FanFIC no.101 'Lapa. Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                     Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no.101

"LAPA . ROB"
Imágenes: Elena

Sexo de reconciliación, el más dulce y apasionado. Tan placentero e intenso. No me gusta nada estar enfadado con Kristen pero he de reconocer que hacer el amor pidiéndonos mutuamente perdón es lo más erótico que he sentido en la intimidad con ella.

Lentamente abrí los ojos y la brillante luz del mediodía llenaba la habitación. El cuerpo de Kristen descansaba entre mis brazos, de espaldas a mí.

Posé mis labios sobre su espalda desnuda y ella ronroneó como una gata. Sonreí al escuchar ese sexy sonido y acaricié su nuca, bajando hacia sus hombros. Ella arqueó la espalda en respuesta a mis caricias y yo mordisqueé su cuello acariciándoselo con mis dientes. Gimió muy bajito y sonreí.

- Hola dormilona. Es más de medio día – susurré en su pelo.

Moví mis caderas hacia su precioso trasero, haciéndole notar como despertaba mi erección, y ella se meneó para apretarse contra ella.

- Hola. Mmmm… – susurró con voz muy ronca y sexy.

Se giró lo justo para poder besarme y yo mientras aproveché para acariciar sus glúteos con mis manos. 

- Estás tan suave, amor… Me encanta acariciarte… la piel.

- He estado… en el spa por eso la tengo así… – gimió.

Nos besamos despacio, disfrutando del momento. Yo reaccioné inmediatamente y ella estaba especialmente receptiva a mis caricias porque escuché un maravilloso jadeo saliendo de sus labios. La empujé suavemente y ella se restregó contra mí ya más que evidente erección. Comenzó a moverse rozándome con suaves y lentos movimientos sinuosos, incitándome y yo mientras le acariciaba los sensibles pezones y el vientre. Metí mi pene entre sus nalgas, deslizándolo hacia su entrada a la vez que le manipulaba un pezón con el pulgar, y lo pellizcaba suavemente. Sus caderas se mecían contra mi erección. Yo se la apretaba contra las nalgas excitado. 

Bajé la mano que tenía jugando con su pezón hasta su sexo, cubriéndolo desde delante y pasé un dedo sobre su entrada empapada. Gimió quedamente al notarlo. Entonces introduje mis dedos, de forma agónicamente lenta mientras exhalaba mi aliento en su nuca, provocándola escalofríos de placer que erizaban toda su piel.

- Estás tan… sensible, nena – gemí de gusto.

Con los dedos de una mano la penetré implacable, y con los de la otra estimulé su clítoris. Ella empezó a mover intensamente sus caderas, en busca de más fricción, jadeando cada vez con más fuerza.

Moví mis dedos en círculos, apretando, haciéndola gruñir de placer mientras sentía como crecía el calor en su cuerpo y en el mío. Cerré los ojos para concentrarme en las increíbles sensaciones que me estaba provocando el placer de Kristen. Era increíble lo que sentía y aun no la había penetrado.

- Te necesito dentro – gimió casi sin voz.

Saqué mis dedos de su interior y nos incorporamos a la vez, perfectamente compenetrados, poniéndonos de rodillas sobre la cama, ella de espaldas a mí. Me coloqué entre sus muslos y tomándola por las caderas la penetré despacio, sintiéndola poco a poco. Ella me recibió con un grito mudo de puro placer.

Me retiré y volví a entrar, empujando a un ritmo lento al principio, que fue ganando velocidad e intensidad a medida que el goce crecía, hasta que terminé con estocadas rápidas, profundas y potentes.

Kristen me tenía jadeante mientras ella se movía recogiendo mis salvajes embestidas. Estas se hicieron urgentes y noté como le empezaban a provocar leves temblores en su interior.

La gloriosa sensación de estar dentro de ella, el placer potente y primitivo que me arrastraba sin remedio a su cuerpo, entre gruñidos y jadeos era casi insoportable.

De repente, ya no pude más, me tensé de nuevo y me abandoné a un increíble orgasmo soltando un potente gemido ronco. Clavé mis manos en su cadera y me quedó quieto muy dentro de ella, jadeante y justo entonces llegó el suyo vibrante y maravilloso.

