FanFIC no.111 'Proyectos. Kristen'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                     Fic la Fundación de VTeam 
MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
                   Fic la Fundación de VTeam  
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

Para leer Fics Anteriores de IRINA clic ---> AQUI

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * 

FanFIC no.111

"PROYECTOS. KRISTEN"
Imágenes: Elena

Ya estábamos en Diciembre y acababa de recibir un montón de guiones para revisar y quería hacerlo antes del descanso navideño. La mayoría de ellos los desechaba nada más leer las primeras líneas y mi agente casi siempre estaba conforme con mi decisión. Menos esa vez. 

Me habían enviado una nueva versión del cuento de Blancanieves y ni siquiera lo había abierto para echarle un vistazo. Me daba pereza. Nunca he sido de ver películas de Disney y durante mi infancia no me contaron cuentos de hadas. Puede que por eso no crea en ellos ni haya querido nunca jugar a ser una princesa. 

Mi agente me llamó molesto porque el proyecto era de Universal Studios nada menos. Una película de estudio, de gran presupuesto y que a todas luces iba a ser taquillera. Sin haberse rodado aun ya se consideraba para una futura segunda parte. Solo pensar en otro éxito de taquilla y en otra franquicia me daba desgana pero decidí hacerle caso y al menos leerlo por encima. 

Iba de una princesa que luchaba por recuperar su reino de manos de una malvada madrastra con la ayuda de un cazador y unos enanos. La novedad era que la princesa era una guerrera que llevaba armadura y espada y debía elegir entre el amor del príncipe o el del cazador.

Era un guión novedoso, concluí y además, según mi agente, contaba con la oscarizada Charlize Theron en el papel de la reina hechicera y Hugh Jackman como el cazador. A esas fechas estaba confirmada solo Charlize y faltaba aun el director. Se quería a alguien nuevo, sin nombre e iba a rodarse en los míticos estudios Pinewood, y en exteriores, en Inglaterra.

Pero no era eso lo que andaba buscando ahora. Prefería seguir con papeles menores, películas de bajo presupuesto y diferentes, que me aportasen experiencias, en las que aprendiese cosas nuevas. No necesitaba más éxito ni más dinero. Prefería pasar desapercibida en papeles secundarios pero buenos, de calidad. Los grandes estudios ya sabía a lo que se dedicaban, al merchandising y a controlar a sus actores y actrices durante los rodajes.

Rob siempre andaba espiándome cuando leía guiones y esa vez no fue diferente.

- ¿Qué lees? – preguntó sentándose a mi lado.

- Una versión seudofeminista de Blancanieves. Una mierda – suspiré aburrida.

- A ver, déjame echarle un vistazo – rió.

Me fui a preparar un té y al regresar Rob ya le había dado un buen repaso a la primera parte del guión. No sé cómo puede leer tan deprisa.

- No tiene tan mala pinta. Blancanieves guerrera – dijo risueño.

- Francamente, no me veo montando a caballo. 

- ¿Y eso por qué?

- Una vez me caí de pequeña y supongo que cogí miedo. No me gusta montar a caballo – dije encogiéndome de hombros

- Pues yo sí que te veo de guerrera, con espada y armadura, preciosa.

- No sé, no me convence demasiado. Prefiero otro guión que tengo entre manos – dije sentándome a su lado.

- ¿Cuál?

- Una película dirigida por el hijo de Cassavetes. Es como de acción y muy sexy. Haría de una stripper que huye de unos narcotraficantes o algo así. 

- Suena genial – asintió Rob.

- Además me han dicho que podría tener la oportunidad de producirla, en parte – dije animada.

- Acepta. Ya te veo siendo la próxima Angelina Jolie – bromeó.

- ¡Venga Rob! No me tomes el pelo - dije dándole un codazo mientras se reía -. Ahora en serio. Sí he pensado en aceptar pero mi agente me está dando la lata con el otro guión.

- Haz las dos.

- ¿Las dos? – miré a Rob -. No es mala idea. Lo pensaré.

- Por lo menos tú tienes donde escoger. Yo no tengo nada a la vista concretado. Debí aceptar esa de Cronenberg – bufó.

Dar clic en 'MAS INFORMACION' para seguir leyendo el fic

Rob había hecho varias audiciones durante ese año, como un actor más, una aspirante pasando por la agonía de una prueba de guión y de cámara, con Soderbergh y el mismísimo Woody Allen pero no le habían dado el papel. 

Esos continuos rechazos iban minaban su fé en sí mismo y en su valía y yo lo entendía pero no sabía qué hacer para evitarlo.

- ¿Ya no tienes opción?

- Ya tienen a Collin Farrell. Perdí la oportunidad – dijo con pesar.

- No te desesperes, Rob. Tu vales un montón ya alguien se dará cuenta muy pronto. Alguien grande – dije acariciando su pelo con cariño – Saldrá algo pronto, algo muy bueno. Lo presiento.

- Tú y tus presentimientos – sonrió besándome con ternura en la mejilla.

- No te rías, suelo acertar – dijo levantándose al oír pitar la tetera -. Y ahora tengo el presentimiento de que no debo hacer esa película con la Universal.

