FIC IRINA '50 Sueños de Verano' Relato 22 'Londres I'

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LUNES:  FanFic Robsten de Irina,      

                      Fic la Fundación de VTeam ***NUEVO***
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MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina     
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

                   Fic la Fundación de VTeam  ***NUEVO***
VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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Aviso sobre los FICS, sobre todo dirigido a las chicas más jóvenes que nos leen ya que aparecerá contenido sexual explícito, con palabras y situaciones (Lemons). Personas impresionables fácilmente y de mente no abierta dejamos a vuestra conciencia la decisión de leerlo o no.                           

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FIC-IRINA  50 Sueños de Verano'

Cap. XXII "Londres I"

por IRINA (Irene Mendoza)

Londres siempre es un buen lugar para pasar unos días divertidos así que cuando me llamaron mis amigas no lo dudé. Aun me quedaban días de vacaciones y todo no va a ser sol y playa, me dije. 

Un vuelo económico y en poco más de una hora estaba en Heathrow. Bea me venía a buscar y de camino a su casa, en el sureste, me fue contando todo lo que me había perdido desde que regresé a casa. 

- Ah, y Arrate ya ha inaugurado su consulta en las afueras. Así que esta noche vamos a salir a celebrarlo todo, casa nueva, consulta y novio nuevo. Estarán Irantxu y Leyre con los suyos y los amigos del de Arrate también vienen. 

- ¿Y quién es el nuevo? 

- Al parecer es músico y según Arrate tiene unos amigos que están buenísimos, actores. 

- ¡Vaya con Arrate! – exclamé -. No ha tardado ni un mes en buscarle sustituto a Ethan. 

- ¡Hace bien! Ponte tus mejores galas. Ah, por cierto ninguno de esos chicos pasa de los 26 años. 

- ¡Qué! – exclamé mirándome en el espejo y resoplando al ver mis ojeras y mi cara cansada. Iba a tener que emplearme a fondo. 

* * * 

- Esta mascarilla obra milagros, ya lo verás – dijo Bea después de terminar de depilarme las cejas. 

- Tampoco estoy tan mal, no te pases. 

- No, solo hay que darte un poco de luminosidad extra, en realidad tienes una piel increíble, ni una arruga o mancha. No aparentas… 

- Déjalo, por favor – la interrumpí cada vez más agobiada. 

Bea, como buena experta en estática que es, me hizo todo un repaso en el salón de belleza donde trabaja, maquillaje y masaje relajante incluido y creo que por eso, al regresar a su casa y tumbarme en el sofá, sola con mi iPad para no perderme mi dosis diaria de Rob, me quedé profundamente dormida. 

* * * 

Me despierto y Bea todavía no ha regresado del trabajo así que decido levantarme y vestirme para salir esta noche, no sin antes echar un último vistazo a la pantalla de mi Tablet, hermosamente decorada con la efigie de Rob. 

¿Qué me pongo, dios mío?, me pregunto paralizada ante el espejo de cuerpo entero de la habitación de mi amiga. Comienzo a probarme ropa pero estoy insegura. Me visto y me desvisto varias veces hasta que oigo la puerta de la calle. ¡Bea, por fin! 

Salgo a medio vestir, sin pantalones, a su encuentro. 

- Bea, tienes que ayudarme, estoy indecisa con la ropa. 

- ¿Tu?, ¡que va! – dice sarcástica tirando su chaqueta y su bolso sobre el sofá y dirigiéndose conmigo al cuarto -. Veamos qué es lo que te has traído. 

Echa un vistazo a mis vaqueros, camisetas y ropa interior que he dejado tirada por toda la habitación y encima de su cama. 

- Ahora lo recojo todo es que tenía… necesitaba una visión global. 

- ¿Cómo quieres ir? ¿Cómoda y sexy o más sofisticada? – pregunta cogiendo unos vaqueros negros. 

- Dejémoslo en juvenil y sexy. 

- Pues estos vaqueros seguro que te quedan de muerte. 

- ¿No son muy… roqueros? 

