FanFIC no.99 'Edward. Kristen'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                     Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no. 99

"EDWARD. KRISTEN"
Imágenes: Elena

Nos despertaron las fans a eso de las 9 de la mañana y sin necesidad de poner el despertador del móvil. Me levanté de golpe, confusa. No sabía ni donde estaba y desperté a Rob al hacerlo.

- ¿Pero qué… cojones? – refunfuñé.

- ¿Qué pasa? – masculló Rob incorporándose un poco, medio dormido aun.

- Las fans, que madrugan. Escucha.

Nos quedamos en silencio escuchando los canticos, los mismos del día anterior.

- ¡Por dios! – bramó tapándose la cara con las manos y dejándose caer en la cama.

- Ya no puedo más. Voy a decirle a la productora, a Bill, a quien sea que por favor retiren a todas esas chicas de ahí abajo.

- Espera – dijo Rob con cara de enfadado y de dormido a la vez.

Se levantó así, desnudo como estaba y ni corto ni perezoso cogió el teléfono y se puso a hablar en tono firme pero educado. Me pareció que preguntaba por el gerente del hotel. Me metí al baño y no me quedé a escuchar la conversación. Al rato, justo al salir del baño, colgó, resopló y se pasó la mano por el pelo enmarañado. Me volvía a tumbar en la cama y no pude evitar pensar en lo sexy que estaba Rob, así de mal humor, con la barba del día anterior y el pelo todo despeinado.

- Al parecer se han quejado más clientes hace nada y la policía va a dispersar a las chicas – dijo.

- ¿La policía? – pregunté.

- Pues sí, espero que lo hagan de buenas maneras. 

- Y encima llueve, se están calando ahí abajo – dije asomándome con cautela a la ventana.

- Pobres, ahora me están dando pena esas chicas.

- Eres un tierno. Jamás lo comprenderé y no me hagas hablar – dije poniendo los ojos en blanco.

- ¡Uf, vaya despertar! ¡Necesito café, nicotina…! - refunfuñó.

Se sentó en la cama y me levante para ponerme tras su espalda y acariciársela masajeándosela suavemente, a ver si así se relajaba. Apoyé mi rostro sobre sus hombros en silencio. Rob es tranquilo y pacífico peo cuando la gota colma el vaso es mejor dejarlo respirar. 

Inspiró con fuerza y sin volverse me acarició la cabeza con ternura.

- ¿Mejor? – pregunté.

- Sí, no te preocupes. Solo necesito desayunar. Me muero de hambre, preciosa – dijo Rob desperezándose.

- Yo también – dije besando suavemente su nuca - ¿Pedimos el desayuno?

- Vale. Desayuno en la cama. Es muy temprano aun.

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Esa mañana me la pasé en el spa del hotel y aproveché para darme un buen masaje en la espalda. Yo también necesitaba relajarme. Rob salió de incógnito al puerto de Marina de Gloria para aprender a manejar una lancha motora en un tiempo récord, ya es todo un especialista en eso de escaparse sin ser visto. Al día siguiente comenzaban las grabaciones en exteriores, en el puerto. Iban a ser grabaciones nocturnas de Edward llevando a Bella a Isla Esme y claro, Rob no tenía ni idea de manejar una lancha motora. 

 

Regresó tarde, yo ya había comido y estaba tumbada en la cama, escuchando mi Ipod. Rob entró y parecía muy divertido.

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- ¿Has pasado un buen rato?

- No exactamente – rió -. Casi choco con el embarcadero.

- ¡Oh Rob! – reí.

- Espero no embarrancar esta noche o hundirnos en alta mar – dijo quitándose las deportivas y tumbándose en la cama junto a mí.

- ¿Esta tarde? ¿No era a la noche?

- Sí, empezamos a rodar esta noche pero debemos ir antes. Cierran el puerto para nosotros a las 5. ¿No te han avisado? – preguntó extrañado -. Me han dicho que lo harían.

- No, ¿espera dónde está mi…?

- Lo tienes ahí, tapado por la almohada y seguramente sin batería. Por eso no te han podido avisar. 

- ¡Oh, joder! Pues menos mal que has vuelto si no ni me entero.

- Eres un desastre, amor – dijo besándome suavemente – anda durmamos un poco que esta noche nos la vamos a pasar trabajando.

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Después de una comida tardía, o más bien una cena temprana, nos trasladaron hasta el puerto de Marina de Gloria para comenzar el rodaje. Estaban el equipo con Bill, los extras y Stephenie que siempre prefiere mantenerse en un discreto segundo plano durante los rodajes.

 

Nada más llegar fuimos a saludarla y tras charlar un poco pronto me tuve retirar para que me pusiesen extensiones y enfundarme el vestido de la luna de miel de Bella. Agradecí no haber comido chucherías el último mes. Era muy ajustado y me marcaba más la cintura gracias a un estrechito cinturón. Me miré y me di cuenta de que me hacía un trasero como a Rob le gusta y sonreí. Tengo que reconocer que a falta de mucho pecho me encanta atraer su atención con esa parte específica de mi cuerpo. 

Rob se puso a ensayar con la lancha aun de día y sin la ropa con la que íbamos a rodar para que no se le arrugase. Mientras, el equipo preparaba todo para la escena.

Nos terminamos de vestir en unas carpas habilitadas como vestuarios con unos improvisados camerinos y tras ser caracterizados debidamente salimos convertidos en Edward y Bella.

- Hola señora Cullen – dijo Rob nada más verme y no pude evitar pensar que era el mismísimo Edward quien me hablaba.

- Hola señor Cullen – sonreí mirándole fijamente acercándome a él.