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Cuando sentí que ya no palpitaba por dentro salí lentamente de ella, con cuidado, suavemente y abracé su cuerpo aun tembloroso mientras nos dejábamos caer sobre la cama, ambos sin aliento. Kristen me abrazó muy fuerte besándome con ternura. Nos quedamos tumbados con nuestros cuerpos entrelazados y agotados, con los ojos cerrados. Al abrirlos lo primero que volví a ver fueron sus preciosos ojos verdes mirándome fijamente, con un brillo febril y una sonrisa maravillosa en los labios.

Mi corazón latió con fuerza en mi pecho al contemplarla así, desnuda entre mis brazos, tan hermosa, con ese rubor en las mejillas y ese brillo en los ojos. Amaba a esa chica con cada fibra de mi ser.

- Eres… maravillosa… amor. Gracias – susurré increíblemente satisfecho.

- ¿Gracias? – sonrió mordiéndose el labio con coquetería.

- Gracias por el grandioso sexo que acabábamos de tener – dije besando sus frente.

- De nada. Ha sido todo… un placer – susurró lujuriosa en mi boca.

Se rió bajito y apretó sus muslos contra mi miembro haciendo que mis ganas de ella regresasen inmediatamente, vigorosas, una vez más. Sintió una nueva erección creciendo contra su cuerpo.

- ¿Qué nos está haciendo Brasil? – reí besándola con fuerza, mordiendo su boca y atrayéndola hacia mí de nuevo, impaciente.

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En Río, Kristen y yo hicimos vida de verdaderos vampiros. Dormir de día y grabar de noche. Bueno, no exactamente porque esa tarde nos la pasamos haciendo el amor. Lo hicimos un montón de veces hasta que cayó la tarde. 

Después de las escenas de la lancha tocaba rodar en el barrio de Lapa también de noche.

Lapa es uno de los principales puntos de referencia de la vida nocturna de la ciudad. La zona, con sus famosos cabaret y restaurantes, es considerado la "Montmartre Carioca", frecuentada por artistas e intelectuales.

El barrio es céntrico y mantiene casi intacta la característica arquitectura original de finales del XIX y principios del siglo XX. Sus casas de colores, su alegría y su ritmo bullicioso. Una mezcla de ruido, gente en los bares y terrazas, baile y música.

Los preparativos para la escena de Bella y Edward cruzando una calle abarrotada de gente bailando, duraron todo el día. Se cuidó mucho la seguridad. Nuestros guardaespaldas visitaron la zona con antelación y había policía apostada en cada corte de carretera. Se cerraron varias calles principales del barrio para el rodaje nocturno y se puso a ensayar a todos los extras que iban a participar como público, llenando la calle principal.

- Bueno, chicos. Quiero luna de miel, mucha pasión. Pasión y deseo a partes iguales – nos dijo Bill justo antes de empezar la larga noche de rodaje.

- ¿Cuánto es mucha pasión en una calificación PG 13? ¿Sugerencias? – bromeé mirando a Kristen.

Ella me dio un codazo y yo me reí recordando como habíamos pasado gran parte del día. Estábamos exhaustos, por lo menos yo lo estaba.

- Venga. ¡Listos! – nos animó dando una palmada.

El equipo estaba al completo, nuestros guardaespaldas y como 100 extras que comenzaron a bailar al son de una alegre samba.

Kristen y yo nos miramos, sonreímos y a un gesto nuestro, a la vez, comenzamos a caminar agarrados, casi abrazados, tocándonos y mirándonos a los ojos y entre la música y el maravilloso preámbulo que habíamos vivido aquella mañana, todo salió con sinceridad. La música brasileña es muy alegre e invita a bailar y todo el mundo lo hacía a nuestro alrededor. 

Cuando parábamos seguíamos agarrados de la mano, solo pendientes el uno del otro, mirándonos, acariciándonos y en cuanto nos avisaban de que volvíamos a rodar era fácil, casi instantáneo recuperar el clima de deseo. 

El sentimiento físico de impaciencia y amor que se les suponía a Edward y Bella ante la perspectiva de estar juntos por primera vez era natural en nosotros. Ambos lo habíamos vivido juntos. No era nada complicado ponernos en esa situación.

Nos paramos entre la muchedumbre y la tomé por la cintura. Se giró y se puso frente a mí. 

La agarré de las caderas y la pegué a mi cuerpo apretando su vientre contra el mío subí mis manos hasta su cintura para bajarlas después hasta acariciar su trasero, al compás de una música con un ritmo sensual, marcado por tambores.

Kristen estaba preciosa con un brillo especial en la piel, caminaba rozándome todo el tiempo, deslizando sus manos por mi pecho, acariciándome,aferrándose a mi camisa como siempre hace y yo no perdía la oportunidad de tomar su cintura, tocarle el trasero respingón, mirándola con pasión. 