- A ti te queda muy bien ese estilo. Y yo me dejaría la melena suelta, así como la tienes ahora, medio despeinada y con tus hondas naturales. 

- Bien, como tú digas. En cuanto a pelos no te discuto. Por cierto, pensaba llevar mi chaqueta de cuero negra, es elegante y a la vez informal. 

- Te la iba a pedir prestada pero bueno, te cojo esta camiseta tan sexy. 

Me enfundé los pitillos negros, unos botines con tacón y me quedé así, en sujetador. 

- ¿Y por arriba? 

- Déjame pensar… creo que esta blusa roja tan punk, con tachuelasy la espalda transparente te quedará genial. Así enseñas el bustier negro de encaje. Ya sabes, es mejor… 

- Sugerir que mostrar. 

- Eso y además, el rojo a las castañas os queda de maravilla – dijo ahuecándome la melena -. 

Unos bonitos pendientes largos, rojo en los labios y lista. ¿Has echado la siesta? Tienes muy buena cara. 

- Sí, me he quedado traspuesta – digo admirando mi figura en el espejo, pensando en la sonrisa que Rob exhibe en la pantalla de mi Tablet. 

La verdad es que me veo, y lo que es más importante, me siento guapa. Ya estoy lista para salir. 

* * * 

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Llegamos pronto al pub donde siempre se reúne Bea con la cuadrilla de Londres. Reparto abrazos y besos a todos mis amigos, la verdad es que los he echado de menos durante este último año. El Pub está repleto a esa hora, es viernes y la música me gusta. Suenan The Proclaimers y su ¨I´m Gonna Be - 500 Miles¨, alguien sube la música y las conversaciones se animan. 

Estamos sacando la segunda ronda de cervezas cuando aparece Arrate. No ha perdido la costumbre que ya tenía en el instituto de llegar tarde a todas partes, me digo con una sonrisa. Llega hasta mí dando grititos y me da un fuerte abrazo y un par de besos. 

- ¡Te hemos echado de menos por aquí desertora! – dice sin soltarme. 

- Yo también a vosotros. 

- Este es Ian – dice señalando a un chico rubio con cara de pajarito -. Por cierto, estás genial. ¿Qué te has hecho? 

- Tomarme unas vacaciones – Y soñar con Robert Pattinson cada noche, me digo -. Es culpa de Bea que es una artista. 

- Hola Ian – digo estrechando su mano como es costumbre en Inglaterra. 

Todavía recordaba aquella vez que, en mi primera salida al que ya era nuestro pub, recién llegada, me puse a repartir besos a todos los británicos que esperaban pacientes, con una gran sonrisa y casi en fila india, a que aquella efusiva morena les achuchase. Todo por culpa de mis amigas, que no me habían avisado de que aquí no se estilaba eso y aun hacían risas a mi costa recordándolo. 

- ¡Muy joven!, ¿eh pillina? 

- Y ahí llegan sus amigos – dice guiñándome un ojo. 

Me vuelvo para ver aparecer a cinco chicos, todos de la edad de Ian, altos y con ropa de sport, vaqueros, camisetas y camisas a cuadros. El pub está poco iluminado pero entre ellos destaca uno en particular, que más alto y bajo una gorra parece querer pasar desapercibido y agacha la cabeza. Se le distingue entre los demás por su porte. Tiene un andar elegante parecido al de… 

- ¡Oh, Dios mío! – susurro a Arrate clavándole mis uñas rojas en el hombro - ¿Es quien yo creo? 

- ¿Qué? ¿Quién? – dice Arrate haciendo un gesto de dolor. 

- El amigo de tu novio es… - no me salen las palabras y estoy temblando. 

- ¿Rob? ¿El de la gorra? 

- Ese es… ¡es Robert Pattinson! ¡Arrate por dios! ¿No sabes quién es? – digo pellizcando su brazo. 

- Es actor y músico, como Ian. Creo que algo famoso pero no me preguntes que películas ha hecho. Casi no voy al cine. ¡Y deja de pellizcarme! 