Ya se había puesto las lentillas, peinado, afeitado y maquillado y estaba espectacular con aquella camisa azul clara, con las mangas remangadas en los brazos. 

Me encanta esa forma que tiene Rob de remangarse las camisas, dejando a la vista sus largos brazos, el vello suave. La camisa le quedaba perfecta, pegada a los hombros, marcando su cuerpo pero en su justa medida. Al moverse se le traslucía el pecho y no pude evitar deleitarme con esa hermosa visión.

Rob no es Edward, eso lo tengo clarísimo. Nunca he confundido el personaje con el ser humano. Rob es una gran persona, bueno, leal, cariñoso, dulce, sensible pero también es quejica, torpe, desastre, no sabe hacer nada en la cocina y para qué negarlo, le huelen los pies, como a todo ser humano.

Porque es eso lo que es, un ser humano al que amo, con el que convivo, con el que he crecido a lo largo de estos años. Años en los que hemos compartido muchísimas cosas. Creo que a estas alturas conozco muy bien a Rob. Es ante todo mi amigo, no solo mi amante. 

Pero he de confesar que adoro cuando se convierte en Edward y aparece ante mí con esa elegancia y ese aplomo, terriblemente sexy y adorable. Incluso cambia la voz, no solo el acento. La pone más grave y muchísimo más sensual. 

- ¿Qué tal estoy? – preguntó al ver que no le quitaba los ojos de encima.

Me puse a observarle de lejos y después avancé hacia él hasta estar a centímetros de su cuerpo y tire de la cinturilla de sus pantalones para atraerle hacia mí mordiéndome el labio.

- ¿Te gusta lo que ves? – sonrió con su insuperable sonrisa torcida mientras me acariciaba el trasero con sus grandes y cálidas manos.

- Sí, pulpo – reí.

- Me encanta como te queda ese vestido – susurró en mi oído – Te hace un culito… precioso.

En ese momento le hubiese comido a besos esa boca tan sexy que tiene. Pero debíamos salir a rodar y se nos iba todo el maquillaje si lo hacíamos.

- A ver si acabamos pronto la escena – suspiré mirando su cuerpo.

- Sí, estoy deseando volver al hotel. Además ya han reparado el aire acondicionado y no nos deshidrataremos – dijo tentándome con su increíble sonrisa.

- No me importaría fue tan…. caliente – susurré.

Suspiró con fuerza y pasó sus manos por mi trasero una vez más, esta vez apretando mis nalgas y deslizándolas entre mis muslos.

- No continúes, preciosa o tendré que meterte en el camerino a echarte un rapidito.

- Rob, eres un salido. ¿Lo sabías? Todo el equipo anda dando vueltas por aquí.

- La culpa la tiene ese vestidito tan sexy – rió.

- Encima me han puesto Wonderbra con relleno.

- Yo quiero ver eso cuando te lo quites – dijo acariciando mi cintura y mirando mis pechos con intención.

- Parece que tengo hasta dos tallas más – dije incitándole.

Se pasó la mano por el pelo chupándose los labios lentamente.

- Róbalo y déjatelo puesto – ronroneó acariciando mi cuello con su nariz apretándose contra mi trasero.

- Eres… -reí.

- Malísimo y lo que te gusta a ti que lo sea, nena.

- Me gustas de Edward – me sinceré acercándome a su boca pero sin besarle.

- ¿Ah sí? ¿Por qué? – rió a carcajadas.

- Te pones tan… seductor.

- Así que es todo por el maquillaje. ¡Qué triste! Tú también – bromeó.

- No, es más bien como un alter ego, una imagen idealizada de ti.

- Lo que hay que oír. Edward mejor que yo.

- No, no quiero decir eso, Rob. Se diferenciarte de tu personaje perfectamente. Es solo que…. echaba de menos a Edward. ¿Tú no echabas de menos a Bella?

- Sabes que no. A mí me gustas tú, mi chica de L. A., difícil, impulsiva… la tenaz actriz a la que admiro.

- Con que difícil ¿eh? Pues creo que la Bella vampiro que tengo en mente te va a gustar – dijo presionando mi pecho con su dedo índice varias veces.

- ¿Ah sí? - sonrió.

- Prepárate – sonreí.

Primero ensayamos y luego grabamos la escena a lo largo de toda la noche. Un rodaje al aire libre es bastante más complicado de lo que parece y con el protagonista conduciendo una lancha motora como si fuese un coche de carreras peor.


Y lo peor de todo es cuando a todo el mundo le empieza a entrar sueño y el cansancio te puede, porque se acaba de los nervios, la gente parece irritada e impaciente por acabar y a veces nada sale a la primera.

Pero ahí estaba Rob, que tenía el día inspirado para bromear por todo. Todos nos reímos con sus ocurrencias y eso facilitó mucho las cosas e hizo la larga noche más amena. 

Nos reímos mucho aquella noche. Para espantar los nervios Rob se pone a decir bobadas y a hacerse el gracioso, sé que es por eso. La gente piensa que es graciosísimo pero es tan solo un mecanismo de defensa para ahuyentar su timidez. Rob es un gran tímido, de esos que disimulan. Yo ni siquiera lo intento, me saldría mal. No es lo mío hacer bromas pero a él le funciona y le relaja.

A eso de las 3 de la mañana alguien dijo corten y todos suspiramos aliviados. Rob bostezó con fuerza, no pudo evitarlo y yo me dejé caer sobre una silla plegable. Los tacones me estaban matando una vez más pero no tenía sueño. Me los quité y me puse mis Vans para dirigirme al camerino y cambiarme de ropa. Antes de salir, enfundada en mis shorts, decidí tomar prestado el Wonderbra negro.

...CONTINUARA...