vestirnos, lo que menos queremos es que Dolores o Vicente nos encuentren aquí casi desnudos. Antes de dejarla la rodeo con mis brazos, me inspira tanta ternura y amor que no me cabe en el pecho, me alejo y tomo sus manos entre las mías, está radiante, apenas toco sus labios con los míos y la dejo ir.

-Nos vemos en el desayuno –me dice bajito cuando ya va corriendo hacia la casa y yo me quedo un rato más a disfrutar del paisaje.

***

Antes del desayuno paso a ver Lena, quiero pedirle un viaje, sé que no estaba planeado y que la mayoría de las chicas debe dejar listo su trabajo antes de salir de vacaciones pero me queda una semana en México antes de volver al trabajo y quisiera que fuera lejos de Cancún. Quiero distraerme y estar aquí me recuerda un poco a Pía.

Lena promete ver que se puede hacer y me dice que le pedirá algo especial a “V”. Ya quiero ver con qué sorpresa me sale ahora mi chica, todavía tengo presente lo que paso en la ciudad de México y su idea de llevarme a un restaurante inglés. Esos días fueron geniales, fue una verdadera lástima no haber podido extender ese viaje. Sé que es un poco egoísta con las chicas pero desearía poder viajar solo con “V” para no tener que estar escondiéndonos para demostrarnos nuestro amor, supongo qué es lo que quieren todos los enamorados, privacidad, olvidarse del mundo y estar juntos.

Tal vez es que la he amado desde el principio pero mi miedo a perderla no me dejaba decírselo, ahora ya no importa, tal vez ella decida irse cuando Mía aparezca pero al menos tuve el placer de estar con ella.

***

Por la tarde Lena me llama al despacho para hablar sobre el viaje que le he pedido.

-Rob, está todo listo, bueno en realidad no había mucho que arreglar, he hablado con “V” y ya tiene el lugar perfecto para que pases unos días alejado del calor de Cancún que ya te debe tener sofocado –dice Lena y me hace reír.

-¿En serio? Tan pronto.

-Sí, a “V” no le tomó mucho pensarlo y no hay gran problema, es un lugar apartado, no es temporada vacacional así que no habrá muchos turistas, estoy segura que te encantará, estuve ahí hace varios años en la adolescencia.

-¿Y a dónde vamos? –pregunto muriéndome de la curiosidad.

-Al estado de Hidalgo, van a unos pueblitos, de los que aquí llamamos Pueblos Mágicos, no te digo más porque no quiero arruinarte la sorpresa.

-De acuerdo, ¿tú no vas?

-Me encantaría pero debo dejar listos unos pendientes para poder viajar a Italia sin preocupaciones, y seré parte de tu “escolta” para dejarte de regreso en Los Angeles, pienso poner más atención en tu seguridad sobre todo ahora.

-Me encantaría que fueras –le digo –anda, has un sacrificio por mi –y sé que al tono de voz que he utilizado no podrá resistirse.

-Está bien –dice luego de pensarlo por un momento –voy a tener mucho trabajo después pero a ti no puedo decirte que no.

Salgo feliz y triunfante del despacho, me parece importante que Lena descanse de vez en cuando y además ella siempre resuelve todo. 

Me paso por la habitación de “V” antes de la cena para que me cuente un poco más sobre el viaje y de paso quiero recordarle que pienso seguir visitándola por las noches aunque sé que eso la pone nerviosa.

No me cuenta mucho, dice que quiere que sea sorpresa.

***

Al siguiente día partimos muy temprano al aeropuerto, Lena, “V”, Berta, Fina, Liz, Maca y yo, las demás tienen mucho trabajo y es imposible que nos acompañen y “V” promete llevarlas cuando regresen de sus vacaciones.

Tomamos un vuelo a la ciudad de México, ahí alquilamos una minivan y salimos del D.F. para tomar una carretera rumbo a la ciudad de Pachuca.

-Esta vez no los consentiré tanto, ni nos hospedaremos en hoteles lujosos, ni comeremos en grandes restaurantes, vamos a unos pueblos pequeños pero maravillosos –dice “V” –pero la experiencia comenzará desde la carretera.

-Será maravillosa como todas –dijo Berta.

Y tal como lo prometió así fue. Desde el auto alcanzamos a ver a lo lejos las Pirámides del Sol y de la Luna importantes edificios prehispánicos, pero Lena advierte que visitaremos ese sitio a nuestro regreso. La carretera estaba flanqueada por hileras de nopaleras y magueyes, explica “V” que el nopal es una planta muy popular en la gastronomía mexicana así como su fruto la tuna, pero especialmente nos pidió recordar el maguey.