----------

La que tenía un montón de proyectos para mí era Ruth, mi publicista. Estaba empeñada en meterme en el mundillo de la moda. Decía que las actrices, lamentablemente, tenemos que aprovechar los años en los que más trabajo se nos ofrece y a ese trabajo añadía compromisos con firmas importantes de moda. Todas las grandes actrices colaboran hoy en día con las marcas de mayor renombre, francesas todas ellas. Es parte de este negocio y lo sé. Y solo un selecto grupo de esas actrices consiguen papeles importantes o simplemente papeles a partir de los 40 e incluso, para algunas, las ofertas se acaban antes. Hay pocas como Meryl Streep a las que llaman a la puerta de su casa.

Yo sabía que Ruth tenía razón en el fondo. Que para los hombres no es igual, que Rob tiene una larga carrera por delante para demostrar todo lo que vale pero yo tengo un tiempo acotado para ello. Y no es justo, creo. Pero yo quiero rebelarme contra eso que ya parece establecido. Creo en otro tipo de cine y quiero ser otra clase de actriz, aun pecando de soberbia creo que lo soy. Y por eso me resistía con todas mis fuerzas.

- Ya sabes lo que hay en el mundo de la moda pero prueba – decía Rob -. No tienes nada que perder.

- Sí, puede que haga el ridículo.

- Si te soy sincero no te veo llevando modelitos imposibles de esos – rió y en ese momento sentí una especie de rabia.

- ¿Crees que no sería capaz?- pregunté enfrentándome a Rob con la mirada.

- No, no he dicho eso. Es que no te veo – dijo sonriendo y acariciando mi muslo -. Tú eres… eres tú. Sin artificios. Natural.

- Ya, simple y sosa.

- Eh…. preciosa y única – susurró besando mi boca con dulzura -. Pero tienes la manía de menospreciarte.

- No me menosprecio, pero no me siento cómoda con temas que desconozco y la moda es uno de ellos – dije muy digna.

Pero me molestó ese comentario de Rob, me picó en mi orgullo y acabé llamando a Ruth para que me concretase alguna de las ofertas. Yo también podía ser glamurosa.

----------

En el set estaba todo preparado para las navidades. Billl había hecho poner el decorado de casa de los Cullen y de los Swan con los adornos típicos de las fechas. Aunque el regalo que todos tuvimos justo antes de las vacaciones fue la llegada al rodaje de Mackenzie Foy, la niña que iba a ser mi nuestra hija en la ficción, Reneesme. Todos estábamos encantados con ella. Era una niña muy inteligente pero no la típica resabia sabelotodo. Me vi reflejada en ella cuando yo comenzaba y me di cuenta de que iba a por todas y que nada la pararía. Así que enseguida me sentí protectora con ella y muy cercana.

Lo malo es que a mi lado solía oír más de un taco, en realidad un par de ellos por frase. Rob no se queda atrás, sobre todo cuando está conmigo aunque es capaz de controlar mucho más su lenguaje y a veces habla como un alumno de Eton, haciendo que Mackenzie se parta de la risa. Reconozco que mi jerga a veces se asemeja más a la de un camionero pero juro que delante de la niña hice un gran esfuerzo por moderar mi vocabulario.

Alguien que no recuerdo decidió crear ´´el tarro de las malas palabras´´ para que todos en el set echásemos una moneda en cada uno de sus tarros cada vez que soltásemos un taco delante de Mackenzie. Teníamos nuestros nombres en ellos y he de reconocer que el mío se fue llenando a mayor velocidad que el de los demás. El que no echó ni una sola moneda fue Taylor, que se llevaba de maravilla con Mackenzie y le enseñaba artes marciales en cuanto tenía la oportunidad. 
Conmigo y con Rob lo intentó también pero no éramos muy buenos alumnos, más bien malísimos, sobre todo Rob, que no ponía ningún interés.

Rob también conectó muy bien con Mackenzie. La hacía reír constantemente y le cantaba canciones tontas. Pero creo que Mackenzie lo veía más bien como un hermano mayor que como un padre. Por mi parte instauré las salidas a la bolera, los tres, los viernes por la tarde. Rob no es que sea muy bueno jugando a los bolos pero a mí no se me da mal y a veces incluso nos ganaba.

Eso ayudó mucho a que la confianza fluyese en el set. Mackenzie cogía todo a la primera y las escenas con ella eran muy fáciles, le salían antes que a los adultos. Tenía confianza en sí misma y pensé que ojala yo la hubiese tenido cuando comencé, tan insegura y miedosa. Bueno, creo que aún lo soy.

Todos nos despedimos con la típica fiesta de navidad, el cast al completo y entre cerveza y cerveza Rob y yo nos pusimos a hablar de las vacaciones.

- Todavía no sé lo que tienes planeado – dije.

- Nada especial. Había pensado volver a Ventnor con los amigos de siempre.

- Eso es especial – sonreí dándole un beso en los labios.

- No sé. Pensé que… que querrías algo más divertido.