No tuve que fingir o actuar, era algo real y espontaneo, la sentía a mi lado, preciosa, sexy y la deseaba a la vez que la amaba, a partes iguales.

Llegó el momento de besarnos y a pesar de la gente, de las cámaras, sobreponiéndome a mi timidez y la vergüenza que supone tener tanto público, me dejé llevar peligrosamente por su boca, su aliento cálido, su respiración casi entrecortada. Tuve que echar mano de todo mi autocontrol para no pegarme a su cuerpo o meter mi lengua entre sus labios entreabiertos. Besé su labio superior como más me gusta, apretándolo entre los míos, succionando suavemente, mientras ella hacía lo mismo con mi labio inferior. No eran Edward y Bella quienes se estaban besando en esos momentos, éramos ella y yo, con nuestro beso, el nuestro. 

Se hizo un descanso para el equipo en el que muchos aprovecharon para comer algo. Yo me senté sobre un coche a charlar con Kristen. La gente nos chiflaba desde los balcones.

Empezaba a sentirme somnoliento. Bostecé contagiándole el bostezo a Kristen.

- Estamos agotados. Los dos – rió ella.

- Sí. Está siendo muy… duro este rodaje – dije levantando una ceja con toda la intención.

- ¡Cállate! –rió Kristen avergonzada propinándome una patada.

Solté una carcajada y ella sonrió. Se reanudó el rodaje y en una de las tomas una chica de los extras se acercó a mi intentando abrazarme pero Dean hace bien su trabajo y no la dejaron aproximarse más. Kristen lo vio y Bill llegó riéndose. 

- Las hay que no pueden contenerse Rob.

- Gajes del oficio – suspiré.

- Me están empezando a parecer demasiado efusivas estas fans brasileñas. Voy a tener que ayudar a Dean – dijo Kristen golpeando el puño contra la palma de su mano, bromeando.

- Creo que vas a ser una vampira excelente – rió Bill.

- Yo también lo creo – sonreí sin soltar su cintura.

El rodaje se reanudó sin problemas. Retiraron a la chica feliz y satisfecha gracias a una foto mía firmada y la larga noche prosiguió. 

Hubo un nuevo parón para que nos retocaran el maquillaje. Hacer de Edward supone no poder sudar nada de nada. Kristen esperó pacientemente a que acabaran con mi maquillaje. Vi cómo se movía ansiosa encima de sus zapatos de tacón. Ya eran más de las 2 de la madrugada y tenía cara de cansancio. Se agachó poniéndose de cuclillas para relajar las piernas e hizo un gesto de dolor.

- ¿Estás bien? – dije tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse.

- Me duelen los pies un montón – dijo tomando mi mano.

- Son bonitos pero no parecen cómodos.

- No son cómodos. Odio los zapatos de Bella – resopló y me miró -. Espera, ahora vengo.

- ¿Qué vas a hacer? – pregunté intentando imaginar que se le habría ocurrido.

- ¡Ponerme mis Vans! – gritó sonriendo y quedándose descalza.

Me hizo reír. Volvió con sus viejas Vans en los pies, sonriendo satisfecha. 

Eso es lo que me encanta de ella, su falta de interés por las apariencias, por fingir algo que no es. Kristen es quien quiere ser en cada momento, sin artificios, sin venderse. Y por lo que he podido apreciar hasta ahora muy pocas actrices de Hollywood son así.

- ¿Mejor? – le pregunté con ternura.

- Mucho mejor – respiró aliviada.

Se estiró. La música de fondo, a ritmo de samba, continuaba sonando y Kristen comenzó a moverse a su ritmo. 

Yo la miraba encantado, disfrutando de su alegría, que a pesar del agotamiento la hacía verse radiante. Y allí, en medio de esa calle convertida en escenario, contemplándola, sentí que ese rodaje en Brasil sería siempre uno de esos momentos que permanecerían para siempre en mi memoria y deseé con todo mi corazón que también lo fuese en la suya. 

La observé embelesado y supongo que con cara de tonto porque ella me miró y se rió.

- ¿Qué? – preguntó ajena a mis pensamientos.

Me bajé del coche y la tomé por la cintura atrayéndola hacia mí.

- Y pensar que me pagan por esto… - le susurré al oído.

- A mí también y no es justo – rió.

- No para nada – dije riendo con ella.

...CONTINUARA...