Todo era nuevo para mí y me resultaba un viaje bastante interesante a la vez que emocionante ya que no tenía ni idea de a dónde iríamos ni qué cosas podríamos encontrarnos, hasta ahora lo que conocía de México me gustaba mucho y me había sorprendido, todavía tenía muy grabado el canto del Quetzal cuando estuvimos en Chichén-Itza. Pero ahora me intrigaba mucho lo que conocería, estaba seguro que sería muy diferente.

-¿Qué te parece ahí? –pregunto “V” a Lena que conducía, señalando un tenderete a orillas de la carretera unos metros adelante.

-Se ve bien, bajemos.

Lena se estacionó a un lado de la carpa bajo la que había una cocina improvisada y varias mesas dispuestas adornadas con manteles muy coloridos.

-Ahora sí van a comer comida mexicana de verdad –dijo Lena entre risitas y se echaba miraditas cómplices con “V”.

Un señor como de sesenta años nos dio los buenos días, se nos acercó invitándonos a sentar y unió dos mesas para que pudiéramos estar más cómodos. Una jovencita se acercó con una libreta en mano esperando que ordenáramos, fueron “V” y Lena las que se encargaron de hacerlo.

-Por favor tráiganos barbacoa al centro, mixiotes, chinicuiles y consomé para todos –pide Lena.

 

Maca y Fina se miraban una a la otra desconcertadas, al escuchar la orden, Liz completamente tranquila pregunto si había pulque y pidió un vaso. Los demás pedimos sodas. Al poco tiempo nos llevaron todo a la mesa. 

-Aunque la barbacoa se suele vender en caros restaurantes de comida mexicana, la barbacoa de Hidalgo además de ser típica de esta zona, no tiene comparación, es de carnero y tiene una peculiar forma de prepararse –explica “V”, la carne se envuelve en pencas de maguey y es cocida dentro de un horno especial, que no es otra cosa que un hoyo en la tierra, el consomé se elabora con el jugo de la carne al que además se le pone un poco de arroz y garbanzos.

El consomé estaba delicioso, era un caldo muy sustancioso, y aunque ya había probado la barbacoa en Mestizo, “V” tenía razón, esta no se comparaba con nada, la carne era suave y de sabor distinto. Los mixiotes eran una especie de costalitos rellenos de carne enchilada y tenían un sabor delicioso que obtenían de la hoja delgada del maguey con la que eran envueltos, pero lo que me sorprendió fue lo que resultaron ser los chinicuiles. Eran gusanos de maguey asados. Con mi característico humor me lleve varios a la boca, no me parecieron desagradables y las chicas se reían de mi forma de comer los gusanos.

-¿Y tú “V” no vas comer gusanitos? 

-No, gracias, los prefiero molidos en el molcajete con salsa, enteros… no –cerró los ojos y sacudió la cabeza –me reí al ver su gesto, hasta en eso me encantaba.

-Oh vamos, tienes que poner el ejemplo –le dije y tome un par entre mis dedos para acercarlos a su boca, ella los miró con repugnancia, pero los recibió cerrando los ojos. Por un momento olvidé que no estábamos solos y el silencio lo rompió Berta.

-Chicos, me vais a disculpar pero de verdad no quisiera ver los gusanos.

-Lo mismo pido, espero no cause problema.

-Por supuesto que no –digo y pido que se los lleven.

Liz me dio un poco de su pulque, era una bebida viscosa y de sabor fuerte, no desagradable pero no de mi agrado por completo. Liz me explicó que a diferencia del tequila, que en realidad es un licor, la preparación del pulque es más artesanal y se obtenía de la fermentación del aguamiel de un maguey de otra clase, distinto del de tequila que es más conocido como agave. Esta vez fui yo el que hizo gestos y Maca parecía divertida.

Me sentí muy a gusto en aquél puesto de comida que me pareció que era un negocio familiar, el abuelo ayudaba en la cocina, la madre preparaba tortillas hechas a mano y la hija servía las mesas. Además nadie me reconoció y nos trataron muy bien, Lena me explicó que muy probablemente el papá no estaba porque sería de los tantos inmigrantes en E.E.U.U., algo muy común en la zona.

Estaba disfrutando comida mexicana que tanto me gustaba, estaba con mis chicas y con “V”, ¿qué más podía pedir? Sentí que estaba gozando un poco de esa libertad que tanto valoraba y estaba ansioso por continuar el viaje.

...CONTINUARA...