- ¿Pero en que planeta vives? ¿No has oído hablar de Crepúsculo? 

- Pues no, la verdad. Te recuerdo que ellos tiene 26 y nosotras… 

- ¡No lo digas! ¡Ni se te ocurra mencionarlo! – dije cerrando los ojos. 

- ¿Pero de qué le conoces? – pregunté sin poder dar crédito a lo que estaba pasando. 

- Conocemos. Por Natalia, Natalia Tena, la amiga de Bea. ¿Te acuerdas de ella? ¿Recuerdas que esa chica de origen español iba al salón de belleza de Bea? Su padre es de Vitoria, como Bea. Ella en realidad se apellida Gastiain. Pues comenzó a salir con nosotras y un día se trajo a Rob, entre otros. Al parecer conoce a Rob por otro amigo de él con el que salió ella. 

- Por Tom, Tom Sturridge – digo pensando que el mundo es un pañuelo. 

- ¿Y tú cómo lo sabes? 

No me da tiempo a responder porque veo a Rob de frente, caminando. 

- ¡Oh, dios! Viene hacia aquí. 

En efecto, Rob ya ha saludado a los demás y viene hacia nosotras acompañado por Ian y… tocándose el pelo como solo él lo hace. Es inconfundible. Su cuerpo delgado, alto, ancho de espaldas, con su sempiterna gorra tapando en parte su hermoso rostro. 

En ese momento no sé si echar a correr o desmayarme pero mis piernas no me responden, están clavadas al suelo. Rob casi está a mi lado. Me quedó como hipnotizada mirando cómo se aproxima. Da la mano a Arrate y ella me señala presentándome pero yo no oigo ni entiendo nada, solo sé que está frente a mí, tendiéndome la mano. 

- Hola, encantado - dice en voz baja haciendo que me tiemble todo. 

- Hola – acierto a balbucear. Y yo más, me digo, intentando mantener la compostura. 

Toma mi mano en la suya y la aprieta con fuerza. Su tacto es suave, su mano muy grande y cálida. Le miro a la cara y ahí está su sonrisa, entre tímida y dulce disparando directa a mi… entrepierna. Intento apartar esos pensamientos tan inapropiados y miró sus ojos grises, cristalinos y hermosísimos. Sus ojos también sonríen, con ternura y sinceridad. ¨Trátale como lo que es, un chico sencillo y tímido de 26 años que está… ¡que está como un tren, por dios!¨. 

Estoy a punto de hiperventilar y noto como mis mejillas enrojecen sin remedio. Rob parece darse cuenta y me sonríe dulcemente mirándome fijamente a los ojos. 

Ya estamos todos, así que Arrate propone que nos sentemos alrededor de una mesa. 

Todo el mundo hace como si no supiese lo famoso que es Rob y nadie le trata diferente. Eso parece gustarle porque habla animadamente y no para de sonreír con esa asombrosa sonrisa angelical que tiene. ¨Es realmente simpático¨, pienso mientras le observo con atención. 

Rob se ha sentado a mi lado, para mi sorpresa y mi agonía, y tengo su brazo y su pierna a pocos centímetros de la mía. Yo permanezco en silencio, admirando cada gesto suyo, que me es tan familiar, cada inflexión de su increíble y seductora voz, cada sonrisa. Podría pasarme la vida así, cerquita de él, solo escuchándole, mirándole. 

- ¿Te aburres? – me dice pillándome por sorpresa, sonriéndome solo a mí y muy cerca de mi oído, casi rozando mi pelo. 

- Eh…, no, no, es que… llevo un año fuera de Londres y… me cuesta volver a manejarme con el idioma. 

- ¿Vivías en Londres? – pregunta interesado. 

Me mira fijamente. Trago saliva para continuar hablando y él se acerca más para que pueda escucharle y entenderle bien, prestándome toda su atención. 

- Sí, durante años pero regresé a casa y… y estoy aquí de vacaciones. Lo echaba de menos. Me encanta Londres – me sincero. 