- Ventnor es divertido. Me lo pasé genial el año pasado.

- Lo sé… – suspiró -. Pero quería algo… diferente, como el año pasado. Darte una sorpresa, amor pero en Navidad tu estarás en L. A. y yo en Londres.

- Lo del Halkin me encantó el año pasado. Lo que pasa que no quiero que mi padre se sienta solo, el año pasado me echo de menos, lo sé. Mi madre es diferente, la veo más a menudo cuando estoy en L. A. Ahora me tengo que dividir, compréndelo. Rob que estemos juntos para recibir el nuevo año es lo que más deseo – dije tirando de su camiseta para atraerle hacia mí.

- Sí, preciosa, yo también – dijo besándome con pasión.

- Será genial – susurró en mi boca -. Pero antes… te prometo una noche especial solo para nosotros.

----------

´´La princesa se aburre´´, solía decir mi padre cuando me enfurruñaba de pequeña. Y echaba de menos a mi padre, no le había visto desde hacía casi dos meses. Echaba de menos a toda mi familia, a L. A. 

Lo cierto era que llevaba varios días con remordimientos de conciencia porque era verdad que quería pasar más tiempo con mi padre pero también que mis amigas habían preparado una fiesta la noche del 25 al 26 en casa de una de ellas y quería estar en esa fiesta. Hacía demasiado que no estaba con ellas, con chicas de mi edad.

No quería desilusionar a Rob, así que no le dije nada pero sentía que, cada vez más, necesitaba hacer cosas propias de alguien de 20 años, incluida alguna locura. Tenía la sensación de que por mi trabajo desde muy niña me había perdido todo eso y que ya era hora de recuperarlo.

Por eso, por mi mala conciencia, me dediqué a prepararle una cena para dos a Rob. 

Era viernes, nuestra noche especial y estuve el día entero cocinando. Preparé pasta especial, la que tanto le gusta a Rob, con los mejores ingredientes y aceite de oliva, hice un pastel con merengue, galletitas navideñas y compré vino y marisco fresco para la ensalada de marisco que a él le encanta.

Rob rodaba varias escenas breves el solo o con otros actores y estaría todo el día en el set así que aproveché el día sola en casa para prepararlo todo. Dejé la mesa puesta y me dediqué a arreglarme un poco.

Estaba echa un desastre con el pelo recogido en un moño, manchado de la masa del pastel, la ropa y la cara pringada de salsa de tomate así que me di una ducha rápida y tras secarme el pelo y cepillarlo a conciencia, cosa que no hago a menudo, me decidí por pintarme las uñas de los pies de rojo, quería sorprender a Rob de alguna forma y no se me ocurrió otra.

Puse todo lo necesario sobre un taburete cerca de mí y me acomodé en el sofá en sujetador y bragas, para no mancharme, recostándome sobre los cojines, una copa del vino que había puesto ya a enfriar en la nevera, el IPod con la última música que me había escogido Rob y con una toalla bajo mis pies para no manchar nada de ese rojo tan rabioso. Me conozco. Algodones entre los dedos, como hacen los maquilladores profesionales y pulso firme. 

Comencé muy ufana pero pronto me di cuenta de mi falta de pericia. Tuve que repintarme la uña del dedo gordo como tres veces. ´´Esto no va a ser fácil´´, me dije enfadada y frustrada al mismo tiempo.

Encima Rob apareció antes de tiempo y me pilló de aquella guisa sobre el sofá. 

- Aquí huele de maravilla – dijo con una gran sonrisa, de oreja a oreja -. ¿Qué haces?

- Estaba intentando pintarme las uñas de los pies pero parece que me he vuelto zurda de repente – gruñí.

Rob se hizo el loco. Cuando me ve ofuscada es su primera reacción. Pasó de largo y se acercó a las galletas de navidad recién horneadas que descansaban sobre una bandeja en la encimera de la cocina. No hablaba así que me imaginé que era porque tenía la boca llena.

- ¡Deja alguna!. Quiero que al menos Mackenzie, Taylor y Bill las prueben.

- ¿Y este festín que has preparado? – volvió con una galleta a medio comer en la mano.

- Era para la cena pero te has adelantado. 

Se sentó a mi lado en el sofá y me dio un cariñoso beso en los labios. Sabía a galleta.

- Nuestra última cena de los viernes de este año – dije posando el bote de laca de uñas en el taburete.

- Sí, era una sorpresa.

- Gracias amor – sonrió y me volvió a besar esta vez con mayor pasión.

- ¡Las uñas Rob, cuidado! Te voy a manchar.

- Mira que pintarte las uñas ahora… – rió apartándose un poco.

- ¿Sabías que es jodidamente difícil pintarse las uñas de los pies?

Rob se echó a reír y cogió el pincelito y el bote del taburete. 

- No creo que sea tan complicado – dijo risueño.

- ¿Qué vas a hacer?

- Pintarte las uñas de los pies – susurró mirándome con su fascinante sonrisa Pattinson en los labios.

Me dejó de piedra y de pronto me di cuenta de que eso que acababa de decir era la cosa más sexy del mundo.

...CONTINUARA...