- Londres se echa de menos siempre – dice con un deje melancólico en su voz -. Yo también estoy de vacaciones. Procuro venir un par de veces al año al menos pero no es fácil. 

- Ya, comprendo – digo bajando la vista. No puedo continuar mirándole así. 

- Me encanta que la gente intente hacer como que no me conoce – me dice de pronto y levanto la mirada hasta toparme con sus ojos ahora juguetones y su sonrisa, esta vez traviesa. Yo no sé qué responder -. Es divertido. Tu por ejemplo… 

- ¿Yo…? – titubeo clavada a esos ojazos. 

- Sí, sabes perfectamente quien soy pero intentas evitar por todos los medios que me dé cuenta. Te agradezco el esfuerzo, en serio. Es halagador –ríe remangándose la camisa. 

Su risa suena preciosa. Quiero que vuelva a reírse. Es muy amable y campechano, como siempre lo había imaginado. 

- Solo intento no… no molestarte. Debe ser muy aburrido estar todo el día disculpándote con el mundo entero por ser… famoso– digo todo de carrerilla pero paro y suspiro -. No me hagas mucho caso, no sé muy bien de lo que hablo. 

- Sí que lo sabes y es muy dulce por tu parte – me susurra y en ese instante siento que me tiemblan las piernas y que millones de mariposas revolotean en mi estómago. 

De repente se levanta y va a la barra a pedir algo. Veo como habla con el camarero y poco después regresa a sentarse conmigo de nuevo, esta vez sin importarle rozar su pierna con la mía. Es más, juraría que lo ha hecho con toda la intención del mundo. 

Una camarera nos sirve otra ronda de botellines de Heineken, dejándolas sobre la mesa. Rob me tiende uno y nuestras manos se rozan suavemente. Comienza a sonar ¨Spanish Rose¨, de Van Morrison. Miro a Rob que me observa con sus grandes y limpios ojos y sonrío entre avergonzada y agradecida. 

- Esta va por ti – dice refiriéndose a la canción -. ¿Te gusta Van Morrison? 

- Mucho. Gracias – susurro mirando fijamente su boca sin poder evitarlo. 

- De nada – sonríe con ´´esa´´, con la gloriosa y espectacular sonrisa sexy torcida ´´doblarodillas´´ y todo alrededor se vuelve confuso. 

Solo está él. No hay nada más. Respiro profundamente y siento su aroma, especial, una mezcla gel de baño y una fragancia de fondo muy leve, como cuero, madera y algo cítrico todo junto, que me envuelve y me abruma. Nos miramos y sé que algo está pasando. Rob no aparta sus ojos de mí ni cuando Bea me pregunta algo que no llego a escuchar. Estoy completamente hechizada por su presencia y siento que mi pulso se acelera. 

Creo que alguien propone cambiar de pub y entonces Rob se disculpa y dice que debe marcharse ya, que al día siguiente tiene que madrugar y la magia se rompe. Tengo que levantarme, aunque ahora separarme de Rob es lo último que quiero en la vida. 

El me cede el paso y obligada por las circunstancias me dispongo a salir del pub sabiendo que Rob está detrás, sintiendo su cuerpo a mi espalda. 

´´No, no quiero que esto acabe, no quiero que se vaya´´, me digo desesperada. 

De pronto, alguien acaricia mi mano con sus dedos y sé que es Rob. Luego se acerca a mi oído rozándolo con su barba de tres días, haciendo que tenga que cerrar los ojos por unos instantes. 

- Quiero volver a verte ¿Puedo? – le escucho susurrar y mi corazón comienza a latir con tanta fuerza que mi respiración se vuelve apresurada. 

Tengo la boca entreabierta sin darme cuenta. 

Miro hacia atrás nerviosa, me topo con sus ojos suaves y acariciadores. Al cruzar nuestras miradas toma mi mano sujetándola por mis dedos firmemente y le sonrío como respuesta. El me devuelve la sonrisa y me giro sin poder parar de sonreír. Rob sabe que es un ´´sí´´, alto y claro, sin que ni un solo sonido salga de mi boca. 

(Continuará)